La plaza. Autor Luis Bernuy |
Orosia Castán y Ricardo Bedera 7 Junio 2012
Torrecilla está situada en la
ladera de una colina, a casi 800 metros de altitud, y pertenecía al
partido judicial de Medina del Campo.
En el año 1936, el pueblo tenía unos 2.500 vecinos, perdiendo población
de forma continua hasta la fecha de hoy, en que se contabilizan 301
habitantes.
Sin embargo, en su momento todo hacía pensar que el pueblo, enclavado en
plena tierra del vino, estratégicamente situado entre las provincias de
Salamanca y Zamora con las que mantenía comunicaciones fluidas,
desarrollaría sus potencialidades hacia un futuro próspero.
En efecto, esta situación geográfica convertía a Torrecilla en un lugar ideal para el intercambio tanto de mercancías como de información e ideas. Así, el paso continuo de mozos de mulas procedentes de otros lugares propició la aparición de las primeras organizaciones políticas y sindicales, tal como nos cuentan los testimonios de la época, que afirman que los primeros periódicos de tendencias izquierdistas llegaron al pueblo precisamente de manos de estos mozos de mulas.
La Memoria del II Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra afecto a UGT, celebrado en junio de 1932, recoge la participación de la Sección Local de Torrecilla de la Orden. En esta localidad se había seguido una huelga de 40 días de duración, que se resolvió de forma favorable a los huelguistas, consiguiendo mejoras en las condiciones económicas y laborales.
Por otra parte, se comprueba un alto nivel de conciencia política y organizativa de los trabajadores, agrupados en la Casa del Pueblo de la localidad, siendo la adscripción mayoritaria a la UGT y al Partido Socialista. Existía también un núcleo comunista, ligado al radio de Alaejos. No tenemos conocimiento de la existencia de grupos anarquistas, aunque Miguel Iñiguez, en su magnífica obra Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español, recoge a Ovidio Monsalvo Sánchez como afiliado a CNT.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, en pleno apogeo del conflicto marroquí, fueron muchos los jóvenes que decidieron partir para el exilio ante las altísimas probabilidades de morir en tierras africanas en el transcurso de una guerra ajena a ellos y repleta de episodios de corrupción militar. Cuando se instaurò la República, muchos de ellos regresaron al pueblo ilusionados con el enorme cambio que el país iniciaba. Pero además regresaban formados y concienciados, conociendo otras formas más dignas de vivir y de trabajar, y con la conciencia de ser ciudadanos con derechos. Muchos de los que serían asesinados durante el golpe habían regresado en 1931 de Francia.
También se detecta, como en otras localidades, un movimiento de la derecha local hacia posiciones fascistas, representadas por Falange Española, formada por un grupo de jóvenes de ambos sexos, activos y conectados con los grupos de Alaejos. Este grupo va a protagonizar bastantes actos de violencia, y estaban armados y entrenados. Según los testimonios recogidos, el fundador de la Falange en el pueblo fue Francisco Plaza, militar profesional. Esta persona se vio desbordada por los actos cometidos en su pueblo tras la sublevación, como demuestra su oposición a varios crímenes, las recriminaciones públicas ante alguno de esos actos, o la mediación decisiva para evitar otros, como ocurrió cuando sus camaradas sacaban en un camión a varias mujeres, tras apalearlas, vejarlas y administrarlas ricino y Plaza impidió su asesinato.
El día 4 de diciembre de 1932 se inauguró la Casa del Pueblo, comprada y edificada por los socios. Según recogía la prensa de la época, el edificio había costado 4.000 pesetas, y durante el mismo año 1932 se celebraron en ella veinticuatro actos culturales, cuatro políticos y diez sindicales. Las representaciones teatrales y las actuaciones del Coro fueron las actividades más frecuentes. La obra “Tierras Bajas” se representó en varias ocasiones, siendo todos los actores afiliados de la Casa del Pueblo. Tras el golpe militar, el edificio fue ocupado por los grupos derechistas. El local, situado en la calle que luego se llamó Onésimo Redondo nº 39, fue incautado en forma legal el 3 de julio de 1937 y ocupado por la Delegación Sindical y Cuartel de Flechas. En 1956 fue vendido a Víctor Capellán por 4.500 pesetas.
En este contexto se comprueban, mediante fuentes orales y documentales, otros episodios de violencia de raíz política, como los que siguen:
ASESINATO DE FRANCISCO MARTÍN RODRÍGUEZ “PACOMIO”, alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera. La muerte se inscribe el 18 de marzo de 1932 y en el Acta de Defunción consta que se produjo el 16 de marzo de 1932 a las 24 horas y 45 minutos, en el nº 4 de la calle Rodríguez Escudero, como consecuencia de herida de arma de fuego. El autor fue un vecino de ideología comunista, enfrentado con el ex alcalde por motivos políticos. Este alcalde, apoyado por una facción derechista, se negó a admitir los resultados electorales que daban la victoria a la República, no reconociendo al nuevo Consistorio. En los salones del Casino se organizó un Consistorio paralelo con el único fin de estorbar a la nueva Corporación, cuyo alcalde, Celestino Velazquez, intentó ejercer su mandato evitando la provocación. El cabo de serenos, Segundo Monsalvo, no pudo resistir el acoso a que se veía sometido por el antiguo alcalde, quien le amenazaba diciendo que lo había destituido de su cargo, ya que las elecciones no eran válidas y él era el alcalde auténtico. En la noche del 15 de marzo tuvo lugar un enfrentamiento entre ambos hombres en el Casino, en los salones privados, donde Segundo había sido citado. Acudió junto con su hijo Melchor, quien en el transcurso de la disputa sacó un revólver y disparó hiriendo de muerte a Pacomio y alcanzando también a otro de los presentes en una pierna; se trataba de Mariano Martín, sobrino de Pacomio. Pacomio falleció esa misma noche. A la mañana siguiente, el pueblo fue tomado por fuerzas del orden provenientes de Medina del Campo en evitación de más disturbios. Hubo juicio y Melchor Monsalvo fue condenado por el asesinato y encarcelado en el Penal de Santoña, donde se encontraba el 18 de julio de 1936; amnistiado, pudo huir y exiliarse en Francia, aunque su padre y uno de sus hermanos fueron paseados.
