Jóvenes Cubanos. Foto: Juventud Rebelde
Radio BCN Estación Mediterránea ABF noviembre 2012
Habían viajado a España para participar en las celebraciones por el
aniversario 70 del inicio de la llamada Guerra Civil Española. Allí su
actividad fue pobre. Consistió en escuchar lo que se debatió en algunas
de las sesiones, a cargo de numerosos especialistas de fama
internacional.
Estuvieron también recopilando libros especializados, y visitaron
lugares históricos vinculados a la guerra en Madrid: El Puente de los
Franceses, el entorno de la Casa de Campo, El Escorial, la carretera de
Segovia, La Granja, y otros sitios que se hicieron famosos durante la
contienda.
El gran dolor de toda esa experiencia fue conocer que entre las decenas
de libros y artículos que se publicaban cada año sobre el tema, los
historiadores y estudiosos de España y otros países nunca hablaban de
Cuba. Nunca se producía una mención a los cubanos, ni a los
latinoamericanos. Era como si estos no hubieran participado en esa
guerra antifascista.
Incluso en los anales de la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln, en
la cual existió un fuerte contingente de cubanos, estos aparecían
conformados con el nombre genérico del Club Julio Antonio Mella de New
York y la Centuria Guiteras, de cubanos en el exilio radicados también
en Nueva York, pero cuando se referían a esa XV Brigada siempre se
decía que la componían estadounidenses, ingleses y canadienses.
Así comienza la apasionante descripción del escritor y periodista
Enrique Cirules y su esposa, la licenciada en Historia María Mercedes
Sánchez Dotres, sobre su fascinante viaje a las profundidades heroicas
de la participación de los cubanos en esa contienda, que ellos prefieren
denominar más justamente: la guerra en España contra el fascismo, y no
como tradicionalmente la trata la historiografía.
«Nosotros sabíamos que Cuba había enviado hacia España un importante
destacamento internacionalista. En este sentido, utilizando el material
desclasificado en Rusia sobre el tema, hemos confirmado documentalmente
la presencia de 240 cubanos que combatieron heroicamente en la XV
Brigada Lincoln, así como el resto de la numerosa agrupación cubana que
peleó en casi todos los colectivos o unidades militares de la República,
incluyendo el V Regimiento de los comunistas, la División del
Campesino, y la División de Lister, entre otras muchas agrupaciones».
Argumentan que en todos los combates principales hubo cubanos, y que
muchos de ellos integraron las filas del Partido Comunista de España y
combatieron en ciudades, montañas y llanuras en defensa del pueblo de
España y contra el fascismo.
Del proyecto de reconstrucción de las actividades combativas en las que
participaron los cubanos en la denominada Guerra Civil Española, de 1936
a 1939, acometido pacientemente por el matrimonio, se habla en esta
entrevista, que amplía la información publicada por nuestro diario.
—¿Ustedes tenían ya algún antecedente sobre estos asuntos?
—Conocíamos la existencia de dos libros publicados en Cuba, de Ramón Nicolau: Cuba y la defensa de la República Española, de la Editora Política, La Habana, 1981; y Cuba en España,
de los periodistas Alberto Alonso Bello y Juan Pérez Díaz, Editorial
Ciencias Sociales, La Habana, 1990. Estos dos libros contienen una
valiosa información, en entrevistas, memorias, testimonios, y un listado
de 734 cubanos que combatieron en España entre 1936 y 1939.
También el Centro Pablo de la Torriente Brau ha realizado un encomiable
trabajo para mantener presente la participación cubana en la Guerra
Civil Española. Conocíamos además las crónicas de Juan Marinello y
Nicolás Guillén.
—¿Cuál fue la chispa que hizo que ustedes comenzaran tan minuciosa investigación?
—En octubre de 2007 viajé a Moscú y visité el Archivo Estatal Ruso de
Historia Política y Social —cuenta María Mercedes—, donde se guarda toda
la documentación sobre el movimiento comunista internacional
(Komintern), y a mi regreso le comenté a mi querido y respetado jefe, el
Comandante de la Revolución Juan Almeida Bosque, la existencia de los
documentos sobre los cubanos que pelearon en la Guerra Civil Española,
que ya habían sido desclasificados.
«El Comandante Almeida, que era un hombre de vasta cultura histórica,
decidió enviarnos para estudiar y compilar en el archivo de Moscú los
documentos sobre los cubanos que participaron en la guerra antifascista
de España».
—Fue algo enteramente nuevo enfrentarse a un asunto histórico de tal magnitud…
—En cierta medida sí, pero nosotros habíamos estado estudiando el tema
desde 1980. Solo estábamos esperando por la desclasificación de los
documentos, que nos permitieron verificar que Cuba aportó realmente 1
225 combatientes. En verdad, de acuerdo a la población cubana existente
en 1937, fue el país que mayor cantidad de internacionalistas aportó a
la lucha antifascista.
—¿Qué aspectos de la investigación les han impresionado más?
—La hazaña realizada por un pequeño país y un aguerrido Partido, desde
la clandestinidad, muy perseguido, que organizó el envío desde La Habana
de un destacamento de unos 850 cubanos a España. Prevaleció el
sentimiento antifascista en la unidad revolucionaria.
