Efemerides

Asociación Memoria Histórica de Cartagena

 In Memoria de los Marinos Republicanos del "Miguel de Cervantes"

El próximo 22 de Noviembre, se cumple 75 años años del ataque del submarino Italiano "Torricelli",  al crucero republicano "Miguel de Cervantes".atracado en el puerto de Cartagena



Tumba con los restos de los marineros del crucero republicano "Miguel de Cervantes" atacado con torpedos por el submarino italiano "Torricelli" el 22 de noviembre de 1936. El nicho y la lápida fueron sufragados por la Flota Republicana, pero el régimen
franquista hizo desaparecer parte del texto. Esta tumba ha sido recientemente localizada y la Asociación Memoria Histórica de Cartagena, la incluirá en su programa de recuperaciones y homenajes.




Vista del Puerto de Cartagena
A la izda. el Crucero Ligero Miguel de Cervantes


 Crucero Ligero Miguel de Cervantes



Asociación Memoria Histórica de Cartagena


Buenaventura Durruti, muerto en Madrid el 20 de Noviembre de 1936, combatiendo contra el fascismo


 
Hoy 20 de Noviembre, no sólo es un día para celebrar la desaparición física de genocidas y fascistas como Francisco Franco, sino para recordar con cariño a luchadores por la Revolución Social de la talla politica y humana de Buenaventura Durruti, muerto en Madrid el 20 de Noviembre de 1936 combatiendo contra los fascistas. ¡¡Memoria y Honor a los hijos del Pueblo!!
Buenaventura Durruti dirigente de la CNT -_FAI



DURRUTI, ASCASO, GARCÍA OLIVER
Historia de tres amigos
de la dulce libertad:
si se hicieron anarquistas,
no fue por casualidad.

Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
llamados Los Solidarios,
que desprecian al poder.

Buscados y perseguidos
por el campo y la ciudad,
si acabaron en la cárcel,
no fue por casualidad.

Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
tres hojas de trébol negro
contra el viento del poder.

Siguiendo con su costumbre
de burlar la autoridad,
si cruzaron la frontera,
no fue por casualidad.

Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
la negra sombra del pueblo
contra el brillo del poder.

Después de una temporada,
se volvieron para acá;
si temblaron los burgueses,
no fue por casualidad.

Buenaventura Durruti,
Ascaso y García Oliver,
tres balas negras de plomo
apuntando hacia el poder.
(Chicho Sánchez Ferlosio)


Asociación Memoria Histórica de Cartagena



La asociación no entiende que las administraciones no conmemoren el 19 de noviembre, el día que por primera vez en España se celebraron unos comicios con sufragio universal.
 
19 de noviembre 1933, el día que por primera vez en España se celebraron unos comicios con sufragio universal.
León noticias. com / 19-11-2011
El 19 de noviembre de 1933 se celebraron en España elecciones generales. Por primera vez en unos comicios que elegían el parlamento del Estado las mujeres tuvieron la oportunidad de ejercer su derecho al voto, cumpliendo así su derecho al sufragio con anterioridad a otros países europeos como Francia, Italia o Bélgica.
Se trató de la aplicación de los principios de igualdad de género que fueron plasmados en la Constitución de la Segunda República, aprobada en 1931 que en su artículo 52 dice: “El Congreso de los Diputados se compone de los representantes elegidos por sufragio universal, igual, directo y secreto”.
Por ello, la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica entiende que no es comprensible que una democracia no celebre el aniversario de su primera existencia electoral. Algo que, según la asociación, tiene que ver con el trabajo que han hecho ciertas élites políticas y académicas para que la mayoría de la sociedad crea que la democracia llegó por primera vez a España tras la muerte de Franco, con la reinstauración de la monarquía.
“Aquel 19 de noviembre de 1933 las mujeres se acercaron a las urnas para ejercer un derecho del que habían carecido por años de discriminación y que perderían con el golpe de Estado del general Franco y durante toda su dictadura militar. La Constitución republicana supuso un cambio fundamental en la existencia de las mujeres que pasaron a convertirse en ciudadanas de pleno derecho, ocupando por primera vez cargos de responsabilidad política en esos años”.
La ARMH lamenta que ninguna institución del Estado no conmemoren esa fecha y rindan homenaje a los hombres y mujeres que hicieron posible la posibilidad que tuvo nuestra sociedad de hacer su transición a la democracia durante los años de la Segunda República. Muchos de los hombres y mujeres que hicieron posible esa oportunidad histórica tuvieron que huir del país, fueron encarcelados o asesinados y se encuentran todavía hoy en fosas comunes.
“Es tiempo además de que la sociedad española acabe con la patológica relación que mantiene con el pasado reciente, sin rememorar sus conquistas sociales ni sus avances políticos, algo que debilita nuestra cultura democrática y desmerece el esfuerzo de todos los hombres y mujeres que durante generaciones han luchado por la conquista de libertades universales y más justicia social”.

Asociación Memoria Histórica de Cartagena


El próximo Viernes 25 de noviembre se cumplen 75 años del llamado “Bombardeo de las Cuatro Horas” que sufriría la ciudad de Cartagena durante la Guerra Civil Española.

  Luis Miguel Pérez Adán 
Director (INCIS) Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas
Cartagena 21 Noviembre 2011

Este bombardeo realizado por la “Legión Cóndor” alemana sobre Cartagena el 25 de noviembre de 1936, unido a los que se habían desarrollado en Madrid y el que se produjo dos días más tarde sobre Alicante fueron el principio de una nueva estrategia de guerra aérea que no sólo contemplaba los objetivos militares sino que buscaba sembrar el terror entre la población civil.
La ciudad sufriría hasta 1939 un centenar de bombardeos más  realizados fundamentalmente por la aviación Legionaria Italiana desde sus bases en las Islas Baleares. Pero en la memoria histórica de la ciudad el llamado “Bombardeo de las Cuatro horas” quedó como un terrorífico recuerdo colectivo, que setenta y cinco años después todavía no esta esclarecido.
Con este documental se pretende mostrar cuales fueron la claves en cuanto a su preparación, desarrollo y ejecución, sus consecuencias y su importancia para el resto de la guerra en Cartagena.
El Aula de Humanidades “Ángel Márquez” conjuntamente con el INCIS (Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas) y los demás colectivos que lo configuran les invita al estreno de este documental que tendrá lugar:
viernes 25 de noviembre de 2011, en el Centro Cultural CajaMurcia en c/ Puertas de Murcia, a las 20:00 horas.LL
