BODA DE CELESTINO VELÁZQUEZ, primer alcalde de la República: alguien lanzó sobre la comitiva octavillas de contenido injurioso y fascista. Se trataba de una boda civil. La agresión partió de la casa nº 8 de la calle después llamada José Antonio. Tras el paso del cortejo, los amigos de los novios mantuvieron un enfrentamiento con los autores del hecho (cuatro hermanos falangistas), desarmando a uno de ellos, que fue detenido por la Guardia Civil. Celestino Velázquez fue asesinado junto con sus tres hermanos por los sublevados.
HUELGA GENERAL DE 1934: en Torrecilla se preparó la huelga desde la Casa del Pueblo, inaugurada en el año 1932, como se ha dicho; la Guardia Civil, durante un registro se incautó de cinco botellas explosivas (cócteles Molotov); se produjeron muchas detenciones (entre ellas, la del alcalde y el teniente de alcalde), y se clausuró el local. A continuación se fundó la organización Socorro Rojo con el fin de auxiliar a los presos, costear su defensa y ayudar materialmente a sus familias.
ENFRENTAMIENTOS: a raíz del triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, el ambiente del pueblo se crispó muchísimo más. El día del Corpus no hubo procesiones, con las consiguientes protestas y enfados; el 1º de mayo se produjeron enfrentamientos entre los vecinos; el día 3 de mayo acudieron socialistas de Valladolid a dar un mítin. Hubo pelea y un vecino falangista, Lucio “Morcilla”, resultó con heridas por arma de fuego. Fue necesaria la intervención de la Guardia de Asalto procedente de Valladolid.
En esta situación se produce el golpe de estado del 18 de julio de 1936, no siendo tomado el pueblo por los facciosos hasta el lunes 20 por la tarde a causa de la resistencia opuesta por los republicanos, que finalmente abandonaron el pueblo dispersándose por los campos. La represión fue extremadamente cruel, con vecinos paseados, ejecutados previo juicio, heridos, huidos, destrozos y robos sobre los bienes de los represaliados, etc.
Los asesinatos de estos vecinos se produjeron en descampado, por lo que no es fácil datarlos exactamente. Además, los cuerpos fueron enterrados en bastantes casos por las personas que integraban el grupo de asesinos, lo que dificulta la localización de las fosas.
EL LEVANTAMIENTO DEL 18 DE JULIO DE 1936
Los rumores de sublevación llegaron el mismo sábado 18 a los vecinos de Torrecilla, que se reunieron en la Casa del Pueblo para organizar la resistencia. En el pueblo no había puesto de la Guardia Civil, siendo el más próximo el de Fresno el Viejo, población situada a 7 kilómetros; los guardias de ese puesto se adhirieron de inmediato al golpe y se apresuraron a organizar a los derechistas de toda la zona; de hecho, ellos fueron los que dirigieron la operación de entrada en Torrecilla de la Orden.
Los vecinos de Torrecilla pensaron impedir la entrada de atacantes por la carretera de Fresno mediante la colocación de unas barricadas que no tuvieron efecto. Además colocaron una cuerda en el Teso del Fresno para impedir el paso de vehículos. Durante el sábado 18 y el domingo 19, nadie entró en el pueblo; pero durante la mañana del lunes 20 de julio, un falangista de la localidad perteneciente a la familia conocida como “los Ricardillos”, que ya había estado involucrado en varios incidentes, y que sin embargo se hallaba en libertad, saltó con su caballo sobre la barricada y se dirigió a Nava del Rey, donde pidió ayuda para tomar el pueblo. De inmediato un grupo de mujeres bajó de los castillos y se dirigió a casa de Jesús Olea, que era guarda, para pedirle sus armas. La hija del guarda se las entregó. Las mujeres eran: María Sánchez y su hija Fortuna Monsalvo; Perpetua “La Chova”; Elena Hernández, Alejandra, y alguna otra.
Hacia las cuatro de esa misma tarde, varios grupos de civiles y guardias fuertemente armados entraron por varios puntos al pueblo en medio de un gran tiroteo. En ese momento, los falangistas del pueblo disparan a la gente que huye y que se intenta resguardar. Los atacantes llegaban entre los trigos crecidos y entraron por la carretera de Fresno, por la calle Alta y por otros puntos. Los atacantes sabían de la existencia de la cuerda en el camino, por lo que se apearon y entraron a la carrera mientras disparaban.
Pasadas las cinco de la tarde los republicanos dieron el pueblo por perdido y huyeron en distintas direcciones; unos, hacia La Guareña, otros hacia los pinares o hacia localidades donde sus conocidos pudieran resguardarles. Ovidio Monsalvo dijo que pensaba que los iban a matar, y que era mejor salir de la zona. No le hicieron caso. Nadie pensaba en aquellos momentos que la situación derivaría en las matanzas que se iban a producir, creyendo que las cosas serían como en 1934, saldándose el levantamiento con detenciones y malos tratos, por lo que optaron por apartarse hasta que las cosas volviesen a la normalidad.
