Francisco Franco (dictador sanguinario) |
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Ángel Viñas documenta los oscuros orígenes de la
fortuna del dictador y sus latrocinios "de guante blanco"
26 septiembre 2015 07:13
"Franco no robó, pero se apropió de grandes sumas de dinero. Se enriqueció de forma
escandalosa e inmoral. Era la ley, la fuente del derecho, y la ley no va contra
sí misma". El historiador Ángel Viñas (Madrid, 1941)
no osa llamar ladrón a Franco, pero sí certifica que fue "corrupto y corruptor, digamos,
de guante blanco". En su ensayo 'La otra cara del Caudillo' (Crítica) documenta
algunos de los oscuros manejos que permitieron a un
general mal pagado por la
República en 1936 atesorar en 1940 una
fortuna próxima a los 400 millones de euros actuales.
Tras
constatar algo obvio -"que Franco fue un dictador, por más que para muchos
fuera la cabeza de un régimen autoritario"-, Viñas prueba cómo nada más
empezar la guerra civil recibía ya sustanciosos y atípicos ingresos. Cómo derivó a sus cuentas fondos y donaciones a su causa, el fruto de la venta de siete
toneladas de café regaladas por el dictador brasileño Getúlio Vargas a la
depauperada España de 1939 y recibió una jugosa
"gratificación" mensual de Telefónica. Todo convirtiendo en
testaferros a su primo o a su esposa y
adecuándose a las circunstancias de cada momento. "La cara oscura de
Franco es la de un camaleón que se mimetiza con el terreno; cambia del color,
anda, repta o escala adecuándose al entorno sin perder su esencia camaleónica.
Y eso es señal de inteligencia, de voluntad y capacidad de supervivencia",
apunta Viñas. "Es fascista cuando toca, nacional-católico o tecnócrata.
Siempre con un resabio fascistoide, muy importante al principio, y que
permanece incólume hasta el final", resume el historiador.
Desmonta
Viñas el perfil del Generalísimo generoso, entregado a su pueblo y desapegado
del dinero y construye el del "corruptor corrupto". Constata cómo el
dictador fallecido en 1975 comprendió pronto que
con su magro sueldo de militar recortado por la República -2.500 pesetas- no
haría fortuna. Así que, a diferencia del coronel de
García Márquez que no tenía quien le escribiera, el general tuvo ya quien le
pagara, "en octubre del 36". "Entró en la guerra sin un duro y
conocemos que su sueldo en 1940 era de 50.000 pesetas anuales. Si lo
multiplicamos por cuatro, por su pluriempleo como jefe del Estado y llegamos a
las 400.000 pesetas en cuatro años, las cuentas no salen", dice Viñas.
Bautiza
como 'operación Café' la maniobra que llenó la cuenta del dictador «sin
mancharse las manos, corrompiendo a su entorno y sin pasar por corrupto». Se
sirvió de su propia burocracia "y de su primo, Francisco Franco
Salvado-Araujo, su más fiel testaferro". El café, bien precioso y carne de estraperlo, lo vendió a precio tasado -12,48 pesetas
el kilo- a través de la CAT (Comisaría de Abastecimientos y Transportes) que
controlaba Salgado-Araujo,
responsable de la Secretaría de Estado de Franco y "pieza fundamental en sus manejos, aunque lo ignore en sus memorias".
"Franco ingresó 7,5 millones de pesetas en 1940 en una de sus cuentas,
casi a 88 millones de euros actuales, fruto de la venta de café donado por Getúlio
Vargas", explica Viñas, que localizó en el archivo del Palacio Real el
documento que consigna el monto exacto de la venta, "curiosamente los 7,5
millones que figuran en la relación de cuentas del Caudillo cerrada a 31 de agosto de 1940". Franco
disponía entonces de 34,30 millones de pesetas en sus cuentas, casi 400 millones de euros en su
contravalor actual. Vilas sospecha que
también se apropió de las aportaciones de simpatizantes de su causa tras la
suscripción nacional abierta para financiar la guerra.
Rastrea
también el "donativo mensual"
de 10.000 pesetas -unos 11.000 euros de hoy- que Franco recibía de la Compañía
Telefónica Nacional, la primera corporación
española, entonces en manos de ITT. No ha constatado cuándo Telefónica comienza
a pagar al dictador ni durante cuánto tiempo, "pero es obvio que en este
asunto no actúa al margen de ITT y que la entrega de dinero tiene que ver con
la nacionalización de Telefónica, que Franco anunció y que no se realizaría
hasta 1944".
Documenta
el regalo de 10.000 cajetillas de tabaco americano en plena guerra a cada uno
de su generales, rastrea posibles desvíos de donaciones y recuerda que Franco
jamás devolvió 'regalos' como el Pazo de Meirás,
residencia de la escritora Emilia Pardo Bazán comprada por 400.000 pesetas
reunidas mediante forzosa suscripción pública, o el coche que Hitler
le regaló en enero de 1940, valorado en 33.597,50 marcos de entonces,
"unos 400.000 euros".
Los manejos de Franco dejan en mantillas tramas como
Gürtel, Púnica o los falsos ERE en Andalucía, pero Viñas
asegura que Franco "jamás
habría acabado ante los tribunales". "Tampoco con un
marco legal como el actual. Hoy tendría un estatuto legal como el que tiene el
Rey, y eso le haría inviolable", asegura. "Yo solo abro puertas. Mis
conclusiones son provisionales y hay mucho que investigar", concluye.