miércoles, 28 de noviembre de 2018

AGUSTÍN SOTO, DE CARTAGENA A DACHAU


Agustín, Soto Sánchez pasó de militar republicano, luchador contra Franco, a exiliado político, primero, después, a integrante de la Resistencia Francesa, para acabar siendo deportado al campo nazi de Dachau.


Salvador, un dolorense de 80 años, comparte con nosotros, emocionado, los recuerdos que tiene de su hermano, AGUSTÍN SOTO SÁNCHEZ, 21 años mayor que él, y a quien no pudo conocer hasta el 1959.
Agustín, militar profesional, se encontraba destinado en Ceuta cuando le concedieron unos días de permiso que vino a pasar con su familia a Cartagena, por lo que se encontraba en su barrio, Los Dolores, el 17 de julio de 1936.
Tras el golpe de estado fascista quedó en Cartagena – nos cuenta su hermano -  como Jefe de Guarnición del Castillo de Galeras, pero pidió ir al frente. Poco más supo de él su familia a partir de ese momento; supieron que sirvió bajo las órdenes de El Campesino, de quien hablaba muy bien en sus cartas, que ascendió a comandante,  y que al final de la guerra se encontraba en Barcelona. Mucho tiempo pasó desde entonces hasta que volvieron a saber de él, de nuevo a través de las cartas, una vez concluida la II Guerra Mundial.  Agustín escribió a su familia a través de una amiga que tenía familia en Argelia, preguntando si podría volver a casa, pero su madre le respondió negativamente; ella sabía perfectamente lo que estaba ocurriendo a quienes habían vuelto y le aconsejó que se quedase en Francia.

Podemos completar los huecos en el relato de Salvador con los datos enviados a través del correo por Louis, uno de los hijos de Agustín, residente en Figeac (Región de Lot) que nos habla de la carrera militar de su padre anterior a la guerra, como maestro armero del Palacio Real en tiempos de Alfonso XIII, y posteriormente, piloto y después comandante del Campo de Aviación de Cuatro Vientos, en Madrid; nos manifiesta en su relato el gran orgullo que siente por el papel que jugó durante los primeros tiempos de la guerra como oficial de la República, perteneciente a aquellos oficiales que impidieron la caída de la plaza de Cartagena en manos de los golpistas, militares que consiguieron salvar para el gobierno el puerto de Cartagena, de gran valor estratégico para recibir las armas y ayuda extranjeras.  También nos relató su participación en la carga del oro del Banco de España en tres barcos soviéticos, haciendo hincapié en lo interesado de la ayuda de Stalin, que nos dio a cambio armas antiguas, y pide no se olvide la pertenencia de Agustín al Partido Comunista y su participación en las batallas del Frente Republicano, hasta que llegó a la frontera francesa con la derrota en 1939, siendo internado en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer.
Nada supo, de momento, su familia, sobre el lugar en que se encontraba, y pasó mucho tiempo hasta el reencuentro, cuando Salvador, que había nacido poco antes de que su hermano marchase al frente, pudo por fin conocerlo, con 21 años de edad,  en un viaje que hizo, acompañando a su padre, para encontrarse con él. Su hermano llegó a cruzar los Pirineos, llegando hasta Gerona, para volver después. Fue en ese encuentro cuando comenzó a saber del largo periplo de sufrimientos por los que discurrió a lo largo de esos 20 años en que estuvo separado de su familia y de su país. Se enteró de lo que había sufrido Agustín en el exilio, y de lo mal que los franceses se portaron con los exiliados españoles.
Su hermano le contó cómo los habían utilizado como mano de obra barata, y la manera en que, al cabo de un tiempo se integró como voluntario en el ejército nacional francés, antes del estallido de la II Guerra Mundial. Agustín, gracias a sus conocimientos como oficial de Artillería, prestó servicios en un campo de instrucción de tiro. Estuvo varias veces en peligro, librándose por primera vez de una muerte casi cierta en la explosión de un cañón muy potente, que acabó con la vida de muchos de sus compañeros.

Fue desmovilizado en Figeac con su compañía de Bourges en 1940 y entró entonces en la Resistencia Francesa; al principio, en los FTP (Francotiradores y Partisanos; de filiación comunista), y después en el Movimiento Gaulista del MUR (agrupamiento de los tres grandes movimientos de la Resistencia que actuaron en el sur de Francia durante la ocupación, a partir de 1943), también en Figeac.
Sus hijos se muestran orgullosos de que su padre figure en el Museo de la Resistencia y Deportación de Lot, en Figeac, donde recibió un homenaje por su participación en la lucha del Maquis.