LA MATANZA DE ATOCHA 1977 


Martiresatocha 4.jpg
Monumento a los abogados asesinados, situado en la plaza Antón Martín,(Madrid)


La Matanza de Atocha de 1977 fue un atentado terrorista cometido por extremistas de derecha en el centro de Madrid la noche del 24 de enero de 1977, en el marco del llamado terrorismo tardofranquista. Cinco sindicalistas fueron asesinados, marcando la transición española iniciada tras la muerte del dictador Francisco Franco.
Un comando ultraderechista penetró en un despacho de abogados en derecho laboral de Comisiones Obreras (CC OO) y militantes del Partido Comunista de España (PCE), situado en el número 55 de la calle de Atocha, abriendo fuego contra los allí presentes, matando a cinco personas y dejando cuatro heridos. El Tribunal que dictó sentencia el 4 de marzo de 1980 consideró que los procesados Francisco Albadalejo (secretario del Sindicato Vertical del Transporte Privado de Madrid y vinculado a FE de las JONS), José Fernández Cerrá, Carlos García Juliá y Leocadio Jiménez Caravaca constituían un "grupo activista e ideológico, defensor de una ideología política radicalizada y totalitaria, disconforme con el cambio institucional que se estaba operando en España". El fallo condenó a José Fernández Cerrá y Carlos García Juliá a un total de 193 años a cada uno de ellos, y a Francisco Albadalejo, a un total de 73 años.
El periódico italiano Il Messaggero indicó en marzo de 1984 que neofascistas italianos habían participado en la matanza,[1] algo que fue probado en 1990, cuando un informe oficial italiano relató que Carlo Cicuttini, un neofascista italiano próximo a la organización Gladio (una red clandestina anti-comunista dirigida por la CIA), había participado en la matanza. Cicuttini había escapado a España donde adquirió la nacionalidad española, después del atentado de Peteano de 1972, hecho con Vincenzo Vinciguerra.[2]
En la actualidad hasta en 23 pueblos de la Comunidad de Madrid, existen calles y plazas, recordando a las víctimas de Atocha del número 55

Vitoria 3 Marzo 1976

Vitoria: vanguardia de la lucha contra la dictadura
El 14 de noviembre de 1975, el primer Consejo de Ministros presidido por Juan Carlos aprobaba el Decreto de Congelación Salarial. El 20 moría Franco. En diciembre, tan sólo en Madrid, más de 150.000 trabajadores estaban en huelga. Los primeros días de enero las empresas en huelga aumentaron, pararon Renfe y Metro, las cuencas mineras, etc.
5 trabajadores asesinados


Trabajadores asesinados por la Policia franquista
La burguesía tenía tan poca confianza en sí misma, sobre todo al calor de los acontecimientos revolucionarios que se desarrollaron en Portugal con la Revolución de los Claveles, que su máxima prioridad en aquellos momentos era poner a resguardo los frutos de la explotación de la clase trabajadora durante la dictadura. La evasión de capitales adquirió cifras dramáticas en aquellos años. Sólo entre enero y mayo de 1976 salieron del país 60.000 millones de pesetas. Esta fuga descapitalizó la industria: así, mientras en 1973 la formación bruta de capital crecía un 12,5%, en 1975 se contrajo en un -4%, siendo aún peor en 1976 donde el INI, que invirtió 115.000 millones, representaba un 30% de la inversión total.
La clase trabajadora sufría las consecuencias de esta crisis. La inflación en 1976 llegó al 20% y sólo el pan subió cerca de un 40% en el primer trimestre del año. El desempleo, que afectaba apenas a 300.000 parados en 1973, superaba en 1976 el millón de personas. La clase trabajadora respondió a esta situación con una lucha heroica.

Represión Policial


Represión Policial
En Vitoria, desde el mes de enero de 1976, cerca de treinta empresas se habían ido declarando en huelga coordinando sus acciones, eligiendo democráticamente en asamblea a sus propios representantes, cuestionando así la falta de libertades. Los trabajadores exigían una subida lineal igual para todos de 6.000 pesetas al mes, cien por cien del salario en caso de enfermedad o accidente, jubilación a los 60 años con el jornal real, reducción de la jornada laboral, ni un despedido, ni un represaliado, no al Sindicato Vertical, etc.

Entierro de los Trabajadores


Entierro de los trabajadores  (Alava 3 Marzo 1976)
Lo que caracterizó el movimiento de Vitoria fue la coordinación de las empresas en lucha a través de la elección en asamblea de comisiones representativas de fábrica que, junto a los jóvenes, las mujeres, los barrios, crearon una estructura de poder obrero que dirigía y organizaba la lucha, las cajas de resistencia, etc. A medida que fueron saliendo más empresas a la huelga, la antigua COV fue modificándose y adaptándose a la nueva situación. La COV convertida en Coordinadora de Comisiones Representativas era el germen de una nueva estructura que trascendía el marco de la empresa. El debate entre las distintas tendencias fue intenso. Arturo lo refleja en el capítulo dedicado al 3 de Marzo. Esa etapa significó un impulso en la lucha ya que se consiguió aprobar la realización de una primera asamblea de todos los trabajadores en huelga el 22 de enero. El régimen, que se sentía arrinconado y herido de muerte tras cuarenta años de dictadura, de dominación y de opresión, sólo podía morir matando.

3 Marzo  1976 Huelga General

El 3 de Marzo de 1976
El día 3 de marzo de 1976 toda la clase obrera de Vitoria secundó la huelga general convocada por las Comisiones Representativas de las empresas en lucha. El éxito de la jornada fue abrumador.
A las 5 de la tarde en la Iglesia de San Francisco de Vitoria se convocó asamblea general para toda la clase obrera de Vitoria. Una hora antes la iglesia estaba ya repleta, la ciudad absolutamente paralizada y recorrida por barricadas. Desde todos los barrios obreros miles de jóvenes, mujeres y trabajadores abandonan sus casas para acudir a la cita común.
La policía se concentra en el mismo lugar, irrumpe en el lugar de la asamblea, rompe los cristales y dispara al interior botes de humo. La gente se echa al suelo e intenta protegerse. En el exterior la noticia corre como el fuego: la policía ha cercado la iglesia, ha lanzado botes de humo en su interior y va a asfixiar a miles de obreros. La gente espontáneamente se organiza para liberar a sus compañeros. En el interior, los que ya no pueden más, salen extenuados y medio asfixiados al exterior. La policía ha organizado pasillos para recibir a los trabajadores que intentan salir a porrazos, culatazos y finalmente organiza una masacre.

