viernes, 27 de julio de 2012

El otro Valle de los Caídos

Sierra de el Toro (Castellón): Soldados de los dos bandos de la Guerra Civil yacen a medio enterrar entre las trincheras

Restos de un combatiente y su munición junto a una trinchera en la sierra de El Toro

 20/07/2012 Juan José Fernández / Fotos: José Jordán / Johnny Bonet 

Hay un Valle de los Caídos oficial, que inauguró la dictadura. Y hay otro Valle de los Caídos silenciado por 70 años de olvido forzoso y desidia. Es en torno a La Salada, montaña en la que lindan Teruel y Castellón. Por allí pasaba la línea XYZ, con la que la República defendió Valencia en una de las batallas más terribles y desconocidas de la Guerra Civil. Los restos de miles de hombres que combatieron allí permanecen en la zona sin una sepultura digna.
El soldado desconocido de España no yace en un monumento, sino bajo cuatro dedos de turba en una ladera de la sierra de El Toro, entre Teruel y Castellón. Las hojas secas y el musgo de siete decenios no han tapado del todo su osamenta. Están al aire su cadera, algunas vértebras lumbares y una costilla. Un borde muy blanco de su cresta iliaca chilla al sol. Este soldado sin nombre no tuvo la gloria de ser retratado por Robert Capa; no ha sido hasta 74 años después de muerto que le ha mirado la cámara de un periodista. El tamaño de su esqueleto le delata como varón de no más de 20 años. El tiempo se ha comido su uniforme y cartucheras, dejando mondas las balas que llevaba en la cintura. Caído al pie de un parapeto, se diría que murió intentando tomarlo. Por la munición se sabe que era combatiente franquista. Pero pudo ser también un republicano.
Al lado de donde yace, más allá del corral de Panpasiempre, se levanta el pico de La Salada, entre las sierras de Javalambre y Espadán. Allí, a 1.500 metros de altitud, en el verano de 1938 se libraron algunos de los más duros combates de la Guerra Civil, en el marco de la batalla de Levante, en la que Franco perdió 20.000 hombres, y la República, 4.000. Frente a frente, tropas africanas, falangistas y soldados regulares del general Aranda contra varias divisiones de la República organizadas en un inexpugnable sistema defensivo, la línea XYZ, por el coronel Matallana. Los días 22 y 23 de julio de 1938 fueron los más sangrientos en La Salada, y enfrente, en Peña Juliana, un agreste matadero, enclave tomado sucesivas veces por los dos bandos con cientos de bajas en cada asalto.

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