Por la mañana, mi hermano, trabajaba – nos relata Salvador - por la tarde atacaba cuarteles y trenes, luchaba contra los alemanes…   
Y su hijo nos relata que Agustín, uno de los fundadores del movimiento armado clandestino de los guerrilleros españoles participantes en la Resistencia Francesa, fue denunciado y arrestado, con otros siete republicanos españoles en noviembre de 1942 en Figeac – Los de la Gestapo lo identificaron como español por la manera de dar el cigarro, dice su hermano – Después de pasar por el juzgado, en Toulouse, fue internado en el campo de Vernet d’Ariège.
Allí se internaba a todos los extranjeros considerados peligrosos para el orden público, republicanos españoles, combatientes de las brigadas internacionales, intelectuales antifascistas de todas las nacionalidades: alemanes, franceses, yugoslavos, españoles, rusos, italianos, belgas… en condiciones infrahumanas.
En 1944, los últimos internados fueron evacuados; los hombres, deportados al campo de concentración de Dachau, las mujeres, al de Ravensbrück, y a Dachau fue trasladado Agustín en un camión.  Dachau… campo de la muerte, en que los dividían en dos grupos: quienes estaban en condiciones de trabajar, podían comer; quienes no servían para el trabajo, morían de hambre y de sed. Dachau, donde los que trabajaban, recogían por la mañana los cadáveres de los compañeros que habían fallecido por inanición, y los amontonaban en un lugar desde el que eran trasladados a los crematorios.
Y en Dachau, donde había sido destinado al recinto en que estaban los condenados a morir de hambre, un día, un oficial alemán, se dirigió a ellos en perfecto español, pidiendo que salieran los cartageneros hacia el otro lado, y así salvó la vida por segunda vez. Ese alemán había vivido mucho tiempo en Cartagena, donde tuvo una relojería en Barrio de la Concepción, y les explicó que, lo mismo que él, no todos los alemanes estaban de acuerdo con Hitler.
Llegados los últimos días de la guerra, ante la proximidad de los aliados, los soldados tenían órdenes de minar el campo y hacerlo estallar con los prisioneros en su interior, pero tuvieron la suerte de que algunos que no querían cargar sobre su conciencia el cumplimiento de esa orden, permitieran que cinco de los deportados salieran al encuentro de los americanos. Uno consiguió llegar con vida hasta sus líneas, y al ser informados, enviaron una avanzadilla sobre el campo, que lo tomó después de bastantes bajas. Los prisioneros fueron liberados.

Después de la liberación, la intención de los americanos fue la de destruir el campo; pero lo impidió la llegada de los rusos, que insistieron en que el mundo debía ser conocedor de lo que allí había pasado.
Agustín no regresó a España. Francia acogió a los deportados como a hijos predilectos, y se integró en su nuevo país como un francés más, a pesar de añorar siempre su país natal, por cuya liberación del franquismo había luchado.

Su esposa, Angelita Suárez- Cueto Cabeza, era la hija de uno de los fundadores del Partido Comunista Español, que fue director del Gabinete del Ministro de la Guerra en 1936, que sufrió internamiento en el campo nazi junto a Agustín, que le salvó la vida.
El estado francés ha reconocido los sacrificios y el heroísmo de los deportados españoles cuya lucha en la Resistencia  tan determinante fuera para liberar a Europa del fascismo. Ya va siendo hora que el estado español haga lo propio.

Fuentes utilizadas: Testimonio oral de Salvador Soto Sánchez,  y testimonio escrito de Louis Soto, hermano e hijo, respectivamente, de Agustín Soto Sánchez

lunes, 12 de noviembre de 2018

El campo de GURS




Alrededor de diez millares de españoles y españolas permanecieron internados en los campos de concentración y exterminio de los nazis; campos de los que poco más de dos mil lograron sobrevivir y de los que la mayoría jamás regresó a España.

Durante mucho tiempo hemos ignorado este hecho, hasta que hace poco se comenzó a reconocer, no solo por las asociaciones memorialistas, sino por algunas administraciones locales que,

recogiendo la reivindicación de aquéllas, han llevado a cabo homenajes a estos republicanos españoles que sufrieron bajo el poder de los nazis.

El pasado viernes, la Asociación Memoria Histórica de Cartagena organizó la proyección de "GURS, HISTORIA Y MEMORIA", el documental de Verónica Sáenz que fue presentado por sus productores Fernando Yaza y Anabel Beltrán.

Tras el visionado de la película tuvo lugar un interesantísimo coloquio entre el público y  los productores en que se registró un elevado nivel de participación.





Debemos destacar la asistencia de un grupo de jóvenes, alumnos de Enseñanza Secundaria que participó en el debate con gran interés, y la actitud comunicadora de Anabel y Fernando, dos personas muy comprometidas con la recuperación de nuestra Memoria que nos dejaron una grata impresión.
 Este acto ha supuesto el prólogo a varias actividades previstas por nuestra asociación con el fin de honrar la memoria de los deportados a los campos nazis, que tendrán lugar a lo largo de los siguientes meses.

La participación en la inauguración del monolito que el ayuntamiento de Cartagena erigirá en memoria a los deportados cartageneros, la exposición sobre Francesc Boix, "el fotógrafo del horror" y varias proyecciones son parte de estas actividades.




lunes, 27 de agosto de 2018

El juicio a José Antonio Primo de Rivera respetó el debido proceso y las leyes vigentes




Removidos los ánimos de los filofascistas ante la inminente exhumación del dictador, hierven las redes con falacias sin fin, buscando en la repetición apabullante de la mentira la conversión de ésta en verdad sin dejar resquicio a la argumentación contrastada con que demostrar la falsedad de las informaciones con que se nos bombardea.