Fraga y Martín Villa con los heridos

Mientras el Gobierno, la patronal, el ejército y la policía se felicitaban por la masacre, la clase trabajadora sacaba lecciones de dichos acontecimientos. Más de cien mil personas, el pueblo entero de Vitoria, asistieron al funeral y recorrieron las calles de la ciudad desde el Gobierno Civil hasta el hospital donde estaban los heridos, homenajeando a los obreros muertos. Cuando Fraga se presentó allí, uno de los obreros heridos le espetó: “qué, ¿vienes a rematarnos?”. Se secundaron movilizaciones en todo el Estado y todo Euskadi se paralizó el día 8 por la mayor huelga general desde los años treinta, con más de medio millón de obreros en paro. Fueron concedidas prácticamente todas las reivindicaciones de los trabajadores y durante aquellos años la clase trabajadora en todo el Estado obtuvo las mayores subidas salariales en cuarenta años. Las luchas de Vitoria dieron un golpe de muerte a la dictadura franquista.
Homenaje a los obreros asesinados 1976


Los sucesos de Marzo de 1939 en Cartagena

Artemio Precioso 206 Brigada Mixta
   Memoria Histórica de Cartagena Marzo 2012
A las 11 de la noche del sábado 4 de marzo de 1939, la mayoría de los jefes militares de la base y guarnición de Cartagena se declaran opuestos al Gobierno del doctor Negrín e inician la toma del control de todas las unidades e instalaciones. Encabezan la sublevación Fernando Oliva, jefe de Estado Mayor de la base, Gerardo Armentia y Arturo Espa, Jefe y segundo jefe del regimiento de artillería de costa, Norberto Morell, jefe del Arsenal; Vicente Ramírez, jefe de Estado Mayor Mixto... Previamente, han intentado que el general de Ingenieros Carlos Bernal, jefe de la Base, encabece la sublevación; al no tener resultado, Vicente Ramírez toma el mando, a la espera de encontrar alguien más cualificado, de mayor graduación o de prestigio. El sargento Calixto Molina hace de enlace entre los militares y los civiles (falangistas, franquistas o ambas cosas a la vez y revueltas), trabajo que tiene encomendado desde semanas antes, desde que muchos "desilusionados" y muchos "realistas" van socavando el espíritu de resistencia con la argumentación de que hay que acabar pronto con la guerra fratricida. Las figuras más destacadas, de entre los civiles, son Antonio Bermejo, médico odontólogo; Antonio Ramos Carratalá, director de la Caja de Ahorros; José Sánchez Rosique, etc. Todos ellos se encuentran, en el momento de la rebelión, en la cárcel local, a donde han ido a parar una vez conocidas sus actividades antirrepublicanas. La flota republicana, fondeada en el puerto, está al mando del almirante habilitado Miguel Buiza, y conserva una parte muy importante de las unidades navales con que se contaba al principio de la guerra. 


Almirante Miguel Buiza

Pero Buiza hace tiempo que piensa en desentenderse de la guerra y sigue con atención los movimientos de los casadistas y anti-Negrín. El día 27 de febrero, el jefe de Gobierno había citado en la base aérea de Los Llanos a todos los jefes militares para conocer su opinión sobre la evolución de la guerra; asistía Buiza y, desde entonces, no ha dejado de estar pendiente de la actitud de los militares partidarios de finalizar la guerra. De hecho, el día 2 de marzo, el Almirante reunió a los jefes de los buques a su mando y les puso al corriente de lo que se gestaba. « No habría otro Cavite», parecía ser la consigna entre gran parte de la oficialidad y la marinería. Buiza se consideró libre de actuar «en conciencia» cuando, desde la Agrupación de Ejércitos, le informaron que el movimiento anti-Negrín no cuajaba.
El detonante inmediato de la sublevación surgió cuando Negrín, que estaba perfectamente al corriente de lo que se entretejía en Cartagena, nombró para sustituir al general Bernal al teniente coronel Francisco Galán, comunista, a quien se le ordenó tomara posesión inmediata de su destino, con la ayuda de la 206 Brigada, muy curtida en el combate, que mandaba Artermio Precioso. El nombramiento fue considerado como un «golpe comunista» y como gesto inamistoso. Los militares intrigantes decidieron no aceptar a Galán, y cuando llegó a Cartagena fue detenido. La evolución de los acontecimientos en la ciudad, que cayó prácticamente entera en manos de los insurrectos, y las instrucciones insistentes del mismo Negrín, en el sentido de evitar cuanta sangre se pudiese, hicieron que Galán negociara y aceptara dimitir, a su vez, mientras Precioso iniciaba su tenaza sobre los cuarteles y baterías sublevadas.
Antonio Ramos Carratalá (Conspirador)
Al mediodía del 5 de marzo, las dudas se disiparon sobre la Flota y Buiza ordenó la salida de la rada. Galán iba a bordo, después de un forcejeo dramático entre Bruno Alonso, comisario socialista de la Flota, y los oficiales que retenían a Galán. Tras una última vacilación en alta mar, los buques republicanos se internaron en aguas de África, yendo a parar, por instrucción de las autoridades francesas, a la base de Bizerta. Los sublevados recurrieron al general retirado Rafael Barrionuevo como jefe de la insurrección, y éste inició desde el primer momento un diálogo radiotelegráfico ininterrumpido con el Cuartel General de Franco en Burgos, hasta caer en manos de la 206 Brigada. Gerardo Armentia, republicano de convicción, comprobó pronto cómo la revuelta no era simplemente «pacifista», sino que se enmarcaba en un ámbito netamente nacionalista y franquista. Después de saber que muchos de los que la habían empujado resultaban franquistas, acusó claramente la decepción y murió enfrentándose con los primeros combatientes de la 206 Brigada que entraron en el Parque de Artillería. Con esta excepción, ninguno de los otros jefes militares o de los cabecillas civiles acabó malamente.
General retirado Rafael Barrionuevo.
Del lado nacionalista, pronto se organizó una operación de desembarco, con las noticias excesivamente optimistas que recibían de Barrionuevo. Según se acercaban los buques nacionalistas a las aguas de Cartagena, para desembarcar en la ensenada próxima de Portman o si se terciaba, entrar en la ciudad desde los propios muelles interiores, las baterías que llenan las alturas circundantes iban pasando a control de las fuerzas republicanas. El «Canarias» no osó acercarse demasiado, pero el mercante «Castillo de Olite», que actuó incomprensiblemente, fue echado a pique, produciéndose una verdadera mortandad. En tres días escasos Cartagena volvió a poder de la República, cuando ya nada podía modificar el curso de la guerra. La transición a la paz, sin embargo, era ya bastante más difícil. 






