viernes, 30 de mayo de 2014

El Juez Fernando Andreu interroga a dos víctimas del franquismo


Las declaraciones se enmarcan en el procedimiento que sigue la juez argentina María Servini y dentro del recorrido que está haciendo por diferentes lugares de España para interrogar a algunas víctimas y querellantes que por su edad o condiciones no pueden viajar a ese país.

El juez Fernando Andreu.EFE


 Público.es / EFE / 29-05-2014

La jueza argentina María Servini, que instruye en ese país una querella sobre crímenes en el franquismo, toma declaración en Madrid, junto al juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, a dos víctimas de la dictadura española.
Según ha informado la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina, las declaraciones se enmarcan en el procedimiento que sigue la juez en el Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal número 1 de Buenos Aires y dentro del recorrido que está haciendo por diferentes lugares de España para interrogar a algunas víctimas y querellantes que por su edad o condiciones no pueden viajar a ese país.
El juez Andreu, indica la organización, ha acordado que ambos tomen declaración a dos víctimas del franquismo: Teresa Álvarez Alonso, de 93 años y cuyo padre, abuelo y dos hermanos fueron represaliados, y Faustina Romeral Cervantes, de 90 años y que fue detenida cuando tenía 15 años, junto con sus padres -mataron a su padre y su madre permaneció en prisión-.
A la comparecencia también acudirá el fiscal Ramiro González, que se ha incorporado hace menos de un mes al caso, según detalla la coordinadora en una nota.
La jueza Servini se encuentra en España desde el 18 de mayo, cuando comenzó una visita que le ha llevado a tomar declaración a víctimas en el País Vasco y Andalucía.
La magistrada investiga desde hace cuatro años, a raíz de una querella presentada en su país, crímenes cometidos durante la dictadura franquista.
En el marco de la instrucción pidió a las autoridades españolas la extradición a Argentina por torturas del exinspector de Policía Juan Antonio González Pacheco, Billy el Niño, y del ex guardia civil Jesús Muñecas Aguilar, capitán Muñecas, pero la Audiencia Nacional rechazó su entrega al considerar que los delitos están prescritos.
La querella en Argentina se presentó en 2010 por "delitos de genocidio y/o lesa humanidad" cometidos durante la Guerra Civil y la dictadura franquista y abarcan el periodo comprendido entre julio de 1936, cuando se produjo el levantamiento militar, y el 15 de junio de 1977, casi dos años después de la muerte de Francisco Franco, cuando se celebraron las primeras elecciones democráticas.
La causa fue abierta bajo el principio de justicia universal y reúne numerosas denuncias presentadas tanto en Argentina como en distintos consulados del país suramericano en España.

http://www.publico.es/523671/el-juez-andreu-interroga-a-dos-victimas-del-franquismo

Todos los nombres...argentinos

Juan Malvar, Francisco Sánchez y Emilio Armengod.Juan Malvar, Francisco Sánchez y Emilio Armengod.
 OLIVIA CARBALLAR / 29 May 2014
José Antonio Moreno García: fusilado el 14 de abril de 1937. Manuel Mata Sobrero: preso en colonia penitenciaria militarizada en el Canal del Bajo Guadalquivir. Félix Barranquero Bandera: condenado por el Tribunal de Orden Público a 7 años de reclusión y multa de 10.000 pesetas por asociación ilícita y propaganda ilegal en Málaga. Joaquín Brotons Barreiro: maestro depurado en Almería. Todos estos nombres, además de ser represaliados por el franquismo en Andalucía, poseen un punto más en común: nacieron en Buenos Aires, en Rosario de Santa Fe, en Tucumán… Todos son naturales de Argentina.
El Grupo RMHSA de CGT-A ha entregado a la jueza que investiga los crímenes franquistas, María Servini, una lista con una treintena de víctimas del franquismo que nacieron en su propio país, al otro lado del Atlántico. Sus referencias están incorporadas en la base de datos de Todoslosnombres y proceden de trabajos de investigación de expertos en la represión franquista y familiares. Uno de ellos, nacido en Mendoza, vivió en Marchena (Sevilla), una de las localidades hasta donde la jueza se desplazó la semana pasada para tomar declaración a una mujer, Antonia Parra. Según el historiador Javier Gavira, Juan Bautista Malvar fue acusado de comunista y de haber actuado en defensa de la República el 19 de julio con una pistola y organizando a panaderos en azoteas. Fue juzgado por consejo de guerra y condenado a pena de muerte, aunque finalmente se le conmutó la pena por 30 años de cárcel. “Las demás fuentes ya orales nos hablan de su situación ya en Marchena, y que al final tuvo problemas por meterse con personajes del clero local. Según distintas fuentes, un personaje del clero local tuvo mucho que ver para que lo detuvieran e ingresara en hospital psiquiátrico, donde por lo visto murió”, añade el investigador.
“Los hay que fueron asesinados (fusilados), bien por la aplicación de los bandos de guerra o tras comparecer ante un consejo de guerra; los condenados a penas de prisión por la justicia invertida golpista; los depurados de su profesión; los expedientados por su pertenencia a una organización política o sindical; los utilizados en trabajos forzados e, incluso como un sarcasmo, los acusados de terrorismo o procesados por el TOP”, afirma CGT-A.
Emilio Armengod Molina, natural de Buenos Aires, fue uno de los ocho hombres que formaron el primer pelotón de fusilamiento en San Fernando (Cádiz). Su nombre quedó registrado en los archivos del cura de la Iglesia Mayor que “asistía y acompañaba a los militares y falangistas, autores del baño nocturno de sangre”, según la Asociación por la Memoria Histórica de San Fernando. Su familia pelea para que su historia no se olvide. Él, no obstante, nació en Argentina por casualidad. Su padre, actor de profesión, se encontraba de gira con su compañía.
Los padres de Juan Cubiles Castro, condenado a tres años de prisión por “auxilio a la rebelión militar”, habían emigrado a Argentina a finales del XIX y fue allí, en Córdoba, donde nació él en 1900. Poco después regresaron a su tierra de origen y se convirtieron en una acomodada familia de labradores en Torre Alháquime (Cádiz), donde vivían en la conocida como calle de los señoritos, según recoge el historiador Fernando Romero en Socialistas de Torre Alháquime. De la ilusión republicana a la tragedia de la Guerra Civil. 1931-1946En 1936 aún mantenía la nacionalidad argentina. “Quizás la conservó para de ese modo eludir el servicio militar, pero también le supuso carecer del derecho al sufragio. Ni él ni su hermano José, que también había nacido en Argentina, estaban incluidos en la rectificación del censo electoral que se hizo en 1934. Juan no pudo participar en el proceso electoral del 16 febrero de 1936 ni como votante ni como apoderado o interventor, pero eso no obstó para que desplegase una viva actividad propagandística durante toda la campaña ni para que el mismo día de las elecciones pasase toda la tarde de un lado a otro, aconsejando a los obreros que votasen al Frente Popular”, escribe Romero.
Su trayectoria, no obstante, está llena de sombras. “Es posible que en vísperas de la sublevación del 18 de julio estuviese más cerca de la derecha golpista que de la legalidad republicana y durante toda la guerra sirvió voluntario en el ejército rebelde, pero el simple hecho de haber ocupado cargos de responsabilidad en una organización del Frente Popular le costó nueve
meses de presidio y una condena a tres años por el infundado delito de auxilio a la rebelión”, concluye Romero.
El grupo de CGT-A destaca el caso, por la fecha, del fusilamiento de Francisco Sánchez Girón, fusilado en Granada el 3 de octubre de 1952, según recogen Rafael Gil Bracero y María Isabel Brenes en Jaque a la República y José María Azuaga en Tiempo de lucha. Granada-Málaga: Represión, resistencia y guerrilla. Conocido como Paquillo , nació en 1909 en Bolívar y fue vecino de Olmedo de Camaces (Salamanca). Era jornalero, hijo de Adrián y Plácida, cuenta el historiador José María Azuaga. “Al finalizar la guerra marchó desde Alicante hasta Orán, hasta que reingresó en la península en una de las expediciones realizadas desde Argelia. Fue capturado en 1945, y condenado a muerte, pero se fugó de la prisión de Almería el 5 julio 1946. La Guardia Civil le perdió la pista y se enroló en la agrupación guerrillera Málaga-Granada, en octubre de 1947″, recoge Azuaga, que sostiene que también se le conocía por “Paquillo el cura”, por haber dicho en una ocasión que antes de la guerra era sacerdote, pero que en el transcurso de la misma dejó los hábitos.
“Tenía gracia y sabía decir las cosas al escribir, contribuía a la edición del periódico guerrillero Por la República. No era un buen guerrillero, siempre estaba en los campamentos, y prácticamente no participaban los combates, se dedicaba a la propaganda de los hechos guerrilleros. Fue capturado en Madrid y ejecutado en Granada el 3 octubre 1952 a las 5.30 de la mañana”, documenta el historiador.

Las víctimas se querellarán contra las empresas que se beneficiaron del trabajo esclavo

Se plantean presentar, además, múltiples querellas en toda España por los crímenes cometidos tras la Guerra Civil

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 Público, - 30 mayo 2014

Se plantean presentar, además, múltiples querellas en toda España por los crímenes cometidos tras la Guerra Civil, aunque preferirían que todo se concentrara en la Audiencia Nacional
EUROPA PRESS Madrid 30/05/2014
Las víctimas del franquismo, personadas en el procedimiento que se sigue en Buenos Aires, han anunciado este viernes que pedirán la imputación de las empresas que se beneficiaron del trabajo esclavo durante la dictadura y han denunciado la “cerrazón” de España para no esclarecer los crímenes. “Hay gente que ha mirado tanto para otro lado que han terminado como la niña del exorcista”, han criticado.
En una rueda de prensa, organizada en Madrid para hacer balance del viaje de la juez argentina María Servini por España, los representantes de la Coordinadora Estatal de Apoyo a la Querella Argentina contra crímenes del franquismo (Ceaqua) han calificado como un “éxito” y un avance “poderoso y arrollador” el interrogatorio en la Audiencia Nacional de dos mujeres represaliadas de más de 90 años. “Fue el punto culminante de la visita, uno de los momentos más importantes”, ha dicho la abogada Ana Messuti.
Las víctimas se plantean presentar múltiples querellas en juzgados territoriales de toda España, aunque precisan que “lo ideal” sería que la Audiencia Nacional enjuiciara estos delitos para “no desmembrar la causa” puesto que, a su juicio, no se trata de casos aislados, sino de “un plan de exterminio y un genocidio” calificado como crimen de lesa humanidad. “Nuestra última esperanza es que esto tendrá que ser juzgado y tendrá que ser juzgado en nuestro país”, ha indicado uno de los afectados, Chato Galante, apoyado por el abogado Carlos Sleppoy.
Los afectados han solicitado por el momento la imputación de más de 20 personas, entre ellas los exministros de Franco, Martín Villa y José Utrera Molina, pedirán más responsabilidades a autores del ‘robo de niños’ y esperan nuevas exhumaciones y análisis de ADN. “No podemos pretender tomar medidas contra nuestros torturadores, sin pedírselas al ministro y a los jueces que lo consentían”, ha añadido Galante.
Con todo, los querellantes han mostrado su “gran alegría” por el viaje de Servini bajo el principio de la justicia universal, aunque han lamentado la falta de colaboración del juzgado de Miranda de Ebro y del cementerio de San Rafael de Málaga, según ha explicado el letrado argentino Máximo Castex.
‘Rebelión’ en la Audiencia Nacional
Eso sí, se muestran optimistas gracias a la nueva actitud que han visto en los jueces y fiscales españoles y defienden que su acción es “positiva para el pueblo español y para la humanidad”. “Hay una rebelión entre comillas en la Audiencia Nacional a favor de la justicia universal y hay un poderoso movimiento social, que obliga al Gobierno a dar pasos para no ser cómplice aunque no les guste nada a los nostálgicos del franquismo”, han agregado.
El viaje de Servini ha tenido lugar en el marco de la causa que la titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nº 1 de Buenos Aires abrió para investigar los crímenes de genocidio y de lesa humanidad cometidos por la dictadura franquista desde el 18 de julio de 1936 hasta el 17 de junio de 1977, fecha de las primeras elecciones democráticas en España.
Servini ha viajado hasta España para interrogar a algunas de las víctimas del franquismo personadas en el proceso abierto en Argentina y que por su edad o condiciones no pueden viajar para prestar declaración o trasladarse a un consulado.
http://www.publico.es/politica/524065/las-victimas-se-querellaran-contra-las-empresas-que-se-beneficiaron-del-trabajo-esclavo

