lunes, 29 de noviembre de 2010

Eleuterio Martínez Ortiz, fogonero del Lepanto fusilado en 1939 (Cartagena)

Cartagena 29/11/2010
A veces, buscando entre causas encontramos detalles que nos ayudan a darnos una idea bastante exacta del ambiente de miedo, de opresión, de silencio… que reinaba en la Cartagena de los primeros tiempos de la represión.
Eso me ocurrió al leer las últimas páginas del expediente de prisión de Eleuterio Martínez Ortiz, fogonero del Lepanto que fue fusilado, en compañía de Salvador Reche Pallarés y Francisco Martínez Conesa, el 23 de diciembre de 1939. Sus restos se encuentran en el cementerio de Los Remedios, en la fosa común en la que permanecen los de 51 fusilados republicanos.
En Cartagena se dio una circunstancia no demasiado común en otras ciudades españolas: que con bastante frecuencia los familiares eran avisados por los mismos guardianes de prisión antes de que se llevara a cabo la ejecución de los reos. De este modo, en muchas ocasiones, tenían la posibilidad de recoger el cadáver y enterrarlo en otro lugar. No ocurrió así en algunos casos, bien porque los guardianes de turno no avisasen a la familia, bien porque sus miembros no fueran localizados, o bien porque el miedo a ser también víctimas de la represión, les impidiera acercarse al lugar de la ejecución. Ignoro cuál sería el caso del citado Eleuterio Martínez, pero es el suyo uno de los cadáveres que todavía continúan en la fosa común.
Lo que me llamó la atención al estudiar su expediente fue el hallazgo de un oficio de fecha 30 de junio de 1944, en que el Teniente Juez Instructor Eustaquio Domínguez Álvarez se dirige al Teniente Coronel Jefe Militar de la Prisión de Marina para interesar si el ejecutado había dejado prendas o efectos de alguna clase de su propiedad en dicha prisión, para entregarlos, en su caso, a los legítimos familiares.
La pregunta que surge a la vista del oficio es, sin duda, cómo se hace la reclamación al cabo de tanto tiempo ¿Cuánto miedo no tendrían los familiares para esperar durante cuatro años y medio hasta atreverse, por fin, a reclamar esas prendas?
No pensemos que el procedimiento para que le fuesen entregados a la viuda fue ágil, todo lo contrario: no fue sino hasta el 16 de abril del año siguiente, diez meses después  de haber cursado el oficio el Juez, la fecha en que los objetos le fueron, finalmente, entregados a la viuda. Pero lo que más me impactó fue la relación de los efectos que, según el Jefe Militar de la Prisión, quedaron depositados en el pañol de la prisión tras la ejecución de la pena capital al recluso, y que copio a continuación:
 
Sumario. Relación de los efectos que, según el Jefe Militar de la Prisión, quedaron depositados en el pañol de la prisión tras la ejecución de la pena capital al recluso.
RELACIÓN QUE SE CITA:

Prendas y efectos dejados por Eleuterio Martínez Ortiz dejados en el pañol:
UNA bolsa con fruta (se tiró).- CUATRO pastillas de chocolate.- DOS polvorones.- UNA caja de cartón.- UN par de guantes de niño.- UN cepillo de dientes.- UN trozo de jabón.- UNA carpeta con cartas.- UNA caja de pastillas vacía.- UNA caja de bicarbonato.- TRES servilletas y UN plato.- Metálico ninguno.
Triste relación para figurar como resumen de la huella de toda una vida

PEPA MARTÍNEZ

Acto-Homenaje a los Republicanos Fusilados por el régimen Franquista (Cartagena)

ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA
sabado 27-11-2010
Acto-Homenaje a los Republicanos Fusilados por el régimen Franquista.
Con la dignificación de esta fosa y la colocación de una placa con  los  nombres   y   apellidos   de   quienes  en  ella  se encuentran. Comenzamos a intentar hacer  justicia. Justicia con  las  víctimas  y  sus familias,  que llevan años sufriendo vejaciones  y  silencio,  justicia  con  el  pueblo español, que desconoce  la  verdad   de  su  Historia  y,  por  lo  tanto,   ha perdido  sus  señas  de  identidad, y  justicia  con  aquellas personas que dieron lo mejor de  su ser para combatir las desigualdades y defender las libertades democráticas y los derechos humanos.

Tumba Republicana (Cartagena)
Inscripción de la Tumba: Caídos por la Libertad, fusilados por el régimen franquista por su lealtad a la República Española . 1939-1940


En el frontal se aprecian las 2 placas con la inscripción de los 51 Compañeros Fusilados.