75º aniversario de las Jornadas de Mayo de 1937. Barricadas en Barcelona






no_passenEste mes se conmemora el 75º aniversario de los acontecimientos revolucionarios de Mayo de 1937 en Barcelona, uno de los momentos clave de la Revolución Española. Por su importancia e interés, volvemos a reeditar un artículo publicado en mayo de 2007 El Militante en ocasión del 70 aniversario. 
Aniol Santo   1 Mayo 2012

Todo proceso revolucionario atraviesa ciertos momentos críticos en los que la calidad de la dirección, la corrección del programa, su audacia y la confianza en sus propias fuerzas cobran una vital importancia. En las revoluciones las masas prueban y comprueban a sus organizaciones y dirigentes tradicionales, y sólo sobre el terreno de la práctica una organización genuinamente marxista puede ganar a la mayoría de las masas para conquistar el poder.
Como hoy en la revolución venezolana, la clase trabajadora no sólo se enfrenta a la reacción sino también a los sectores reformistas y proburgueses en el seno del movimiento obrero. El proletariado español durante los años treinta pudo tomar el poder no una sino diez veces, y en todas chocó con sus dirigentes, que en los momentos determinantes llevaban una política diametralmente opuesta a la buscada por las masas, esto es, la transformación socialista de la sociedad. Una de estas ocasiones, la última para que triunfara la revolución proletaria y con ello ganar la guerra civil, fue en mayo de 1937 en Barcelona.
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Juan García Oliver y Federica Montseny
Las masas derrotan el golpe fascista
Fue la acción independiente y en muchos casos espontánea de los trabajadores, sin esperar llamamientos ni directrices de sus dirigentes que nunca llegaron, la que el 19 de julio de 1936 logró derrotar el golpe fascista. El aplastamiento del levantamiento fascista en numerosas zonas del Estado español abrió una situación clásica de doble poder, que fue particularmente acusada en Barcelona y en Catalunya. Grandizo Munis relataba así la situación "No quedó fábrica, barrio obrero, pueblo, batallón de milicias o barco, donde no se constituyera un Comité. En su respectivo dominio local cada Comité era la única autoridad existente; sus disposiciones y acuerdos eran la ley; su justicia, la justicia revolucionaria, con exclusión de toda otra. La legislación burguesa quedó automáticamente arrumbada, no existía más ley que la dictada por las necesidades de la revolución. La mayoría de los comités eran elegidos democráticamente por los trabajadores, milicianos, marinos y campesinos, sin distinción de tendencias, realizándose así la democracia proletaria, en oposición y superación de la democracia parlamentaria burguesa"1.
Realmente la clase obrera tenía el control de la situación, pero aún quedaba el esqueleto del viejo aparato de Estado burgués. En la medida que la dirección del proletariado no se propuso llegar hasta el final la legalidad republicana, poco a poco, se fue reconstituyendo a costa de las conquistas revolucionarias. Los republicanos burgueses, que dejaron que se preparara el golpe de Estado sin hacer nada y que el 18 de julio se negaron a repartir armas entre el proletariado porque temían más al proletariado armado que al fascismo, poco a poco fueron recuperando la iniciativa.
Es difícil concebir una correlación de fuerzas más favorable a la toma del poder que en aquel momento. La tarea era clara: formar un gobierno obrero sobre la base de la coordinación de los comités aplicando una política revolucionaria de expropiación sin indemnización de los latifundios, las grandes empresas y la banca bajo control de los trabajadores, para planificar la economía en beneficio de los objetivos estratégicos del movimiento: ganar la guerra y vencer al fascismo haciendo la revolución socialista. Sin embargo, este programa no fue defendido en la práctica por ninguna organización de los trabajadores, ni siquiera por parte de la CNT o el POUM cuyos comités, fundamentalmente los dirigidos por los anarcosindicalistas, se habían hecho con el poder real de Catalunya.
A pesar de unas condiciones tan propicias, los dirigentes anarcosindicalistas y poumistas en lugar de barrer la vieja maquinaria del Estado burgués en territorio catalán, aceptaron compartir el poder con los representantes de la burguesía y la pequeña burguesía agrupados en la Esquerra de Companys: primero, en el Comité Central de Milicias Antifascistas y, más tarde, en el restaurado Gobierno de la Generalitat, que se encargó de liquidar definitivamente, y en connivencia con el Gobierno Central de la República, las conquistas revolucionarias más importantes que los trabajadores y los campesinos habían alcanzado en los primeros meses de lucha.