Fernández Díaz elige el Valle de los Caídos para "meditar"

El ministro del Interior acude en coche oficial y con escoltas a la Abadía, donde reza junto a los monjes y conversa con ellos
Fernández Díaz frecuenta desde hace años el símbolo de la represión franquista "para pasar un rato de oración", reconoce el abad a eldiario.es

 
Fernández Díaz


27/05/2014


Muchos años después de la muerte de Franco, un coche oficial ha vuelto a acceder al Valle de los Caídos. Tras los cristales tintados del vehículo se oculta un miembro del actual Gobierno, Jorge Fernández Díaz. Según ha podido saber eldiario.es, el ministro del Interior visita de forma esporádica la abadía para rezar y conversar con los monjes benedictinos a cuya orden el dictador encomendó el sitio en 1957.
Ajeno a la controversia sobre qué hacer con este símbolo de la represión franquista, Fernández Díaz recurre al Valle de los Caídos para pasar “un rato de oración”, como reconoce el abad, Anselmo Álvarez. “Subió por primera vez hace años, uniéndose a otras personas, y así nos conocimos”, relata a esta redacción.
El ministro del Interior nunca ha ocultado sus convicciones religiosas, hasta el punto de que éstas le han llevado a discrepar públicamente con otros miembros del Ejecutivo y su partido. Por ejemplo, con motivo del rechazo del recurso del Tribunal Constitucional a la ley del matrimonio homosexual. Fernández Díaz cree que las uniones entre parejas del mismo sexo “no deben tener la misma protección por parte de los poderes públicos que el matrimonio natural”. “La pervivencia de la especie no estaría garantizada”, ha llegado a decir.
En la Abadía de la Santa Cruz del Valle de los Caídos, Fernández Díaz respira un credo fundamentalista. Allí, todos los años se conmemora una misa en recuerdo del “anterior jefe del Estado”, denominación con la que los monjes se refieren a Franco. Ellos disculpan el oficio religioso porque es “en recuerdo” del fundador de la Abadía. El otro personaje por el que se reza ese día es José Antonio Primo de Rivera, el fundador de la Falange, al que el abad denominó en 2009 “la última víctima de la reconciliación de los españoles”.
La Ley de Memoria Histórica no se respetó en el Valle de los Caídos ni siquiera Ni recién aprobada. Aunque la Guardia Civil no deja introducir parafernalia fascista en el lugar desde entonces, los ultraderechistas asisten cada año al oficio religioso, cantan el ‘Cara al Sol’ con el brazo el brazo en alto y gritan ‘vivas’ a Franco.
Muy cerca de donde resposan 35.000 cadáveres de la Guerra Civil por orden del dictador, Fernández Díaz pasa “un tiempo de meditación”. El abad se resiste a confesar con qué frecuencia Fernández Díaz pone rumbo al Valle de los Caídos. “Muy de tarde en tarde”, se limita a decir. Cuando acude, el ministro participa en alguna de las horas del oficio divino, el conjunto de oraciones que la Iglesia marca para siete momentos diferentes del día. “Excepcionalmente ha participado en la oración del final del día”, añade el abad.
Fernández Díaz tiene aprecio al lugar, según el relato de Álvarez. “Si hay algún acto de comunidad cuando viene, participa en él y luego conversa conmigo o con otros monjes”, afirma. “Este es un lugar de recogimiento, de silencio y oración. Me consta que visita otros lugares semejantes a este”, dice del ministro.
Anselmo Álvarez se refiere, entre otros lugares, a distintas iglesias de Madrid donde se ha visto al ministro asistir a oficios religiosos con independencia del día de la semana que sea. En el caso del Valle de los Caídos, el coche oficial y la escolta deben recorrer 58 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta a Madrid.

"Una dimensión espiritual"

¿Y de qué hablan el abad que celebra misas en recuerdo de Franco y el ministro del Interior? “Charlamos de cosas relacionadas con acontecimientos de tipo religioso, del presente o del pasado, pero siempre en una dimensión espiritual”, explica Anselmo Álvarez. ¿Y de política? “Por convencimiento recíproco, no lo hacemos”, contesta.
Los monjes benedictinos siguen en la Abadía del Valle de los Caídos gracias a la gestión de CiU durante la tramitación de la Ley de Memoria Histórica. Los nacionalistas catalanes hicieron suyo el deseo de los monjes que residen en la Abadía de Montserrat, con la promesa de que allí no se realizarían exaltaciones del régimen franquista.
El Gobierno de Zapatero puso en marcha durante la segunda legislatura una comisión de expertos para analizar el futuro del Valle de los Caídos. Días después de las elecciones generales de 2011, la comisión propuso retirar del lugar los restos del dictador. El actual Ejecutivo ha hecho caso omiso de esas y otras propuestas y se ha limitado a aprobar una partida de 300.000 euros para restaurar la portada de la Basílica.
Con motivo de esa medida, el diputado socialista Ramón Jáuregui preguntó en mayo de 2013 al Gobierno, si consideraba “más importante reparar la escultura de La Piedad que dignificar los osarios de los 33.847 muertos allí depositados”. “El turismo (en el Valle de los Caídos) constituye una profanación de la memoria del bando vencido en la guerra”, añadía Jáuregui.

jueves, 29 de mayo de 2014

Una víctima del franquismo al juez: "Es el día más feliz de mi vida porque alguien me ha escuchado"

Teresa Álvarez, de 93 años, ha testificado junto a Faustina Romeral, de 90 años, ante la jueza argentina María Servini y en presencia del juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu sobre las torturas y el sufrimiento que vivieron durante el franquismo.

Teresa Álvarez Alonso (izq), una de las dos víctimas de la dictadura española a las que la jueza argentina María Servini, que instruye en ese país una querella sobre crímenes en el franquismo, ha tomado declaración, a su llegada a la Audiencia Nacional acompañada por la abogada Maria Mesutti (der).

Teresa Álvarez Alonso (izq), una de las dos víctimas de la dictadura española a las que la jueza argentina María Servini, que instruye en ese país una querella sobre crímenes en el franquismo, ha tomado declaración, a su llegada a la Audiencia Nacional acompañada por la abogada Maria Mesutti (der).EFE/Juan Carlos Hidalgo


JULIA PÉREZ Madrid 29/05/2014 
 

"Es una fiesta de felicidad". A sus 93 años, Teresa Álvarez, ha expresado su emoción por haber podido declarar sobre el daño causado a ella y a su familia por el franquismo. Es la primera vez en su vida que relata lo ocurrido, y eso le ha llevado a decir al juez de la Audiencia Nacional, Fernando Andreu, que hoy, "es el día más feliz de mi vida porque alguien me ha escuchado".
"Me ha escuchado un juez", ha remachado. Es la primera vez que una víctima del franquismo declara en la Audiencia Nacional sobre los sufrimientos padecidos por ella y su familia en la dictadura.
Andreu ha tomado declaración a Teresa y a Faustina Romeral, de 90 años, tras el exhorto internacional girado por la jueza argentina María Servini, quien ha abierto una causa contra el franquismo en su país y recorre estos días diferentes lugares de España para interrogar a víctimas y querellantes que no han podido viajar a Argentina, dadas su edad o condición física.
 La declaración de ambas ante el juez Andreu ha durado hora y media. Estaban presentes la propia jueza Servini, el fiscal argentino Ramiro González y los abogados de las víctimas personadas en la causa argentina, Carlos Slepoy, Ana Mesuti y Máximo Castex. Por el contrario, la justicia española no investiga estos crímenes al estar prescritos, haber fallecido los culpables, estar vigente la Ley de Amnistía de 1977 y tras la jurisprudencia sentada por el Tribunal Supremo al respecto.
"Sí, estoy satisfecha". Es el único comentario realizado por la jueza Servini al término de las declaraciones, mientras posaba para la prensa. Teresa Álvarez ha podido relatar los sufrimientos padecidos por su familia cuando terminó la Guerra Civil . Su hermano fue hecho desaparecido, su padre fue encarcelado, su otro hermano fue internado en un batallón de trabajadores, "fueron torturados", remacha con emoción a la salida de su declaración. A su padre le metieron "la varilla de un paraguas por los oídos. No iban a registrar [el horreo familiar, en Asturias]; iban a robar todo lo que podían. Y mi padre les dijo: ‘No se lo que has dicho'. Y le dijeron, ‘espera que te limpio los oídos'. Y cogieron un paraguas que había en el horreo, le quitaron una varilla y se la metieron por los oídos. Quedó sordo para siempre". Su abuelo también fue represaliado.
"No lo pude hablar nunca", resalta Teresa para quien la justicia "ahora no podrá hacer nada, porque ya han muerto todos los culpables" pero reconoce que, hoy, está "muy contenta, es una fiesta para mí". Mientras esperaba a que su hija la recogiera con el coche, confesaba ante sus acompañantes que esta jornada "es una fiesta de felicidad".
Faustina Romeral, de 90 años, no ha querido hacer declaraciones tras su testimonio ante la jueza argentina, excepto al responder cuando una periodista le ha preguntado: "¿Cree que servirá para algo?" "Eso ya veremos", ha respondido. La familia Romeral intentó huir al término de la guerra, pero fueron detenidos. Su padre, alcalde socialista de Mora fue fusilado; su madre fue encarcelada en el Penal de Ocaña, mientras ella quedó en la calle y fue recogida por su familia. Su tío murió en la cárcel tras una huelga de hambre. Ya adulta, ella misma estuvo seis años en prisión por ser enlace del PCE.
Ambas víctimas han pedido la restitución del buen nombre de sus familiares fusilados o desaparecidos.
Esta misma Audiencia Nacional rechazó hace menos de un mes la extradición a Argentina de dos presuntos policías torturadores. Y este jueves, un juez central de instrucción toma declaración a dos víctimas del franquismo.Este hecho representa, para el abogado de la querella Carlos Slepoy, "la pauta de que algo profundo está cambiando, nos acercamos al momento del fin de la impunidad".
Los jueces españoles "están prestando plena colaboración", ha añadido Slepoy al referirse a los jueces del País Vasco, Andalucía y de la propia Audiencia Nacional que han tramitado los exhortos girados desde Argentina. "Estos mismo jueces, u otros, o muchos otros, están muy determinados a que se haga justicia. Tienen dificultades, producto de la doctrina del Tribunal Supremo", ha interpretado, pero "los jueces están muy determinados a que se haga justicia. Estamos en una situación increíble".

