lunes, 15 de septiembre de 2014

Josu Zabala es asesinado por la guardia civil en una manifestación en Hondarribia, 8 Septiembre 1976

Que su nombre no se borre de la historia

Dimite el Ayuntamiento de Fuenterrabía 

Un muerto por disparos de la Guardia Civil

Nuevos enfrentamientos con la fuerza pública 


 Josu Zabala, asesinado Hondarribia por la Guardia Civil 8 Septiembre 1976


 El Ayuntamiento de la localidad guipuzcoana de Fuenterrabía dimitió ayer, en pleno, como respuesta a los incidentes ocurridos en la noche del miércoles, en los que resultó, muerta una persona y al menos otras dos, heridas de bala, por disparos de la Guardia Civil, al disolver una pequeña manifestación, en una zona muy concurrida por el vecindario con ocasión de las fiestas patronales. Según los testimonios de varios testigos presenciales, este es el desarrollo cronológico de los hechos:
Nada hacía presagiar a lo largo del miércoles el dramático final que tendría lugar el día grande de las fiestas de Fuenterrabía. Se calcula que al menos 50.000 personas de toda la comarca se dieron cita en la población costera para presenciar el desfile del Alarde, que conmemora desde hace ya más de tres siglos un victorioso hecho de armas sobre las tropas francesas del príncipe Condé. Centenares de jóvenes llevaban en sus camisas a lo largo del día pegatinas con la ikurriña o bandera vasca, sin que se originasen por ello incidentes en las calles. En previsión de posibles alteraciones del orden público había corrido la voz de que hacia las nueve de  la noche iba a celebrarse una manifestación