Contrarrevolución en el campo republicano

Durante los nueve meses previos a mayo de 1937 se desató por parte del gobierno republicano una verdadera ofensiva contra el poder obrero naciente que fue subiendo en intensidad. Las empresas colectivizadas, que habían conseguido aumentar la producción, mejorar el nivel de vida de los sectores sociales más desfavorecidos y mantener los precios bajo control, eran boicoteadas por parte del gobierno y el banco central, llegándose a invertir la situación: mientras la falta de abastecimientos la sufrían los barrios obreros, en los barrios burgueses de Barcelona reinaba la abundancia.
La policía, relevada de sus funciones por las patrullas obreras pero no disuelta en su momento, fue reorganizada y restablecida por los gobiernos de Madrid y Barcelona, prohibiendo la afiliación de sus miembros a partidos y sindicatos y recolocando a viejos mandos profesionales, expulsando así a los integrantes de las patrullas obreras. El control de las calles iba pasando de manos del proletariado otra vez a manos del gobierno republicano.
Las milicias antifascistas en Cataluña, controladas en su mayoría por la CNT y el POUM, que en el frente de Aragón llevaron a cabo una guerra revolucionaria, animando a la colectivización de la tierra en los pueblos que conquistaban, fueron desmanteladas con la excusa de la necesidad de establecer un mando unificado de las fuerzas combatientes. En realidad se trataba de arrebatar a la clase obrera y a sus sectores más conscientes la dirección de la lucha armada contra el fascismo para rehacer el viejo Ejército burgués, restableciendo la casta de oficiales burgueses y el viejo código militar. Esto se llevó a cabo boicoteando el envío de armas a los frentes controlados por las milicias catalanas.
Todas estas medidas se combinaban con campañas de desprestigio, mentiras y engaño contra las colectividades agrícolas, las empresas ocupadas bajo control obrero, especialmente en Cataluña, y las milicias. Paralelamente, la censura por parte del gobierno se cebó en los sectores más radicales de la CNT y la FAI y, por supuesto, el POUM, cuyos mítines y manifestaciones fueron prohibidos en numerosas ocasiones y su prensa cerrada en varios momentos (incluso cuando participaban en el gobierno de la Generalitat).
El papel del estalinismo fue decisivo en todo este proceso. Dos factores fundamentales motivaron su política en la revolución española. En primer lugar, la burocracia soviética concebía la Internacional Comunista como un instrumento al servicio de sus estrechos intereses nacionales y no como una palanca para la extensión de la revolución mundial, para lo que fue creada por Lenin y Trotsky. En este sentido, toda la política de la burocracia estalinista estaba determinada por los acuerdos con el imperialismo "democrático" de Francia e Inglaterra, gracias a los cuales estimaban que se podría conjurar el peligro de la guerra mundial y salvaguardar las fronteras de Rusia. Esta posición miope condujo a constreñir la acción de los trabajadores en plena lucha contra el fascismo a una alianza con la burguesía supuestamente "democrática", lo que dio forma a los llamados Frentes Populares, organismos de colaboración de clase entre las organizaciones obreras y las de la burguesía "liberal", una estrategia en las antípodas de la teoría leninista de la revolución.
comite_regional_cnt_faiA pesar de todos los malabarismos políticos del estalinismo, era evidente que los capitalistas franceses y británicos temían mucho más el triunfo del proletariado y el campesinado español, lo que podría abrir el camino para la revolución en Francia o Gran Bretaña, que al establecimiento de una dictadura fascista que al fin y al cabo salvaguardaría los intereses de los grandes monopolios capitalistas, incluidos obviamente los de sus países respectivos.
En segundo lugar, el movimiento independiente de la clase obrera española produjo auténtico pánico entre las filas de la burocracia y aceleró las purgas sangrientas contra la vieja guardia bolchevique. El miedo a que el triunfo de la revolución socialista y un régimen de democracia obrera en suelo español condujeran a un cambio en la situación dentro de la URSS e hiciera recobrar fuerzas a la exhausta clase obrera rusa, constituía una amenaza demasiado peligrosa para los intereses de la casta burocrática. Finalmente, Stalin firmó, sobre el cadáver de la revolución española, el infame pacto con Hitler en agosto de 1939.
Estas fueron las causas que llevaron a la burocracia estalinista a convertirse en el más acérrimo defensor de la colaboración de clases y la punta de lanza de la contrarrevolución en el campo republicano. Apoyándose en la autoridad moral de la revolución de octubre y en el envío de armas de la URSS a la República, los dirigentes estalinistas españoles, impulsados por sus mentores del Kremlin, se lanzaron a la liquidación de todos los elementos de poder obrero que subsistían todavía en territorio republicano. Esto explica por qué en las Jornadas de Mayo frente al proletariado catalán, se encontraran en las barricadas opuestas militantes del PSUC junto con los burgueses de ERC y los reaccionarios de Estat Català. La base comunista permanecía ajena a las auténticas razones de esta lucha. Sólo recientemente, tras la caída del estalinismo y después de comprobar el papel infame jugado por la mayoría de los dirigentes de los mal llamados partidos comunistas de la URSS y Europa del Este, convertidos en los agentes de la restauración capitalista y en los nuevos multimillonarios de sus países, miles de honestos y abnegados militantes del PCE han podido entender lo que realmente pasó en aquellos años. 
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Andres Nin (POUM)