miércoles, 28 de mayo de 2014

Diario de la jueza Servini en Andalucía: de las víctimas al muro judicial de Málaga

La jueza argentina María Servini continúa en Madrid el viaje de trabajo a España en el marco de la Querella Argentina

 

El Diario.es, 27/05/2014 


En tierras andaluzas, la titular del único juzgado que investiga en el mundo los crímenes franquistas presenció las “audiencias testimoniales” y recibió un listado con 28 argentinos víctimas de violaciones de derechos humanos entre 1936 y 1970.
La relación de la magistrada con los juzgados territoriales osciló de la colaboración de Sevilla, Carmona y Marchena a la negativa de Málaga, que impidió la visita a la mayor fosa común en suelo español.
Emilio Armengod, Luis Funes, José Moreno, Juan Reinado, Cristóbal Villalba… En el diario de Servini no estaban estos nombres. Corresponden a argentinos ejecutados en España tras el alzamiento militar. El grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía (RMHSA) de CGT ha aportado a la jueza un listado con 28 represaliados por el franquismo. Eran ciudadanos de Buenos Aires, Tucumán, Rosario, Mendoza o Mar del Plata. Pruebas de delitos contra la humanidad, adjuntadas ahora a la Querella Argentina.
Porque María Servini de Cubría fue al grano. La agenda por tierras andaluzas de la jueza, regada en principio de compromisos, quedó encogida casi hasta el origen del desplazamiento a España: la toma de declaraciones a víctimas del franquismo. Entre medias, fue recibida por la Junta de Andalucía, declinó una invitación para visitar el Parlamento regional e hizo acopio de la colaboración de hasta tres juzgados para “audiencias testimoniales”. Excepto del Juzgado Número 9 de Málaga, cuya negativa impidió a la magistrada visitar la mayor fosa común de España.
“No nos podemos adelantar”, dijo Servini sobre la condena al franquismo
Desde RMHSA su coordinador, Cecilio Gordillo, “prometió” en su declaración por videoconferencia desde el Consulado en Madrid el pasado 16 de febrero la entrega de datos sobre argentinos represaliados en Andalucía entre 1936 y 1970. La información proviene del proyecto Todos (…) los nombres y tiene su origen en trabajos de 16 historiadores e investigadores. Se trata de “una muestra de las diversas prácticas represivas practicadas por los golpistas”, dice el escrito que acompaña la relación nominal. “Los hay que fueron asesinados (fusilados)”, continúa, “condenados a penas de prisión por la justicia invertida golpista, depurados de su profesión” o “utilizados en trabajos forzados”, entre otros.
“No nos podemos adelantar”, ha dicho sobre una posible condena al franquismo la titular del Juzgado Federal Número 1 de Buenos Aires, que acoge el único proceso en el mundo para juzgar violaciones de derechos humanos cometidas en España entre el golpe de Estado y 1977. En su periplo andaluz –corrió del 21 al 27 de mayo–, Servini también sostuvo la raíz del juicio emprendido desde Argentina: “Si no creyera en la justicia universal no estaría acá”. Y contó, estos días, con la colaboración de los juzgados territoriales de Sevilla, Carmona y Marchena. “No tengo más que agradecerle a los señores jueces que se han comportado excelentemente”, sostuvo.
Tomó así “audiencias testimoniales” a varias víctimas a las que desde el principio, asegura, se les ve “el miedo” a declarar. “Tienen terror de declarar y a veces quieren omitir nombres, hechos, circunstancias que les parecen demasiado graves y no las quieren decir, les cuesta”. Pero lo hicieron. Como Antonia Parra (77 años), Francisco Nodal (87) y Francisco Marín, nonagenario que denunció el asesinato de su padre en septiembre del 36 en las tapias del cementerio de Sevilla. “Estoy muy contento por seguir luchando por mi padre”, cuenta emocionado.
“Soy sensible y había momentos en que me atragantaba y no podía hablar”. En la sede judicial sevillana le oía, además de María Servini, el Fiscal Federal argentino Ramiro González. A Paco, como se le conoce en el movimiento memorialista, le preguntaron “porqué había puesto la denuncia”. “Les dije que porque en este país no se ha hecho justicia con las víctimas del franquismo, y yo soy una víctima”, subraya.
El Juzgado de Málaga impidió a la jueza visitar la mayor fosa de España
La toma de declaración era el elemento central del trabajo judicial en España, con un recorrido que acaba esta semana en Madrid. Por el camino cayeron actividades previstas en Sevilla. Como la visita al Archivo del Tribunal Militar Territorial Segundo, una entrevista con el historiador Francisco Espinosa o el recibimiento institucional del presidente del Parlamento de Andalucía, Manuel Gracia. También anuló Servini la observación de una fosa común con 29 asesinados localizada hace escasas fechas en el cementerio de El Madroño. El motivo, además del cúmulo de trabajo y desplazamientos, fue la falta de comunicación en tiempo y forma al juzgado de origen.
Y Málaga. El Juzgado Número 9 de la ciudad ha impedido que la magistrada realice una “inspección ocular” de la mayor fosa del franquismo en España, ubicada en el cementerio de San Rafael, y del mausoleo edificado para honrar a las víctimas que contiene los restos óseos de 2.840 republicanos, fusilados frente a las tapias del camposanto y hallados tras excavaciones en nueve fosas comunes. En una diligencia, la sala indica “que la inspección la realizará el próximo 18 de junio el propio juzgado de Málaga y remitirá un informe o acta”.
“No se entiende esta decisión, no tiene lógica”, señala el abogado de los querellantes, Máximo Castex. “La única conclusión es que falta voluntad de que esto se realice”, define sobre la decisión judicial. “Esto era sólo una visita a un sitio público con el objetivo de una visita ocular”, concluye. La jueza tenía previsto acudir al cementerio acompañada de algún historiador de la Universidad de Málaga que informaría sobre lo ocurrido en el periodo histórico que investiga.
http://www.eldiario.es/andalucia/Diario-Servini-Andalucia-represaliados-Malaga_0_264573542.html

Valladolid cumple a medias la Ley de Memoria Histórica

El Ayuntamiento de Valladolid modificará los nombres de 12 calles con nomenclatura franquista después de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León

 LA PLATAFORMA POR LA RETIRADA DE NOMBRES Y SÍMBOLOS FRANQUISTAS PIDE QUE SE CUMPLA LA LEY EN SU INTEGRIDAD


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 Diagonal, - 27 mayo 2014

Tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León obligando al Ayuntamiento de Valladolid a retirar de las calles de la ciudad la nomenclatura y simbología que hiciera apología de la sublevación militar y la posterior represión de la dictadura franquista, en cumplimiento de Ley de Memoria Histórica, el Ayuntamiento vallisoletano ha hecho público un decreto con el censo de los elementos (nombres, placas, símbolos, monumentos, etc.) sobre los que actuar para cumplimiento de la ley.
Pero de nuevo la polémica se cierne sobre la actuación del Consistorio. En primer lugar llega con considerable retraso, ya que la sentencia, fechada en el mes de febrero, le daba un plazo máximo de un mes para su cumplimiento. En segundo lugar porque el censo elaborado tan sólo incluye el nombre de 12 calles y puentes, ignorando el listado elaborado por el Ateneo Republicano y dejando fuera de la actuación otros muchos nombres y símbolos. En tercer lugar porque algunos de los nombres propuestos para sustituir a los que incumplen la ley se sitúan en la frontera de un nuevo incumplimiento por el mismo motivo.
Como se recordará, esta sentencia judicial es consecuencia de la demanda presentada por la Plataforma por la Retirada de Nombres y Símbolos Franquistas (impulsada por el Ateneo Republicano e integrada por diversos colectivos políticos y sociales de Valladolid), debido a la negativa del Consistorio, y en especial de su alcalde, Javier León de la Riva, a cumplir la ley.
Tras hacerse público este censo, basado en un estudio elaborado por el catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Valladolid, Jesús María Palomares, pero no atendido en su totalidad por el Ayuntamiento, la Plataforma por la Retirada de Nombres y Símbolos Franquistas ha manifestado su satisfacción “por comenzar a ver cumplirse un deseo que se inició en 2010 y que supone un triunfo de nuestros argumentos. Hoy la ciudadanía de Valladolid puede estar orgullosa de ver algunas de sus calles libres de nombres y símbolos que para muchos suponen un nefasto recuerdo”.
La Plataforma recuerda que “nunca contamos con el apoyo del señor alcalde, siempre oponiéndose a las continuas mociones planteadas por los grupos municipales de la oposición o a las denuncias de la propia Plataforma: recordemos sus declaraciones públicas manifestando que nunca cambiaría el nombre de una sola calle mientras estuviera al frente del Ayuntamiento”.
Doce calles renombradas
Sobre el estudio elaborado por el profesor Palomares, la Plataforma mantiene que “nos ha parecido acertado en algunas cuestiones como la referencia a la retirada de la laureada, al nombre del Barrio de Girón o la alusión al estudio que hicimos desde la Plataforma a las placas en los edificios de viviendas esparcidos por la ciudad”. Sin embargo, mantienen, “no podemos estar de acuerdo en el número y relación de calles al recoger sólo 12 de las 21 que proponíamos en el estudio editado por el Ateneo Republicano de Valladolid, no las cita, ni las llega a estudiar, tampoco recoge nada sobre el barrio España, ni del Cementerio, ni lo que en dicho estudio se denominan ‘casos especiales’. Tampoco nos parece apropiado descartar, como plantea, supervisar los nombres puestos por alcaldes elegidos en el periodo democrático, pues entendemos que se sigue vulnerando la Ley de Memoria Histórica”, como la calle Martín Santos Romero o el colegio Gutiérrez del Castillo (fundador de las JONS a las órdenes de Onésimo Redondo y posteriormente delegado nacional de Educación y Descanso).
En cuanto al decreto de Alcaldía en sí mismo, la Plataforma critica que se recojan solamente 12 calles y se mantengan entre otros los nombres de los barrios Cuatro de Marzo y Girón, o la laureada del escudo de la ciudad concedida por el apoyo al Ejército franquista. También pide aclaración sobre los criterios utilizados para asignar los nombres nuevos, toda vez que una calle pasará a denominarse Francesco Scrimieri, técnico industrial italiano que llegó a Valladolid en 1937 para encargarse de desarrollar la fabricación de equipamiento y motores para aviones y vehículos del Ejército franquista y llegó a ser Cónsul honorario de Italia en Valladolid. Todo ello lleva a la Plataforma a preguntarse “si acaso el señor alcalde no estará de nuevo incumpliendo, a sabiendas, la llamada Ley de Memoria Histórica y, por tanto, prevaricando”, por lo que solicitarán al juzgado el cumplimiento de la sentencia en sus propios términos.
Tras mostrar su satisfacción por el acuerdo de retirada del monumento a Onésimo Redondo sito en el cerro San Cristóbal, la Plataforma anuncia su intención de solicitar por escrito a la Diputación Provincial que inste a todos los ayuntamientos a retirar los nombres y símbolos franquistas que aún perduran, al Arzobispado que elimine las placas de las fachadas de las iglesias, a la Dirección Provincial de Educación y al Real Valladolid que retiren la laureada del escudo.
Para la Plataforma, “la petición de retirada de nombres y símbolos franquistas no es ningún intento de ocultar parte de la Historia, no pretendemos eliminar los nombres ni los monumentos y placas conmemorativas para destruirlas, sino que tengan su lugar en los libros de Historia y en los museos, pues mantenerlos en nuestras calles y plazas es hacer un homenaje a quien no le corresponde por haber fomentado y participado en un golpe de Estado, haber desarrollado una Guerra Civil y haber reprimido y asesinado durante la dictadura franquista. Reivindicando esa retirada de nombres y símbolos no hacemos más que solicitar que la Leyes aprobadas democráticamente en el Parlamento se cumplan”.
El alcalde culpa a Izquierda Unida
El alcalde vallisoletano, Javier León de la Riva, ha enviado una carta a los vecinos de las calles afectadas disculpándose por las molestias causadas en temas como empadronamientos, correspondencia, carné de conducir, la tarjeta sanitaria, etc., indicando que lo hace en contra de su voluntad y debido a “una demanda de Izquierda Unida”, que es uno de los partidos miembros de la Plataforma.
IU ha salido al paso recordando la obligatoriedad de cumplir las leyes y que así lo ha indicado una sentencia judicial, y ha calificado de “maliciosa y sin rigor” la carta entregada a los vecinos, ya que el cambio de denominación no tiene por qué crear problemas. También la Plataforma ha salido al paso de esta carta negando que vaya a suponer un coste económico para los vecinos, ya que es la propia Alcaldía quien debe hacer todas las gestiones necesarias.
http://www.diagonalperiodico.net/global/23014-valladolid-cumple-medias-la-ley-memoria-historica.html

