LUIS CALANDRE
La primera noticia que tuve de este insigne doctor cartagenero Luis
Calandre fue por el libro 'Historia del Trovo' de Ángel Roca. En dicho texto
aparece insertada una fotografía fechada el 3 de agosto de 1952 en la que se
inmortaliza una merienda en honor del insigne cardiólogo, en el patio de La
Almenara, finca de su propiedad, situada entre los campos de Santa Ana y Los
Médicos. Aparecen, entre otros comensales, el propio Roca, su cantaor Pepe
Vidal y Picardías, que pone a punto la guitarra para iniciar la malagueña del
trovo.
También supe que fue amigo del doctor Casimiro Bonmatí Azorín, Carmen Conde
y Antonio Oliver. Y que una calle y un colegio de nuestra ciudad llevan su
nombre. Muchos años después, el 7 de mayo de 2010, decidí asistir a una
conferencia que sobre su figura organizaba la Asociación para la Memoria
Histórica de Cartagena en la Casa del Mar, a la que tenía anunciada su
presencia su nieta, Cristina Calandre Hoenisgsfeld. Ella sería la encargada de
presentar el libro de su autoría 'El doctor Luis Calandre Ibáñez, de la Junta
para Ampliación de Estudios al exilio interior'. Aunque finalmente no pudo
asistir.
El doctor Luis Calandre Ibáñez |
El Casino de Cartagena organizó otro homenaje coordinado por la profesora y
escritora María Victoria Martín González, quien publicó en la revista
'Cartagena Histórica' el artículo 'Cartagena en el corazón de Luis Calandre'.
Me agradó la honda preocupación de Calandre por los molinos de viento,
sugiriendo a sus amigos, el matrimonio Oliver-Conde, que la Universidad Popular
organizase un concurso fotográfico sobre estas construcciones tradicionales. La
idea prendió y fue todo un éxito. En una de sus cartas don Luis envió a Oliver
una relación de los 82 molinos existentes en el año 1755, clasificados por
diputaciones rurales, y otra de los 106 con que se contaban en 1951.
A todos estos eventos se sumó la edición de la obra 'Ciencia y compromiso.
Luis Calandre Ibáñez, vida y obra', la tesis doctoral del médico José Manuel
Sebastián Raz, presentada en la Universidad de Murcia.
Un intelectual de altura
En la obra de su nieta leí que el primer Calandre, de origen francés, llegó
a Cartagena hacia 1790. Pero centrándonos en nuestro personaje diremos que
nació el 26 de marzo de 1890 en la calle Santa Florentina de Cartagena, aunque
pronto se trasladaron a un edificio de la Puerta de Murcia. Hijo de médico del
Hospital de Caridad, marchó a Madrid a estudiar Medicina en la Facultad de San
Carlos. Fue discípulo del Nobel Santiago Ramón y Cajal y se interesó entre
otras cuestiones por la utilidad del electrocardiograma en el diagnóstico de
las arritmias. Estuvo estrechamente vinculado a la Residencia de Estudiantes,
un centro que ofrecía alojamiento y manutención, actividades culturales de gran
calidad y la impartición de clases y prácticas como las realizadas por Calandre
en su laboratorio. Por allí pasaron científicos de la talla de Severo Ochoa,
Francisco Grande Covián o el lorquino Rafael Méndez. La Residencia, así como
todo un entramado de centros e institutos de estudios avanzados en diversas
disciplinas, formaba parte de la Junta de Ampliación de Estudios, creada en
1907 bajo la inspiración de la Institución Libre de Enseñanza.
Sala dedicada a Luis Calandre en el hospital Santa Lucía (Cartagena) |
Un pionero de la Cardiología
Estuvo becado para ampliar estudios en Alemania y en 1920 publica su primer
libro 'Anatomía y fisiología clínicas del corazón', que se convertirá en libro
de texto en Facultades de Medicina hasta fechas recientes. Colaboró en la
primera gran obra española de patología: 'Tratado de Medicina Interna',
dirigida por Teófilo Hernando y Gregorio Marañón. Fue invitado a pronunciar
diversas conferencias porque era uno de los pioneros de la cardiología en
España, participando en los primeros cursos de verano de la Universidad de
Santander. Tanto es así que, junto a otros colegas, entre ellos Ramón y Cajal,
crea en 1920 la revista 'Archivos de Cardiología y Hematología', la primera en
utilizar, en todo el mundo, el vocablo cardiología. Calandre y Mut fueron los
primeros en separar la especialidad de pulmón de la del corazón. Nos falta
espacio para enumerar todos sus libros y artículos publicados en prestigiosas
revistas sobre electrocardiograma, hipertensión arterial, arritmias y otras
patologías cardiacas.
Tras la guerra, y en su exilio interior, editó su propia colección de
libros llamada Almenara, entre otros la obra costumbrista 'Gustos y disgustos
del Lentiscar de Cartagena' (1689). A su finca La Almenara le dedicó la obrita,
apenas 20 páginas, 'La Almenara en el Campo de Cartagena'. Una propiedad de los
Calandre desde 1829, de la que se habla muy de pasada de su historia, los
cultivos, las características de las casas tradicionales de la comarca o los
molinos.
Profesor de Enfermería
Luis Calandre volvió a abrir nuevos caminos, pero esta vez en el campo de
la enfermería, trabajando por la profesionalización y la mejora de la formación,
al crear la Escuela Profesional de Enfermeras de la Cruz Roja y ejercer allí su
magisterio. Si, el doctor Calandre estuvo estrechamente vinculado a la Cruz
Roja, vocal y vicepresidente de su comité central, y muy pocos saben que la
instalación del hospital de dicha institución humanitaria en un hotelito de la
Alameda de San Antón se debió a una gestión suya. Cristina Calandre recoge en
su libro una carta de su abuelo en que le anuncia la buena nueva a su colega
Casimiro Bonmatí Azorín, presidente local de Cruz Roja.
Compromiso republicano
Se interesó por la cultura y el patrimonio, siendo miembro del Patronato
del Patrimonio de la República, dedicándose al cuidado del Tesoro del Palacio
Real y publicando un libro sobre el Palacio del Pardo. Estuvo afiliado a la
Agrupación al Servicio de la República, que fundó el filósofo José Ortega y
Gasset y llegó a militar en la Agrupación Socialista Madrileña,
Su pacifismo le llevó a rechazar la militarización, pero defendió al
gobierno del Frente Popular desde sus responsabilidades en la Sanidad, como en
sus sus labores de dirección en el Hospital de Carabineros de Madrid.
Tras la
guerra civil fue juzgado tres veces por la Justicia militar siendo condenado
por auxilio a la rebelión a seis años de cárcel que finalmente conmutó por la
pena de libertad vigilada. También fue juzgado por el Tribunal de
Responsabilidades Políticas. Sólo le dejaron ejercer la medicina privada y
durante unos años fuera de la provincia de Madrid, aunque personas influyentes
del nuevo régimen lo visitaron para ser atendidas por él (el mejor), como la
jefa de Falange, Pilar Primo de Rivera.
Todo lo encajó con serenidad y
paciencia.
Carmen Conde escribió un sentido poema a su muerte, acaecida el 29 de septiembre de 1961.
No nos olvidamos de él, así desde el 9 de julio de
2015 una sala del hospital Santa Lucía de
Cartagena lleva su nombre, aunque sea un hecho inadvertido para la mayoría.