martes, 7 de agosto de 2012

Las heridas no se negocian

CALATAYUD
El ayuntamiento y Arico, la sociedad aragonesa por la memoria histórica, incapaces de alcanzar un consenso para la colocación de un monumento a los represaliad 

Arico ha organizado algunas concentraciones en protesta por la negativa del ayuntamiento.Foto:ARICO


A. P. M. 05/08/2012

El pasado 31 de julio expiró el plazo de la subvención que el Ministerio de la Presidencia, durante el último mandato de Zapatero, concedió para la creación de un monumento a los represaliados por la dictadura franquista en el cementerio de Calatayud. Con la firme negativa del ayuntamiento, la Asociación por la Recuperación e Investigación Contra el Olvido de Aragón (Arico) perdió la oportunidad de financiar el proyecto en el que llevaban años trabajando. El enfrentamiento deja en el aire el monolito que debería rendir homenaje a 450 víctimas de la represión en la comarca. El consistorio, con mayoría del PP, es quien debe autorizar la instalación, y en un tema tan espinoso entran en juego algo más que cuestiones técnicas. Arico lleva años rastreando archivos para dar con una cifra aproximada de los represaliados, según expresó su presidente, Miguel Ángel Capapé. Incluso tienen el proyecto diseñado y la ubicación elegida en el cementerio de Calatayud. La estructura daría cobijo a los restos y los nombres de los fallecidos encontrados.
Arico ya ha perdido la prórroga de la subvención hasta diciembre, pero sin visto bueno del ayuntamiento no habrá dinero. “Estamos dispuestos a negociar”, explica Capapé. Paradójicamente, es la misma excusa que ofrece el consistorio. “Queremos que se llegue a un acuerdo”, indica el concejal de Cementerio, Braulio Gracia.
Punto muerto
¿Dónde está ese acuerdo? En ninguna parte. Desde el ayuntamiento se asegura que son demasiados nombres, que solo deberían aparecer las víctimas bilbilitanas. Gracia asegura que el consistorio no está en contra del proyecto, pero hay matices como la simbología de la bandera republicana.”Imagina que al día siguiente viene otro y me pide colocar otro monumento con la bandera franquista”, dice Gracia.
El concejal alega que, además, Arico no cuenta con el respaldo de todos los familiares. Y que hay vecinos de Calatayud que le han trasladado su preocupación por un proyecto que podría “reabrir heridas”.
La asociación ha organizado protestas para presionar al ayuntamiento, y las volverán a repetir si es necesario, afirma Capapé. Ambas partes han mantenido varias reuniones, y el consistorio llegó a ofrecer una ubicación alternativa, que Arico aceptó. Pero no hubo permiso.
“Es una herida que yo creo que no está curada. Por mi parte y la del alcalde lo que habría que colocar es un monumento como homenaje a las víctimas de ambos bandos”, asevera Gracia. Su alegación principal, en todo caso, es que no todos los familiares quieren ver el nombre de sus parientes en el monolito. Y que son muchos. Para Capapé esto es absurdo. “Hay monolitos de más de 2.000 nombres”, asegura. No será el de Calatayud, que, como tantos otros asuntos alrededor de la Guerra Civil, sigue enquistado entre dos bandos incapaces de negociar. Pese a que afirmen lo contrario.

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