lunes, 26 de mayo de 2014

"Franco va a salir del Valle de los Caídos antes o despues"


Francisco Ferrándiz analiza en 'El pasado bajo tierra' las repercusiones de una década abriendo fosas de la Guerra Civil.
El antropólogo, que formó parte de la Comisión de Expertos del Valle de los Caídos, advierte que le recordará al PSOE su informe cuando vuelva a gobernar.
La Comisión había propuesto reconvertir el monumento para quitarle su carácter religioso y franquista, un proyecto que el PP ha dejado en un cajón.

Exhumación de fosa en el Cementerio Viejo de Arganda del Rey en abril de 2014. Foto: Óscar Rodríguez (ARMH)



 eldiario.es / ELENA CABRERA / 24-05-2014

"En el cariño con el que los forenses desentierran los cuerpos de las fosas muchos ven un comienzo de la reparación", dice Francisco Ferrándiz.
Francisco Ferrándiz posee una delicada capacidad para encapsular en términos, tan precisos y exactos que se presentan como reveladores, cuando no aterradores, los dramas que venimos enterrando y desenterrando desde hace 80 años.
Escucha, es empático y es comprensivo, cualidades sin las cuales no podría ejercer como antropólogo social. Pero, a la hora de la devolución –la conversión en discurso de la materia prima humana y cultural que recoge a pie de fosa– es un narrador excepcional que sabe ajustarse a los tiempos periodísticos, políticos, familiares o investigadores, maquinarias todas ellas tan diferentes.
Su libro " El pasado bajo tierra" (Anthropos, 2014) es alimento para todas esas mecánicas, es una lectura que traspasa el circuito académico y que analiza cómo nos han atravesado estos 14 últimos años de exhumaciones contemporáneas de la Guerra Civil.
La Guerra fabricó un bando de derrotados, algunos de ellos fueron desterrados –exiliados– y otros fueron "subterrados": un éxodo bajo tierra que condenó a miles de asesinados a un olvido social, político y judicial durante décadas, sembrando todo el territorio español de fosas comunes. Cuando estas se abren, los cuerpos reaparecen y comienzan una segunda vida, una vida necropolítica. Pero, como cualquier viajero en el tiempo, reaparecen estos cadáveres en un futuro, el siglo XXI, tan diferente de 1936, un año en el que no había un testigo con un smartphone fotografiando y tuiteando el fusilamiento.
"El proceso de memoria histórica tiene muchas facetas y la exhumación es sólo una de ellas. Los huesos se han apropiado de la escenografía de la memoria histórica porque tienen una espectacularidad intrínseca que no tiene un monolito. Cuando expones una violencia y hay señales de tiros de gracia o puedes reconstruir fusilamientos o cuando se observa la propia retórica visual de los forenses resulta enormemente atractivo". Documentalistas y medios de comunicación hemos alimentado este corpocentrismo del resto óseo en nuestro relato de recuperación de la memoria. "Hay mucha gente, por ejemplo, que no sabe que hay rituales de devolución de restos, que tienen un impacto más local, pero el impacto global lo ha tenido el hueso" recuerda Ferrándiz desde su despacho del CSIC, en Madrid.
Ritual forense a pie de fosa: varias personas ocupan las huellas corpóreas de las personas exhumadas por el equipo de Aranzadi en esta fosa de en Barcones (Soria) en julio de 2013. Foto: Óscar Rodríguez / ARMH.


En este arranque de siglo, los medios, además, hemos alimentado la crispación que, según Ferrándiz, ha sido más "mediática" que "sobre el terreno". "Pero tiene que ver con el país en el que vivimos, como también hubo mucha crispación política cuando se hizo la Ley de Memoria Histórica y se dijeron cosas muy graves en el Parlamento. Teniendo en cuenta que este es un proceso que viene de abajo hacia arriba, donde la sociedad civil demanda atención hacia un colectivo de víctimas desvalido, se merecía una respuesta más ecuánime. Yo tengo la sensación de oportunidad perdida, se podría haber hecho un debate más matizado e interesante sobre España y su pasado traumático pero ha habido polarización".

Actos de conmemoración de la liberación de los campos de exterminio nazis


La delegada de AGE en Cantabria acudió a la cita anual en Mauthausen, los días 9 al 11 de mayo, junto con varios familiares de deportados cántabros que perdieron su vida allí.




 AGE 24 May0 2014

El viernes 9 tuvieron lugar los actos organizados por la Amical de Mauthausen en el castillo de Hartheim, a pocos kilómetros del campo de Mauthausen, hoy un precioso lugar, pero de 1940 a 1945 fue transformado en un macabro “sanatorio” donde se experimentaba con los presos procedentes de Mauthausen, o con la población de discapacitados o enfermos que no podían trabajar en la cantera de Mauthausen, por lo que eran utilizados como cobayas humanos para sus siniestros planes de exterminio en masa. Allí pereció en 1941 el cántabro José Jerónimo Cicero, cuyos familiares han colocado una placa en su memoria en la fachada del castillo.
El sábado 10 de mayo tuvo lugar en Gusen (subcampo de Mauthausen) la ceremonia en memoria de los deportados que perdieron su vida allí, como el cántabro Donato de Cos Gutierrez, padre del guerrillero Jesús de Cos. Acudieron algunos supervivientes, sobre todo polacos e italianos, además de numerosos jóvenes y familiares venidos de toda Europa.
Y por último la ceremonia más multitudinaria fue el domingo 11 de mayo en el campo de Mauthausen, a la que acudieron miles de personas de todas las nacionalidades, para rendir homenaje a todas las víctimas que fueron vilmente asesinadas entre los años 1940 a 1945. Estuvo presente el embajador de España en Austria, entre otros, además de un representante de la Generalitat catalana, una concejala de Santa Coloma, miembros de la Asociación Pozos de Caudé, algunos alumnos de Sant Celoni con sus profesores y la Delegación de AGE. Además estuvo, como todos los años, Silvia Cueto, en representación de la Asociación que agrupa a los familiares de deportados españoles supervivientes que se quedaron a vivir en Austria.
 
 
Ya en Cantabria, el sábado 17 de mayo, se celebró en Camargo un acto por parte de la Delegación de AGE ante el monumento a las víctimas del nazifascismo, a la que acudieron algunos familiares de deportados cántabros, así como los representantes de la Plataforma de Cantabria por la III República (RPS-Cantabria) y de la Asamblea de Mujeres de Cantabria, además de dos concejales del PSOE de Camargo.

Carlota hace volar al capitán Leret

Su padre inventó el motor a reacción y murió fusilado en la primera batalla de la Guerra Civil 

Leret no lo vio fabricado, pero 78 años después, su hija ha logrado que se exponga en un museo


leret

NATALIA JUNQUERA Madrid 26 MAY 2014

El día que lo mataron, Virgilio Leret tenía 34 años y estaba a punto de hacer historia. Su nombre, que ni siquiera llegó a escribirse en una lápida —nunca se supo dónde fue enterrado— estaría hoy en las enciclopedias y quizá en alguna plaza de no haber sido fusilado aquella noche del 17 al 18 de julio de 1936 en que, como describió su viuda, la escritora mexicana Carlota O’Neill, se oyeron “los primeros disparos que iban a incendiar el mundo”; los del inicio de la Guerra Civil, que siguieron hasta que terminó la II Guerra Mundial. En 1935, a Leret se le había concedido la patente de su invento: el “mototurbocompresor de reacción continua”, el primer motor a reacción español. El presidente de la República, Manuel Azaña, había dado orden de que empezara a fabricarse en septiembre de 1936 en los talleres de Hispano Suiza de Aviación, pero para entonces Leret llevaba más de un mes muerto. 78 años después, su hija Carlota ha logrado que se exponga por fin en un museo. Ha tenido que pagar la maqueta de su bolsillo.
De no haber sido fusilado, “a buen seguro que su motor hubiera sido una realidad, con el consiguiente honor para su autor y para España”, afirmó en 2002, en la revista Aeroplano (editada por el Ministerio de Defensa), el prestigioso ingeniero aeronáutico Martín Cuesta tras realizar un pormenorizado estudio de los planos de Leret. “Era uno de los oficiales más brillantes de las Fuerzas Armadas”, describió Paul Preston en El Holocausto español.