Una de las mentiras que se repite hasta la saciedad es la de que el ideólogo de la Falange fue una víctima más de la guerra civil, un inocente asesinado tras un juicio sin garantías... un héroe que fue fusilado por odio y venganza. Pues hemos de decir que, a diferencia de muchos otros en aquellos momentos, en uno y otro bando, José Antonio no fue "paseado" arbitrariamente, ni maltratado, ni tampoco le faltaron las garantías jurídicas más elementales.  Vamos desde aquí a contrarrestar las falsas afirmaciones respecto a "su martirio"con argumentos contrastados y veraces.
El artículo transcrito en esta ocasión, sobre el proceso y fusilamiento de "el ausente" debe su autoría al investigador FLOREN DIMAS BALSALOBRE, delegado de AGE en la región de Murcia, miembro de la directiva de la Federación de Asociaciones de Memoria Histórica de la Región de Murcia y socio fundador de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena. Este artículo. escrito en 2013, con ocasión del aniversario del fusilamiento de Primo de Rivera, es lo suficientemente esclarecedor en cuanto a su papel en la sublevación del 36 y su responsabilidad en la ola de represión que llevaron a cabo los miembros del partido que fundó, en estrecha colaboración con el resto de elementos represivos del llamado "Glorioso Movimiento Nacional"


El juicio a José Antonio Primo de Rivera respetó el debido proceso y las leyes vigentes

Iniciaremos este pequeño análisis sobre el proceso a José Antonio Primo de Rivera, (en adelante JA) y el de su legalidad, constatando que sobre este asunto ya se publicaron numerosos textos apologéticos, especialmente en la inmediata posguerra, destacando -en general- la escenificación de la gallardía y habilidad de JA frente al tribunal, y cuyo fondo venía a ser una descripción -bastante pormenorizada- de las actividades de JA de colaboración con la sublevación, tanto previa como inmediatamente después del 18J. En tales textos, el común denominador era que dicha colaboración no debía ser motivo de castigo, sino de exaltación heroica, dado lo justo del levantamiento, y que si JA había sido fusilado, lo fue por odio y venganza, por ello, desde la impunidad del vencedor, no se recataron en proporcionar detalles de la cooperación de JA en la conspiración.
Dejando al margen las pequeñas acusaciones menores, el proceso a JA celebrado el 16-17 Nov'36 ,en el salón de actos de la Prisión Modelo de Alicante, se basaba en la acusación de conspiración y rebelión militar. Como es sabido, fue procesado según los procedimientos existentes en aquel momento, siendo el proceso ordenado por el Tribunal Supremo el 3-Oct'36, nombrando al juez instructor Federico Enjuto, quien le tomó declaración el 10-Nov'36, celebrándose la vista los días 16-17 Nov'36, donde José Antonio dispuso de asistencia letrada, representándose a si mismo, como abogado que era, y también a su hermano y a su cuñada.
Posteriormente, fue encontrado culpable por el veredicto del Jurado, y sentenciado a muerte. Quiero decir con ello, que a diferencia de muchos otros en aquellos momentos, en uno y otro bando, José Antonio no fue "paseado" arbitrariamente, ni maltratado, ni tampoco le faltaron las garantías jurídicas más elementales. Es por ello por lo que en su momento empleé la expresión "Para los tiempos que corrían". Al menos desde el punto de vista de procedimiento, es un hecho constatado que el proceso fue respetuoso con la legalidad vigente, e incluso publicadas íntegras en prensa diaria, las intervenciones durante el juicio, en crónicas taquigráficas, cosa impensable en los procesos-farsa realizados por los franquistas.

En cuanto al fondo de lo que se trató en el proceso, a mi entender hay tres aspectos relevantes.
El primero es que el fiscal acusador, de nombre Vidal Gil Tirado, no centró sus alegatos sobre las verdaderas actividades de JA a favor de la conspiración, que trataremos de resumir un poco a continuación: JA se había entrevistado con el T.Col. Valentín Galarza en los días siguientes a la reunión de generales en Madrid el 8-Marzo'36. JA se había entrevistado con el propio Franco en casa de Serrano Suñer el 12-Marzo'36, encuentro del que quedó muy decepcionado. Según Súñer. JA había hecho publicar desde la cárcel el 4-Mayo'36 el "Manifiesto a los militares de España", en los que hacía un claro llamamiento a la sublevación ante la inminencia de disgregación de España en múltiples repúblicas soviéticas.
Desde la cárcel Modelo de Madrid y luego desde la prisión de Alicante, donde llegó el 6-Jun'36, mantuvo a través de intermediarios de su confianza (principalmente sus colaboradores Sarrión, Garcerán, y Finat), permanente y repetido contacto con el General Mola, jefe de la conspiración, para determinar las condiciones de adhesión de Falange a la sublevación. Por fin, el 29-Jun'36, JA accede a la participación de las milicias de Falange, acordando conservar algunos signos formales (uniformes, mandos etc...) y renunciando a imponer su ideario "revolucionario", lo que le llevaría a su vez a criticar por anticipado, la "mediocridad burguesa" y el "falso fascismo" del sistema político que pretendían imponer los conspiradores. Por cierto, que ese documento de 29-Jun'36 fue encontrado unos días después del golpe del 18 de julio, y reproducido textualmente en el diario CNT el 30-Jul'36.

