En esta frase, declamada por May Ríos en su monólogo "Entre rojas, entre rejas" se resume la amarga realidad de la represión sobre las mujeres durante el franquismo.
En una tarde extremadamente lluviosa en Cartagena, con viento fortísimo y muchas vías inundadas, no creíamos que fuéramos a contar con mucho público. Mal día para organizar actividades. Hubo varias que se suspendieron a causa de la lluvia, como, por ejemplo, la manifestación de las Marchas de la Dignidad. Pero, a pesar de las condiciones climáticas, un número no despreciable de personas acudió al salón de la Asociación de Vecinos de Bº de la Concepción para asistir a la representación.
Partiendo del libro de Juana Doña "Desde la noche y la niebla", el magnífico guión de Joaquín Robledo en la magistral interpretación de May Ríos nos emocionó, nos sobrecogió, nos hizo empatizar con la experiencia de Juana, una experiencia que es, a su vez, la de multitud de mujeres que sufrieron bajo el franquismo, y cuyo valor no ha sido valorado en la medida de lo que debía haberlo sido.
La obra pone rostro a la frialdad de las cifras, aporta carnalidad a la realidad del dolor, de la angustia, de la esperanza y la desesperanza, en un alarde interpretativo sin igual.
La voz desgarrada de May Ríos se impuso al sonido cada vez más fuerte de la lluvia torrencial que discurría fuera de la sala, haciendo que durante un tiempo olvidáramos los avatares climatológicos, absorbiendo nuestra atención y concentrándola enteramente en la acción del escenario. En la acción y la pasión, porque la pasión puesta en la escena no podía dejar a nadie indiferente.
No resulta exagerada la manifestación, al término de la representación, de uno de los espectadores, expresando que esa obra nos había acercado más a la realidad de la represión durante nuestra historia reciente de lo que podía haberlo hecho cualquier conferencia. Y puestas a hablar sobre la impresión de quienes asistieron, recogemos la nota enviada al día siguiente por una de las espectadoras: "Gracias a todas las personas de Memoria Histórica de Cartagena por habernos traído esta representación aquí. Ha sido una obra cargada de emoción, de datos que hacen honor a la verdadera historia, la de la guerra y la de las mujeres como máximas sufridoras de todas las guerras. Una historia desgarradora increíblemente interpretada, y con una sencilla pero eficaz puesta en escena. Gracias a quienes lo habéis hecho posible".
El buen hacer de Joaquín Robledo y May Ríos nos muestran el duro aprendizaje que lleva a la libertad y trasladan la visión siempre subjetiva de una mujer en un momento concreto de nuestra historia a un montaje en el que las mujeres, no una sola mujer, acaparan el protagonismo.
En esta obra no aparece fortalecido el papel de la mujer como víctima, sino como sujeto que se rebela, que actúa, decide, propone y lucha.
En el texto, Juana Doña no es una mujer, Juana Doña es todas las mujeres que decidieron ser libres
y actuaron en consecuencia,
fuese cual fuese el resultado.
Las escenas se sitúan setenta años atrás pero son atemporales porque las luchas por la dignidad y la libertad continúan estando vigentes.
May Ríos se dirigió a Joaquín Robledo para proponerle un proyecto que era, más que una obra de teatro, un grito contra el silencio, contra ese silencio impuesto sobre ciertas etapas de nuestra historia, esas etapas de la lucha por la Libertad y de la violencia por cercenarla, y que no aparece en nuestros textos escolares de Historia.
En los colegios no se cuenta hoy, a pesar de lo necesario del conocimiento de la Historia de lo imprescindible de ello para entender muchas de las cosas que ocurren en el presente, estos hechos que ocurrieron en nuestro país.
En este drama histórico se pone en valor la memoria de una mujer como referente de tantas, en un esfuerzo por romper el muro en que se esconden aún muchos de los que se beneficiaron y lo siguen haciendo de esa tropelía.
El relato de las guerras lo escriben los vencedores, y es de justicia transmitir el relato de quienes siempre pierden.
De esto trata esta obra: de ejercer ese acto de justicia.
En el monólogo se entremezclaba la Poética,la Biografía y la Historia con un tono onírico y con el mensaje de que la tortura no es la de ella, sino la de todas las que han nacido con un sexo históricamente reprimido. Tal y como lo expresa May: "Ella misma lo dice en la obra; Siempre ha habido torturas que sólo se pueden inflingir en el cuerpo de una mujer"
La tortura de Juana Doña funciona como un esquema narrativo para contar su vida, su lucha y la Historia; la historia de tantas mujeres, la la vida de tantas mujeres, la lucha de tantas mujeres...
May recreó anoche la tortura y la fuerza de todas las presas del franquismo en el personaje de Juana Doña. La tortura y encarcelamiento de mujeres de la República por parte del ejército franquista sirvió para poner de manifiesto el espíritu de lucha y la fuerza de voluntad de muchas de estas presas.
Las mujeres perdimos un terreno a lo largo de décadas de dictadura, que no se ha podido llegar a recuperar del todo.
Ojalá y seamos capaces de llegar a recuperarlo.
Gracias, mujeres de la República, por vuestro entusiasmo, vuestra lucha, vuestro tesón, gracias por vuestro ejemplo,