Las Jornadas de Mayo

Lunes 3 de mayo. El intento del gobierno de la Generalitat por recuperar el edificio central de la Telefónica en Plaza Catalunya, controlado por las milicias de CNT desde el 19 de julio, se convirtió en la gota que colmó la paciencia del proletariado. A las tres de la tarde, tres camiones con guardias de asalto, comandados por el estalinista Rodríguez Salas (comisario de Orden Público), amparado por una orden del conseller de la Generalitat, Aiguadé (ERC), intentan el asalto del edificio. Después de varios disparos con los milicianos que custodiaban la entrada, toman las primeras plantas. Dos horas después, Barcelona entera estaba controlada por el proletariado. Grandizo Munis retrata el momento: "El ruido de los primeros disparos extendió por Barcelona un latigazo eléctrico: ‘¡Traición, traición!' (...) El grito se propagó de esquina a esquina, hasta llegar a los barrios obreros y las fábricas, hasta las demás ciudades y pueblos catalanes. La huelga general se produjo inmediata, espontánea, sin otra aprobación, a lo sumo, que la de los dirigentes medios e inferiores de la CNT. Barcelona se cubrió de barricadas con rapidez taumatúrgica, cual si, ocultas las barricadas bajo el pavimento desde el 19 de julio, un mecanismo secreto las hubiese sacado de golpe a la superficie".
Martes 4 de mayo. Según relató un testigo ocular, Lois Orr: "Para la mañana siguiente, los obreros armados dominaban casi toda Barcelona. Todo el puerto y con él la fortaleza de Montjuïc, cuyos cañones dominan el puerto y la ciudad, lo tenían los anarquistas, todos los suburbios estaban en sus manos; las fuerzas gubernamentales, exceptuando algunos cuarteles aislados, estaban totalmente superadas en número y concentradas en el centro de la ciudad, el distrito burgués, donde se les podía atacar desde todos los ángulos como atacaron a los rebeldes el 19 de julio de 1936".
En esas circunstancias, para formar un gobierno obrero, sólo faltaba lanzar una ofensiva sobre el pequeño círculo en el centro de Barcelona que el gobierno controlaba, y sobre la base de la coordinación de los consejos obreros existentes y la extensión de los mismos a toda Catalunya, aplicar una política revolucionaria: expropiación de los capitalistas y latifundistas, organización de un ejército rojo para lanzar una guerra revolucionaria contra Franco y un llamamiento internacionalista al proletariado europeo, especialmente al francés, para impulsar la revolución en sus países siguiendo el ejemplo español. Pero en lugar de esto, los dirigentes de la CNT Montseny y García Oliver, que ya formaban parte del Gobierno de coalición con los republicanos, se lanzaron al sabotaje de la huelga haciendo un llamamiento expreso a que los trabajadores abandonaran las barricadas. La dirección regional de la CNT declaró el día siguiente: "La CNT y la FAI siguen colaborando lealmente, como en el pasado, con todos los sectores políticos y sindicalistas del frente antifascista. La mejor prueba de esto es que la CNT sigue colaborando con el Gobierno central, (y) con el de la Generalitat".
Miércoles 5 de mayo. Contra las indicaciones de los dirigentes de la CNT (y también de la UGT), los trabajadores permanecen en las barricadas desconfiando de las negociaciones. Era tal la indignación con los dirigentes cenetistas que incluso el periódico de la CNT, Solidaridad Obrera, era destripado en las barricadas.
mayo_37_bombardeoLa intuición de las masas era cierta y otra vez más perspicaz que la de sus dirigentes. Nada más conocerse los hechos sucedidos en Barcelona, una fuerza armada de cinco mil milicianos del POUM y la CNT intenta desplazarse desde Huesca hacia Barcelona. Sin embargo, los líderes cenetistas consiguen detenerlos en Lleida bajo el pretexto de que el gobierno se había comprometido a no enviar efectivos. Sin embargo, el Gobierno de Valencia ya ha movilizado una fuerza de 5.000 guardias de asalto en dirección a la capital catalana con el fin de sofocar el levantamiento.
Jueves 6 de mayo. A los llamamientos a abandonar las barricadas de la CNT, se suman los dirigentes del POUM, desaprovechando así la última oportunidad para conquistar a las masas del proletariado cenetista para una política auténticamente comunista.
En aquel momento, la CNT ordena evacuar la Telefónica. Inmediatamente después del desalojo, la policía ocupa el edificio. Después de tres días de impotencia, el gobierno recupera la iniciativa y contraataca: guardias de asalto toman la estación de ferrocarriles, bajo control obrero también desde el 19 de julio, mientras las barricadas obreras se desmantelan... el último intento de mantener las conquistas revolucionarias fracasa abriendo el paso definitivo a su liquidación y a una feroz represión de los obreros revolucionarios por parte del gobierno republicano-estalinista.

La capitulación de los dirigentes anarquistas y el papel del POUM

milicias_antifascistas_catalunyaLa revolución española fue la mejor ocasión del anarquismo para mostrar su valía y utilidad como ideología revolucionaria. Pero la dirección anarcosindicalista tampoco pasó la prueba de los hechos. A pesar de la enorme fuerza proletaria de la base cenetista, a pesar de la iniciativa revolucionaria de los comités locales de la CNT, donde se agrupaban los líderes naturales del proletariado, esto no era suficiente. El torrente revolucionario de las masas requiere siempre de una dirección con una política a la altura de las circunstancias.
Los principios fundamentales del anarquismo (destrucción del Estado, negativa a tomar el poder porque en el ideario anarquista eso es sinónimo de dictadura...) chocaban con el desarrollo real y concreto del proceso revolucionario y con sus necesidades vitales para hacerlo triunfar y consolidarlo. En la práctica, la actitud de los líderes anarquistas se diferenció en poco (o en nada) de la de los dirigentes socialdemócratas y estalinistas, aceptando en todos los momentos cruciales la política de colaboración de clases y de subordinación de la revolución a los límites de la "República democrática". Esta orientación, por más que se la disimulara de fraseología ácrata, significaba en la práctica la defensa del orden capitalista en territorio leal y la renuncia a la revolución social.
Los dirigentes del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista, producto de la fusión de la Izquierda Comunista y el BOC en 1935) y en especial Andreu Nin, un dirigente reconocido en el movimiento obrero, podrían haber jugado un papel trascendental en la victoria de la revolución.
Durante las Jornadas de Mayo, el POUM contaba con cerca de 30.000 militantes comprometidos con la causa revolucionaria. Disponían de una milicia en el frente de Aragón integrada por cerca de 10.000 combatientes. En los sucesos del 3 de mayo los militantes poumistas compartían barricada con los cenetistas: en aquel momento miles de obreros, lo mejor del proletariado catalán, miraban hacia los militantes y dirigentes del POUM buscando una orientación revolucionaria. Pero los dirigentes del POUM se colgaron a los faldones de los líderes confederales y aceptaron su negativa a tomar el poder. En consecuencia, facilitaron también las condiciones para la destrucción de los órganos y elementos de poder obrero alcanzados en los inicios de la revolución. Las ambigüedades y el temor a "quedar aislados" de los dirigentes anarquistas y frente populistas, siempre marcó la actuación del POUM. De hecho no era la primera vez que se conducían así. Mientras el POUM participó en el Gobierno de la Generalitat hasta su expulsión en diciembre de 1936, no tuvo inconveniente en firmar los decretos que atacaban las colectividades y las milicias. Cuando un partido sólo defiende una política revolucionaria en los discursos, pero en la práctica hace lo contrario de lo que proclaman sus declaraciones públicas, es imposible que gane la confianza de las amplias masas de la clase obrera en el momento de la revolución. La actitud de Andreu Nin y los dirigentes poumistas no fue casualidad, era una consecuencia de su programa y política centrista.