Desde el 9 al 18-Jul'36, JA envía cartas y mensajes secretos a través de su hermana y su cuñada que le visitan en Alicante. ¡Ya resulta chocante que convirtiese su celda en el estado mayor falangista de la sublevación!.
El propio 15-Jul'36, JA entrega a su colaborador Manuel Sarrión un manifiesto fechado el 17-Jul'36 (dos días después), en que expone con rotundidad la participación de Falange en la sublevación. En la cárcel se entera del fracaso de la sublevación en Alicante dirigida por el Gral. García Aldave. No será hasta el 4-Agosto'36 cuando sus comunicaciones escritas sean sometidas a censura, y hasta el 16-Agosto'36, cuando pase a la situación de incomunicación total, sin periódicos ni radio. Es decir, casi un mes después del levantamiento fascista.
En resumen, las pruebas de la colaboración de JA en la preparación de la sublevación son muy numerosas, aunque las dirigiese desde la prisión, donde el régimen carcelario había sido bastante laxo (todos hemos visto abundantes fotografías tomadas en prisión,) hasta bien avanzado el conflicto, aunque después fuese incomunicado al descubrirse armas en su celda, y precisamente para no incurrir en las múltiples infracciones que había cometido sin estarlo, sin que eso restase ninguna garantía jurídica en su proceso, y todo ello aunque el fiscal no incidiese demasiado sobre todas estas actividades. El segundo aspecto, es lo que constituyó el núcleo de la acusación del fiscal. Desde 16-Agosto'36 JA y su hermano Miguel permanecieron estrictamente incomunicados. Sin embargo, es muy conocido que el periodista americano Jay Allen, le entrevistó en fecha 3-Oct'36. Se trató de una entrevista en presencia de funcionarios de la prisión, constituidos en "Comisión de Orden Público", y en ella JA, que ya debía suponerse amenazado por el próximo proceso, trató de mantener un perfil muy bajo, atribuyendo la violencia de la Falange durante la primavera anterior, como autodefensa ante la política provocadora de Casares Quiroga, negándose a creer que las milicias falangistas participaban activamente en la guerra en el bando franquista, y haciendo severas críticas al conservadurismo tradicional español, y en particular a Gil Robles.
Estas declaraciones se publicaron el 9-Oct'36 en el Chicago Daily Tribune, y el 24-Oct'36 en el London News Chronicle, sin ser reproducidas por un grupo de diarios regionales del Levante español, entre ellos El Liberal de Murcia, hasta el 7-Nov'36. Sin embargo, con anterioridad el 25-Oct'36, el mismo diario El Liberal de Murcia había publicado una falsa noticia, según la cual JA se había entrevistado varias veces con Hitler y a cambio de la ayuda alemana para instaurar un régimen fascista en España, dirigido por Sanjurjo, le había prometido bases navales y militares en la Península y en Marruecos, así como la explotación de las minas de Almadén. El fiscal retorció este argumento, y aprovechando que JA reconoció haber tenido un contacto con Hitler (que en realidad ni siquiera fue una conversación), dio por buena la noticia publicada el diario murciano el 25-Oct'36 (concesiones a Hitler) y como prueba indirecta de ello, vino a decir que las declaraciones a Jay Allen publicadas en el mismo periódico el 7-Nov'36, eran una especie de descargo para atenuar lo publicado anteriormente. JA no supo defenderse bien, ya que las declaraciones a Jay Allen en la propia prisión, tuvieron lugar el 3-Oct'36, es decir, mucho antes de que el 25-Oct'36 se publicasen sus supuestas concesiones a Hitler.
El dato de la fecha de la entrevista, era fácilmente comprobable en el libro registro de la prisión, pero JA se obcecó en negar las concesiones a Hitler, sin poder aportar ninguna prueba, y olvidó mencionar ese detalle en el juicio.
El tercer aspecto se refiere a lo que verdaderamente condenó a JA. A mi entender, lo más determinante era que decenas de miles de combatientes franquistas, lo hacían en nombre de Falange (la mayor parte "camisas nuevas"), en muchos casos cometiendo crímenes atroces en la retaguardia, que eran conocidos en la retaguardia republicana. Era muy difícil probar que el líder máximo de aquel movimiento, no tenía nada que ver con aquello. JA se defendió argumentando que estando en la cárcel, nadie había contado con él para la sublevación y para la colaboración falangista en la guerra, que él no había autorizado nada, que su encarcelamiento había sido inducido por las derechas para neutralizarle, y así poder disponer de sus milicias descabezadas, y que "sabía que ese movimiento se preparaba y trabajé para que no se produjera", una declaración insostenible ante los hechos probados durante el juicio.
El tribunal se tomó unas horas para redactar las preguntas a realizar al Jurado. Estas se realizaron en torno a las 22:30 del 17-Nov'36, y el Jurado respondió su veredicto en la madrugada del 18-Nov'36. En ese momento se dictó la sentencia de muerte contra JA, de cadena perpetua contra su hermano Miguel, y de prisión contra su cuñada. JA fue finalmente fusilado a las 06:20 horas del 20-Nov'36 junto con otros cuatro reclusos sentenciados por otras causas (Luis López, Luis Segura, Ezequiel Mira , y Vicente Muñoz)
Otro asunto controvertido es el del "enterado" del consejo de ministros. Por una parte Largo Caballero en sus "Recuerdos", niega que tuviese lugar, y que estando reunido el consejo llegó un telegrama anunciando la ejecución, sin haberse cumplido el preceptivo trámite del "enterado". Debido a esto, Largo Caballero dice que se negó a firmar sobre hechos consumados.
A ello hay que decir, que las memorias de Largo Caballero escritas en su último año de vida, después de haber sufrido mucho en el campo de concentración de Oraniemburg, de donde salió con la salud muy mermada, contienen numerosos errores, y es posible que este sea uno de ellos. Otros autores dan por existente (sin proporcionar la fuente) un documento de "enterado" que fue enviado a la prisión de Alicante, después de haber conocido el informe del auditor del ministerio de la guerra. El texto parece que decía "A Presidente Tribunal Especial de Alicante. A los efectos del decreto 2-Jun'31, el gobierno enterado de haberle sido impuesta pena de muerte a JA PdR. Transmítase. Rubricado"
A la pregunta de qué hubiese pasado sin el "enterado". Especulando mucho, creo que hubiesen podido ocurrir dos cosas. Si el gobierno hubiese estimado debidamente el valor político de JA, hubiese debido trasladarle de prisión a un lugar de absoluta confianza y garantía, donde su vida no corriese peligro, y su figura hubiese podido ser utilizada en vida, más adelante, como elemento de disgregación en el bando franquista. Si el gobierno, aún sin firmar el "enterado" le hubiese dejado en la prisión de Alicante, o en cualquier otro lugar que no controlase directamente, estoy convencido de que hubiese sido rápidamente asesinado por incontrolados, habida cuenta de la enorme indignación popular existente, ante la comisión de miles de crímenes perpetrados por los falangistas en su retaguardia.
Otro memorialista muy dado a las autojustificaciones, Indalecio Prieto, en "Convulsiones...", ni afirma ni niega la veracidad del "enterado", pero en su fase más anticomunista aprovecha para hacer caer el peso político del fusilamiento de JA en los comunistas alicantinos, y en particular en el gobernador civil, Jesús Monzón, de quien dice que "al enterarse de que agentes míos se acercaron a Don Miguel Primo de Rivera...para buscar testimonios de JA desfavorables a la subversión militar, ordenó una investigación policíaca sobre dichas gestiones, para ver si le era posible, según públicamente confesó, tener un arma política contra mía". Este párrafo también induce a pensar que Prieto era consciente del valor político que tenía la vida de JA.
Cuando José Antonio entró en capilla solicitó tres cosas: un confesor, un notario y que le permitieran despedirse de sus familiares. La comisión de orden público accedió a estas peticiones. Fue un anciano sacerdote, José Planelles, también preso que será fusilado nueve días más tarde que José Antonio, por el mismo delito, el que reciba su última confesión.
Otro asunto lejanamente relacionado son los dos intentos de rescate de JA en Sept y Oct'36 ,que no consiguieron prosperar, por parte de falangistas desplazados a Alicante, apoyados por los servicios secretos y la marina de la Alemania nazi, que oficialmente ¡¡aún mantenía relaciones diplomáticas con la República y no había reconocido aún a la España franquista!!!. También hubo algunos intentos de mediación a través del gobierno francés, y hasta los dirigentes carlistas, aportaron una cierta suma de dinero para intentar el rescate mediante sobornos.