Carlota O’Neill y Virgilio Leret, con sus hijas, Mariela y Carlota (la más pequeña).
Cuando los regulares atacaron por sorpresa, aquel 17 de julio de 1936, el capitán Leret estaba al mando de la base de hidroaviones de Atalayón (Melilla). La defendió sabiendo que estaba perdida -muchos hombres estaban de permiso, por ser verano y viernes—, hasta que se acabó la munición. Y fue fusilado por sus propios soldados, obligados a disparar contra su capitán para sembrar el terror en el resto. “Me lo contó la poetisa Angelina Gatell, viuda de uno de los militares de la base”, relata Carlota. “Aquel día encontró en el suelo, en estado de shock, a su mejor amigo. ‘¡Hemos matado al capitán Leret!’, le explicó llorando”.
A poca distancia, la mujer y las dos hijas de Leret escucharon los tiros toda la tarde. Habían llegado 15 días antes para pasar con él las vacaciones. “Virgilio tuvo una feliz ocurrencia de hombre enamorado”, arranca O’Neill sus memorias, Una mujer en la guerra de España (Oberon). “Aquel verano no estaríamos separados ni un solo día. Habilitaríamos un barco anclado frente a la base. Siendo novios le había dicho: ‘Me gustaría vivir sobre el mar una temporada…”
No tuvieron tiempo de despedirse. “Mi padre cogió su pistola y su gorra y se fue. Ya no le volvimos a ver”, recuerda Carlota, entonces una niña. Su madre se quedó en cubierta viéndole irse hacia la base, hacia los tiros. “Virgilio remaba y remaba, cada vez más lejos de mí. Yo lo miraba fijamente y pensaba: ‘Quiero fijarme bien en su cara porque no lo veré más’. ¡Y no nos habíamos dado un beso!…¡El último!”, escribió en sus memorias.
Cinco días después encarcelaron a O’Neill. “Le dan, por error, la maleta de mi padre con los planos del motor a reacción dentro. Horrorizada ante la idea de que acaben en manos de los franquistas y lo utilicen en la guerra contra los republicanos, mi madre los esconde y finalmente, los saca del penal gracias a la ayuda de dos presas”, recuerda Carlota.
Una de las reclusas que ayuda a su madre es Ana Vázquez, encarcelada por prostituir a sus hijas. “En su vida había oído hablar de política”, recuerda O’Neill en su libro, y por eso, en el penal le habían encargado vigilar a “las rojas”.Las tres copias de los planos del capitán Leret salieron de la cárcel envueltos en ropa sucia. Los recogió, previo aviso, el hijo de María, condenada a 30 años tras el fusilamiento de su marido. Fue Vázquez quien se los entregó al niño. Nadie revisaba los paquetes de la presa que no había oído hablar de política.
O’Neill fue juzgada tres veces por un tribunal militar y finalmente condenada a seis años de cárcel, de los que cumplió cinco. En la primera causa la acusan de ser “rara”, “en extremo peligrosa” y “comunista de ideología” (declaración del falangista Requena). En la segunda, la condenan por injurias al Ejército por unas cuartillas que había escrito aquel 17 de julio de 1936 describiendo lo sucedido. La última causa dice: “Fomenta la situación anárquica y desastrosa que hizo necesaria la iniciación del glorioso movimiento nacional”.También la culpan de “influjo predominante sobre su esposo”.
En la cárcel, O’Neill teme por su vida cuando, para celebrar la toma de Toledo, un grupo de falangistas entra en la prisión y pide un grupo de presas para matarlas. Ella se esconde toda la noche en un tanque de agua – “El agua me llegaba a la boca, pero tenía dos alternativas: ahogarme o dejarme matar, y prefería lo primero”, escribió en sus memorias-. Desde su escondite, escucha al director del penal: “Es una barbaridad acabar con todas en montón. Cuando quieran matar mujeres, vengan a buscarlas, ¡pero una a una!”. Los falangistas “se fueron llevándose las que les cabían en las manos”, añade O’Neill.
Pero aquella no fue la peor noche de su estancia en prisión. La peor fue la primera que pasó después de que le comunicaran que le habían retirado la custodia de sus hijas. Según le dijo su abogado franquista, había sido un familiar de su marido quien la había denunciado. El padre de Virgilio, un cubano que había luchado en 1898 con los españoles, contra la independencia de su país, y amigo del general Mola, nunca aprobó su relación. “Mi madre había nacido 100 años antes de tiempo”, explica Carlota. “Era feminista, progresista… Creía en la igualdad de hombres y mujeres, en la eutanasia, en el derecho al aborto… Se casó con mi padre después de que nosotras naciéramos y solo porque él se lo pidió para que no sufriéramos consecuencias y para agradar a su padre”.
Carlos Leret arrebató a su nuera la custodia de las niñas, pero no para quedárselas, sino para enviarlas a un terrible orfanato donde solo les permitían ducharse una vez al año y con una bata porque “tocarse era pecado”.
En 1941, O’Neill quedó libre y fue a la casa donde durante casi cinco años, bajo una loseta, habían estado escondidos los planos del turbocompresor junto al texto con el que Leret acompañaba su invento: “Extiéndese [sic] en torno al globo el tentáculo enorme del paro forzoso convertido en hambre. Ansias de mejoramiento social lo invaden todo. Pero este mejoramiento ha de venir unido forzosamente a progresos materiales, y el más importante, el eje de todas las relaciones humanas en el porvenir, el único que logrará formar un bloque sólido con la humanidad, es el transporte aéreo”… Leret, explica su hija, quería que su motor agilizara la comunicación entre distintas sociedades, “es decir, que sirviera para la paz, no la guerra”, añade.
O’Neill pensó entonces que el invento podría ayudar a los ingleses a ganar a Hitler. Y con su madre, envueltos al cuerpo, bajo la ropa, llevó los planos de su marido a la embajada británica para dárselos a James Dickson, agregado de aviación, quien murió al poco tiempo en un accidente.
La mexicana nunca supo qué pasó después con aquella copia de los planos. Pero jamás volvió a separarse de las otras dos. Cuando viajaba a cualquier sitio desde Caracas —donde se instaló, exiliada, tras recuperar la custodia de sus hijas— los llevaba siempre con ella. A su muerte, en 2000, con 90 años, su hija Carlota empezó a enseñarlos aquí y allá, buscando el reconocimiento para su padre. AENA financió un documental con su historia (El caballero del azul), en 2011, y el Museo de Aeronáutica y Astronáutica, en Madrid, expone ahora su invento. Pero no ha sido fácil.

viernes, 23 de mayo de 2014

"Esperamos que los franquistas sean juzgados como los nazis"


Los hijos de un hombre fusilado en la Guerra Civil declaran ante la jueza argentina María Servini que "aquellos años fueron durísimos" en su municipio, Busturia, donde seis hombres corrieron la misma suerte que su padre.

La jueza argentina María Servini a su llegada a la sede del Parlamento Vasco en Vitoria.- EFE / David Aguilar


 Público.es / EFE / 20-05-2014

Los vizcaínos Elisa y Julen Calzada han expresado hoy su esperanza, tras prestar declaración este martes en Gernika como víctimas del franquismo, en que la magistrada argentina María Servini juzgue a los franquistas por sus crímenes igual que se ha hecho con los nazis.
Durante cerca de dos horas y media, Elisa y Julen Calzada, de 85 y 80 años de edad, han prestado declaración ante la jueza argentina en el Juzgado de este municipio.
Estos vizcaínos han sido los primeros querellantes en prestar su testimonio como víctimas del franquismo ante esta magistrada durante su estancia en España.
La jueza, que instruye la causa 4591/10 por crímenes del franquismo, llegó al País Vasco el domingo desde Buenos Aires para tomar declaración a querellantes que, por su avanzada edad o problemas de movilidad, no podían desplazarse hasta Argentina o hasta el Consulado de este país en Madrid.
Antes de entrar esta mañana al Juzgado de Gernika, los hermanos Calzada, cuyo padre fue fusilado en 1937, se han mostrado esperanzados por que la magistrada pueda hacer justicia con las víctimas.
Elisa ha asegurado que "aquellos años fueron durísimos" en su municipio, Busturia, donde fueron fusilados seis hombres, que dejaron a seis viudas y 17 huérfanos.
Su hermano, sacerdote que en la época fue hecho preso en la cárcel de Zamora, ha señalado que siente "una alegría tremenda" tras dar su testimonio a esta jueza porque es preciso "hacer todo lo posible para que el franquismo sea juzgado, como lo fue el nazismo".
A la salida del Juzgado, ha incidido en este hecho y ha dicho que, "por lo menos, hay una posibilidad de que lo que se hizo con los nazis se haga aquí con los franquistas".
En declaraciones a los medios tras este encuentro, la jueza ha eludido revelar detalles sobre el proceso abierto al encontrarse bajo secreto de sumario y para "no tener problemas estando en un sitio extranjero", aunque ha recalcado que la toma de declaración "ha ido bien".
Según ha explicado el portavoz de la Plataforma vasca para los Crímenes del Franquismo, Josu Ibargutxi, Servini tenía previsto tomar declaración ayer en la localidad de Miranda de Ebro (Burgos) a otra víctima del franquismo, Félix Padín, de 97 años. Sin embargo, finalmente no pudo porque el querellante hubo de ser ingresado en el hospital y tampoco llegó la solicitud judicial de exhorto.
Pese a ello, la jueza visitó en el Hospital de Miranda a Padín, quien durante el régimen franquista permaneció recluido en varios campos de concentración.
La magistrada se desplazará esta tarde a San Sebastián, donde su alcalde, Juan Carlos Izagirre, de EH Bildu, le ofrecerá la colaboración del Consistorio para esclarecer los crímenes franquistas, según esta plataforma.
Servini acudirá mañana a Sevilla y, días más tarde, viajará a Málaga y Madrid, donde continuará tomando declaración a otros querellantes, hasta su regreso a Argentina a finales de mes.
Hasta la fecha, había tomado declaración a otras víctimas, tanto en Argentina como a través de vídeo conferencia desde el Consulado de este país en Madrid.
Josu Ibargutxi ha valorado de forma "muy positiva" la actuación de la jueza, aunque ha lamentado que "es una pena" que no pueda permanecer durante más tiempo en España, porque en otras comunidades hay numerosas víctimas.
El portavoz de esta plataforma ha confiado en que la jueza argentina "haga justicia" y ha denunciado que "ni la judicatura española, ni el Gobierno español" tienen interés en esclarecer los crímenes cometidos por el régimen franquista.

http://www.publico.es/politica/521951/esperamos-que-los-franquistas-sean-juzgados-como-los-nazis

Cita con la justicia (argentina) 78 años después

Francisco Rodríguez Nodal muestra a la jueza argentina en el juzgado de Carmona la foto con sus familiares asesinados. // O. C.
Francisco Rodríguez Nodal muestra a la jueza argentina en el juzgado de Carmona la foto con sus familiares asesinados. // O. C.