En las calles, los vecinos intentaban resguardarse del tiroteo de los atacantes, que estaban ya cerca del pueblo. Testimonio de Remedios Sánchez Paniagua, de 16 años: escuchó un grito: “¡allá van!” y echó a correr hacia la casa de su hermana. Enseguida se encontró con las mellizas, que también huían del tiroteo. Se formó un grupo de chicas que escapaban por la Costanilla: Venancia, Lila, la prima de Martinita, una chica de Alaejos y Remedios. Al pasar frente a la casa de los Ricardillos vio a uno de ellos en la puerta, muy nervioso, gritando; y de repente apareció su hermano con un fusil en la mano, las apuntó y disparó. El tiro la alcanzó a ella en la parte superior de la pierna, y cayó al suelo. Pedro Carrasco “Rastrola” la recogió del suelo, metiéndola en casa de Florencio Vaquero; al ver la importancia de la herida la llevaron a casa del médico, que le hizo la primera cura después de casi tres horas. Había perdido mucha sangre y casi se quedó allí.
En la noche del mismo día 20, según consta en las Actas Municipales, “el jefe de las fuerzas, Angel Aparicio Santos se hace cargo del Ayuntamiento en nombre del Capitán General de la 7ª Región, nombrando alcalde a Severino Nieto Velázquez”.
Se iniciaba de esta manera un asalto en toda regla que se saldaría con decenas de asesinados, detenidos y maltratados, todos ellos republicanos de izquierdas, militantes, afiliados o socios de organizaciones completamente legales. No hubo un sólo fallecido en las filas de los sublevados, que actuaron sobre población civil desarmada. Las intenciones de estos sublevados eran muy claras, y cuando tomaron el pueblo tenían ya asumida la consigna de eliminar a todos los que pudieran, asesinando con saña incomprensible a los convecinos de diferentes ideas. Los daños materiales y morales producidos han quedado impunes; la población sometida, en estado de shock, fue abandonando la zona en cuanto pudieron, en busca de lugares donde poder recuperar una vida normal. La ruina sobrevenida a causa de la represión y de la guerra que ocasionó la rebelión franquista, acabó con las esperanzas de futuro de tres generaciones, cercenando a la vez sus vidas y el desarrollo de Torrecilla de la Orden.
ASESINATOS 20 DE JULIO DE 1936
Los asesinatos comenzaron a producirse el mismo día en que los alzados tomaron el pueblo. Los vecinos que resistían estaban en las tierras para interceptar a los sublevados. Pero cuando llegan disparando en abundancia, desde dentro del pueblo disparan también los falangistas. Cogidos entre dos fuegos, las víctimas intentan escapar. Los agresores persiguen a los vecinos, alcanzando y matando a:
Justo García Monsalvo “Jauja”, 23 años
Mateo Barajas Sánchez, 23 años
Estas dos personas fueron semienterradas en la Cuesta de la Perdiz, siendo después sus cadáveres pisoteados por los caballos de los asesinos.
SACA FINALES DE JULIO-PRINCIPIOS DE AGOSTO
Sacan a los cuatro hermanos Velázquez Corrales “Goyumas”; el mayor de ellos, Celestino, era el alcalde electo desde 1931, además de Presidente de la Casa del Pueblo. Había estado en Francia durante la Dictadura; estaba casado y ya había sido detenido por los sucesos de 1934. Se trataba de un hombre de 29 años, tranquilo y de muy buen carácter, formado y gran trabajador. Estaba volcado en el progreso del pueblo, en el que siempre confió. Los demás hermanos se llamaban: Jacinto (instructor de Pioneros), Santiago y Mariano. Hay testigos que los ven sobre un remolque cuando los llevaban hacia Tordesillas dándoles golpes. Los llevaron a la orilla del Duero en las cercanías de Tordesillas y los tirotearon, arrojándolos al río. La buena forma de Jacinto hizo que sobreviviera y salió a tierra a la altura de Nava del Rey, refugiándose en un chozo. Estaba herido. Un afilador llamado José lo vio y lo tapó con su manta. Jacinto le pidió que fuese de inmediato a Torrecilla a contar lo ocurrido y pedir ayuda, lo que indica que no se daba cuenta de la situación. Un poco más tarde fue localizado y rematado en el mismo chozo. La madre de estos cuatro hermanos era viuda. Le quedó su hijo menor, de 13 años. Este exterminio abrió los ojos al párroco, hasta entonces simpatizante de los golpistas. Los detalles del múltiple asesinato y la situación de la madre sacaron de su ser al cura, quien tuvo la ocurrencia de ofrecerle la recaudación de la colecta de la misa a la madre del alcalde, quien la rechazó en medio de grandes reproches. Este hecho, sumamente comentado en el pueblo, precedió a la marcha del cura, quien fue sustituido por don Servando, quien tuvo mucha mejor sintonía con los asesinos.
En estas mismas fechas fue asesinado Segundo Monsalvo Cabello, de 55 años. Había desempeñado el cargo de cabo de serenos durante muchos años y era uno de los más fieles defensores de la República. Esto le supuso disgustos y enfrentamientos que destrozaron a su familia y acabaron con su vida. Ya en 1934 había estado detenido a causa de la Huelga de Octubre, y cumplió condena en la prisión de Valladolid. Estaba casado con María Sánchez; tenía varios hijos: Melchor, condenado por el asesinato del alcalde Pacomio en 1932, cumplió condena en Santoña hasta que fue indultado y se incorporó al Ejército Republicano. Murió en el exilio. Ovidio logró salir de Torrecilla en julio de 1936; llegó a Madrid y fue combatiente en el Ejército Republicano hasta el final de la guerra, tras la que se exilió a Francia. Fortunata, conocida como Fortuna, de apenas 20 años, fue purgada con aceite de ricino por los fascistas; vejada y agredida, estuvo al filo de la muerte; junto con su madre y otras mujeres del pueblo, iban a bordo de una camioneta para ser asesinadas, pero las salvó el militar Paco Plaza, que obligó a los asesinos a liberarlas. Su hermano Julio Monsalvo no tuvo tanta suerte y fue asesinado.