Asistentes al Acto
Familiares de los fusilados

viernes, 26 de noviembre de 2010

Homenaje a los Fusilados y Enterrados en la Fosa X de Cartagena

ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA
Caminante 17/11/2010
El próximo sábado, día 27 de noviembre, a las 10,30  en el cementerio de Santa Lucia (Cartagena) rendiremos un homenaje a los compañeros enterrados en la llamada fosaX, una fosa anónima hasta ahora.
Se trata de los restos de 51 republicanos que fueron fusilados entre el 29 de Abril de 1939 y el 22 de Abril de 1940. De ellos 37 eran militares y 14 civiles, obreros trabajadores de la maestranza y Arsenal.
A partir del día 27, dejará de ser una fosa anónima, abandonada  e indigna que ha sido durante estos años.
En los últimos tiempos, un fuerte movimiento por recuperar nuestra historia reciente se ha venido detectando  en nuestra sociedad. Numerosas personas estamos sumidas en la tarea  de  descubrir la verdad de lo que fue nuestra Guerra Civil y sus consecuencias, tanto las inmediatas como las actuales.
El hecho más dramático de la Guerra Civil y la dictadura fue la represión. Nunca se pusieron de acuerdo los historiadores del alcance de la misma. El exilio, los campos de concentración, la cárcel el pelotón de fusilamiento, los asesinatos nocturnos, los juicios sumarísimos sin garantías legales para los acusados, etc… Fueron el destino que sufrieron los hombres y mujeres que defendieron la II República.
Con la dignificación de esta fosa y la colocación de una placa con los nombres y apellidos de quienes en ella se encuentran, comenzamos a intentar hacer  justicia. Justicia con las víctimas y sus familias, que llevan años sufriendo vejaciones y silencio, justicia con el pueblo español, que desconoce la verdad de su Histórica y, por lo tanto, ha perdido sus señas de identidad, y justicia con aquellas personas que dieron lo mejor de su ser para combatir las desigualdades y defender las libertades democráticas y los derechos humanos.
Relación de  compañeros fusilados y enterrados en la fosa X
BENITO SACALUGA RODRIGUEZ 29-4-39 Comandante Maquinista
JUAN ESCOBAR RODRIGUEZ 29-4-39 Fogonero de la Armada
JOSE LANZON LOPEZ 1-5-39 Operario Maestranza
BAUTISTA LOPEZ FERRER 15-5-39 Chófer Arsenal
ANDRES AYALA MOLINA 8-5-39 Fogonero de la Armada
ANTONIO GILABERT ESTEBAN 8-5-39 Operario Maestranza
MANUEL HERNANDEZ SOTO 8-5-39 Operario Maestranza
RAFAEL COLMENA GARCIA 8-5-39 Operario Maestranza
JUAN GARCIA SALAZAR 26-5-39 Cabo Marina
MANUEL LOPEZ RUIZ 27-5-39 Chófer Arsenal
MATIAS VEGA CAPARROS 27-5-39 Fogonero de la Armada
JOSE BALBOA LOPEZ 29-5-39 Radiotelegrafista de la Armada
TOMAS ALAMO MARTINEZ 1-6-39 Sargento Infantería de Marina
FRANCISCO GARCIA PASTOR 1-6-39 Marinero
JUAN CEGARRA HERMOSO 1-6-39 Sargento Infantería de Marina
AGUSTIN RIVAS GOMEZ 1-6-39 Cabo de Marina
MANUEL FERNANDEZ RODRIGUEZ 2-6-39 Operario Maestranza
ANTONIO SACRISTAN GALLUP 7-6-39 Buzo de la Armada
ANTONIO BARREIRO CARO 13-6-39 Marinero Electricista
PASCUAL RUBIO MARTINEZ 13-6-39 Cabo Fogonero Marina
ADOLFO PAGAN MARTINEZ 15-6-39 Auxiliar de Máquinas
JOSE BAÑOS ROS 15-6-39 Cabo de Marinas
MIGUEL MARIN OLIVO 15-6-39 Marinero Carpintero
ANGEL MULAS SILES 15-6-39 Fogonero de la Armada
JOSE ABENZA MOLINA 15-6-39 Fogonero de la Armada
VICENTE GIMENEZ CUENCA 15-6-39 Fogonero de la Armada
ANTONIO PAREDES ZAMORA 15-6-39 Fogonero de la Armada
PEDRO ALIFA GALVACHE 15-6-39 Cabo Electr. Marina
JOSE CHICO CANOVAS 30-6-39 Chófer Arsenal
ALFONSO ROCA CAYUELA 30-6-39 Fogonero de la Armada
JUAN MARTINEZ GALLARDO 11-7-39 Fogonero de la Armada
ANTONIO BARRERA RODRIGUEZ 29-7-39  2º Maquinista de Marina
JOSE MARTINEZ LORENTE 4-11-39 Fogonero de la Armada
CEFERINO FERRO LOPEZ 6-11-39 Capitán Infantería de Marina
EPIFANIO PEREZ ALCARAZ 6-11-39 Jornalero
FELIX ALCARAZ MARTINEZ 6-11-39 Operario Maestranza
BENITO PEDRAJA BUSTIO 6-11-39 Marinero
MANUEL CASAL PITA 6-11-39 Fogonero de la Armada
JOSE GRANADOS MARTINEZ 8-11-39 Carpintero
ISIDORO CARRASCO MARTINEZ 8-11-39 Carpintero
JOSE GONZALEZ PADIN 11-11-39 Cabo Artillero Marina
ALFONSO GALLEGO BLAZQUEZ 11-11-39 Marinero
JUAN RODRIGUEZ DIAZ 13-11-39 Teniente Infantería de Marina
PABLO OCHOA PEREZ 9-12-39 Cabo de Marina
RAMON GONZALEZ FRAGA 11-12-39  3ª Buzo Marina
MODESTO GARCIA GARCIA 11-12-39 1ª Infantería Marina
JOSE BELTRAN BALLESTER 11-12-39 Auxiliar Infantería Marina
ELEUTERIO MARTINEZ ORTIZ 23-12-39 Fogonero de la Armada
FRANCISCO LEGAZ VIVANCOS 23-12-39 Cabo Electricista Marina
MELCHOR VIDAL GUERINGUEL 13-3-40 Operario Construcción Naval
VICENTE GALVEZ PASTOR 22-4-40 Marinero