 Olivia Carballar / VÍDEO: FRANCISCO ARTACHO / 23 may 2014
Suenan las campanas de la torre del reloj. “¿Qué hora es?”, pregunta Bienvenida Guisado al guardia civil que custodia la puerta del juzgado. Son las once. Las once ya. Antonia Parra, que aguarda en un banco en el zaguán de las dependencias, calla. Mueve su pierna derecha y, a ratos, bebe agua. Su sobrina María José le trae el DNI. “Mira, el mío es de los antiguos, pero también es para toda la vida. Pone permanente”, explica Bienvenida. El de Antonia, que continúa en silencio agarrada a su muleta, caduca en 9999. Una tiene 77 años; la otra 78. A Antonia le mataron a su padre dos meses antes de nacer. A Bienvenida le mataron al suyo con sólo unos meses de vida. “Yo le he dicho a mi hijo que me compre una estantería en Ikea para colocar tantos libros como tengo, muchos del juez Garzón, porque yo leo como mi padre, al que asesinaron porque le leía los periódicos a los demás”, es lo poco -y lo mucho- que llega a decir Antonia en mitad de una espera que va ya por casi 80 años. “Pues yo todo lo contrario. Los mataron por saber. Así que para qué saber tanto”, masculla Bienvenida. Dos vidas paralelas que ayer caminaron cogidas del brazo por las calles de su pueblo, Marchena (Sevilla), camino de ser escuchadas por primera vez por la justicia. “Ya está aquí la jueza”, avisa su sobrina.
La jueza a su llegada a Marchena.
La jueza a su llegada a Marchena. // F. ARTACHO

María Servini, la magistrada que investiga los crímenes franquistas en Argentina, se baja de un coche negro y entra directa al juzgado, sin percatarse de que Antonia, a quien tomará declaración, la recibe en la puerta. Le siguen el fiscal y los secretarios judiciales. La gente hace cola en el registro civil. “Pues van a tener que venir mañana porque la secretaria de aquí tiene que estar en la declaración. Y luego el juez tiene una boda”, murmura un agente. Antonia camina por el pasillo y entra por fin, tras esos casi 80 años de espera y unos minutos de retraso, en el juzgado de instrucción 2 de su pueblo. Es una de las personas que se sumó a la querella impulsada por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica y dos familiares de desaparecidos en 2010.
“Esto es un retroceso de las recomendaciones de los derechos humanos, pero a la vez hay que agradecer la deferencia que está teniendo la justicia argentina con estas personas que se nos están yendo. Ese es el tema, que se vayan yendo sin encontrar justicia”, lamenta María José. Se fue su madre, la hermana de Antonia, aquella mujer sensata llamada Libertad a la que la insensatez y la barbarie hicieron borrar su nombre. Se fue, ya no está. Pero Antonia, al menos, continúa dentro. “La jueza ha escuchado lo que me ha preguntado el juez de aquí. Le he contado la verdad, los hechos”, narra Antonia a la salida, cuarenta minutos después.
La jueza argentina junto a Antonia Parra, a la entrada del juzgado de Marchena (Sevilla). // O. C.
La jueza argentina junto a Antonia Parra, a la entrada del juzgado de Marchena (Sevilla). // O. C.
A esa hora, en Carmona, Francisco Rodríguez Nodal revisa los documentos que le llevará a Servini, la esperanza de muchas familias tras el intento infructuoso de Garzón. “Víctimas y verdugos”, reza un titular de un periódico reciente. “Justicia a la barbarie”, afirma otro en una doble página amarillenta. Lleva años guardando todo lo que sale en la prensa en una carpeta azul. Falta aún media hora para que vengan a recogerle. Antonia y Bienvenida terminan de atender a los medios locales a la puerta del juzgado, se cogen otra vez del brazo y regresan a sus casas. La magistrada sube de nuevo al coche negro, conducido por Paco Villena, un querellante que pelea desde 2009, sin éxito, para que retiren una cruz de los caídos en su pueblo, en Hornachos, Extremadura. Explanadas verdes, amarillas, marrones se reparten a uno y a otro lado de la carretera. En un tramo los girasoles no miran. En otro, enseñan su mejor cara. Hay unos 30 kilómetros entre Carmona y Marchena, entre unos crímenes y otros. Sólo 30 kilómetros entre el dolor de tantas familias. 12.45. Ya es mediodía.
Artesanía, dice un cartel en una fachada encalada. Francisco, 88 años, sale de su casa con un bastón y un gorro de paja. Ha sido ebanista. Se sube al coche de Paqui Maqueda, otra víctima del franquismo y querellante, que ya declaró en Buenos Aires ante la jueza argentina. Conduce hasta el juzgado por un laberinto de calles estrechas como si el camino fuese una línea recta. Conoce muy bien el pueblo. Se sabe de memoria la sangría que los falangistas cometieron en Carmona, donde asesinaron entre tantos a su bisabuelo. “¿Usted siempre vivió acá en Carmona?”, pregunta la jueza a Francisco ya en el interior del juzgado. Francisco está sentado frente a ella. “Sí, desde siempre he vivido aquí”. Y comienza a sacar los papeles de su carpeta azul. “Carmona es muy bonito”, afirma la jueza, relajada, mientras bebe agua de una botella de plástico. “Este es mi abuelo, y estos de aquí mis tíos”, señala sobre la foto que acaba de entregarle. Servini sostiene en sus manos los rostros de sus cuatro familiares fusilados. Los mira atentamente. “¡Que me juzguen! ¡No he cometido ningún delito! ¡No quiero morir!”. Francisco tenía sólo 10 años cuando escuchaba estos gritos del terror. Vivía junto al rellano de los fusilamientos, al lado del cementerio. Era 1936.
“¿Este hombre qué es? ¿Implicado?”, pregunta un guardia civil a un metro de la sala donde conversan jueza y víctima. “No, no, él es víctima”, aclara Paqui Maqueda. “¡Ah, yo pensaba que era implicado, que la jueza había venido a eso!”, dice más tranquilo el agente sin atreverse a pronunciar la palabra asesino. “Ojalá, ojalá se juzgara a los asesinos”, concluye Paqui con todas las letras. “Sus lamentos me despertaban en el silencio de la noche. Yo vi las fosas”, recuerda Francisco, autor de un Guernica tallado en madera y autor de Caínes del amanecer, el libro donde cuenta todo lo que ayer, entre emociones, trasladó a la jueza, a quien regaló un ejemplar. Francisco acaba de recibir un homenaje y el pueblo le ha puesto una calle a su nombre. “Es un testigo muy iluminado, muy claro, muy gráfico, un escritor…”, lo define el fiscal tras más de una hora de declaración. “Con muuucha memoria”, añade la jueza. “Me impactó mucho la memoria que tenía el señor, lo mismo que el que visité en Miranda de Ebro. Por eso ha sido muy importante su testimonio, porque él ha escuchado, ha vivido las emociones de su casa, inclusive fue a la cárcel, vio a su abuelo y se despidió de él”, continúa explicando Servini a este periódico.

Francisco no le quiso decir a la jueza el nombre de los asesinos. Ellos ya están muertos y su familia no tiene la culpa, afirma sin rencor. Sólo quiere, como Antonia y Bienvenida, que la verdad y la justicia resplandezcan. “Y que no se olvide a aquellas víctimas que murieron por nosotros”, confía mientras camina de vuelta al coche. Antes de marcharse, la jueza saca una cámara digital pequeña de su bolso y pide una foto: “Acá, en la puerta del tribunal”, donde ayer llegó a escucharse hasta el himno de Riego: el móvil de Paqui Maqueda no paró de sonar.

"España ha entrado en una etapa muy peligrosa al no querer saber la verdad del franquismo"

ENTREVISTA | ESTELA DE CARLOTTO

La presidenta de las Abuelas de la Plaza de Mayo apoya a las víctimas del franquismo en la querella interpuesta en Argentina. Es una forma de devolver el apoyo que recibieron de España en el pasado.

Cristina de Carlotto.- FERNANDO GÁLVEZ

Cristina de Carlotto.- FERNANDO GÁLVEZ

 