JULIO MONSALVO SÁNCHEZ: Tenía 32 años, estaba casado y tenía dos niños de 3 años y de 1 mes. Julio había vivido en Francia; viajaba a Madrid a menudo y poseía una biblioteca. Fue detenido y conducido a Medina del Campo por gente uniformada. A la familia llegaron informaciones según las cuales fue arrojado a un pozo en un lugar de Medina del Campo. Este asesinato tuvo lugar en los tres primeros días de agosto.
SACA DEL ONCE DE AGOSTO DE 1936
Se produce desde el calabozo de Torrecilla hacia el Pinar de Carpio a Castrejón, en dirección a Nava del Rey, en las proximidades de un caserío que estaba a la izquierda del camino. Las víctimas fueron asesinadas y enterradas allí. Se trata de:
Jerónimo González Vázquez, de 26 años
Inocencio Sánchez Velázquez, de 39 años
Ubaldo Vega Casado
Donato Quevedo Andrés, de 27 años
Fueron previamente apaleados y maltratados.
SACA DEL 13 DE AGOSTO DE 1936
Desde el calabozo de Torrecilla a Monte Cano. Asesinados en una finca particular. Enterrados en el cementerio de Castrillo de la Guareña.
Andrés Portela San Juan “Pique”
Pedro García Casado, 28 años,
Cándido Elías Prieto Álvarez “Patata”
Rufino Gómez Martín “Ganapán”, 18 años
Los dos primeros lograron escapar de sus perseguidores el día 20 de julio, cuando los sublevados tomaron el pueblo. Junto con más vecinos, se refugiaron en la zona de Vadillo de la Guareña, donde intentaron resistir. Como la situación se prolongaba, decidieron entregarse en ese mismo lugar. Son conducidos de inmediato a Torrecilla. Estuvieron dos días en el calabozo, hasta que son sacados en la madrugada del 12 al 13 y llevados hacia Castrillo de la Guareña, en busca del lugar donde habían abandonado supuestamente las armas. En ese viaje van también los otros dos compañeros de celda. Tras crueles interrogatorios, los asesinan en una finca particular. Los entierran en el cementerio de la localidad.
SACA 15 AGOSTO 1936
Calabozo de Torrecilla- lugar indeterminado
José Tola Marqués, 32 años
Julio Tola Marqués, 30 años
Ambos hermanos, conocidos como “Los Loberas”, estaban detenidos desde hacía varios días en el calabozo de Torrecilla. El día 13 estaban vivos, ya que pudieron hablar con Agustina Prieto, hija de Cándido, sacado en la noche del 12 al 13.
SACA 18-20 AGOSTO 1936
Calabozo de Torrecilla – Teso de Fresno - Finca Calvillos
Celestino Muñoz Del Castillo, Teniente de Alcalde. Escapó al campo el día 20 de julio. Tras estar varios días escondido se entregó en Castrillo de la Guareña desde donde lo trasladaron a los calabozos municipales de Torrecilla, en el ayuntamiento. Allí fue visitado por su familia, quien le llevó ropas limpias y comida. Estaba tranquilo, creyendo que era una detención preventiva y que todo se iba a arreglar. El día 20 de agosto ya no estaba en el calabozo, y los guardias le dijeron a su mujer que lo habían trasladado a Valladolid, pero hicieron averiguaciones y no lograron localizarlo. Celestino fue asesinado junto con un joven llamado Fausto Vaquero, y ambos fueron enterrados en un majuelo. Ambos cuerpos estaban severamente maltratados.
Fausto Vaquero Paniagua: Natural de Fresno el Viejo, 31 años, vecino de Torrecilla, donde vivía con su familia, ya que era soltero (una hermana suya llamada Baldomera fue maltratada, purgada y estuvo a punto de ser asesinada). Fausto era muy vehemente. Había venido de Francia. Mantuvo una disputa con un falangista conocido de la localidad. Fausto fue apaleado de forma salvaje antes de morir.
MEDINA DEL CAMPO,
Sacados del calabozo y fusilados extrajudicialmente en los fosos del Castillo de la Mota:
Antonio Delgado Pedrosa, 23 años
Blas Sánchez Valduciel
Juzgados, condenados a muerte y ejecutados en el patio de armas del Castillo de la Mota en la madrugada del día tres de junio de 1937.
Demetrio Lucas Barajas
Ventura Santos García
Elías Sánchez Paniagua CONCEJAL
Ambrosio García Casado
Gregorio Carrasco Martín
Todos ellos, junto con otros detenidos de localidades próximas, fueron enterrados en el cementerio de Medina del Campo en virtud de oficio del Juzgado Militar. Están inscritos en el registro Civil de Medina del Campo el día cuatro de junio de 1937.
FALLECIDOS EN LA FUGA DEL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL (22 de mayo de 1938)
Domingo Carrasco Velázquez, 26 Años
Dionisio Sánchez Sánchez, 20 Años
Benedicto Velázquez, 21 Años
FALLECIDOS EN LA CÁRCEL
Ramón Sánchez Casado, CONCEJAL (En el Fuerte de San Cristobal)
FOSAS EN LA ZONA
El Tablón
La Fuente del Agua
Camino de Tarazona
La Cuesta de la Perdiz
Pinar entre Carpio y Castrejón
CORPORACIONES MUNICIPALES
Francisco Martín Rodríguez, “Pacomio”, alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera hasta el 12 de abril de 1931.
Celestino Velázquez Corrales, primer alcalde elegido en las elecciones democráticas del 12 de abril, que originaron la proclamación de la II República dos días más tarde, el 14 de abril de 1931.
Blas Martín Rodríguez, nombrado directamente por el Gobernador Civil el 31 de octubre de 1934, tras suspender el Consistorio democrático.
Celestino Velázquez Corrales es repuesto en su cargo el 21 de febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones.
Severino Nieto Velázquez es impuesto como alcalde por Ángel Aparicio Sánchez, jefe de las fuerzas armadas, tras tomar el ayuntamiento. El alcalde constitucional había sido asesinado por los golpistas.