Se prohibió la manifestación convocada por el Ayuntamiento de Fuenterrabía

Viene de la página primera
fuerzas del orden permanecían acuarteladas o vigilaban a cierta distancia el recorrido del Alarde.
Por la tarde, ya en el tramo final de la fiesta, cuando las tropas se concentraron en la plaza de Armas para efectuar la descarga general, una gran ikurriña de al menos dos metros, fue ondeada por encima de las tropas. Las distintas compañías desfilarían luego ante el Ayuntamiento para romper filas pasadas las siete de la tarde.
A eso de las nueve de la noche y de acuerdo con la convocatoria antes citada, varios centenares de personas se manifestaron en el barrio de la Marina, eje central de las fiestas, pidiendo la libertad de Pertur y la amnistía total. La manifestación se disolvería un cuarto de hora más tarde, después de recorrer la calle San Pedro, abarrotada de público a esa hora.
En torno a las diez menos cuarto de la noche, miembros de la Brigada Antidisturbios recorrieron la calle San Pedro desplegados por la calzada y sin efectuar cargas. A su paso, gran parte del público que abarrotaba la calle optó por encerrarse en los bares que jalonan ambas aceras.
Las fuerzas del orden permanecieron luego estacionadas en una bocacalle, reforzadas ahora por varios jeeps de la Guardia Civil. Pasadas ya las diez de la noche, una mujer en aparente estado de embriaguez, protagonizó un incidente con la Policía Armada en las cercanías del bar Yola. Grupos de personas se arremolinaron en torno a las fuerzas de orden público, que con ayuda de un megáfono les conminaron a disolverse, lanzando seguidamente varias bombas de gas lacrimógeno y disparando balas de goma.
El grupo, compuesto por algo más de un centenar de personas, regresó de nuevo a la calle San Pedro donde formó una barricada con ayuda de vallas metálicas que serian retiradas poco después. A la vista del cariz que tomaban los acontecimientos, muchos de los participantes en la fiesta, abandonaron la calle.
Mientras los manifestantes retrocedían, fuerzas de la Guardia Civil penetraron en la calle San Pedro a través de un callejón lateral y cargaron repetidamente. Entre insultos y forcejeos cuerpo a cuerpo, parece ser que algún guardia civil fue golpeado con una silla. En medio de esta confusión, otro guardia civil efectuó dos disparos contra el joven de veintidós años Jesús María Zabala Erasun, que quedó tend!do en el suelo con dos boquetes en el pecho. Dos médicos, los señores Esnal y Campo, le acompañaron primero hasta la clínica de la Cruz Roja de Irún y luego a la Ciudad Sanitaria de San Sebastián, donde ingresó cadáver. Jesús María Zabala había nacido en Irún y trabajaba como delineante en la empresa Laminaciones de Lesaca, SA.
Pierde un ojo
El joven cayó justamente a la entrada de un callejón, a escasos metros de la galería de arte Txantxangorri,situada en la calle San Pedro. Junto a él, al menos otras dos personas recibieron también impactos de bala. A los pocos minutos de conocerse la noticia de su muerte, en el lugar en el que había caído, sus amigos colocaron la boina roja que había llevado en el, Alarde, varias velas, una ikurriña y claveles rojos.
En el transcurso de los incidentes, más de una docena de personas, resultaron contusionadas y un manifestante perdió la vista de un ojo a consecuencia del impacto de una bala de goma. El que fuera jugador del Real Madrid, Gabriel Alonso, y jefe, regional del Partido Carlista de Castilla la Nueva recibió asimismo repetidos golpes en la cara, de los que hubo de ser atendido en la clínica donostiarra San Antonio, cuando pedía a las fuerzas del orden que no disparasen con fuego real.
Todos los bares de la zona cerraban en señal de duelo y el pueblo entero terminaba de luto una jornada que había empezado en fiesta. Numerosos grupos de personas se concentraban ante la clínica de la Cruz Roja de Irún para obtener noticia de los heridos.
A no mucha distancia del lugar del suceso, en el parador nacional del Emperador se suspendía la cena de gala a la que asistían el gobernador y el Ayuntamiento, mientras las autoridades se desplazaban a la calle San Pedro para conocer el desarrollo de los acontecimientos.
Sobre las doce de la noche, un centenar de personas subió hasta la plaza existente delante del parador, para pedir explicaciones de los hechos a las autoridades. Un concejal comunicó a los reunidos que el gobernador estaba dispuesto a recibir a una comisión. de cuatro personas. Durante el diálogo mantenido con la primera autoridad provincial, éste les prometió que abriría una investigación judicial para esclarecer los hechos. Al objetar uno de los presentes que las armas de fuego no eran el sistema adecuado para disolver una manifestación, el gobernador civil contestó que precisamente por eso había hecho venir a Fuenterrabía a las Brigadas Antidisturbios. Insistió, de todos modos, en el hecho de que varios guardias civiles habían sido agredidos. Ante la posibilidad de celebrar una manifestación de protesta, dijo que si las autoridades locales le garantizaban el orden, estaba dispuesto a autorizarla aunque no pudiera cumplirse el plazo legal de solicitud.
Crespones y pleno municipal
Multitud de balcones amanecieron ayer con colgaduras blancas y, crespones negros. Sobre el lugar en el que había caído muerto Jesús. María Zabala, se improvisó un túmulo, con una ikurriña de fondo, donde se rezó un responso a las 10.30 de la mañana. Varios centenares de personas se congregaron, luego, a las once, ante el Ayuntamiento, para seguir el desarrollo del pleno extraordinario de la Corporación Municipal.
Abriendo la sesión, un concejal expuso sucintamente los hechos y la alcaldesa Mercedes Iridoy, manifestó que consideraba los hechos suficientemente graves como para presentar su dimisión. Algunos concejales discreparon de esta actitud y otros pensaban que debía posponerse. En este momento se estableció un diálogo entre los representantes municipales y los vecinos asistentes a la reunión: Por último se acordó presentar la dimisión en pleno después de los actos religiosos o de otro tipo que se organizasen en memoria del fallecido.
El Ayuntamiento acordó asimismo hacer constar en acta la enérgica protesta y repulsa por los hechos que ocasionaron la muerte de Zabala, suspender las fiestas del pueblo en señal de duelo y acudir a la manifestación que debía celebrarse a las ocho de la tarde de ayer.
En relación con este último acuerdo plenario, un comunicado del Gobierno Civil hecho público a media tarde de ayer, desautorizaría la manifestación, al tiempo que se concentraban fuertes contingentes de policía armada en el casco urbano y se establecían rigurosos controles en las carreteras de acceso. Una de las colas llegaba hasta el mismo centro de Irún en las horas inmediatamente anteriores a la prevista para la manifestación.
Violencia ante el túmulo
Centenares de personas se congregaron, alrededor de las seis de la tarde, en la calle San Pedro, en el mismo escenario de los sucesos del día anterior. Cerca de las siete de la tarde hicieron acto de presencia fuerzas de la Policía Armada que disolvieron a los reunidos disparando balas de goma. En el transcurso de los incidentes numerosas personas resultarían contusionadas. A pesar de la violencia con que fue reprimida la manifestación, un pequeño grupo de 10 personas, entre las que figuraba el escultor Eduardo Chillida, permaneció inmóvil ante el túmulo que recordaba al fallecido. Algunos miembros de la fuerza pública deshicieron el túmulo sin que por ello se disgregase el pequeño grupo. Sus componentes comenzaron a rehacerlo, cuando la alcaldesa de la población se dirigió a quienes mandaban a las fuerzas, pidiendoles que no cargasen contra la población. Estos le contestaron que daban un plazo de tiempo para que los reunidos se disolvieran y dirigiéndose directamente al grupo que permanecía ante el túmulo, les dijeron que sentían su dolor pero que abandonasen el lugar porque constituían una invitación a que las demás personas continuasen en las inmediaciones. Poco después de las 8.15 de la tarde, se restablecía la calma en el barrio marinero de Fuenterrabía.
A lo largo de todo el día de ayer, bares, comercios y centros de trabajo permanecieron con sus puertas cerradas y el paro laboral era también prácticamente total en Irún y se extendía a numerosas fábricas de Rentería y Pasajes. Unos 600 trabajadores de la empresa Astilleros Luzuriaga de esta última población se declararon en paro desde primeras horas de la mañana y salieron a la calle en manifestación. Ante la presencia de fuerzas del orden, los manifestantes se encerraron en la fábrica, desde donde arrojaban objetos contra la policía. Esta replicó efectuando disparos de goma. Dos trabajadores resultarían contusionados a consecuencia de estos disparos y un tercero fue alcanzado por una bala en la rodilla, por efecto de una ráfaga de metralleta.
El paro laboral tendía a aumentar durante la jornada y se teme que hoy pueda extenderse a toda la provincia de Guipúzcoa. También pararon ayer las tres factorías que tiene en las localidades navarras de Lesaca y Vera de Bidasoa la empresa Laminaciones de Lesaca, SA, donde el fallecido trabajaba como delineante.

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