miércoles, 25 de octubre de 2017

Los últimos españoles de Mauthausen y Deportado 4443

Carlos, Ioannes, Víctor y Pepa.
El pasado 23 de octubre en la biblioteca del Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy la Asociación Memoria Histórica de Cartagena junto con la concejalía de cultura del Ayuntamiento de Cartagena organizamos un acto de presentación del comic “Deportado 4443”. El acto tuvo como ponentes a los autores del libro, Carlos Hernández e Ioannes Ensi (Juan Espadas), junto con el joven historiador murciano Víctor Peñalver, presentados los tres por la presidenta de la Asociación, Pepa Martínez.
Con la directiva de la Asociación.
Muy aceptable presencia de público.
Después de la presentación de los ponentes por Pepa, a los que agradeció su presencia (así como al concejal de cultura David y, de manera especial a Alina Ortiz, familiar de dos de los deportados, que vino de Águilas para el acto), tomó la palabra Víctor Peñalver para señalar la importancia de conocer la Memoria tanto tiempo sustraída (todavía lo está) a los que vivieron la guerra civil y  la posguerra, y a las generaciones posteriores a ellas. Expuso que su iniciación en el estudio memorialista tuvo lugar con el “centro de trabajo para presos políticos” del pantano del Cenajo.  Lo que más le llamó la atención de este sitio es que sólo se conociera como un lugar de recreo, en el que cómo única manifestación de su creación fuera una placa de inauguración por el sanguinario  generalísimo Franco y que nada mencionara del trabajo realizado por los republicanos represaliados por el mismo dictador. A este historiador le tenemos que agradecer, no sólo su presencia en el acto sino también, el habernos puesto en contacto con los autores del libro motivo de este acto. Gracias a su apoyo, entre otras más personas, como es lógico, también se han podido reconocer (o están aprobados en los plenos de los distintos ayuntamientos hacerlo) a los deportados nativos de las localidades siguientes: Molina del Segura, Calasparra, Cehegín, Moratalla, Bullas, Caravaca, Jumilla, Águilas, Mula, Murcia y Cartagena (si bien, con anterioridad ya se había hecho en Yecla, La Unión y Mazarrón).
Con la presencia del concejal de cultura.
Antes de la exposición del libro, el guionista Carlos Hernández, explicó cómo surgió la idea de dar a conocer a través de las redes sociales,  Twitter entre ellas, la experiencia de uno de los deportados (el 4443, qué resultó ser su tío, Antonio Hernández Marín y natural de Molina del Segura). Después presentó y agradeció al ilustrador Ioannes su trabajo y el haber ofrecido una idea genial en la divulgación de este acontecimiento de la historia de casi 10.000 españoles deportados a los campos de concentración nazis, que han estado (y todavía están) en el más absoluto anonimato y en el más escandaloso de los olvidos. Y de eso  trata este trabajo, de llegar al mayor número posible de gente y, sobre todo, para que no se olvide, con la intención última de subsanar  esa deficiencia cultural,  como es el desconocimiento de nuestra historia más reciente. Ioannes expuso la gran cantidad de tiempo que tuvo que dedicar a la observación de una ingente cantidad de testimonios y de fotografías para realizar las ilustraciones que más fehacientemente reflejaran la realidad de lo que se quería exponer. Juan nos mostró su gran sensibilidad cuando expresó que había hasta llorado al realizar su trabajo, y su gran humildad cuando quiso trasladar, casi en exclusividad, al guionista el mérito del libro (humildad que fue resaltada por este último). Carlos también resaltó las lagunas gráficas de los campos de concentración nazis, lagunas que en parte quedan tapadas con el esfuerzo de Ioannes.
Seguidamente Carlos pasó a exponer, a través de un cañón de proyección, el contenido del trabajo: explicando en primer lugar la procedencia de estos deportados (aunque todos procedentes del exilio español en Francia, hubo tres líneas de reclutamiento hacia
70 cartageneros deportados,
40 no regresaron.
  esos campos: alistamiento en la Legión Extranjera Francesa,  los guerrilleros que lucharon en la Resistencia francesa y  la columna de civiles del denominado “convoy Angulema” procedentes de los campos de refugiados del sur de Francia), pero lo más importante de su exposición fue la demostración de la responsabilidad del fascismo español en  estas deportaciones, y más concretamente en las del mismo Franco y del “cuñadísimo” Serrano Suñer.

Alina.
Carlos resaltó también la presencia de Alina, por lo duro que tiene que resultar imaginar como su padre y su tío, Gonzalo y  Antonio Ortiz Crespo, respectivamente, se quitaron la vida lanzándose contra las alambradas electrificadas que rodeaban el campo de concentración de Mauthausen (el llamado campo de los españoles).

