miércoles, 15 de agosto de 2012

Queipo de Llano incautó la casa del Cubero de Carmona al que mataron junto a un hijo, pero… aquí no ha pasado nada

La familia de Juan Rodríguez relata asesinatos, represalias y su contencioso contra el general golpista en la querella que instruye la jueza María Servini de Cubría


General golpista Queipo de Llano


El Plural, 12/agosto/2012 


Ante el interés de la querella admitida por la justicia argentina que investiga los sucesos referidos a las víctimas del franquismo, EL PLURAL.COM continúa con la publicación todos los lunes de una serie de testimonios de los querellantes que prestarán declaración ante la jueza María Servini de Cubría, cuya llegada a España está anunciada para el próximo 10 de septiembre. Tras la inhabilitación del juez Baltasar Garzón quien fue juzgado por prevaricación y luego absuelto por declararse competente para investigar estos hechos, ha tenido que ser la justicia argentina quien en base a la jurisdicción universal haya abordado esta investigación que afecta a decenas de miles de ciudadanos españoles ejecutados, represaliados o desaparecidos y cuyo paradero, en muchos casos se desconoce.
Paqui Maqueda, la vicepresidenta de la Asociación Andaluza de Memoria Histórica y Justicia, tiene mucho que contarle a la jueza argentina María Servini de Cubría en la querella que instruye. Le hablará de sus cuatro familiares asesinados o represaliados y de un hermanito que cree robado al poco de nacer. Además, se referirá a Gonzalo Queipo de Llano el militar golpista y marqués del que se refieren terribles hechos en el sur, cuyo nombre fue siempre una pesadilla para la familia de Paqui que mantiene un contencioso para que les devuelvan los bienes que el general ordenó incautar. La renovación del título nobiliario al nieto del insurgente supone una burla trágica “otro insulto para las víctimas”, manifestó a ELPLURAL.COM. Paqui se rebela contra el “aquí no ha pasado nada”.
“Aparte de la represalias personales, por indicaciones de Queipo de Llano la casa familiar en nuestro pueblo, Carmona (Sevilla) nos fue robada, a través de una incautación de bienes. Contratamos a un abogado que ha escrito a Hacienda solicitando la devolución, pero se nos ha contestado que la Ley no contempla la devolución de bienes de particulares”, explica Paqui quien tiene palabras duras hacia la reciente renovación del marquesado a favor del nieto del general: “Es un insulto más hacia las víctimas de la represión fascista y otra muestra del franquismo sociológico. Esto alcanza el calificativo de escarnio teniendo en cuenta que la fecha elegida para la firma del execrable acto haya sido el 18 de julio y que fuera rubricado por el máximo representante del Ministerio de Justicia, el ministro Gallardón, en su condición de representante de un gobierno democrático. Manda huevos”.
A Juan Rodríguez Tirado le conocían como “el Cubero” porque se dedicaba a hacer cubas de madera. Tenía 72 años cuando le fusilaron en las tapias del cementerio de Santa Ana en Carmona, su pueblo, el 22 de agosto de 1.936. Según la partida de defunción “fallece a consecuencia de operaciones militares habidas en esta ciudad”. El Cubero fue detenido cuando entraron las tropas nacionales el 22 de julio. Iban buscando a sus hijos mayores que participaron en la resistencia heroica que protagonizó la población. Le detuvieron y recluyeron en la cárcel de Carmona. Allí pasó tres días hacinado con otros hombres y mujeres aguardando “la saca” nocturna, el último viaje hacía el pelotón de ejecución. Su cuerpo yace en alguna cuneta o en alguna fosa anónima.
Un bando de Queipo de Llano
“Tras su asesinato sus bienes fueron incautados según el Bando de noviembre que el excelentísimo General del Sur, Don Gonzalo Queipo de Llano, urdió para quedarse con los bienes de las personas que eran “ajusticiadas” por su condición de rojos. Sin más tribunal ni juez que las órdenes que éste criminal de guerra (conocido como el “carnicero de Sevilla”) dictaba a placer. La casa pasó a manos del Estado y su mujer y sus dos hijos de 17 y 5 años de edad, fueron acogidos por familiares temporalmente”, resalta Paqui.
Condena a trabajos forzados
Los dos hijos mayores de 30 y 27 años habían logrado huir. Eran militantes anarquistas. Acudieron a defender Madrid y participaron en la batalla del Jarama. Enrique, el mayor, volvió a su pueblo con el compromiso de presentarse en el cuartel de la guardia civil para ser interrogado. Al parecer fue denunciado. A partir de la cárcel de Sevilla, y una condena a trabajos forzados en la construcción del Canal del Bajo Guadalquivir, “el Canal de los Presos”. Sobrevivió a la dictadura y acabó sus días en el asilo de las monjas de la Caridad, en 1993. “Asesinado por falangistas”
El otro hermano, Pascual, también estuvo en Madrid. Su expediente jurídico militar describe que la noche del 22 de agosto de 1.939 estando detenido en el Servicio de Información y Policía Militar (SIPM) de La Carolina, le sacaron para interrogarle y que Pascual se escapó de sus guardianes falangistas y salió corriendo por las calles. Los falangistas le dan el alto, le disparan varias veces y le hieren de muerte. Paqui Maqueda, añade: “Años más tarde. en una farsa de juicio, eximieron de culpa a estos falangistas. ¡Esa era la justicia de Franco! Sabemos que refugiado en un portal, viendo ya la muerte, sin escapatoria, llamó a gritos a su madre…”
El deshonor de ser de familia roja
Juan, otro hijo, fue obligado a alistarse a los 17 años. “Explicaron que al ser familia de rojos, en el ejército de Franco se haría por fin un hombre y limpiaría el deshonor de ser familia de republicanos. En plena guerra civil, consigue pasar al ejército de la República. Al final de la contienda, es conducido a un campo de concentración en Jaén, en el pueblo de Higuera de Calatrava. Desde allí pasó a prisión. Aún vive.
El niño que nunca vieron
Pero la historia de esta familia no acabó ahí: El 22 de junio de 1963, Manuela Fernández Rodríguez madre de Paqui dio a luz un niño vivo en la residencia García Morato de Sevilla. La enfermera se lo llevó y no lo volvieron a ver. Luego les dijeron que había muerto. Fue enterrado en una fosa común del cementerio de Sevilla sin que enseñaran el cuerpo. Por sus antecedentes de familia de rojos se hizo imposible interponer acción alguna. “Hace un año, denunciamos el supuesto robo, junto con cientos de familias. La fiscalía de Sevilla abrió investigación, pero hemos recibido la notificación del archivo del caso. Seguimos buscándolo”. ¿Y con el contencioso de la incautación de Queipo de Llano? “También seguimos”.
Grave franquismo sociológico
“En julio, seis miembros de nuestra asociación nos adherimos a la querella argentina, en nombre de siete desaparecidos, dos represaliados en prisiones y campos de concentración y un niño robado, todos andaluces.” – Explica Paqui- “Exigimos verdad, justicia y reparación para las víctimas y sus descendientes. Hay que acabar con la Impunidad con que este país ha resuelto o creído resolver todo lo acaecido durante la guerra civil, la dictadura y la transición a la democracia y que nos ha dejado el grave franquismo sociológico que sufre el estado español y muchas de sus instituciones”.
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