Público.es / JESÚS MIGUEL MARCOS MADRID 24/02/2012
Una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en verdad no
discutida". Lo peor de la frase de Goebbels no es su vileza, sino que es
verdad. A la vista están los ejemplos, como el de Bush, que convenció a
media América de que en Irak había armas de destrucción masiva a base
de decirlo con la mecánica de un autómata, una y otra vez. Lo maléfico
de las mentiras, por muy descaradas que sean, es que desplazan la
realidad hacia una zona de sombra que obliga a los que transitan
dignamente bajo la luz a mirar dentro del pozo de ponzoña para defender
la verdad de los hechos y que ningún incauto caiga dentro. Lo ideal
sería que los
agujeros negros succionaran a quienes los crean, pero lamentablemente no es así y hay que correr a taparlos, por aquello del olor.
Esto, en el día a día de la actualidad, ocurre a menudo, con
consecuencias más o menos graves para la salud mental de la ciudadanía,
pero más serio y profundo es el efecto de la conspiración cuando atañe a
la disciplina histórica. Probablemente, a Ángel Viñas lo último que le
apetecía en estos momentos era aparcar sus investigaciones personales
para coordinar una obra colectiva sobre la Segunda República, la Guerra
Civil y el franquismo, pero muchas veces la profesión te planta delante
imperativos que de la noche a la mañana se convierten en prioridad.
Un epílogo denuncia las "infrapublicaciones" revisionistas
Y la prioridad, en esta ocasión, forzaba a elaborar una respuesta
rigurosa, científica y rotunda al gran disparate en el que se convirtió
el
Diccionario Biográfico Español de la Real Academia de la
Historia, financiado con 5,8 millones de euros de fondos públicos,
cuando se conoció que estaba plagado de, literalmente, desvaríos. Los
delirios históricos se circunscribían especialmente a la época
contemporánea, donde abundaban las entradas con un claro tono franquista
que traspasaban sin rubor todos los límites del rigor científico.
Esa respuesta ya tiene título:
En el combate por la Historia.
La obra la publicará en abril la editorial Pasado & Presente y se
venderá con una faja bien explícita que advertirá: "Contra el
Diccionario Biográfico Español". La obra, a la que ha tenido acceso
Público,
incluye un pormenorizado análisis temático y biográfico de la Historia
de España entre los años 1931 y 1975 a cargo de los mayores expertos en
ese periodo: desde Julián Casanova a Josep Fontana, pasando por Enrique
Moradiellos, José Carlos Mainer, Carlos Barciela, Antonio Elorza,
Francisco Espinosa o Paul Preston. Así, hasta 33 historiadores,
coordinados por Ángel Viñas. Este último, en el prólogo de la obra,
antes de expresar su "estupefacción" y "repulsa" ante el
Diccionario Biográfico,
ya advierte de que, "en los últimos años, aparecen nuevos títulos para
continuar presentando visiones distorsionadas y profundamente
ideologizadas" de la Historia.
Por ese motivo, la obra incluye un epílogo en el que se denuncian las
"infrapublicaciones" que intentan hacer revisionismo "suavizando la
barbarie franquista". Asimismo, explica los motivos de su auge en la
actualidad y desmonta las técnicas y métodos con los que tergiversan el
pasado. En el siglo XXI, no parece razonable que, como explica Viñas en
el prólogo, "el público español, y no hablemos de los jóvenes que no
llegan a la universidad", ignore mayoritariamente "que la dictadura
franquista fue la segunda más sanguinaria de Europa, sólo por detrás de
la soviética".
"Usan la Historia con fines partidistas", opina Alberto Reig
Cutre politiquería
El politólogo Alberto Reig Tapia, autor de la primera parte del epílogo, titulada
La pervivencia de los mitos franquistas, califica esta tendencia revisionista que mancha el
Diccionario Biográfico
de "historietografía". Para él, la explicación del fenómeno es
sencilla: "El uso ideológico de la Historia con fines partidistas. Es
decir, politiquería de ínfimo vuelo". Estos "parlanchines y escribidores
convulsivos" (para ser claros, el nombre de César Vidal aparece en
varias ocasiones) no airearían mitos franquistas a los cuatro vientos
para defender una nueva línea de investigación histórica, sino para
hacer política barriobajera, cuando no negocio.