Sobre quienes buscan exculpaciones en los textos de JA, y en particular en su denominado "Testamento Político", habría que recordarles que si lo que debatimos es la juridicidad o no de su proceso y ejecución, tales textos carecen de valor jurídico alguno. De la misma manera, que los textos de editoriales del Arriba escritos por él y leídos ante el tribunal, en los que criticaba a las derechas cedistas y radicales, tampoco eran prueba que le exculpase de lo que le acusaban. En cuanto a su valor político, cada cual pensará lo que quiera. Lo que yo particularmente pienso, es que se trata de textos donde generalmente se expresan naderías con un estilo místico exaltado. Lo que hay detrás de ese misticismo es simple fascismo, reproducción del aprendido de Alemania e Italia, y adaptado a los mitos de la Historia de España.
Y por último recordemos, que en el lenguaje de hoy, no nos cabría ninguna duda de que JA era el líder máximo de un grupo terrorista, que cometía numerosos y frecuentes atentados.
Finalmente, habremos de considerar que la conspiración y la rebelión militar, son delitos penado en todos los países (democráticos o no), y que los campos de exterminio nazis o estalinistas (o franquistas, que también los hubo), aunque estuviesen amparados legalmente por la legislación de la dictadura de turno, no por ello podían (ni pueden) ser aceptables desde el sentido común y desde el derecho natural e internacional, incluso considerando la legislación entonces reconocida por la Sociedad de Nacionales.
Calabardina-Águilas, 20 de Noviembre de 2013
En el 77 aniversario del fusilamiento del fundador de la Falange
En el 38 aniversario de la muerte del dictador Franco
En el 74 aniversario (+13 días) del asesinato de mi abuelo Ginés, maestro, sometido a una farsa judicial franquista, y a torturas (aplastarle los dedos de la mano con una puerta, por negarse a firmar su declaración, y romperle las gafas, por lo que ya no pudo escribir a su familia, y hubieron de hacerlo sus compañeros de celda).

Floren Dimas

martes, 14 de agosto de 2018

Buscando Información sobre familiares de deportados cartageneros a los campos de concentración nazis para la dignificación de su memoria.

El exilio.


Hasta cincuenta y siete cartageneros aparecen entre los deportados a los campos de concentración nazis. La gran mayoría de ellos en el campo de Mauthausen (Austria),  más conocido como “el campo de los españoles”, cinco de ellos en el  campo alemán de  Dachau, dos en el de Buchenwald, también alemán, y uno en el campo de concentración de Aurigny, en la isla británica del Canal de la Mancha de Alderney.
Republicanos españoles tras la liberación.


Los nombres los agrupamos por poblaciones o barrios para una mejor identificación. Sólo aparece el nombre del campo de concentración al que fue destinado el deportado cuando no se trata del campo de Mauthausen. La F significa fallecido y va seguida de la fecha de fallecimiento. La L significa liberación por las tropas aliadas y va seguido de la fecha de liberación. Sólo hay un evadido (E), que va también con su correspondiente fecha de evasión. No hay duda de que el listado es incompleto, son muchos más los hijos de este Término Municipal desaparecidos en esos campos de la muerte. De momento, son los que tenemos.
Españoles saludando a las tropas de liberación.


