martes, 21 de febrero de 2012

Aquel maldito día en el que el terror mató a la Inteligencia

Asturias recuerda en silencio los 75 años del fusilamiento de Leopoldo Alas, el buen rector.



Leopoldo Alas


La Voz de Asturias / Javier G. Caso Oviedo / 17-02-2012
Las injusticias no prescriben. Será el próximo lunes 20 de febrero cuando se cumplan 75 años de uno de los hechos más luctuosos y terribles de la guerra civil en Asturias: el fusilamiento del rector Leopoldo Alas Argüelles, hijo de Clarín, en uno de los patios de la entonces prisión provincial de Oviedo, tras ser sometido a un consejo de guerra que lo condenó a muerte por un delito de rebelión.
Aquella condena llegó a movilizar a la prensa extranjera que, en vano, presionó al régimen franquista para tuviese clemencia y no ejecutara a Alas Argüelles. El aniversario de aquel lamentable suceso coincide, setenta y cinco años después, con una nueva ola de indignación internacional ante la posibilidad de que Baltasar Garzón sea condenado por investigar los crímenes cometidos por el franquismo, entre los que destacaría, por ignominioso e injusto, el de Leopoldo Alas Argüelles.
Jurista de reconocido prestigio, Catedrático de Derecho Civil y rector, Alas estaba retirado de la política en 1936, como él mismo dejó claro en una carta publicada por LA VOZ DE ASTURIAS el 29 de enero de aquel mismo año, y que se decidió a publicar “para evitar en lo posible comentarios y deducciones relativos a mi situación en la política”.
En aquella misiva pública dirigida al director de LA VOZ, Alas explicaba que se había apartado de la vida política activa al acabar la etapa constituyente “a fin de consagrar todo mi esfuerzo y toda mi atención a la enseñanza”, una decisión que mantuvo en 1933 cuando declinó ser de nuevo candidato. “En esa misma actitud continúo hoy y pienso continuar en adelante por estar convencido, dada mi vocación, de que en ninguna otra actividad puedo hacer labor más útil que en el trabajo de la cátedra”.
De nada le sirvió. En julio de 1936, y tras hacerse el golpista Aranda con el control de Oviedo el día 19, Leopoldo Alas Argüelles era detenido diez días después en su propio domicilio de la calle Altamirano. Tenía 53 años y dos hijas de corta edad. El 30 de julio del 36 ingresaba en la cárcel de Oviedo y en noviembre comenzaban los trámites previos al consejo de guerra celebrado el 21 de enero de 1937 en el salón de actos de la entonces Diputación Provincial, sede actual de la Junta General del Principado de Asturias.
Fue un acto multitudinario, celebrado en mitad de una guerra, según relató en su día en un documental televisivo el fallecido Sabino Fernández Campo.
“El fiscal cargó brutalmente contra Alas, pero no había ningún acusación real contra él”, asegura Carmen García, profesora de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo y especialista en la guerra civil en Asturias. Esta historiadora no duda en calificar de “injusticia absoluta” la condena y posterior fusilamiento del rector Alas, una persona añade Carmen García, “muy conocida, muy respetada y nada radicalizada”.
Entre las acusaciones, hechos tan peregrinos como el haber asistido a un mitin en Oviedo y aparecer en una foto en la presidencia junto a personajes como Dolores Ibárruri, Pasionaria , Rafael Alberti o María Teresa León. Poco más. Aunque en su alegato final, el fiscal no dejó de lanzar acusaciones ideológicas contra Alas Argüelles, a quien por su condición de docente, “se le considera culpable del envenenamiento de las masas escolares que por sus aulas pasan”.
Y todo ello a pesar de que entre las personas que testificaron a favor del rector, varios de sus antiguos alumnos negaron haber recibido consignas políticas por parte de Leopoldo Alas Argüelles durante sus clases. “Tuvo muchos declarantes a favor”, destaca Carmen García. Tampoco era cierto que no hubiera criticado la revolución de octubre de 1934. Todo lo contario. Tal y como recuerda David Ruiz, catedrático jubilado de Historia Contemporánea de la Universidad de Oviedo, en aquel momento estaba al frente de esta institución, cuya sede fue incendiada por los revolucionarios del 34.
“Leopoldo Alas condenó aquellos hechos, primero a los sublevados y después a los represores. Condenó a los dos bandos de octubre”, afirma Ruiz, quien tiene muy claro que en el asesinato de Alas lo que pesó fue la “huella” de La Regenta .
“El alto clero no había digerido el supuesto contenido subversivo de la obra de Clarín”. David Ruiz añade que en la muerte de Alas Argüelles “tuvieron más peso las fuerzas tradicionales, la Iglesia, que las nuevas, que sería la falange”.
Carmen García tampoco descarta que los franquistas lo fusilaran por ser hijo de Clarín. “Es posible que influyera, pero sobre todo creo que sucedió por tratarse de una personalidad destacada y claramente comprometida con la II República”, apunta esta historiadora en alusión a un personaje como Leopoldo Alas Argüelles, que fue diputado a Cortes en 1931 y subsecretario de Justicia hasta 1933 en un ministerio presidido por el también asturiano Álvaro de Albornoz. “Fue el redactor de la ley del divorcio, estaba en total sintonía con el laicismo republicano y eso no se lo iban a dejar pasar”, añade por su parte David Ruiz para quien Leopoldo Alas Argüelles “era el ejemplo del jurista republicano”, no en vano era continuador del pensamiento político de su padre, Leopoldo Alas, Clarín.
“Asesinaron a una persona que podía simbolizar la República en un Oviedo sitiado y en plena guerra”, detalla Carmen García, quien está convencida de que en otro contexto la pena de muerte impuesta a Leopoldo Alas Argüelles no se hubiera producido. Esta historiadora destaca cómo los episodios de represión más virulenta tuvieron lugar en mitad del conflicto bélico y en los primeros años de la posguerra. En el caso de Oviedo los consejos de guerra y los posteriores fusilamientos arrancaron en octubre del 36 tras la llegada de las columnas gallegas en apoyo de los rebeldes de Aranda.
Del testimonio de algunos testigos, se desprende que pese a los testimonios a favor que recibió Alas, el público presente, seguramente muy ideologizado en un Oviedo sitiado y bajo control de los golpistas, habría estado en contra del rector, hasta el punto de que algunos de algunos de quienes le apoyaron, como el canónigo Bonifacio Ortiz, tuvo que salir protegido de la sala, según las declaraciones que en su día hizo en televisión Fernández Campo. “La presión era muy fuerte”, comenta la historiadora Carmen García, quien insiste en el hecho de que en 1936 Alas Argüelles permanecía apartado de la vida política.
La ejecución de Alas, católico y que fue asistido por un sacerdote, tuvo lugar a las seis de la tarde del 20 de febrero del 37, víspera de una nueva ofensiva republicana. “¡Fascistas !Si fusiláis a Leopoldo Alas, quemaremos Oviedo”, recogió el escritor y periodista Juan Antonio Cabezas en su libro Asturias: catorce meses de guerra civil . ¿Hay algo de cierto en esta frase? “Eso cabe dentro de lo real”, comenta Carmen García, quien no obstante advierte que la obra de Cabezas, publicada en 1975, es “muy posterior” a aquellos hechos. Una nota publicada en la prensa da cuenta del fusilamiento de Alas Argüelles y otros cuatro hombres. Su cargo de rector no se menciona. Querían tapar la ignominia, pero la memoria sigue vigente.
http://www.lavozdeasturias.es/asturias/oviedo/maldito-dia-terror-mato-inteligencia_0_647935232.html

No hay comentarios:

Publicar un comentario