ACTO HOMENAJE
A LOS REPUBLICANOS FUSILADOS
DIA 27 NOVIEMBRE
HORA 10.30 H
CEMENTERIO DE LOS REMEDIOS CARTAGENA

martes, 23 de noviembre de 2010

No crecieron rosas sobre sus tumbas…


Ana María Alcaraz Roca
Murcia 2007
Una obra que narra la miseria y la grandeza de la condición humana, encarnada en personas corrientes que tuvieron la desdicha de vivir unos tiempos terribles, en una ciudad de retaguardia, fronteriza y militar, en la Cartagena convulsa de la Guerra Civil y de la Posguerra. El protagonista participa en los hechos ocurridos en el Arsenal y la Base de Submarinos cuando se produce la sublevación de los militares contra el Gobierno republicano.

sábado, 20 de noviembre de 2010

INVESTIGAR EN CARTAGENA ES LLORAR

 
Archivo Naval
Cartagena 18/11/2010
Para consultar las causas seguidas en Cartagena contra los republicanos a partir de 1939, es necesario dirigirse al Archivo Histórico de la Armada, pero el acceso a éste no resulta nada fácil. En mi caso concreto, fue necesaria una espera de más de ocho meses para obtener el permiso para la consulta, permiso que tuve que solicitar al Juzgado Togado de lo Militar nº 14, de Cartagena, que a su vez lo trasladó al nº 1, en Madrid, que estuvo durante todo ese tiempo dándome largas cada vez que telefoneaba para preguntar el por qué de tan gran retraso en ser autorizada, mientras que otros investigadores habían obtenido el permiso en un espacio de tiempo bastante más breve, dos o tres meses como máximo.
Extraño procedimiento el que tuve que seguir para poder consultar unos documentos que, según la legislación vigente, deben ser de dominio público, pues han pasado sobradamente los cincuenta años desde su redacción.
Por el contrario, para investigar en el Archivo de la Guerra Civil, en Salamanca, me bastó con presentarme allí, portando mi D. N. I. para acceder a cuantos documentos precisé consultar.
Si bien es cierto que a partir de julio de 2009 se agilizó el procedimiento, al delegar el  Juzgado Central en los correspondientes a cada región militar, el trámite para la autorización, también lo es que el mero hecho de tener que presentar la solicitud ante el juzgado debe frenar a muchas de las personas que quisieran conocer las causas que se siguieron contra sus familiares, y que ya se habrían dirigido a consultarlas, a buen seguro, de estar este archivo abierto al público, tal y como debería ser.
Además, a pesar de que los trámites se han agilizado, incluso aquellas y aquellos investigadores que en su día obtuvimos el permiso, nos encontramos con el inconveniente de que éste no es válido más que para tres meses, con lo que anualmente tenemos que realizar por cuatro veces la solicitud de prórroga al que en su día nos fue concedido.
¿Cabe mayor contradicción que la de tener que solicitar autorización de un juez o una jueza para poder consultar unos documentos que legalmente son de dominio público?
Pues bien, para dificultar todavía más las cosas, hay que destacar que el archivo que nos ocupa está ubicado en un edificio dentro de los terrenos del Arsenal Militar, por lo que, una vez obtenido el permiso, hay que realizar nuevos trámites para obtener un carné que nos autorice la entrada al recinto, y un pase para el vehículo que nos permita transitar por el interior del arsenal, ya que los archivos se encuentran en la zona más alejada de la puerta de entrada, puerta en la que hay que pasar cada vez por un control que nos exige la identificación.
Duro camino éste de la investigación, que nos hace recordar la antigua afirmación de que “escribir en Madrid es llorar” para transformarla en otra que nos toca más de cerca: “Investigar en Cartagena es llorar”
Es necesario exigir el traslado del Archivo Histórico del Instituto de Historia y Cultura Naval de Cartagena a un lugar situado fuera de las instalaciones de carácter militar; y es también necesario exigir que el acceso a él sea libre para todo el público en general, para que, por fin, investigar en Cartagena no sea desesperarse, para que investigar en Cartagena no sea  llorar.
PEPA MARTÍNEZ

viernes, 19 de noviembre de 2010

LA MUERTE DEL CHIPÉ (CARTAGENA)

