El escritor y periodista Tano Ramos presentó
ayer en la Biblioteca Provincial de Cádiz su libro 'El caso Casas
Viejas. Crónica de una insidia (1933-1936)', obra ganadora del XXIV
Premio Comillas
El escritor y periodista Tano Ramos, junto al presentador Pedro Ingelmo, durante la presentación de 'El caso Casas Viejas'. |
Julio Ramos, Juan Guitérrez y Soledad López Navarro, hijos de tres de los protagonistas de la obra. |
"Sin presos, ni prisioneros, con tiros a la barriga". Quien después de la lectura de El caso Casas Viejas. Crónica de una insidia siga atribuyendo esta frase a Manuel Azaña es "un canalla". Claro y meridiano, el profesor de Historia Contemporánea de la UCA, Diego Caro, encontró una y mil maneras de poner en el lugar que se merece la reciente obra del periodista y escritor Tano Ramos. Quizás, ésta que relato, fue la más concisa, impactante e ilustrativa. Y sí, es cierto, después de la lectura de la obra ganadora de la XXIV edición del prestigioso Premio Comillas la sentencia que Bartolomé Barba atribuyo al que fue presidente de la II República se deshace, se desmonta, se desmiga para quedarnos, al fin, con la más terrible de las insidias, la que convirtió el crimen de un servidor del Estado (el capitán Rojas) en un crimen de Estado. Una certeza iluminada por la búsqueda ardua de esa rara avis que llamamos verdad. Una búsqueda noble si la emprende un periodista con oficio y olfato como el asturiano afincado en Cádiz, Tano Ramos.
Un periodista "de hechos no de declaraciones", como calificó otro gran periodista y compañero de Ramos en Diario de Cádiz, Pedro Ingelmo, que hizo las veces de maestro de ceremonias en la presentación de El caso Casas Viejas. Crónica de una insidia (1933-1936), el libro del que hablaron su autor, el profesor Diego Caro y el historiador y teniente coronel de la Guardia Civil, Jesús Núñez durante la tarde de ayer en la Biblioteca Pública Provincial de Cádiz.
Un salón abarrotado, un libro interesante y una mesa de altura. Tres elementos que se conjugaron para hacer de la tarde una cita atrayente. Una cita que se convirtió en emotiva con la presencia de Soledad, Juan y Julio, los hijos de Andrés López Gálvez, Juan Gutiérrez y Julio Ramos Hermoso, tres de los protagonistas de la obra de Ramos y sobre los que, además de Azaña, versó la intervención del autor.
"Mientras investigaba y escribía, mientras me sumergía en el caso Casas Viejas, he llegado a sentir casi físicamente la desazón, la angustia, la impotencia que tuvo que sentir ese hombre (Manuel Azaña) ante el triunfo de la insidia, ante la evidencia de que por más que fuese contestada y razonadamente rebatida, nada detenía aquella mentira", confesaba el periodista que mantiene que Azaña "se vio acusado persistentemente de un crimen que ni cometió ni ordenó cometer".
Una verdad (esa verdad que se le fue apareciendo cristalina durante cuatro años de investigación) que Ramos construye no sólo con los ríos de tinta que han corrido sobre los sucesos de Casas Viejas sino que apuntala con "fuentes inéditas", desde "la honestidad", "sin enarbolar ninguna bandera ni posicionamiento ideológico" y que nos cuenta a los lectores "con fluidez y agilidad", como, con mucho acierto, describió Jesús Núñez.
Testimonios claves como el de Soledad López Navarro "que una inolvidable tarde de finales de 2007" atendió a Ramos y su compañera Lola en su casa en Madrid donde les entregó un valioso documento, "una copia del desaparecido sumario del caso Casas Viejas", explicó el autor. Testimonios que el periodista desempolva del, a veces, conveniente paso del tiempo, y coloca en primera línea como las declaraciones "del guardia valiente", Juan Gutiérrez, al que le pudo más la honestidad que el mecánico cumplimiento de una orden.
Porque El caso Casas Viejas es la historia de hombres honestos en una época "de crisis antes de esta crisis que tanto asusta a tantos", dijo Ramos. Una historia de hombres honestos contada por un hombre honesto.
Los herederos de la historia silenciada de Casas Viejas
Hijos de tres de los protagonistas del libro del escritor y periodista Tano Ramos, Soledad, Juan y Julio quisieron acompañar al autor en la presentación de su obra en la Biblioteca Provincial. Soledad López Navarro es la hija de Andrés López Gálvez, abogado de la acusación particular en el caso Casas Viejas y que fue encarcelado durante 30 años tras señalar la responsabilidad del capitán Rojas en los sucesos. Juan Gutiérrez es el hijo del guardia civil Juan Gutiérrez, que dejó escapar a dos detenidos cuando se dio cuanta de que los iban a matar en la corraleta de Seisdedos la mañana del 12 de enero de 1933.
También fue el primer miembro de las fuerzas de seguridad que declaró ante el juez instructor que en Casas Viejas hubo fusilamientos. Y Julio Ramos, abogado, es hijo de Julio Ramos Hermoso, militar que fue juez instructor de la causa contra los campesinos de Casas Viejas acusados del asalto al cuartel de la Guardia Civil. Tres personas que se emocionaron y emocionaron con su presencia a Ramos.
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