Félix Población |
10 Mayo 2011Público.es
Por si no estuviera suficientemente claro, el Partido Popular quiso refrendar ayer que los valores cívicos y democráticos de la Segunda República, que configuraban uno de los puntos de la moción de Gaspar Llamazares para que fueran materia educativa, no cuentan para sus 140 diputados y son motivo de abstención para CIU. El PP está en contra de que esos valores lleguen por fin a los libros de texto mediante la adecuación de los planes de estudio para que el tratamiento histórico de la segunda República se dé como referente democrático, en oposición a lo que representó la sublevación militar franquista y la posterior dictadura como referencia de la intolerancia y el totalitarismo.
Quiere esto decir, al margen del voto también en contra del PP a la elaboración del mapa de fosas de las víctimas del franquismo, la retirada de los símbolos de la dictadura y la reforma del estatuto de la fundación gestora del Valle de los Caídos, que tanto bajo un previsible gobierno de Mariano Rajoy o bajo el del señor Mas ahora en Cataluña, no habrá posibilidad de que las jóvenes generaciones reconozcan en profundidad lo que representó ese periodo histórico, calificado como Edad de Plata de la cultura española.
Al rechazo del Partido Popular y la abstención de CIU a tal iniciativa hay que unir el del propio Gobierno para que el 14 de abril fuese declarado como Día de la Memoria y Fiesta Nacional y se homenajeara a los republicanos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial por su contribución a la construcción de una Europa democrática. Tampoco habrá homenajes a personalidades republicanas emblamáticas, ni entraga a sus familias de los restos de Franco y José Antonio Primo de Rivera que se encuentran en el Valle de los Caídos. Se ha negado asimismo la petición de reformar la Ley de Memoria para que el Estado, incluido el Poder Judicial, colabore en la identificación y exhumación de víctimas, investigue las “desapariciones forzadas” durante la contienda civil y la dictadura, así como los casos de los niños robados en esa etapa y hasta 1990.
Todo lo cual hace que nos preguntemos, una vez más, qué consistencia puede tener el vigente Estado democrático si su Jefe fue impuesto por el extinto dictador y entre sus bases no pueden figurar como honrosos precedentes los de una República que combatió al fascismo en este país y los de unos republicanos que combatieron y vencieron al fascismo en Europa, donde sí merecieron reconocimiento y memoria.
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