JULIA PÉREZ Madrid 23/05/2014
 
Estela de Carlotto (Buenos Aires, 1930) lleva 37 años siendo abuela de Plaza de Mayo, en búsqueda de su nieto desaparecido y luchando para que las violaciones de derechos humanos que sufrieron en Argentina no se vuelvan a repetir. Ponente del I Congreso Internacional de Jurisdicción Universal, De Carlotto está muy agradecida a España porque cuando empezaron a denunciar por el mundo la represión de la dictadura argentina, "España nos abrió sus brazos. Encontramos al juez Baltasar Garzón, que empezó en la Audiencia Nacional a comprometerse para conseguir justicia, nos recibieron parlamentarios, asociaciones no gubernamentales, los sindicatos... Siempre ayudándonos. Ahora España ha entrado en una etapa muy peligrosa, que es la de no mover nada para la verdad ni la justicia e impedir y querer que no se hable de un pasado, que no se sepa la verdad de lo que hizo el franquismo", resalta.
Por ello, el movimiento de Abuelas que preside y otros grupos argentinos han apoyado a unos españoles, víctimas del franquismo, en la querella interpuesta en Argentina. Para ella, es "una forma de agradecer, de devolver con una expresión de trabajo y de compromiso a este país, lo que este España hizo por nosotros oportunamente".
¿Cómo es la situación actual en su país?
Por suerte en Argentina llevamos 30 años de democracia, la más larga de nuestra historia. Esta ‘década ganada', como llamamos las presidencias de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner, se ha puesto todo el empeño en reparar con la verdad, con el acompañamiento estatal, con la reparación económica, hasta darles títulos post mortem a los estudiantes que estaban en una carrera que no pudieron terminar porque los secuestraron y los asesinaron... Hay miles de situaciones valiosísimas en Argentina que nos hacen caminar bien y sentirnos reconfortadas, comprendidas.  Nunca buscamos venganza por mano propia, sino que reclamamos se hiciera justicia ante esta gente que son genocidas, asesinos, no se arrepienten, no condenan y amenazan con volver a repetirlo.  Ahora acá, en España, hay que animar a la gente a que no sea indiferente a ese pasado que enturbió por tantos años al país, y que nada debe ocultarse porque todo aquello que no se resuelva se repite.
"En España hay que animar a la gente para que no sea indiferente al pasado; lo que no se resuelve, se repite"
Usted sigue sin encontrar a su nieto, que tendrá ahora...
Cumplirá 36 años el mes que viene. No tengo la más remota idea de dónde pueda estar viviendo, porque ahora se habrá independizado, estará casado, tendrá hijos y vive en algún lugar del mundo porque ahora está todo globalizado. Por eso iniciamos hace diez años, en Madrid, una Red Europea por la Identidad para que si algún chico en edad de nuestros nietos vive acá y duda de su identidad, tenga dónde recurrir para saber cómo llegar a la verdad. Muchos chicos han concurrido, pero su sangre no coincidió con ninguna familia. Pero queda ya reservado su mapa genético, porque ha pasado que, a veces, se han presentado chicos con dudas y no daban con nadie y, de repente, aparece el familiar. Hasta ahora han aparecido 113 niños robados, no todos vivos lamentablemente porque los últimos tres casos de este año eran jóvenes que fueron asesinadas y mataron al bebé.
Denuncia que una de las consecuencias de las represiones es la enfermedad que surge en el entorno familiar de la víctima.
Hay familias más vulnerables que otras. Mi familia fue muy afectada, con el secuestro de mi marido, luego el de Laura, la entrega de su cadáver y nuestro nieto que no encontramos... Mi vida cambiada de ser directora de escuela primaria a transformarme en una mujer que no sabía qué hacer. Es una quiebra familiar. Yo dejé de ser la madre y la esposa para transformarme en una mujer buscando, con mi marido que me ayudaba, me esperaba y sufría. Por eso él se fue antes. Y afectó a dos hijos más, a quienes obligamos que se fueran al exilio, y quedó el más chico que fue el más victimado, porque era adolescente y quedó solo: con una madre ausente, un padre sufriendo, los hermanos lejos y una hermana muerta. Pero tuvimos la capacidad de recuperarnos, porque yo nunca dejé de luchar. Mi marido se murió antes del dolor, de su enfermedad, pero nunca bajó los brazos. Él fue secuestrado, torturado, le preguntaban por sus hijas, pero lo podrían haber matado porque no iba a hablar de ellas... Y yo trabajando, y manteniendo a la familia.
Mis hijos han regresado a Argentina, estamos todos juntos, tengo 13 nietos, dos biznietos. Tenemos una familia unida, bien italiana. No perdimos la unión familiar ni nos echamos culpas unos a otros.
 Su hijo adolescente es hoy ya adulto...
Ahora es un diputado que preside la Comisión de Derechos Humanos. Siempre está en el tema y desde chiquito, aunque estaba solo, militaba con los organismos de derechos humanos que iban naciendo. Nunca nos entró el miedo ni la parálisis. Ahora, hubo familias que sí, que incluso no quisieron saber nada, casi invirtiendo la orden de la culpa porque su hijo desaparecido se había metido en política. Uno puede entenderlo porque no estábamos preparados, y fue tan atroz la dictadura, tan engañosa, con esa prensa monopólica que mentía, como sigue mintiendo hoy en día.
Aún siguen publicando que usted es una falsa abuela.
Sí, así es. Yo tengo un cadáver para mostrar, el de mi hija, pobrecita, tengo toda la documentación de lo que certificó el forense cuando la exhumaron, que tuvo un bebé, que estuvo secuestrada esos nueve meses y que la asesinaron. Todo eso lo negó la dictadura. Esas barbaridades tan dolorosas que dicen, ¿cómo voy a mentir, por Dios? Teniendo todas las pruebas, es tan mala gente que, a veces, sorprende porque tienen el poder de mostrar hasta en televisión sus mentiras de una manera engañosa.
"La mayoría de la sociedad ha entendido a las Abuelas de la Plaza de Mayo: nos aprecia, respeta y ayuda"
¿Cómo se defiende frente a la difamación?
La mayoría de la sociedad nacional e internacional nos ha entendido, nos aprecia, nos respeta y nos ayuda. Hay grupos pequeños que ideológicamente, o por interés económico, nos desprestigia. Son menos, son pocos, pero tienen poder económico y mediático. Contra eso, uno presenta su verdad y no perdemos tiempo ante la mentira, que tiene patas muy cortas. Lejos de perder rédito, las Abuelas vamos ganando adeptos. Pero eso que había antes, que no nos creían, ya no existe.
Usted es vista como un ejemplo de superación.
Hay muchas mujeres que no se conocen. No creo que una madre deje de buscar a su hijo, ni que una abuela no busque a ese nieto que fue robado. Nunca puede estar bien una persona a quien le quitan su identidad y le quitan su historia y que, en el fondo, no sabe quién es. No se puede vivir así, porque la falta de identidad se transmite a los hijos y nietos. Eso está probado.
Su hija Laura ya dijo a sus asesinos que usted la buscaría hasta el final.
"Mi vieja -dijo a los milicos- no les va a perdonar lo que me están haciendo y mientras viva les va a perseguir". Ella me conocía más que yo misma, porque yo no era de ir a marchas; yo era una maestra, una mujer de casa, de clase media, burguesa... Ahora, lo que nunca soportaba era la injusticia. Pero mi hija sabía que yo, para defender a mis hijos, era leona.

miércoles, 21 de mayo de 2014

Seis víctimas del franquismo que la Justicia argentina (y no la española) visitará en su casa

La jueza María Servini visitará en los próximos días el domicilio de víctimas de la dictadura franquista, que por razones de edad no han podido desplazarse hasta Argentina. Será la primera vez que declaran ante la Justicia, pero no será ante la judicatura del país que cometió los crímenes

Mujeres suplicando a los soldados franquistas por la vida de sus familiares prisioneros, en Constantina (Sevilla)1936

Mujeres suplicando a los soldados franquistas por la vida de sus familiares prisioneros, en Constantina (Sevilla)1936-WIKIPEDIA


ALEJANDRO TORRÚS Madrid 19/05/2014 
 
"Garzón luchó por nosotros... pero no le dejaron", dice Antonia Parra, de 77 años, con voz de resignación tras haber tocado la puerta de ayuntamientos e instituciones buscando los restos mortales de su padre, fusilado el 4 de septiembre de 1936. La Justicia española nunca la llamó a declarar en una causa abierta contra el franquismo. De hecho, nunca investigó los crímenes cometidos por la dictadura durante la Guerra Civil y los 40 años posteriores. La semana próxima, sin embargo, una jueza, María de Servini de Cubría, tocará la puerta de su casa para escuchar su tragedia. Aquella que le cambió la vida y la condenó a una infancia de miseria. La jueza pertenece, no obstante, al cuerpo de funcionarios de la Justicia argentina, la única que hasta el momento tiene una causa abierta que investiga el franquismo y que se ha interesado en escuchar los testimonios de las víctimas.
El testimonio de Antonia, los de las cinco personas que la acompañan en este reportaje y los de tantas otras miles de víctimas, han permanecido ocultos durante años. Grabados a fuego en lo más profundo de sus memorias y, como mucho, en alguna pequeña libreta donde han querido dejar constancia de sus vidas para que aquellos que provocaron y ganaron una Guerra Civil no ganaran también la batalla de la Memoria Histórica. Ahora podrán contarlo ante un juez. Están emocionados y también nerviosos. Paco Marín, de 92 años, aún llora cuando recuerda la última vez que vio a su padre. Se lo llevaban de su casa cuatro falangistas y cuatro agentes de la Guardia Civil. "Parece que lo estoy viendo mientras te lo cuento", dice. Por fin, la Justicia escuchará también su tragedia. No es la española, como le hubiese gustado a todos ellos.

Faustina Romeral Cervantes, 90 años/ Madrid

 Faustina Romeral cumplió los 90 años el pasado 1 de mayo, una fecha que le ha generado muchos "disgustos" sobre todo durante su estancia en la cárcel entre 1946 y 1952, cuando no se permitía oír "ni una mosca" durante el 1 de mayo. "Pero yo no tengo la culpa de haber nacido ese día", asegura con una sonrisa. La vida Faustina refleja a la perfección la tragedia que supuso la Guerra Civil. "Destrozaron la vida de mi familia solo porque mi padre era socialista.¿Tenían derecho a esto?", se pregunta esta mujer.
Su padre, Eladio Romeral, fue alcalde de Mora, Toledo y diputado del PSOE Su padre, Eladio Romeral, fue alcalde de Mora (Toledo) entre 1931-1932 y 1931-1932 y en 1938-1939, asimismo desempeñó el cargo de diputado provincial por el PSOE. Por eso, cuando la guerra ya estaba perdida, Eladio se llevó a su hija y a su mujer a Alicante en busca de un barco que pudiera llevarlo al extranjero y huir de una represión segura. Alguien en el partido le había dicho que habría hueco para él. Pero el barco no llegó. Faustina y su madre fueron llevadas al campo de concentración de los almedros y el padre fue llevado al campo de Albatera. Ese momento, fue la última vez que vio a su padre. "Tengo grabada la imagen de los ojos de mi padre despidiéndose de mi madre y de mi. Él sabía que no nos volvería ver", relata a Público Faustina.
A partir de este momento, la vida de Faustina y la de su familia sufre una tragedia tras otra. Por diferentes vías, los tres fueron enviados a Mora. Allí, su padre sería encerrado para en noviembre de 1939 ser fusilado. "El día que mataron a mi padre yo estaba en casa de una prima hermana mía muy lejana. Me acuerdo de ver pasar una vecina que estaba muy triste. Acto seguido mi prima me dijo que habían matado a mi padre", cuenta.
Era el mes de noviembre de 1939. Durante semanas, Faustina se había estado escapando junto a una amiga para acudir a un parque desde donde se veía como sacaban por la noche a prisioneros. "Queríamos ver si sacaban a los nuestros. ¡Qué dolor!", recuerda hoy esta mujer. Su madre, en cambio, sería encarcelada en el penal de Ocaña por el único delito de ser mujer de. Sus tíos también fueron encarcelados y uno de ellos moriría en la cárcel tras protagonizar una huelga de hambre. Sus casas fueron ocupadas por los miembros el ejército franquista. La de sus padres podría recuperarla poco después. La de sus tíos sería robada para siempre por el recaudador de impuestos de la zona.
Ella, que se había quedado sola "como un perrito", se fue a vivir con unos familiares en una localidad vecina. Tras varios años en casa de su familiar, Faustina decidió mudarse a Madrid y comenzar a trabajar como enlace del PCE a las órdenes de Agustín Zoroa. Tenía que conseguir dinero para que su madre pudiera tener una vida digna. A pesar de la clandestinidad, esta es buena época para Faustina, que consigue traerse a su madre a vivir con ella. Sin embargo, el destino le daría un nuevo golpe. En 1946 fue detenida junto a los miembros de la Delegación del Comité Central o "Comité de Madrid". Agustín Zoroa, su gran amigo, sería fusilado y ella pasaría por la Dirección General de Seguridad, por la cárcel de Ventas y por la de Segovia. En total, seis años. "Sabiendo que estaban a punto de detenernos, le dijimos a mi madre que se volvería al pueblo. Se salvó por dos o tres días", relata Faustina.Ahora, con 90 años, Faustina se pregunta si mereció la pena tanto sufrimiento y tanto dolor. "Mira cómo están las cosas. ¿Ha merecido la pena tanta muerte y tanta destrucción? Siguen mandando los mismos que hicieron la guerra. ¿Serán capaces los jóvenes de darle la vuelta a esta situación", se pregunta Faustina.

