Del asombro a la admiración.
Esas fueron las emociones despertadas por el descubrimiento el 8 de febrero del monumento a los cartageneros deportados a los campos nazis, mandado erigir por el Ayuntamiento de Cartagena a instancias de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena.
Nati Serrano, la joven escultora artífice de este monumento nos explica la interpretación de esta escultura.
"MEMORIA DE LUZ: Dos cuerpos prismáticos de base triangular, plegadas hasta casi cerrarse, dejan aún, en una de las tres caras, una ligera abertura que atraviesa los dos cuerpos.
Es línea divisoria entre libertad y cautiverio, entre vida o muerte.
El padecimiento sufrido en los campos de concentración nazis por los cartageneros considerados apátridas, con nombres y apellidos, que llevaron los mismos triángulos inscritos en el cuerpo superior con la "S" de Spanier en el centro, es un episodio oscuro a iluminar.
La luz retroilumina el interior de los cuerpos y los triángulos desdibujados que ascienden hasta desaparecer en "el cielo"de la escultura.
La luz, siempre la luz de la esperanza, de la libertad, de la fraternidad, de la vida, iluminando memoria, razón e historia".
De este modo, la artista, conocida en nuestra ciudad por su trabajo como profesora de la Universidad Popular, ha plasmado sus impresiones acerca de este terrible episodio de nuestra historia reciente, en una genial escultura con la que el municipio cartagenero honra la memoria de estos luchadores republicanos, de estos defensores de la libertad, cuyos nombres podemos leer grabados en este monumento ubicado en la confluencia de las calles Ronda y Carlos III, y que, tras ochenta años de silencio, nos enorgullecemos de haber rescatado del olvido.
La presidenta de la MHC, Pepa Martínez López, la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, Hernández, y la escultora Natividad Serrano Jiménez |
En un emotivo acto en que contamos con la presencia de más de doscientas personas, se escucharon las intervenciones de Ana Belén Castejón, el cronista de la ciudad Francisco José Franco Fernández, acompañado por dos alumnas del IES Ben Arabí, Pepa Martínez, presidenta de la ASOCIACIÓN MEMORIA HISTÓRICA DE CARTAGENA, la sobrina nieta del deportado Agustín Soto, y de Mateo Ripoll, Juan Fardo y JATE, autores del mural plasmado en el muro del IES Jiménez de la Espada, dedicado también a los deportados.
Queremos agradecer también la presencia de la familia de Joaquín Jerez Moreno, quien murió a los 28 años en diciembre de 1941, en el campo de concentración de Gusen y que, aunque vivió parte de su vida en Cartagena, por razones de nacimiento, no aparece en el monumento. Sirva para él también este merecido homenaje.
Queremos agradecer también la presencia de la familia de Joaquín Jerez Moreno, quien murió a los 28 años en diciembre de 1941, en el campo de concentración de Gusen y que, aunque vivió parte de su vida en Cartagena, por razones de nacimiento, no aparece en el monumento. Sirva para él también este merecido homenaje.
De los discursos pronunciados durante el acto de inauguración, reproducimos aquí la intervención que se llevó a cabo en nombre de la Asociación Memoria Histórica de Cartagena:
Me dirijo a ti, cartagenero deportado, deportado anónimo,
como exponente de todos los deportados cartageneros cuya memoria, hoy, hemos
venido a honrar.
Luchas por defender tu país de quienes perpetraron, para
subvertir el orden, un golpe de estado
de sangrientas consecuencias.
Luchas por defenderlo de la injerencia extranjera de nazis y fascistas, que ayudan a los golpistas
en su propósito de derrocar un gobierno legítimo.
Huyes de tu tierra, en un afán por salvar tu vida, de
escapar de la feroz represión de esos franquistas, de esos nazis, de esos
fascistas…Llegas, huyendo del horror, junto a otros republicanos y republicanas, a otro país, esperando que la autodenominada patria de las libertades, te acoja con los brazos abiertos.
Y allí, te internan en un campo de refugiados, un campo de
refugiados en que muchos de tus compañeros y compañeras perecen por las malas
condiciones que tenéis que soportar. La sed, el hambre, el frío, las
enfermedades… se ceban en ti y en quienes te rodean… has salido de un infierno
para acabar en otro; así sufres y
padeces por haber sido, desde hace tres años,
un defensor de la República Española, un defensor de la Justicia, un defensor
de la Libertad…
Europa se estremece ante la amenaza del Tercer Reich; empieza
a caer, poco a poco, bajo la invasión de esos nazis, de esos fascistas que,
anteriormente, invadieron y devastaron España. Y tú no puedes permanecer al
margen en estos momentos, tienes que ayudar a derrotar a ese mismo fascismo que
te derrotó, a ti y a tus compatriotas, tienes que contribuir a impedir que la
amenaza negra
se extienda más…
Participas en una de las compañías de trabajadores,
compañías españolas que emprenden el reforzamiento, la defensa contra el
invasor, que construyen la línea Maginot, que asesoran al ejército resistente;
participas, como miembro activo, en la Resistencia Francesa…
Tras un tiempo de lucha, caes prisionero de los nazis y eres
conducido a un campo de prisioneros, que pasa a ser, después, campo de concentración; no eres un prisionero
acogido a los
acuerdos de la Convención de Ginebra, no. Por orden de Franco,
quien años más tarde será honrado con la medalla de oro de tu ciudad, el
cartagenero Ramón Serrano Suñer, que después recibirá el título de hijo
predilecto de la misma, te niega tu identidad como español, te desposee de tu
nacionalidad, y al ser declarado apátrida, te conviertes en esclavo de los
nazis.
Algunos de vosotros no pudisteis sobrevivir a los
padecimientos;
otros, después de sufrimientos sinfín, llegasteis al momento de
la liberación de los campos; pero no acabó ahí vuestro calvario, no; rescatados
del cautiverio, pero sin posibilidad de volver a vuestra tierra; alejados de
vuestra familia, de vuestras amistades, de vuestra Cartagena…
Ahora sí se reconoce el valor de vuestra lucha, la
importancia de ella para la liberación de la bestia negra del fascismo; muchos
de los supervivientes habéis sido acogidos por una nueva patria, una nación que
os honra agradecida por el papel que desempeñasteis en su rescate, pero sigues
añorando tu país, tu patria de origen.
Hoy, tras 80 años de olvido, reconocemos tu lucha por la
libertad, tu defensa de la República Española, y el municipio de Cartagena te
honra erigiendo este monumento en tu honor, en honor de esos 57 cartageneros
que fuisteis deportados a los campos nazis como castigo por haber luchado en la
defensa de la legalidad, de la justicia y de la libertad.
Se encuentran aquí, y van a decir unas palabras, los
representantes de las familias de
Agustín Soto Sánchez y de Máximo Fernández Benavente, a quienes nos
costó mucho trabajo, pero logramos localizar. También localizamos a Jorge, el
nieto de Victoriano Gómez Manresa, que por un grave percance de salud no
ha podido estar presente, pero sabemos
que estará, desde Barcelona, pensando en este acto.
Gracias al Ayuntamiento de nuestra ciudad por este homenaje,
gracias a las instituciones, a los partidos políticos y las asociaciones
ciudadanas, que han enviado sus representantes a este acto, gracias a todas las
personas aquí presentes, que han venido a honrar la memoria de estos republicanos
cartageneros, gracias a los músicos que han interpretado esta sentida y emotiva
melodía; gracias a Mateo Ripoll, a Juan Fardo y a JATE, que han ejecutado este
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