Nos transmitieron también la necesidad de conocer esta historia, que para otros lugares, para Francia, para Bélgica, Inglaterra e incluso para Alemania es normal recordarlo, es normal homenajear a sus héroes (y nuestros deportados son héroes porque lucharon por nuestras libertades) y, precisamente por eso, ese gran trauma lo han superado. Para los pocos supervivientes que quedan de estos deportados españoles, ya lo de menos  es su reconocimiento  (que evidentemente se merecen),  lo que más interés tiene para ellos es  el conocimiento de estos hechos, el que no se olviden. Simplemente por ellos, ya merece la pena no olvidar, se lo debemos. Es incomprensible e intolerable el que, con mayorías absolutas que ha tenido el PSOE,  no se haya hecho aún, cuando deberían estar, hace ya mucho tiempo,   en los libros de texto, desde que el golpe de estado dejó de ser un peligro.







martes, 17 de octubre de 2017

Presentación del libro "Deportado 4443" de Carlos Hernández e ilustrado por Ioannes Ensis.

Más de cinco mil quinientos españoles, de los nueve mil trescientos cautivos en campos de concentración nazis, solo pudieron abandonar los campos de la muerte de Hitler a través de las chimeneas de los siniestros crematorios convertidos en humo y cenizas. La historia de todos ellos fue enterrada por el franquismo y olvidada, después, por nuestra democracia. Para recuperar la memoria de estos hombres y mujeres, Carlos Hernández de Miguel, entre enero y mayo de 2015, resucitó en Twitter al deportado 4443, un portavoz de todos los compañeros del campo de concentración que describió, tuit a tuit, lo que iba ocurriendo en el campo de Mauthausen. Poco después de  terminar de narrar su historia,   Ioannes Ensis se puso en contacto con Carlos para proponerle ilustrar los tuits que fue leyendo durante ese tiempo, para contribuir en que esas escalofriantes historias no cayeran en el olvido. Todo ello concluyó en este riguroso trabajo, sin margen para la invención, basado en el testimonio de los pocos supervivientes, en pruebas documentales, y asesorados  por un grupo de  historiadores y dibujantes expertos.

La presentación correrá a cargo del investigador Víctor PeñalverPepa Martínez (presidenta de la MHC) y los autores Carlos Hernández de Miguel e Ioannes Ensis. Será el martes, 24 de octubre, a las 20 horas, en la Biblioteca del Centro Cultural Ramón Alonso Luzzy.

viernes, 13 de octubre de 2017

Presentación del libro "Blanca de Guerra" de Juan Eladio Palmis.


Podían hacer lo que les viniera en gana con las mujeres blancas rojas republicanas. Y ése fue uno más de los motivos por el que más de cien mil moros marroquíes, por lo general  gente del Norte de Marruecos, rifeños, muy bien pagados, olvidando los recientes tiempos en que sus cabilas fueron gaseadas, se alistaron bajo las órdenes de los mismos militares españoles a los que no les temblaron las manos a la hora de firmar las órdenes de gasear a las poblaciones civiles indefensas. La rebelión clérico-mílico-patronal que asoló España, no fue una rebelión  espontánea de corte romántico para derribar una forma de gobierno, fue algo muy premeditado y planificado que se puso en marcha cuando sobró dinero para el pago de mercenarios y la compra de armas en pos de algo que llamaron cruzada, cuando las fuerzas de infantería más dramáticamente efectivas fueron gentes alejadas del acaparador de riquezas altar cristiano. Ésta es la realidad a la que nos acerca BLANCA DE GUERRA, novela histórica de JUAN ELADIO PALMIS.


Este autor, marino en su juventud, que dispone de un amplio abanico de obras que van desde más de cien mil poemas, varias novelas basadas en hechos históricos, ensayos sobre diferentes puntos de vista de la Historia escrita, y miles de artículos de opinión en diversos medios de prensa, estará a nuestro lado el viernes, 20 de octubre para presentarnos en su trabajo número setenta y tres.
"BLANCA DE GUERRA" es la cuarta obra de la colección editada por la ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA. 





Junto al autor, se encontrará en la mesa Guillermo Vignote Mingorance, miembro de la junta directiva de la asociación. 


Colabora la Universidad Politécnica de Cartagena.



Os esperamos el próximo 20 de octubre de 2017, viernes, a las 19,30 horas, en el salón de actos de la Residencia Universitaria Alberto Colao.

A continuación reproducimos aquí una crónica del propio autor del libro sobre el acto de presentación de su obra y  lo que le motivó hacerla.