Francisco Marín Cabello, 91 años/ Sevilla

 Francisco Marín prefiere que le llamen Paco. Y que le tuteen. El usted, dice, le "hace muy mayor". En enero cumplirá 92 años. De niño, antes de la Guerra, le gustaba ir a la escuela. Iba al colegio público Giner de los Ríos, en Sevilla. "Era una escuela que había fundado la República", cuenta. Le gustaba tocar el piano y ya había aprendido solfeo. Él quería ser músico. Un día, el 18 de julio de 1936, su padre le dijo: "Si estos canallas triunfan... ¡Cuántas cabezas van a cortar!". Apenas dos meses después, en septiembre de ese mismo año, fue fusilado. Su delito era ser comunista.
"Mi padre era comunista, dicen que murió con los brazos en alto gritando ¡Viva la República!"Manuel Marín Rodríguez, que así se llamaba su padre, fue detenido dos noches antes de su fusilamiento en su casa. Cuatro agentes de la Guardia Civil y cuatro falangistas fueron a por él. Paco, que por aquel entonces tenía sólo 13 años, lo vio todo. Llora cuando lo recuerda. Aún tiene la imagen grabada en su memoria. "Te lo estoy diciendo y es como si lo estuviera viendo. Estoy viendo ahora a los cuatro guardia civiles y a los cuatro falangistas. Mi padre tenía 38 años y rebosaba salud. Me ha dejado marcado para toda la vida", relata a este diario.
Fue él quien tuvo que dar la noticia de su ejecución a su madre. Tras cinco días buscándolo en todas las comisarías de la ciudad, Paco se encontró casualmente con Miguel, vecino y camionero de profesión, que le contó que dos noches atrás le habían obligado a llevar a Manuel Marín y a otros 19 detenidos, entre ellos una mujer y un capitán de la Guardia Civil. "Él me contó que vio cómo fusilaban a mi padre. Me dijo que fue el más valiente de todos y que murió con los brazos en alto gritando ¡Viva la República!", asegura.
El asesinato de su padre dio un giro radical a la vida de Paco. Dejó la escuela inmediatamente y comenzó a trabajar. Lo hizo en la misma fábrica donde trabajó su padre. Aún recuerda el momento en el que le entregó su primer sueldo a su madre. Eran 12 pesetas. "Mi vida la arruinaron porque mi vida hubiera sido otra. Dejé la escuela y la música y sólo pude ocuparme de llevar mi casa y a mi madre adelante. Éramos seis hermanos y mi madre estaba embarazada del séptimo y yo era el mayor de todos", recuerda.
Ahora, cuando faltan apenas unos días para que la Justicia argentina toque su puerta, Paco reconoce "estar disfrutando" del momento y con todos los documentos preparados para mostrarlos a la jueza. En estos días de espera, recuerda especialmente las enseñanzas que le transmitió su padre: "Mi padre me hizo un hombre siendo yo niño. Una vez me dijo: 'Paquito, hijo, el ejército mejor organizado del mundo es el clero'", sentencia.

Antonia Parra Villalba, 77 años/ Marchena (Sevilla)

 Antonia nació dos meses después del asesinato de su padre, Antonio Parra Ortega. De él, heredó el nombre. Sus restos se encuentran supuestamente en la fosa del cementerio de Marchena, aunque aún no han aparecido. Ella ya casi ha perdido la esperanza. "Yo no tengo ya esperanzas en encontrar el cuerpo de mi padre. Pero quiero que siga la búsqueda y la lucha por la memoria, pero después de tanta búsqueda estoy ya desilusionada", asegura a Público, que relata que a su padre lo mataron "por ser de izquierdas".
Era el 4 de septiembre de 1936. Ella nacería el 4 de noviembre de ese mismo año. Su padre tenía 34 años cuando fue fusilado y dejó una viuda embarazada de siete meses y dos hijos pequeños. La mayor de los hijos se llamaba Libertad, aunque tras la victoria de Franco tuvieron que cambiarle el nombre y pasó a llamarse María. Desde pequeña ha escuchado en su casa el trágico final de su padre, aunque lo fue comprendiendo con el paso de los años."Se quedó mi madre sola con tres niños y pasamos mucha miseria. Nunca paró de trabajar. Me acuerdo que con la ropa de mi padre nos hacía ropa para nosotras que arreglaba a su manera cosiendo. En el verano, por ejemplo, nos hacía alpargatas con suelas y retales de costales. Estábamos en la miseria absoluta", relata.
"Mi madre nos hacía ropa con la ropa de padre. Pasamos mucha miseria"
 Tras tocar la puerta de ayuntamientos, alcaldes, defensores del pueblo y las más diversas instituciones, Antonia podrá contar durante los próximos días su tragedia a la Justicia argentina. Se siente "impresionada". "Pensábamos que teníamos que ir a Madrid, pero nos han dicho que vendrá ella hasta aquí. Eso sí, es la Justicia de otro país. Esta aún es incapaz. Garzón lo intentó... pero no le dejaron", sentencia.

 Julen Kaltzada Ugalde, 78 años/ Busturia (Euskadi)

 Julen Kaltzada es uno de los aproximadamente cien curas que pisó la cárcel de Zamora durante el franquismo. Antes, en 1937, su padre fue detenido y fusilado por su cargo de concejal en el ayuntamiento de Vitoria. Él decidió continuar la lucha contra la dictadura desde su posición de sacerdote. Entre el 30 de mayo y el 1 de junio de 1969 permaneció encerrado, en huelga de hambre, en la sede del obispado de Bilbao en protesta por las torturas que cometía el régimen en las cárceles. "Me echaron 12 años de cárcel por rebelión militar por haber estado cuatro días en huelga de hambre", relata a Público Kaltzada, que fue condenado en los Procesos de Burgos de 1970 acusado también de colaborar con ETA.
Fue a la cárcel por colaboración con ETA. Antes, en 1937, su padre fue detenido y fusilado por su cargo de concejal en Vitoria
"Tras el encierro enviamos una nota a París explicando que hicimos la huelga de hambre para denunciar las torturas del régimen ya que si los obispos callaban teníamos que hablar los sacerdotes", prosigue. En 1977, Kaltzada salió de la cárcel con la ley de Amnistía y comenzó una larga trayectoria política y lingüistica. Tras abandonar ETA, no se integra en ninguna organización política y comienza a dar clases de euskera para adultos y a traducir clásicos de la literatura europea al euskera. En 1989, encabezó las listas al Parlamento Europeo por Herri Batasuna. En 2003 fue cabeza de lista de Autodeterminaziorako Bilgunea (AuB) y en 2007 apoyó públicamente el manifiesta de ANB Guk euskal nazioa, Independentzia.Julen cuestiona que la Justicia española actual haya conseguido librarse de la herencia franquista. "Antes me condenaron y ahora la Justicia no ha dicho en ningún momento que aquella condena no fuera válida o fuera mala", asegura, Julen, que señala que se apuntó a la Querella Argentina para que las cosas mejoren y pueda haber, al fin, justicia para todos.

Teresa Álvarez Alonso, 93 años/ Madrid.

Teresa nació el 26 de noviembre de 1920 y, tras la caída de Asturias en manos del ejército franquista, comenzó la tortura de su familia. Su abuelo, su padre y un hermano serían encarcelados y otro hermano desaparecería para siempre. En el caso de su abuelo, Evaristo Álvarez fue detenido después de la Guerra acusado de pertenecer al Comité de Guerra de Trubia. Tras ser condenado a 30 años y un día, fue desplazado a la Isla de San Simón, en Redondela (Pontevedra). Aparecería muerto en el cementero de Vigo el 30 de abril de 1942. Un compañero salido de la misma cárcel (natural de Trubia), fue a casa trayendo sus efectos personales. El compañero aseguró que lo vio muerto, de "descomposición".
Su abuelo, su padre y un hermano serían encarcelados y otro hermano desaparecería  El padre de Teresa , Francisco Álvarez, fue detenido acusado de ocupar una casa que pertenecía a un coronel. Tras pasar por varios campos de concentración fue liberado porque "no valía para trabajar en el batallón de castigo". De la prisión saldría sordo. "Los falangistas le metieron la varilla de un paraguas por el oído, dejándolo sordo", escribe la nieta de Teresa, Inés, a Público. Además del encierro de su padre y abuelo, con la consiguiente muerte del abuelo y sordera del padre, Teresa tuvo que vivir la persecución de dos de sus hermanos. Sancho Álvarez, que había nacido en 1918 en Bayo (Asturias), fue detenido por los falangistas por "estar manchando en sangre" y fue llevado al centro de detención de Grado. Teresa, encargada de llevar comida a sus familiares presos, buscó a su hermano en el campo y se acercó al sótano donde estaban los presos. "Un detenido le dijo que a Sancho lo sacaron a las doce de la noche a pasear", cuenta su nieta a este diario, que señala que nunca más se volvió a saber de él. El otro hermano, José Álvarez Alonso, fue detenido y encarcelado. Más tarde sería llevado a un batallón de trabajadores en Barcelona donde terminó su condena de "aproximadamente" dos años. Tras su liberación, regresó a casa y se marchó a Argentina.

Felix Padín Gallo, 97 años/ Miranda de Ebro

   Félix Padín tiene 97 años. Este mismo mes de mayo será homenajeado en el Parlamento de Euskadi. Su memoria es historia viva de la Guerra Civil. Luchó en los batallones de la CNT Isaac Puente y Durruti. Primero como miliciano y después como sargento. El 16 de junio de 1937 fue detenido en Burgui (Vizcaya) y comenzó un largo peregrinaje como preso. Ahora, con 97 años, y en silla de ruedas, prepara su querella para adherirse a la Querella Argentina. La jueza María Servini en los próximos días.
Padín pasó seis años de su vida en batallones de trabajo forzado. Fue obligado a cavar trincheras en primera línea de fuego. "Mientras trabajaba para el enemigo, pensaba que si me mataban sería justo. Estaba ayudando a que los míos perdieran la guerra, pero no tuve otro remedio", señaló Padín en una entrevista concedida a El País en 1977.
Luchó en los batallones de la CNT Isaac Puente y Durruti. Fue detenido en el 37 Antes de su detención, Padín había sido testigo del primer bombardeo del ejército franquista sobre población civil. Fue el 22 de julio de 1936 y sucedió en la pequeña localidad de Otxandio (Bizkaia). El pueblo estaba celebrando sus fiestas patronales cuando dos aviones Breguet XIX con banderas republicanas pintadas sobrevuelan el casco urbano entre las 9.00 y las 9:30 de la mañana procedentes de Logroño. Los ciudadanos, tras ver la bandera republicano, continuaron sus fiestas. De pronto, comenzaron a caer bombas causando la muerte de 57 personas. Esa misma tarde otro avión surcó los cielos de Otxandio pero esta vez su objetivo no fue la villa sino Bilbao, donde arrojó proclamas firmadas por el General Mola invitando a la población y autoridades a rendirse.