Los nombre son los siguientes:

Cartagena Centro:

Álvaro Moreno, Ramón (F: 10/04/1942)
Andrés García, Juan (L: 05/05/1945)
Barreto Moya, José (L: 05/05/1945)
Bueno Belmonte, Alfonso (F: 15/1271941)
Calventus Muñoz, Alfonso (F: 25/12/1941)
Casado Sánchez José (F: 12/11/1941)
Casas Sancho, Claudio (F: 30/04/1942)
De Haro Paredes, Lázaro (F: 29/05/1941)
Fortuny Milán, José (L: 05/05/1945)
García Inglés, Francisco (F: 08/05/1941)
García, Florentino (F: 18/08/1944) en Dachau
Guirado Navarro, José (L: 05/05/1945)
Gumila Raja, Juan (L: 05/05/1945)
Hermosilla Rubio, Cecilio (F: 05/12/1941)
Hernández Sánchez, Francisco (L: 05/05/1945)
Juan Payá, Alfonso (F: 02/04/1944)
Legaz Sáez, Juan (L: 05/05/1945)
Madrid Bastida, Antonio (F: 19/09/1941)
Marín Aroca, Rafael (F: 23/09/1941)
Martínez  Martínez, José (F: 05/05/1941)
Martínez Martínez, Pedro (L: 05/05/1945)
Martínez Mateos, Manuel ((F: 15/06/1941) en Dachau
Martínez Meseguer, Juan (L: 05/05/1945)
Morales Pérez, Julio (L: 05/05/1945)
Morote Morales, Pedro (L: 05/05/1945)
Naja López, Antonio (L: 29/04/1945) en Buchenwald.
Navarro Solano, Joaquín (L: 05/05/1945)
Navarro, Diego (L: 29/04/1945) en Dachau
Olivares Villegat, José (L: 29/04/1945) en Dachau
Pérez Garrido, Ginés (F: 07/11/1941)
Pérez, Antonio (L: 29/04/1945) en Buchenwald
Ramírez Cañavate, Antonio (L: 05/05/1945)
Rosique, Ramón (E: 14/08/1944) en Aurigny
Sánchez López, Eusebio (F: 17/04/1941)
Sánchez Molina, Ramiro (F: 04/11/1941)
Sarabia Galiano, Ramón (F: 22/08/1941)
Saus Pérez, Geronimo (F: 16/05/1941)
Soto Sánchez, Agustín (L: 29/04/1945) en Dachau
Tovar Martínez, Emilio (F: 16/11/1941)

Escombreras
Avilés Hernández, Gregorio (L: 05/05/1945)

El Algar
Bueno Pastor, Silverio (F: 12/09/1941)
Campillo Blázquez, Mauricio (F: 30/11/1941)
Fernández Benavente, Máximo (F: 02/11/1941)
García Gómez, Juan (F: 16/10/1941)
Martínez López, Fernando (F: 22/07/1941)
Martínez Olmos, Andrés (L: 05/05/1945)

El Estrecho de San Ginés
Garrido Giménez, José ((F: 26/01/1942)
Gómez Manresa, Victoriano (F: 23/07/1942)
Guerrero Fernández, José (L: 05/05/1945)
Martínez García, Luis (L: 05/05/1945)
Ramón Alcaraz, José (F: 01/11/1941)

Pozo Estrecho
Conesa Inglés, Juan (F: 14/11/1941)

Santa Lucía
López Asensio, Jesús (L: 05/05/1945)

Los Segados
Otón Blaya, José Andrés (F: 28/06/1941)

Los Dolores
Pérez Beltrán, José Antonio (F: 22/11/1941)

Torre Nicolás Pérez
Ros Torres, Damián (F: 09/11/1941)
 
Mauthausen. Hoy convertido en Museo de la Memoria.
 
Próximamente en Cartagena se  va a hacer un acto de homenaje a estos paisanos para preservar y dignificar su memoria. Para ello se está intentando localizar a posibles familiares actuales de los mismos, por lo que  AGRADECERÍAMOS CUALQUIER DATO QUE SE PUDIERA APORTAR AL RESPECTO.

miércoles, 18 de julio de 2018

18 de julio, 82 años después





El 18 de julio llega este año en medio del calor de la reacción ultraderechista ante las medidas que de cara a la Memoria Histórica el recién estrenado gobierno pretende ejecutar.

Desde hace varias semanas arden las redes con vídeos y artículos de reaccionario cariz por parte de los nostálgicos de la dictadura, en que se pretende justificar el golpe de estado del 36 argumentando las mismas falacias que durante las tres primeras décadas tras el final de la guerra española esgrimieron los voceros del régimen, en que se habla de quema de iglesias, de desórdenes sin fin, de gobiernos en manos marxistas, como hechos previos y del asesinato de Calvo Sotelo como principal motivo de la insurrección, ignorando voluntariamente la conspiración contra la República, nacida el mismo 14 de abril del 31 y los antecedentes del levantamiento a partir del golpe del 23; de hecho, se pretendía que la rebelión culminara en una dictadura similar a la transcurrida entre 1923 y 1930, con la gran diferencia de que, en la primera, se contó con la aquiescencia del jefe del Estado, el monarca Alfonso XIII.
El rey Alfonso XIII
Primo de Rivera, intentó, fracasando con gran estrépito, modernizar el liberalismo de la oligarquía española; este militar que admiraba la ciencia y la cultura pero despreciaba a los intelectuales, dijo que pretendía liberar a España de los profesionales de la vieja política y la gobernó despóticamente, con el visto bueno del rey, durante siete años, contando con el apoyo de los militares africanistas, la iglesia católica, la aristocracia y la burguesía más rancia. Ni siquiera el PSOE y la UGT se opusieron al general que
dijo pretender llevar a cabo grandes reformas y modernizar el país, y hasta el 1929 le prestaron su apoyo, aun habiendo declarado el estado de guerra y destituido a los gobernadores civiles. Sólo el Partido
General Primo de Rivera
Comunista y la CNT se opusieron al régimen dictatorial, a la encarcelación de los opositores, a la suspensión de la constitución y prohibición de que se reunieran las cortes, y a la prohibición de actividad a los partidos políticos.