FRANCO PAGÓ A SUS MERCENARIOS CON ESPAÑOLAS REPUBLICANAS

Hace unos años pude testimoniar a algunos de aquellos soldados moros, que a cambio de un jornal, además de especies y legumbres, y la posibilidad de hacer lo que les viniera en gana con las mujeres españolas que se encontraran a su paso, motivó que muchos de ellos se alistaran como mercenarios. Les dio exactamente igual que fueran solteras o casadas, vírgenes niñas; los franquistas ofrecieron a las mujeres españolas, republicanas o no, a las tropas mercenarias moras, con la sola condición de que las mujeres elegidas fueran gentes humildes

Les dio exactamente igual que fueran solteras o casadas, vírgenes niñas o maduritas; un grupo compacto de españoles que presumen por más de medio siglo de ser los dueños de su patria amada, todos de la misma tipología de los que se visten con la bandera de España, de su España, y no se les ha visto soplando por Galicia apagando ni una ascua de fuego, y sí, bocadillo, autobús, hotel, y lo que haga falta; albañiles patrios, remendando España para que no se rompa, le ofrecieron sus antepasados las mujeres españolas, republicanas o no, a las tropas mercenarias moras, con la sola condición de que las mujeres elegidas fueran gentes humildes, en aquella famosa “cruzada” que la derechona clerical española, en un monopolio informativo vergonzante y vergonzoso, viene publicitando como le ha dado la gana más de ochenta años.
No fue cómplice, ni mucho menos, el silencio de los españoles que sobrevivieron a la sublevación armada que principió el clero español vaticano porque perdía sus subvenciones y propiedades “heredadas” de sus abuelos, y encontró unos militares, en su mayoría africanistas, expertos en la guerra con Marruecos, adecuados para sus fines cuando hubo dinero de sobra procedente del fascismo mundial que lo obtuvo con facilidad con el tabaco de contrabando y la venta de armas, y contrataron mercenarios por miles, que subieron para la Península. Y, repitiendo luchas religiosas de antaño, antes se cansó el acero de herir, que el brazo de degollar.
Se guardó silencio en España por miedo, por represalias de todo tipo, condición y bajezas. Y porque incluso hoy en día, con muchos años por detrás, una prensa fascista, subvencionada, unos ayuntamientos sin ley ni legalidad, siguen arrimándoles fondos públicos a la iglesia trinitaria vaticana, a una secta religiosa que en España no goza del reconocimiento de la Constitución, pero eso no es óbice para que a la vista de todo un entramado de unos herederos del franquismo, que empieza en el Pepé y abarca al Pesoe, lo permiten tranquilamente, con una impunidad de destemplanza social.
Ayer tarde, en una ciudad como lo es (o lo fue) Cartagena, editado por la Asociación para La Memoria Histórica, un libro de mi autoría, cedido a ellos al objeto de intentar lograr fondos de subsistencia, por efecto de una reacción ante una acción que supera con creces el medio siglo de tiempo, mucha gente, para lo que es una ciudad totalmente hipotecada por unos medios de comunicación, prensa, radio y tv. al servicio descarado de la derecha y la derechona más casposa y retrógrada, acudió gente sin miedo a escuchar cosas, para algunos novedosas respecto a lo que por tantos años nos hemos tenido que tragar solo bajo el punto de vista clerical y del casino.
La Revolución que se inició en el norte de África, en Marruecos, contra el colonialismo esclavizador y humillador, y que España, auxiliada por la derechona europea y mundial, lo sesgó utilizando por primera vez en la historia de la humanidad gas letal contra las poblaciones de civiles indefensos. La revolución social que estaba gestando en España la república, dándole valor al trabajo jornalero y estableciendo el principio del que quiera cura que se lo pague, a todo aquello se le aplicó la misma medicina, aunque sin gas en el caso del territorio español, pero con los mismos matices de no dejar vivo a nadie, y los que quedaran vivos, que se quedaran mudos llenos de miedo.
Durante muchos años se ha publicitado en España aquello de que los dos bandos, los legales y los rebeldes, fueron despiadados; y claro, después de tantos años de publicitarlo y ocultar la atrocidades de un franquismo vaticanista, que después del alto el fuego no fusiló a más porque no quedaban cunetas suficientes en España, haciéndolo de un modo totalmente gratuito y solo por implantar el miedo que aún se deja ver en nuestra actualidad junto a frases hechas que repiten la crónica mentirosa, parcial de unos años en los que la verdad siempre la han tapado y la siguen tapando para que la gente lo ignoremos.
Hace unos años pude testimoniar a algunos de aquellos soldados moros, por lo general rifeños, que a cambio de un jornal, además de especies y legumbres, y la posibilidad de hacer lo que les viniera en gana con las mujeres españolas que se encontraran a su paso, motivó que muchos de ellos se alistaran como mercenarios, recordando, algunos pocos de ellos, a los suyos que fueron masacrados por las tropas españolas en su intento de fraguar su independencia colonial.
En cualquier país, incluso en algunos lugares de España, la presentación de un libro, siempre es un acto cultural al que suele acudir gente, especialmente los que cobran para ello, y los medios locales de información, cuando reciben subvenciones para fomentar la cultura. Pero, en Cartagena tan solo acuden los medios de comunicación y las llamadas autoridades vestidas de domingo, a aquellos actos locales donde se haga una reiteración de las excelencias de estar gobernados desde posiciones políticas y económicas que las marca la sacristía con sus distintas sectas, y el casino a rebosar de señoritos del pío pío.
Y cada vez con más olor al franquismo profundo que padecemos, que con rabia se opone a que se refiera la verdad y que cada cual obre, posteriormente, en consecuencia.