Daniel Martín Andrés falangista destacado por sus acciones contra la República y los republicanos.
Represión franquista en Valladolid
En efecto, esta situación geográfica convertía a Torrecilla en un lugar ideal para el intercambio tanto de mercancías como de información e ideas. Así, el paso continuo de mozos de mulas procedentes de otros lugares propició la aparición de las primeras organizaciones políticas y sindicales, tal como nos cuentan los testimonios de la época, que afirman que los primeros periódicos de tendencias izquierdistas llegaron al pueblo precisamente de manos de estos mozos de mulas.
La Memoria del II Congreso de la Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra afecto a UGT, celebrado en junio de 1932, recoge la participación de la Sección Local de Torrecilla de la Orden. En esta localidad se había seguido una huelga de 40 días de duración, que se resolvió de forma favorable a los huelguistas, consiguiendo mejoras en las condiciones económicas y laborales.
Por otra parte, se comprueba un alto nivel de conciencia política y organizativa de los trabajadores, agrupados en la Casa del Pueblo de la localidad, siendo la adscripción mayoritaria a la UGT y al Partido Socialista. Existía también un núcleo comunista, ligado al radio de Alaejos. No tenemos conocimiento de la existencia de grupos anarquistas, aunque Miguel Iñiguez, en su magnífica obra Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español, recoge a Ovidio Monsalvo Sánchez como afiliado a CNT.
Durante la Dictadura de Primo de Rivera, en pleno apogeo del conflicto marroquí, fueron muchos los jóvenes que decidieron partir para el exilio ante las altísimas probabilidades de morir en tierras africanas en el transcurso de una guerra ajena a ellos y repleta de episodios de corrupción militar. Cuando se instaurò la República, muchos de ellos regresaron al pueblo ilusionados con el enorme cambio que el país iniciaba. Pero además regresaban formados y concienciados, conociendo otras formas más dignas de vivir y de trabajar, y con la conciencia de ser ciudadanos con derechos. Muchos de los que serían asesinados durante el golpe habían regresado en 1931 de Francia.
También se detecta, como en otras localidades, un movimiento de la derecha local hacia posiciones fascistas, representadas por Falange Española, formada por un grupo de jóvenes de ambos sexos, activos y conectados con los grupos de Alaejos. Este grupo va a protagonizar bastantes actos de violencia, y estaban armados y entrenados. Según los testimonios recogidos, el fundador de la Falange en el pueblo fue Francisco Plaza, militar profesional. Esta persona se vio desbordada por los actos cometidos en su pueblo tras la sublevación, como demuestra su oposición a varios crímenes, las recriminaciones públicas ante alguno de esos actos, o la mediación decisiva para evitar otros, como ocurrió cuando sus camaradas sacaban en un camión a varias mujeres, tras apalearlas, vejarlas y administrarlas ricino y Plaza impidió su asesinato.
El día 4 de diciembre de 1932 se inauguró la Casa del Pueblo, comprada y edificada por los socios. Según recogía la prensa de la época, el edificio había costado 4.000 pesetas, y durante el mismo año 1932 se celebraron en ella veinticuatro actos culturales, cuatro políticos y diez sindicales. Las representaciones teatrales y las actuaciones del Coro fueron las actividades más frecuentes. La obra “Tierras Bajas” se representó en varias ocasiones, siendo todos los actores afiliados de la Casa del Pueblo. Tras el golpe militar, el edificio fue ocupado por los grupos derechistas. El local, situado en la calle que luego se llamó Onésimo Redondo nº 39, fue incautado en forma legal el 3 de julio de 1937 y ocupado por la Delegación Sindical y Cuartel de Flechas. En 1956 fue vendido a Víctor Capellán por 4.500 pesetas.
En este contexto se comprueban, mediante fuentes orales y documentales, otros episodios de violencia de raíz política, como los que siguen:
ASESINATO DE FRANCISCO MARTÍN RODRÍGUEZ “PACOMIO”, alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera. La muerte se inscribe el 18 de marzo de 1932 y en el Acta de Defunción consta que se produjo el 16 de marzo de 1932 a las 24 horas y 45 minutos, en el nº 4 de la calle Rodríguez Escudero, como consecuencia de herida de arma de fuego. El autor fue un vecino de ideología comunista, enfrentado con el ex alcalde por motivos políticos. Este alcalde, apoyado por una facción derechista, se negó a admitir los resultados electorales que daban la victoria a la República, no reconociendo al nuevo Consistorio. En los salones del Casino se organizó un Consistorio paralelo con el único fin de estorbar a la nueva Corporación, cuyo alcalde, Celestino Velazquez, intentó ejercer su mandato evitando la provocación. El cabo de serenos, Segundo Monsalvo, no pudo resistir el acoso a que se veía sometido por el antiguo alcalde, quien le amenazaba diciendo que lo había destituido de su cargo, ya que las elecciones no eran válidas y él era el alcalde auténtico. En la noche del 15 de marzo tuvo lugar un enfrentamiento entre ambos hombres en el Casino, en los salones privados, donde Segundo había sido citado. Acudió junto con su hijo Melchor, quien en el transcurso de la disputa sacó un revólver y disparó hiriendo de muerte a Pacomio y alcanzando también a otro de los presentes en una pierna; se trataba de Mariano Martín, sobrino de Pacomio. Pacomio falleció esa misma noche. A la mañana siguiente, el pueblo fue tomado por fuerzas del orden provenientes de Medina del Campo en evitación de más disturbios. Hubo juicio y Melchor Monsalvo fue condenado por el asesinato y encarcelado en el Penal de Santoña, donde se encontraba el 18 de julio de 1936; amnistiado, pudo huir y exiliarse en Francia, aunque su padre y uno de sus hermanos fueron paseados.