Un resultado similar pretendían los artífices de la sublevación de 1936, un régimen dictatorial con un único partido político, como fue la Unión Patriótica en tiempos de Primo de Rivera, y acabar de una vez por todas con las reformas emprendidas por la II República; pero había una gran diferencia, ya que, al contrario que entonces, en esta ocasión, no todo el ejército secundó el golpe de estado, y tampoco contaron con que el pueblo abrazara, como lo hizo, la causa del legítimo gobierno republicano, y se
José Calvo Sotelo
lanzara a defenderlo con pasión.


El golpe de estado del 36 se comenzó a fraguar el mismo 14 de abril de 1931, desde el momento en que se conocieron los resultados de las elecciones municipales.

Notables representantes de la derecha, del fascismo y de la aristocracia, como Ramiro de Maeztu, José Calvo Sotelo, José Antonio Primo de Rivera, Eugenio Vegas Latapie, el marqués de Quintanar, el conde de Guadalhorce… constituyeron, ese mismo día un grupo contrarrevolucionario para derrocar por todos los medios a la recién nacida II República.

Cardenal Segura
Poco después, en Navarra, promovidos por el carlista Ignacio Baleztena Azcárate, se organizan los requetés en grupos paramilitares con el mismo fin: luchar contra la República.

Y si esta postura fue la de aristócratas, derechistas, carlistas y fascistas, no dejemos de lado a la iglesia católica, convencida que solamente la derecha podía asegurarle el mantenimiento de los privilegios que venía manteniendo desde la época de la Reconquista y que pensaba que la ola de anticlericalismo reciente hacía peligrar.

Se acusa a la República del creciente anticlericalismo, cuando, en realidad, hasta el mismo clero había observado, antes de la proclamación de ésta, que España no era tan católica como se suponía, y su instauración no había hecho más que revelar la realidad de esta situación, tal y como la Conferencia de Metropolitanos (antecedente de la Comisión Episcopal) informó a Pío XI tras su reunión de diciembre de 1931.

La derecha española se alía pues, con los sectores más reaccionarios del clero para emprender la conspiración para acabar con la República desde el primer mes de su existencia.


Tras las primeras medidas reformadoras, aumenta el número de sus enemigos, sobre todo a causa de la reforma educativa y de la reforma agraria; más aún por la segunda, pues si bien la enseñanza laica y el fin de los privilegios de las órdenes religiosas que, hasta entonces, habían monopolizado la enseñanza, pusieron en contra a amplios sectores conservadores, lo que mayor número de enemigos le acarreó al gobierno republicano fue la Ley de Reforma Agraria de España, uno de sus proyectos más ambiciosos, que pretendía resolver un problema histórico, esa tremenda desigualdad existente en el sur del país, donde vivían en condiciones de extrema pobreza casi dos millones de jornaleros, que trabajaban los enormes latifundios en manos de unos pocos miles de familias.

En la reforma, el Gobierno declaró que la propiedad privada quedaba garantizada por la ley, y como consecuencia de ello, sólo se podrían expropiar las tierras por motivo de utilidad pública, pero sensible al abandono en que había vivido tanto tiempo la clase campesina y el interés de que había sido objeto la economía agraria del país, adoptó como norma de su actuación el reconocimiento de que el derecho agrario debía responder a la función social de la tierra, y así, la reforma – que no satisfizo a los jornaleros – consistió en expropiar (previa indemnización) una parte de esos latifundios para dividirlos en pequeños lotes de tierra que entregar a los jornaleros. Una serie de decretos que puso en marcha el gobierno provisional prohibía a los latifundistas echar a los arrendatarios, aplicaba a los campesinos el mismo horario que a los obreros: 8 horas diarias, obligaba a contratar a los jornaleros del municipio, y asimismo, para evitar que los grandes propietarios recurrieran, para boicotear a la República, a dejar las tierras sin cultivar, amenazaba con confiscar las tierras a quienes no las cultivasen.
El anteproyecto de reforma, presentado el 20 de julio de 1931, fue rechazado por los representantes de los propietarios rurales, por considerarla contraria a sus intereses, y por los socialistas y la CNT, que la consideró demasiado moderada, por no contemplar el traspasar la propiedad de la tierra a los trabajadores.

General Sanjurjo
El malestar aumentaba, y la conspiración avanzaba.

Así, se llegó al golpe de Sanjurjo de 10 de agosto de 1932. No triunfó, pero no hay que darlo por perdido para la causa antirrepublicana, de los fallos se tomó nota para el futuro.

Los monárquicos emprendieron, en Biarritz, en septiembre del mismo año, la campaña para captación de fondos para el futuro golpe, consiguiendo, en muy poco tiempo, los nada despreciables 20 millones de pesetas de la época, con los que fundaron periódicos antirrepublicanos y confesionales en todas las provincias y potenciar la revista Acción Española.