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Antonio Vera
Cartagena. Por sus calles camina, con su navaja en el bolsillo, el gitano Juan Vicente Fernández, más conocido como “El Chipé”. Con un metro sesenta de altura, delgado y poca cosa era uno de los más temidos delincuentes de Cartagena.
Reincidente y con algún que otro asesinato a sus espaldas (entre otros la muerte de su cuñado) y varias temporadas encarcelado, es conocido por toda Cartagena su función de guardaespaldas y salvaguarda de las derechas de la ciudad. Desde el triunfo de éstas en 1933, hasta la actualidad ha defendido a sus protectores en varias ocasiones.
Mediodía del 19 de Julio de 1936. La gente se agolpa en la Plaza de San Sebastián para obtener información, dada por Capitanía General del curso de los acontecimientos en África.
Alguien se acerca a El Chipé y le dice que los sublevados van ganando terreno. El Chipé, alentado por las noticias y viendo que en un futuro pueden estar sus protectores de nuevo en el poder, se va al Molinete (lugar muy frecuentado por él) a celebrarlo en un bar de la Calle Balcones Azules.
Más tarde llegan nuevas noticias. La rebelión está siendo contenida, son unas escasas capitales de provincias y Marruecos los que se han sublevado.
Al oír éstas, los jóvenes socialistas Patricio Zaragoza Mira y Leopoldo Satorre Reverte se dirigen al bar donde está El Chipé para detenerlo por cómplice en el levantamiento y traición a la República.
El Chipé, diestro en el uso de la navaja hiere de gravedad a los dos jóvenes que habrán de ser atendidos en el Hospital de Caridad. Se forma un gran revuelo en el bar, durante la pelea El Chipé es golpeado en la cabeza y cae al suelo semiinconsciente.
Es detenido por la Guardia de Asalto y llevado a Comisaría (En la Subida de San Diego).
Al poco toda la ciudad conoce los hechos. El Chipé, el mejor sicario de la derecha cartagenera desde hace tres años está detenido en Comisaría. Todos los odios, toda la sed de venganza. el ansia de justicia, la necesidad de buscar una válvula de escape a la situación tan tensa que se vive en las últimas jornadas en relación a la Derecha se centra en una única persona, en El Chipé. El Chipé se convierte a ojos de los cartageneros en la derecha.
Es el momento de hacerle ver el odio y rechazo que se le tiene. La multitud se agolpa en la puerta de comisaría. Más de dos mil personas solicitan que se les entregué a El Chipé para lincharlo. Comisaría se niega.
Un grupo de ciudadanos, ante la negativa se dirige al Ayuntamiento. Solicitan al alcalde, César Serrano, que les entregue a El Chipé.
Por supuesto, el alcalde se niega. Las cosas se están saliendo de madre. Decide que El Chipé debe ser trasladado enseguida a la cárcel de San Antón (inaugurada en Febrero de ese año).
Para ello manda a Manuel Martínez Norte en un coche celular para realizar el traslado. Al llegar el coche a Comisaría observan a la multitud sedienta de sangre de El Chipe agolpados en la puerta. Se consigue introducir a malas penas a El Chipé en el coche.
El coche se pone en marcha. Lento, la multitud encierra el coche y lo zarandea. Se encuentra frente a la entrada del patio trasero de la Misericordia , en calle Sor Francisca Armendariz.
La situación empeora, el coche no puede avanzar y amenaza con volcarse. No permitirán que El Chipé llegue a San Antón.
Ante la difícil situación. Manuel Martínez Norte se decide. Según sus propias palabras, sacó su y dijo:
-Chipé, te voy a hacer un favor.
Y le disparó en la base del cráneo. El Chipé muere en el coche.
Martínez Norte abrió la puerta y el cuerpo inerte se desplomó en la calle.