BODA DE CELESTINO VELÁZQUEZ, primer alcalde de la República: alguien lanzó sobre la comitiva octavillas de contenido injurioso y fascista. Se trataba de una boda civil. La agresión partió de la casa nº 8 de la calle después llamada José Antonio. Tras el paso del cortejo, los amigos de los novios mantuvieron un enfrentamiento con los autores del hecho (cuatro hermanos falangistas), desarmando a uno de ellos, que fue detenido por la Guardia Civil. Celestino Velázquez fue asesinado junto con sus tres hermanos por los sublevados.
HUELGA GENERAL DE 1934: en Torrecilla se preparó la huelga desde la Casa del Pueblo, inaugurada en el año 1932, como se ha dicho; la Guardia Civil, durante un registro se incautó de cinco botellas explosivas (cócteles Molotov); se produjeron muchas detenciones (entre ellas, la del alcalde y el teniente de alcalde), y se clausuró el local. A continuación se fundó la organización Socorro Rojo con el fin de auxiliar a los presos, costear su defensa y ayudar materialmente a sus familias.
ENFRENTAMIENTOS: a raíz del triunfo del Frente Popular en las elecciones de 1936, el ambiente del pueblo se crispó muchísimo más. El día del Corpus no hubo procesiones, con las consiguientes protestas y enfados; el 1º de mayo se produjeron enfrentamientos entre los vecinos; el día 3 de mayo acudieron socialistas de Valladolid a dar un mítin. Hubo pelea y un vecino falangista, Lucio “Morcilla”, resultó con heridas por arma de fuego. Fue necesaria la intervención de la Guardia de Asalto procedente de Valladolid.
En esta situación se produce el golpe de estado del 18 de julio de 1936, no siendo tomado el pueblo por los facciosos hasta el lunes 20 por la tarde a causa de la resistencia opuesta por los republicanos, que finalmente abandonaron el pueblo dispersándose por los campos. La represión fue extremadamente cruel, con vecinos paseados, ejecutados previo juicio, heridos, huidos, destrozos y robos sobre los bienes de los represaliados, etc.
Los asesinatos de estos vecinos se produjeron en descampado, por lo que no es fácil datarlos exactamente. Además, los cuerpos fueron enterrados en bastantes casos por las personas que integraban el grupo de asesinos, lo que dificulta la localización de las fosas.
EL LEVANTAMIENTO DEL 18 DE JULIO DE 1936
Los rumores de sublevación llegaron el mismo sábado 18 a los vecinos de Torrecilla, que se reunieron en la Casa del Pueblo para organizar la resistencia. En el pueblo no había puesto de la Guardia Civil, siendo el más próximo el de Fresno el Viejo, población situada a 7 kilómetros; los guardias de ese puesto se adhirieron de inmediato al golpe y se apresuraron a organizar a los derechistas de toda la zona; de hecho, ellos fueron los que dirigieron la operación de entrada en Torrecilla de la Orden.
Los vecinos de Torrecilla pensaron impedir la entrada de atacantes por la carretera de Fresno mediante la colocación de unas barricadas que no tuvieron efecto. Además colocaron una cuerda en el Teso del Fresno para impedir el paso de vehículos. Durante el sábado 18 y el domingo 19, nadie entró en el pueblo; pero durante la mañana del lunes 20 de julio, un falangista de la localidad perteneciente a la familia conocida como “los Ricardillos”, que ya había estado involucrado en varios incidentes, y que sin embargo se hallaba en libertad, saltó con su caballo sobre la barricada y se dirigió a Nava del Rey, donde pidió ayuda para tomar el pueblo. De inmediato un grupo de mujeres bajó de los castillos y se dirigió a casa de Jesús Olea, que era guarda, para pedirle sus armas. La hija del guarda se las entregó. Las mujeres eran: María Sánchez y su hija Fortuna Monsalvo; Perpetua “La Chova”; Elena Hernández, Alejandra, y alguna otra.
Hacia las cuatro de esa misma tarde, varios grupos de civiles y guardias fuertemente armados entraron por varios puntos al pueblo en medio de un gran tiroteo. En ese momento, los falangistas del pueblo disparan a la gente que huye y que se intenta resguardar. Los atacantes llegaban entre los trigos crecidos y entraron por la carretera de Fresno, por la calle Alta y por otros puntos. Los atacantes sabían de la existencia de la cuerda en el camino, por lo que se apearon y entraron a la carrera mientras disparaban.
Pasadas las cinco de la tarde los republicanos dieron el pueblo por perdido y huyeron en distintas direcciones; unos, hacia La Guareña, otros hacia los pinares o hacia localidades donde sus conocidos pudieran resguardarles. Ovidio Monsalvo dijo que pensaba que los iban a matar, y que era mejor salir de la zona. No le hicieron caso. Nadie pensaba en aquellos momentos que la situación derivaría en las matanzas que se iban a producir, creyendo que las cosas serían como en 1934, saldándose el levantamiento con detenciones y malos tratos, por lo que optaron por apartarse hasta que las cosas volviesen a la normalidad.
En las calles, los vecinos intentaban resguardarse del tiroteo de los atacantes, que estaban ya cerca del pueblo. Testimonio de Remedios Sánchez Paniagua, de 16 años: escuchó un grito: “¡allá van!” y echó a correr hacia la casa de su hermana. Enseguida se encontró con las mellizas, que también huían del tiroteo. Se formó un grupo de chicas que escapaban por la Costanilla: Venancia, Lila, la prima de Martinita, una chica de Alaejos y Remedios. Al pasar frente a la casa de los Ricardillos vio a uno de ellos en la puerta, muy nervioso, gritando; y de repente apareció su hermano con un fusil en la mano, las apuntó y disparó. El tiro la alcanzó a ella en la parte superior de la pierna, y cayó al suelo. Pedro Carrasco “Rastrola” la recogió del suelo, metiéndola en casa de Florencio Vaquero; al ver la importancia de la herida la llevaron a casa del médico, que le hizo la primera cura después de casi tres horas. Había perdido mucha sangre y casi se quedó allí.