El Duce, cuya ayuda fue
determinante para los
golpistas
Poco después del triunfo de la derecha, en las elecciones de 1933, se empieza a buscar financiación exterior; Mussolini es visitado por José Antonio; también por los carlistas Rafael Olazábal y Antonio Lizarza Iribarren, por el militar Emilio Barrera Luyando, por el dirigente de Renovación Española, Antonio Goicoechea… No fue necesaria la revolución del 34 para emprender esta conspiración, del mismo modo que no fue necesaria la quema de conventos para la insurrección de Sanjurjo.

En 1935 el líder de la CEDA, José María Gil-Robles, consiguió la cartera de ministro de la Guerra en el Gobierno y procedió a nombrar a generales derechistas para los puestos clave: Franco como jefe del Estado Mayor Central, Fanjul como subsecretario de Gil-Robles, Goded responsable de Aeronáutica y Mola jefe de las fuerzas en Marruecos. En esta época la derechista Unión Militar
José M. Gil Robles
Española se dividió entre los que seguían queriendo dar un golpe de Estado para acabar con la democracia y los que 

preferían "penetrar" el sistema político desde el poder. ​ En enero de 1936 el presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, disolvió las Cortes y convocó elecciones para el 16 de febrero. Varios generales acordaron entonces sublevarse el 19 de febrero si el Frente Popular ganaba las elecciones. Y nada más conocerse la victoria de éste, se produjo un primer intento de golpe de fuerza​: Gil Robles intentó que Manuel Portela Valladares, presidente en funciones, declarase el estado de guerra y anulase los comicios. Franco se adelantó a dar las órdenes a los
De profesión, golpista
mandos militares para que lo declarasen, pero Portela Valladares y el ministro de la Guerra, Nicolás Molero, lo desautorizaron, y el director de la Guardia Civil, general Sebastián Pozas, y el jefe de la policía, general Núñez de Prado, se negaron a ocupar las calles y no lo secundaron, por lo que se echó para atrás, tras el fracaso delos generales Goded y Fanjul al intentar sublevar la guarnición de Madrid.
General Goded



Los contactos con los fascistas italianos cobran más fuerza a partir de marzo y culminando en la firma de los llamados “contratos romanos” el 1 de julio de 1936. No fue necesario el asesinato de Calvo Sotelo para que los conspiradores, gracias al medio millón de libras que puso Juan March, accedieran a la posesión de aparatos de bombardeo, cazas e hidroaviones.
Se responde con esto a las preguntas de si fue la izquierda quien comenzó, realmente, la guerra, o si el detonante fue el asesinato de Calvo Sotelo, como gota que colmó el vaso.
General Fanjul


Contrariamente a lo defendido por los historiadores de derecha, el golpe de estado del 36 no fue una consecuencia de la revolución del 34, ni una respuesta que dieron los que veían que España, desde la victoria del Frente Popular, llevaba camino de convertirse en un país comunista.

La conspiración comenzó el 14 de abril de 1931 y alcanzó su punto culminante el 1 de julio de 1936, antes, por supuesto, de que acaeciera el asesinato de Calvo Sotelo, que tuvo lugar dos días después.

Las falsas teorías expuestas por la historiografía de derechas se desmontan con documentos, no repitiendo siempre los mismos argumentos. Así los desmontan Ángel Viñas, Paul Preston, José Luis Ledesma, Ian Gibson, Hilari Raguer Suñer, Eduardo González Calleja, Francisco Sánchez Pérez, Julio Aróstegui Sánchez Fernando Hernández Sánchez…

General Mola
Los contratos firmados el 1 de julio de 1936 desmontan uno de los mitos de la derecha: que la izquierda estaba preparando un levantamiento con la ayuda de la Unión Soviética; quien preparaba la sublevación – dice Ángel Viñas – con la ayuda de la Italia fascista, era la derecha. Los contratos firmados entre los sublevados y Mussolini, 17 días antes delgolpe, demuestran – en palabras de Viñas – que la guerra civil era consecuencia de la histeria de una parte del ejército y de la derecha española, que cuando ve que la estrategia de Gil Robles, presidente de la CEDA, ha fracasado, opta por la sublevación sin escrúpulo en combinación con una potencia extranjera.

Mola entabló una negociación con la Comunión Tradicionalista para que el Requeté carlista se uniese a la sublevación. El 10 de julio se unieron al plan de Mola José Calvo Sotelo y su partido, Renovación Española. ​ En cuanto a las milicias falangistas, en principio su líder José Antonio Primo de Rivera, preso en Alicante, se manifestó dispuesto a colaborar, pero exigió su parcela de poder, lo que no fue admitido por los generales conjurados, por lo que su participación fue en principio aparcada. ​El 11 de julio Sanjurjo aceptó las principales reivindicaciones carlistas y el 14 estos anunciaron su adhesión al levantamiento. ​
El Dragon Rapide
En paralelo los conjurados alquilaron un avión para que Franco pudiera trasladarse de Canarias al Marruecos español y tomar allí el mando del sublevado Ejército de África. Para ello el financiero Juan March facilitó fondos al marqués de Luca de Tena, propietario del diario ABC.

El corresponsal de ABC en Londres, Luis Bolín, contrató, por mediación del aviador Juan De la Cierva un de Havilland D.H.89 Dragon Rapide que partió de Inglaterra el 11 de julio y llegó a Gran Canaria el día 15. ​
Los sublevados, en Zamora

Con la llegada de Franco a Melilla dio comienzo, el 17 de julio, el primer movimiento de la sublevación, que dio lugar a los acontecimientos que dieron la vuelta al siglo XX español.