Los Amigos de Durruti y el grupo Bolchevique-Leninista

Sólo dos pequeñas organizaciones trataron de aportar una dirección consecuente en medio del fragor de las Jornadas de Mayo: Los Amigos de Durruti, una organización surgida entre los militantes de la FAI que luchaba contra la política colaboracionista de la dirección de la CNT; y el pequeño grupo Bolchevique-Leninista, compuesto por un puñado de militantes trotskistas que habían roto con la política centrista del POUM, que editaba La Voz Leninista.
amigos_durrutiEl martes 4 de mayo el grupo Bolchevique-Leninista repartió una octavilla en las barricadas que adquiere una gran popularidad entre los militantes cenetistas. Decía lo siguiente:
"VIVA LA OFENSIVA REVOLUCIONARIA. Nada de compromisos. Desarmar a la Guardia Nacional Republicana y las Guardias de Asalto reaccionarias. Este es el momento decisivo. Después será demasiado tarde. Huelga general en todas las industrias salvo las relacionadas con la prosecución de la guerra, hasta que renuncie el gobierno reaccionario. Sólo el poder proletario puede garantizar la victoria militar. ¡Total armamento de la clase obrera! ¡Viva la unidad de acción CNT-FAI-POUM! ¡Viva el frente revolucionario del proletariado! ¡Comités de defensa revolucionaria en talleres, fábricas y barrios!
"Sección Bolchevique-Leninista de España (por la Cuarta Internacional)".
El día siguiente Los Amigos de Durruti reparten otro panfleto:
"CNT-FAI, Grupo de los Amigos de Durruti.
Trabajadores, exigid con noso-tros: Una dirección revolucionaria, el castigo a los culpables, el desarme de todos los cuerpos armados que participaron en la agresión. La disolución de los partidos políticos que se han alzado contra la clase obrera. No cedamos la calle; la revolución ante todo".
Este era el camino, pero estas dos organizaciones eran demasiado pequeñas, sin el arraigo suficiente entre las masas para llevarlas a la victoria. Aún así los dirigentes cenetistas denunciaron a los Amigos de Durruti como "agentes provocadores contrarrevolucionarios", y cientos de ellos fueron expulsados de las organizaciones confederales y detenidos por la policía republicana. Igual destino tuvieron muchos de los militantes del grupo Bolchevique-Leninista.

La revolución es derrotada

La represión contra el proletariado después de la derrota se convirtió en apabullante. Centenares de militantes de la CNT y el POUM son asesinados por las fuerzas estalino-burguesas. Miles son arrestados, volviéndose a llenar las cárceles de militantes revolucionarios. El POUM fue liquidado y duramente reprimido bajo la acusación de ser una organización trotsko-fascista, y su máximo dirigente, Andreu Nin, torturado salvajemente y asesinado. La burocracia estalinista y su policía política, la GPU, intentaron trasladar los mismos mecanismos represivos que ya habían aplicado contra cientos de miles de comunistas en Rusia al suelo español. De esta manera escribieron una de las páginas más infames de su historia.
La consigna de "primero ganar la guerra, después hacer la revolución" significó, en la arena de los acontecimientos, luchar contra la revolución y crear las condiciones más desfavorables para ganar la guerra. Después de las Jornadas de Mayo, la contrarrevolución en el campo republicano avanzó con mucha más fuerza. Largo Caballero fue expulsado del Gobierno por su negativa a reprimir al POUM, formándose un nuevo gabinete encabezado por Juan Negrín, dirigente del ala más moderada del PSOE que actuó como un dócil ejecutor de todas las decisiones estalinistas. A partir de ese momento, los líderes cenetistas se deslizaron con más fuerza por el tobogán de la colaboración de clases, cediendo sus posiciones en el frente militar a los nuevos mandos republicano-estalinistas y subordinándose a sus órdenes. Las colectividades en Aragón fueron desmanteladas en acciones punitivas del nuevo ejército republicano y se restablecieron las viejas relaciones de propiedad de la tierra. Los comités obreros fueron disueltos mientras se desarma definitivamente a los obreros en la retaguardia. Los comités de abastecimiento fueron suprimidos y se sustituyen por asociaciones empresariales que mercadeaban con la escasez de producto. En definitiva, se desmantelan todas las conquistas de la revolución.
El efecto de la derrota del proletariado catalán en la moral y el estado de ánimo de las masas fue devastador. Los desastres militares a partir de entonces se suceden uno detrás de otro, aunque la heroica resistencia de los trabajadores contra el fascismo prolongó durante dos años más la guerra civil.
Las Jornadas de Mayo de 1937 constituyen uno de los pasajes más heroicos del proletariado mundial. Quedarán para siempre como una prueba contundente de la inagotable capacidad revolucionaria de las masas. Hoy, setenta años después, los sucesos de mayo del 37 son totalmente ocultados o tergiversados, como ocurre con todos los grandes acontecimientos revolucionarios en los que las masas anónimas de la clase trabajadora son las protagonistas. Para los jóvenes y trabajadores que hoy queremos acabar con el sistema capitalista, conocerlos y comprenderlos en toda su profundidad, igual que el conjunto del proceso de la revolución en los años treinta, es una prioridad de primer orden. No podemos cambiar el pasado, pero sí aprender de él para cambiar el futuro.



Quico Sabaté, asesinado por la actuación policial / militar en Barcelona 5 Enero 1960



Francisco Sabater


Fechas para recordar 5 Enero 1960

Asociación Republicana Irunesa "Nicolás Guerendiain"


A finales de diciembre de 1959, Quico Sabater con 4 guerrilleros más inicia el que sería su último viaje.
A pesar de que se sabía del intercambio de información entre las policías española y francesa.
El Quico atravesó la frontera por Costoja.La guardia civil estaba apostada por todos los pasos fronterizos en grupos de tres.
Había tropas de refresco apostadas en Albanya. Mientras numerosas patrullas recorrían continuamente la zona.
Desde 1945 a 1960 los grupos de acción de Quico Sabater intervinieron en numerosos hechos. Transporte de armas de lado a lado del Pirineo, atentados políticos, atracos, y otros actos de propaganda antifranquista. En estas actividades Quico vería como caerían 15 de sus hombres.
A lo largo de 16 años Francisco Sabater Llopart, fue el enemigo número 1 del régimen franquista.
El febrero del 46 Quico pasó de nuevo la frontera con un importante cargamento de armas entre sus hombres figuraban Ramón Vila Capdevila "Caracremada". En Banyolas lugar donde había depositado el armamento, en Ramón Vila mató a un guardia civil para salvar la vida de Sabater, el cual pudo escapar disfrazado de pagés(campesino catalán) encima de un carro, mientras tanto Banyolas era registrada minuciosamente por la Benemérita (Guardia Civil).