En la noche del mismo día 20, según consta en las Actas Municipales, “el jefe de las fuerzas, Angel Aparicio Santos se hace cargo del Ayuntamiento en nombre del Capitán General de la 7ª Región, nombrando alcalde a Severino Nieto Velázquez”.
Se iniciaba de esta manera un asalto en toda regla que se saldaría con decenas de asesinados, detenidos y maltratados, todos ellos republicanos de izquierdas, militantes, afiliados o socios de organizaciones completamente legales. No hubo un sólo fallecido en las filas de los sublevados, que actuaron sobre población civil desarmada. Las intenciones de estos sublevados eran muy claras, y cuando tomaron el pueblo tenían ya asumida la consigna de eliminar a todos los que pudieran, asesinando con saña incomprensible a los convecinos de diferentes ideas. Los daños materiales y morales producidos han quedado impunes; la población sometida, en estado de shock, fue abandonando la zona en cuanto pudieron, en busca de lugares donde poder recuperar una vida normal. La ruina sobrevenida a causa de la represión y de la guerra que ocasionó la rebelión franquista, acabó con las esperanzas de futuro de tres generaciones, cercenando a la vez sus vidas y el desarrollo de Torrecilla de la Orden.
ASESINATOS 20 DE JULIO DE 1936
Los asesinatos comenzaron a producirse el mismo día en que los alzados tomaron el pueblo. Los vecinos que resistían estaban en las tierras para interceptar a los sublevados. Pero cuando llegan disparando en abundancia, desde dentro del pueblo disparan también los falangistas. Cogidos entre dos fuegos, las víctimas intentan escapar. Los agresores persiguen a los vecinos, alcanzando y matando a:
Justo García Monsalvo “Jauja”, 23 años
Mateo Barajas Sánchez, 23 años
Estas dos personas fueron semienterradas en la Cuesta de la Perdiz, siendo después sus cadáveres pisoteados por los caballos de los asesinos.
SACA FINALES DE JULIO-PRINCIPIOS DE AGOSTO
Sacan a los cuatro hermanos Velázquez Corrales “Goyumas”; el mayor de ellos, Celestino, era el alcalde electo desde 1931, además de Presidente de la Casa del Pueblo. Había estado en Francia durante la Dictadura; estaba casado y ya había sido detenido por los sucesos de 1934. Se trataba de un hombre de 29 años, tranquilo y de muy buen carácter, formado y gran trabajador. Estaba volcado en el progreso del pueblo, en el que siempre confió. Los demás hermanos se llamaban: Jacinto (instructor de Pioneros), Santiago y Mariano. Hay testigos que los ven sobre un remolque cuando los llevaban hacia Tordesillas dándoles golpes. Los llevaron a la orilla del Duero en las cercanías de Tordesillas y los tirotearon, arrojándolos al río. La buena forma de Jacinto hizo que sobreviviera y salió a tierra a la altura de Nava del Rey, refugiándose en un chozo. Estaba herido. Un afilador llamado José lo vio y lo tapó con su manta. Jacinto le pidió que fuese de inmediato a Torrecilla a contar lo ocurrido y pedir ayuda, lo que indica que no se daba cuenta de la situación. Un poco más tarde fue localizado y rematado en el mismo chozo. La madre de estos cuatro hermanos era viuda. Le quedó su hijo menor, de 13 años. Este exterminio abrió los ojos al párroco, hasta entonces simpatizante de los golpistas. Los detalles del múltiple asesinato y la situación de la madre sacaron de su ser al cura, quien tuvo la ocurrencia de ofrecerle la recaudación de la colecta de la misa a la madre del alcalde, quien la rechazó en medio de grandes reproches. Este hecho, sumamente comentado en el pueblo, precedió a la marcha del cura, quien fue sustituido por don Servando, quien tuvo mucha mejor sintonía con los asesinos.
En estas mismas fechas fue asesinado Segundo Monsalvo Cabello, de 55 años. Había desempeñado el cargo de cabo de serenos durante muchos años y era uno de los más fieles defensores de la República. Esto le supuso disgustos y enfrentamientos que destrozaron a su familia y acabaron con su vida. Ya en 1934 había estado detenido a causa de la Huelga de Octubre, y cumplió condena en la prisión de Valladolid. Estaba casado con María Sánchez; tenía varios hijos: Melchor, condenado por el asesinato del alcalde Pacomio en 1932, cumplió condena en Santoña hasta que fue indultado y se incorporó al Ejército Republicano. Murió en el exilio. Ovidio logró salir de Torrecilla en julio de 1936; llegó a Madrid y fue combatiente en el Ejército Republicano hasta el final de la guerra, tras la que se exilió a Francia. Fortunata, conocida como Fortuna, de apenas 20 años, fue purgada con aceite de ricino por los fascistas; vejada y agredida, estuvo al filo de la muerte; junto con su madre y otras mujeres del pueblo, iban a bordo de una camioneta para ser asesinadas, pero las salvó el militar Paco Plaza, que obligó a los asesinos a liberarlas. Su hermano Julio Monsalvo no tuvo tanta suerte y fue asesinado.
JULIO MONSALVO SÁNCHEZ: Tenía 32 años, estaba casado y tenía dos niños de 3 años y de 1 mes. Julio había vivido en Francia; viajaba a Madrid a menudo y poseía una biblioteca. Fue detenido y conducido a Medina del Campo por gente uniformada. A la familia llegaron informaciones según las cuales fue arrojado a un pozo en un lugar de Medina del Campo. Este asesinato tuvo lugar en los tres primeros días de agosto.