La multitud se detuvo. El Chipé está muerto. No hay más que hacer. Algunos se van. Otros, unos 300, continúan con ganas de darle su merecido a El Chipé, de desahogar la tensión.
Atan una cuerda al cuello de El Chipé y comienzan a arrastrarlo. La cabeza golpea los adoquines en una macabra sinfonía. Van al Paseo de Alfonso XIII (de los Mártires de la Libertad , en aquella época) y lo arrastran hasta la Plaza de España para mostrárselo al veterinario Ramón Mercader, hombre de derechas protector de El Chipé.
Gritando la gente intenta, sin conseguirlo que el veterinario salga a la ventana. Cansados de no ver respuesta continúan arrastrando el cadáver. Calle del Carmen, Puertas de Murcia, Calle Mayor, Plaza del Ayuntamiento, Muelle. La gente se horroriza al ver la salvaje comitiva.
Hace calor en este día de verano cartagenero. El Chipé necesita un baño. Lo sumergen con la cuerda en las aguas de la bahía.
En uno de los establecimientos de ocio del muelle, La Palma Valenciana , cuelgan el cadáver como muestra de justicia popular.
Se han cansado de arrastrarlo desde la cabeza. Le atan la cuerda a los pies y continúan la marcha. El Chipé sigue recorriendo Cartagena.
Paseo del muelle, Cuesta del Batel y Puertas de San José(Actual Plaza Bastarreche). Al ver la gasolinera que allí se encontraba alguien tiene otra idea, rocían el cadáver con gasolina y le prenden fuego, apenas arde por lo mojado que está.
Desanimados porque no arde comienza a disolverse la comitiva macabra. Allí queda el cuerpo destrozado de El Chipé, simbolizando el odio visceral entre los de izquierdas y derechas. Allí permanecerá hasta que, a la mañana siguiente, recoja el cuerpo la Cruz Roja. Allí queda el cuerpo, anunciando la inminente Guerra Civil que comienza a posar su manto sobre la vieja piel de toro.

jueves, 18 de noviembre de 2010

OCIO Y FESTIVIDAD EN EL CAMPO DE CARTAGENA. SU INSTRUMENTALIZACIÓN POR EL FRANQUISMO (1939-1956)

Autor: Pedro M’ Egea Bruno
No obstante las estrecheces de la posguerra, existe un deseo por recuperar la alegría de
vivir o, simplemente, de adoptar estrategias para resistir. El horror al vacío resulta más
palpable en el ámbito rural que en el urbano, de ahí que se multipliquen las demandas “…
para encontrar algún esparcimiento a las largas semanas que transcurren sin poder comunicarse
ni romper la monotonía de sus vidas, dedicados todo el año a las faenas agrícolas…”‘,
” … con el solo objeto de reunirse como un recreo dentro de los largos días de faena y careciendo
de toda distracción o ” … distraer al citado vecindario de la diaria faena, que en
estos caseríos se desliza sin el menor esparcimiento, incluso los propios domingos y días
festivo^…”^. Vid. lámina 1.
Tan legítimos anhelos tropezaron con las coordenadas morales de la posguerra. El franquismo
utiliza todos los medios a su alcance para dominar a la sociedad. El ocio y la festividad
no son una excepción. El objetivo de la presente comunicación es analizar la relación
que se establece entre el poder y el tiempo no laboral. Para ello es preciso tener en cuenta
en qué ideología se sustenta y de qué medios se vale.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Don Carlos, el Médico

Marta Segura
Don Carlos era un médico mallorquín, afincado en Cartagena. Muy querido por todas las personas que le conocían, no sólo por su buen hacer desde el punto de vista profesional, sino sobre todo, por su calidad humana. Al menos, eso oía decir a los mayores, porque yo, personalmente, jamás lo llegué a conocer, aunque si tenía muchas referencias de él.