Quico sabater en la frontera con Francia

Dos meses después Quico y sus hombres colocaron bombas en los consulados de Brasil y Perú mientras el grupo de Facerias lo hacía en el consulado de Bolivia como protesta afirmativa de estos países a la entrada de España a la ONU.
Al cabo de un mes, en junio de 1949 Quico Sabater fue encarcelado en Montpelier después de ser juzgado por tenencia ilícita de armas y de explosivos. Cuando llevaba cuatro meses de cárcel moría en Barcelona su hermano José víctima de un enfrentamiento con la policía, aún desde la prisión francesa Quico se enteró del fusilamiento de su hermano pequeño Manuel en el campo de la Bota después de un juicio fugaz.
En cuatro meses la policía franquista incapaz de cazar a Sabater había eliminado dos de sus hermanos, al cabo de trece meses de condena, Quico Salía sale en libertad, en julio de 1950.
A principios de 1955 Francisco Sabater creó los grupos anarcosindicalistas que tenían como portavoz la publicación "El Combate" distribuida por las barriadas obreras barcelonesas y por los pueblos y ciudades de Catalunya.
El mismo año 55 en septiembre, con motivo de la visita de Franco a Barcelona, Quico subió a un Taxi y se identificó como policía que quería distribuir propaganda franquista y en una especie de mortero construido por el mismo disparó proyectiles llenos de propaganda sembrando las calles de Barcelona con octavillas de colores en Catalán y Castellano.
Los atracos a Bancos fueron los hechos más espectaculares realizados con el fin de recaudar fondos para ayudar a los presos, a sus familias necesitadas y a sus compañeros, el más importante fue el del Banco de Vizcaya de donde conseguiría llevarse 700.000 pesetas.
En una oficina del Banco Central cerca del Borne (abastecimiento Barcelona) llegaron Sabater y un compañero en un Taxi alquilado como siempre, mientras Quico a punta de metralleta mantenía a raya a clientes, guardias y empleados, el otro llenaba un cesto cómo para ir al mercado, al salir Sabater dejó un objeto inofensivo delante de la puerta con una mecha encendida mientras aconsejaba a los de dentro (del Banco) que se tumbasen en el suelo, se fueron con el taxista que en ningún momento sospechó nada, ya que les esperaba con el coche en la esquina.
También en Barcelona se llevó cerca de un millón de pesetas de la Empresa Cubiertas y Tejados desde la calle todo el mundo se lo miraba sonriendo a través de las grandes vidrieras, creyendo que allí dentro se estaba filmando una película de gansters.
En estos últimos años Sabater se había presentado en lugares frecuentados por obreros como Bares y comedores de las fábricas donde pronunciaba pequeños mítines antifranquistas.
El año 1956 y 1957, fue detenido nuevamente en Francia y encarcelado por los motivos de siempre, tenencia ilícita de armas, explosivos y también contrabando por el solo hecho de tener un aparato transmisor: La policía española conectada estrechamente con la francesa influyó decisivamente en estas detenciones.
A finales de diciembre y inicios de enero del 57 serían detenidos 47 cenetistas en diversos lugares de Catalunya acusados de colaborar con Quico Sabater, como tanto otras veces acorralado y perseguido, Quico consiguió escaparse de Barcelona vestido de pagés, llegó en tren a Hostalrich y continuó a pie hasta Francia, allí aún le esperaban 8 meses de prisión en Montpelier seguido de un confinamiento de 5 años en Dijon.
En diciembre de 1959 a las puertas de un nuevo juicio por tenencia ilícita de armas, decidió la huída hacia adelante, y emprendió la que sería su última incursión contra el franquismo, le acompañaban Antoni Miracle Guitart, de 29 años, Francisco Conesa Alcaraz de 39, Roger Madrigal Torras, de 27 y Martín Ruiz Montoya de 20 años.


Quico Sabater asesinado por la Guardia Civil

Es el 3 de enero de 1960, en el "Mas Clarà" cerca de Gerona, Quico Sabater se encuentra herido rodeado de numerosos efectivos de la guardia civil, el rodeo y el tiroteo se prolongará todo el día hasta la noche.
Quico Sabater herido en la pierna, en las nalgas y en el cuello recorre siempre de noche unos 25 kilómetros hasta llegar de madrugada a la estación de Fornells, a punta de pistola sube a la locomotora del Tren correo y obliga a los dos maquinistas a que no se detengan hasta llegar a Barcelona, pero en Massanet Massanas es preciso cambiar la locomotora de Vapor por una de eléctrica, Quico cambia de Máquina, y los maquinistas aprovechan para alertar a la guardia civil, a dos minutos de Sant Celoni con la pierna ya cangrenada Quico salta del tren con la intención de recibir asistencia médica.
En todas las poblaciones a lo largo de la línea férrea hasta llegar a Barcelona la Guardia civil espera a Sabater, Quico sin fuerzas pide la dirección del médico a un pagés pero se equivoca y llama a la casa de Francisco Berenguer delante de la del doctor Barrios, Berenguer al ver el mal aspecto de quien llama tan temprano a la puerta y observando que lleva una metralleta escondida, se pone nervioso y se abalanza sobre Quico con el fin de quitarle el arma, mientras tanto Martínez Collado sargento de la guardia civil los somatenista Abel Rocha falangista notorio y Pepito Sebina ex-legionario ya han localizado al fugitivo, largamente esperado.
En un pacto de sangre mantenido aún hoy, en un pacto de silencio mantenido por los tres hombres el somatenista descargó su metralleta en la cabeza del Quico después de muerto, desfigurándolo hasta el punto de que ni su hermana pudo identificarlo.
Carteles recordando a Quico Sabater