Tanto él como Viñas coinciden en señalar que la maquinaria de
propaganda franquista tuvo un efecto tan brutal en la población que en
la actualidad seguimos rumiando sus panfletos. Esto ha provocado la
aparición de una cuadrilla de mitógrafos franquistas que, lejos de
quedarse en el ya de por sí dramático "pobre Franco" que todavía
mascullan algunas abuelitas, edulcoran su figura, su régimen y su legado
hasta extremos insoportables para los historiadores que llevan 30 años
tragando polvo en archivos y bibliotecas.
La obra desvela que el mito de la cruzada está incrustado con fuerza
España también es diferente cuando toca hablar de historia. Varios
países de Europa sofocaron con bastante más celeridad y decisión los
incendios revisionistas que dulcificaban el fascismo. La recuperación de
Mussolini en Italia de la mano de Renzo de Felice provocó un clamor
popular, mientras que el historiador norteamericano Robert O. Paxton
reventó la visión balsámica que durante años se difundió en Francia del
régimen de Vichy. "Aquí se venden sucesivas ediciones de un librito
infumable que presenta a Franco como católico ejemplar y nadie se
conmueve", escribe Viñas.
De entre todos los mitos franquistas, el de la cruzada es el que con
más fuerza ha quedado incrustado en el inconsciente colectivo. Es el más
necesario, sobre todo para justificar el apoyo de la iglesia al régimen
franquista (recordemos, el segundo más sanguinario de Europa),
instalado después de provocar una cruenta Guerra Civil. Se mató, sí,
pero en el nombre del Señor, parece ser el estrambótico argumento. Un
delirio sólo equiparable a los que todavía defienden que Franco era un
piadoso católico. "Fue la piedra fundacional del nuevo régimen, la
síntesis del conglomerado ideológico de los vencedores brillantemente
capitaneados por el santo cruzado que por sus méritos indiscutibles en
la salvación-liberación de España, hija predilecta de la Iglesia, se
ganó el derecho a entrar en los templos bajo palio", escribe Reig.
La represión franquista durante y después de la Guerra Civil,
documentada por Paul Preston en su último libro, que cifra en 150.000
las víctimas inocentes a manos de los sublevados, tampoco fue para
tanto, según los revisionistas. Para la "historietografía", la represión
fue lógica y muy medida, dado que los "rojos" habían atentado con
inusitada violencia contra los defensores de los valores tradicionales
españoles. "Es decir, la violencia franquista habría sido ante todo
defensiva y por lo tanto humanamente comprensible y justificable",
desglosa Puig.
Más mitos: Franco toreó a Hitler en Hendaya y alardeó de estratega
Super Franco
Otro mito: Franco no era un cualquiera. Sus hagiógrafos lo tienen por
una de las mentes más brillantes entre los gobernantes del siglo XX y
como un estratega incomparable. No en vano, Luis Suárez, en el
Diccionario Biográfico,
cuenta que en 1965 demostró sus dotes militares ante el presidente
Johnson recomendándole salir de Vietnam, "una guerra que no podía
ganar".
Sin olvidar, claro, que Franco toreó a Hitler en Hendaya y que podía
alardear, tras la Segunda Guerra Mundial, de haber sido el único militar
en derrotar a los comunistas. "Pura mistificación", se corrige en
En el combate por la Historia,
"la victoria militar de Franco fue debida en no escaso grado al apoyo
decidido que le prestaron las potencias fascistas y al pacto de No
Intervención que resultó letal para la República".
Reig y Viñas también desmontan las técnicas de los presuntos
historiadores para desfigurar la realidad del régimen franquista, muchos
de los cuales enriquecen con sus firmas los contenidos de páginas web
dedicadas a la memoria del dictador. Uno de los métodos es la
distorsión: por ejemplo, cuando Franco llega a Hendaya ha decidido que
España no entrará en guerra y a Hitler sólo le falta suplicarle que le
preste ayuda. Pero la realidad no fue exactamente así: hay innumerables
testimonios en los que "los mandos alemanes expresan juicios implacables
y muy negativos sobre la habilidad y competencia de sus homólogos
franquistas", escribe Viñas.
La obra coordinada por Viñas revela que Franco todavía tiene coartada
y que, visto que en los juzgados todavía no es posible destaparle, el
campo de batalla está en los libros de Historia. Pero esta vez, sin
sangre.
http://www.publico.es/culturas/423744/una-leccion-de-historia-para-derribar-los-mitos-del-franquismo