Sí que conocí a sus hijos, unas personas educadas, amables y generosas… se trataba de una familia muy agradable.
Recuerdo las tardes de los veranos que pasaba jugando en el jardín trasero de su enorme casa, recuerdo la afición a la fotografía de dos de los hijos mayores, recuerdo la afición por la pintura de una de las hijas… y uno de sus cuadros, que regaló a mi madre en una ocasión.
Recuerdo a Manolita, la hija mayor, que todos los años le regalaba a mi padre un almanaque de sobremesa, que llevaba en la parte inferior de cada página una cita bíblica… En una ocasión le trajo una biblia, una biblia que, cuando hice intención de llevármela al colegio, para trabajar con ella – por su tamaño reducido resultaba más fácil de manejar que la que mis padres me habían comprado para que llevase a clase – provocó en mi madre una extraña reacción: Me prohibió terminantemente que me la llevase, para que no la vieran las monjas.
¿Por qué no podían ver las monjas ese ejemplar de la Biblia? Se trataba de una biblia protestante.
¡Cuál no sería mi sorpresa al conocer la religión que Manolita profesaba! No podía entenderlo. Sus hermanos iban a misa todos los domingos; los menores, incluso, eran personas bastante religiosas… ¿Cómo es que ella no era católica y sí que lo era el resto de su familia?
-   Es que el padre era protestante – fue la explicación que recibí.
Pensé entonces que se trataba de uno de esos llamados matrimonios mixtos en que uno de los cónyuges profesaba la religión Católica y el otro la Protestante; por qué extraña razón a una de las hijas se le había educado en una fe diferente a la de sus hermanos era algo que no llegué a comprender ¿Habría habido algún pacto entre los dos esposos, anterior al matrimonio, por el que se comprometían a hacerlo de semejante manera?
Cuando años más tarde me llevó mi curiosidad de adolescente a preguntar e indagar acerca de los sucesos de la Guerra Civil, a indagar sobre la situación de represión en que estaba sumida la sociedad española de la época, recibí, entre otras respuestas, aquélla al interrogante que esta familia me presentaba.
-   A quienes más perseguían, después de a los comunistas, era a los masones – me dijeron – y después de ellos, a los protestantes.
Don Carlos, ese médico inteligente y bondadoso, amante de su profesión, que con tanta delicadeza, tras atender a un enfermo necesitado dejaba bajo la almohada un billetito de cinco pesetas, fue uno de los represaliados del Régimen. No sólo perdió su empleo con la llegada de la Derrota, sino que también intentaron que perdiese su dignidad.
Don Alfonso, el cura del Barrio, se presentaba semanalmente en su casa para adoctrinarlo, para intentar salvar su alma, llevándolo, como a oveja descarriada, al redil de la verdadera religión, la única que podría salvarlo. Su mujer cedía temerosa a las amenazas del sacerdote que la apercibía de la obligación de asistir a misa semanalmente y llevar a sus hijos con ella, so pena de que su marido fuera denunciado a las autoridades.
Y así, los hijos menores asistieron a las catequesis para la 1ª Comunión, continuaron participando en cuantas actividades la parroquia organizase, novenas, procesiones, ejercicios espirituales… siendo adoctrinados en la religión oficial, mientras que sus hermanos mayores cumplían con el precepto dominical por obligación; ellos no llegaron a ser convertidos; más bien, como  la mayoría de la gente de su edad por aquel entonces, observaban el ritual manteniéndose indiferentes. En cuanto a la mayor de todos, ya tenía una edad en la que era muy difícil apearla de sus creencias, y siguió practicando su religión de manera clandestina hasta que, por fin, se promulgó la Ley de Libertad de Culto.
Pero hasta ese momento, ya habían pasado muchos años, muchos, muchísimos años de estar oyendo y leyendo aquella consigna de “Por el Imperio hacia Dios”.

jueves, 4 de noviembre de 2010

II Jornadas Memoria Histórica de Cartagena. De la República al franquismo 1931-1939

Actos día 2/11/2011
Conferencia: La II República Española. La herencia dejada por la Monarquia:


Floren Dimas (Investigador- Miembro de AGE)
Enrique Jesús Nicolás Paredes (Presidente MHC)