SACA DEL ONCE DE AGOSTO DE 1936
Se produce desde el calabozo de Torrecilla hacia el Pinar de Carpio a Castrejón, en dirección a Nava del Rey, en las proximidades de un caserío que estaba a la izquierda del camino. Las víctimas fueron asesinadas y enterradas allí. Se trata de:
Jerónimo González Vázquez, de 26 años
Inocencio Sánchez Velázquez, de 39 años
Ubaldo Vega Casado
Donato Quevedo Andrés, de 27 años
Fueron previamente apaleados y maltratados.
SACA DEL 13 DE AGOSTO DE 1936
Desde el calabozo de Torrecilla a Monte Cano. Asesinados en una finca particular. Enterrados en el cementerio de Castrillo de la Guareña.
Andrés Portela San Juan “Pique”
Pedro García Casado, 28 años,
Cándido Elías Prieto Álvarez “Patata”
Rufino Gómez Martín “Ganapán”, 18 años
Los dos primeros lograron escapar de sus perseguidores el día 20 de julio, cuando los sublevados tomaron el pueblo. Junto con más vecinos, se refugiaron en la zona de Vadillo de la Guareña, donde intentaron resistir. Como la situación se prolongaba, decidieron entregarse en ese mismo lugar. Son conducidos de inmediato a Torrecilla. Estuvieron dos días en el calabozo, hasta que son sacados en la madrugada del 12 al 13 y llevados hacia Castrillo de la Guareña, en busca del lugar donde habían abandonado supuestamente las armas. En ese viaje van también los otros dos compañeros de celda. Tras crueles interrogatorios, los asesinan en una finca particular. Los entierran en el cementerio de la localidad.
SACA 15 AGOSTO 1936
Calabozo de Torrecilla- lugar indeterminado
José Tola Marqués, 32 años
Julio Tola Marqués, 30 años
Ambos hermanos, conocidos como “Los Loberas”, estaban detenidos desde hacía varios días en el calabozo de Torrecilla. El día 13 estaban vivos, ya que pudieron hablar con Agustina Prieto, hija de Cándido, sacado en la noche del 12 al 13.
SACA 18-20 AGOSTO 1936
Calabozo de Torrecilla – Teso de Fresno - Finca Calvillos
Celestino Muñoz Del Castillo, Teniente de Alcalde. Escapó al campo el día 20 de julio. Tras estar varios días escondido se entregó en Castrillo de la Guareña desde donde lo trasladaron a los calabozos municipales de Torrecilla, en el ayuntamiento. Allí fue visitado por su familia, quien le llevó ropas limpias y comida. Estaba tranquilo, creyendo que era una detención preventiva y que todo se iba a arreglar. El día 20 de agosto ya no estaba en el calabozo, y los guardias le dijeron a su mujer que lo habían trasladado a Valladolid, pero hicieron averiguaciones y no lograron localizarlo. Celestino fue asesinado junto con un joven llamado Fausto Vaquero, y ambos fueron enterrados en un majuelo. Ambos cuerpos estaban severamente maltratados.
Fausto Vaquero Paniagua: Natural de Fresno el Viejo, 31 años, vecino de Torrecilla, donde vivía con su familia, ya que era soltero (una hermana suya llamada Baldomera fue maltratada, purgada y estuvo a punto de ser asesinada). Fausto era muy vehemente. Había venido de Francia. Mantuvo una disputa con un falangista conocido de la localidad. Fausto fue apaleado de forma salvaje antes de morir.
MEDINA DEL CAMPO,
Sacados del calabozo y fusilados extrajudicialmente en los fosos del Castillo de la Mota:
Antonio Delgado Pedrosa, 23 años
Blas Sánchez Valduciel
Juzgados, condenados a muerte y ejecutados en el patio de armas del Castillo de la Mota en la madrugada del día tres de junio de 1937.
Demetrio Lucas Barajas
Ventura Santos García
Elías Sánchez Paniagua CONCEJAL
Ambrosio García Casado
Gregorio Carrasco Martín
Todos ellos, junto con otros detenidos de localidades próximas, fueron enterrados en el cementerio de Medina del Campo en virtud de oficio del Juzgado Militar. Están inscritos en el registro Civil de Medina del Campo el día cuatro de junio de 1937.
FALLECIDOS EN LA FUGA DEL FUERTE DE SAN CRISTÓBAL (22 de mayo de 1938)
Domingo Carrasco Velázquez, 26 Años
Dionisio Sánchez Sánchez, 20 Años
Benedicto Velázquez, 21 Años
FALLECIDOS EN LA CÁRCEL
Ramón Sánchez Casado, CONCEJAL (En el Fuerte de San Cristobal)
FOSAS EN LA ZONA
El Tablón
La Fuente del Agua
Camino de Tarazona
La Cuesta de la Perdiz
Pinar entre Carpio y Castrejón
CORPORACIONES MUNICIPALES
Francisco Martín Rodríguez, “Pacomio”, alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera hasta el 12 de abril de 1931.
Celestino Velázquez Corrales, primer alcalde elegido en las elecciones democráticas del 12 de abril, que originaron la proclamación de la II República dos días más tarde, el 14 de abril de 1931.
Blas Martín Rodríguez, nombrado directamente por el Gobernador Civil el 31 de octubre de 1934, tras suspender el Consistorio democrático.
Celestino Velázquez Corrales es repuesto en su cargo el 21 de febrero de 1936, tras el triunfo del Frente Popular en las elecciones.
Severino Nieto Velázquez es impuesto como alcalde por Ángel Aparicio Sánchez, jefe de las fuerzas armadas, tras tomar el ayuntamiento. El alcalde constitucional había sido asesinado por los golpistas.
Daniel Martín Andrés falangista destacado por sus acciones contra la República y los republicanos.
Represión franquista en Valladolid
Y por desgracia en ese pueblo y comarca todavia se siguen banagroriando a esos criminales fascistas.
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