—¿Cuáles han sido las mayores dificultades para la investigación?
—La falta de archivos en nuestra patria, ya que el de la comisión de
reclutamiento desapareció por la feroz persecución que se desató contra
el movimiento revolucionario y comunista en Cuba. La documentación se
encuentra en el Archivo Estatal Ruso de Historia Política y Social, y en
varios archivos españoles, siendo los más importantes los de Ávila y
Salamanca.
—¿Qué harán con todo ese valioso archivo rescatado?
—El material rescatado es tan rico, que podemos hablar de los jóvenes
cubanos que fueron a España, de sus luchas contra la dictadura de
Machado y de su apoyo a la gran huelga de 1934. También de la historia
del sindicalismo en Cuba.
«En uno de esos expedientes se habla de un joven santiaguero detenido y
condenado en 19 ocasiones por sus ideas políticas. Conocía todos los
presidios cubanos: Boniato, el Vivac de Santiago, las cárceles de
Camagüey y Santa Clara, el Castillo de San Severino en Matanzas, la
Cabaña y el Castillo del Príncipe, y las circulares de Isla de Pinos.
Hay expedientes incluso de condenados a muerte por los tribunales
militares de excepción.
«Vamos a publicar un conjunto de documentos, de valoraciones, de
listados de combatientes, de historias personales, y también la historia
militar, revolucionaria y política de decenas de combatientes, así como
las conclusiones históricas a las que hemos arribado, con documentos
que también abordan espacios históricos de Chile, Venezuela, Argentina,
Bolivia y México, entre otros.
«La investigación rescatada servirá para abrir un Fondo sobre los
jóvenes cubanos que marcharon a España, dejando padres, novias, esposas,
hijos, hermanas, de manera clandestina, en ocasiones con pasaportes
falsos, para pelear en España por sus ideas, en la defensa de Madrid, en
Belchite, en Teruel, en sierras y llanos, en la ofensiva del Ebro.
«¡En España pelearon revolucionarios y comunistas de todas las
provincias cubanas! Allá no se produjo un combate o batalla importante
en el que no estuvieran los cubanos. Decenas de ellos, procedentes de
las organizaciones y sindicatos antifascistas del país, integraron las
filas del Partido Comunista de España. El reto de esa nación sirvió de
elemento de unidad de todas las fuerzas antifascistas.
«Nuestra investigación en el archivo de Moscú también sirvió para
rescatar muchos nombres de combatientes españoles que permanecían en el
anonimato. Estos listados de españoles han sido entregados a la memoria
histórica de la Guerra Civil Española en Madrid, en acto presidido por
miembros del Comité Federal del Partido Comunista de aquel país. Pero lo
más importante es evidenciar una vez más que hay Revolución hoy porque
tenemos historia que los jóvenes cubanos escribieron con su sangre».
Rescate de un valioso informe
María Mercedes y Enrique Cirules rescataron el Informe político y
militar de la XV Brigada Internacional Abraham Lincoln, que tiene casi
760 páginas, escrito en ruso, en inglés y en español.
Consultaron el texto en español, donde sobre los cubanos se dice: «La
Sección Antonio Guiteras se componía de unos 60 cubanos —al inicio—;
Rodolfo de Armas, jefe de los estudiantes cubanos, quien escapó cuando
Gerardo Machado establecía su reino de terror en Cuba, era el jefe
natural y comandante de los cubanos, amado y respetado por todos.
«El ataque —continúa el Informe— había empezado con bombardeo de las
trincheras fascistas con morteros. La primera sección de la 1ra.
Compañía guiaba el ataque. Los irlandeses y los cubanos lo seguían y
finalmente la segunda compañía avanzaba a la derecha.
«Rodolfo de Armas —sigue el informe—, jefe de la sección cubana, fue el
primero que cayó muerto. Después de salvar a un camarada, se volvió y
conminó a los otros a seguirle. En este momento le hirió una bala en una
pierna, y al pararse para apretársela con las manos, dos balas más le
dieron: una en la cabeza y la otra en la barbilla. Los cubanos sufrieron
grandes pérdidas.
«Al principio de esta carga, uno de nuestros tanques, a unos 40 metros
enfrente de la trinchera, desde la cual el batallón empezó su ataque,
fue tocado por una bala antitanque enemiga que explotó y lo hizo arder.
Las llamas brotaron hacia arriba de tal manera que en el cielo parecía
que había una gran hoguera.
«Cuando los camaradas salieron del olivar, y avanzaron en un campo
abierto, no tenían más que cepas en un espacio de 200 metros, cargaron
rápidamente sobre el blando terreno, buscando otro abrigo.
«A unos 150 metros de las trincheras de los fascistas, un mortífero
fuego cruzado de las ametralladoras cogía a los hombres en campo
abierto. Los camaradas trabajaron desesperadamente con sus cascos y
bayonetas, cavando tanto como podían.
«Algunos empleaban balas para excavar la tierra y amontonarla delante de
sus cabezas. Otros cavaban con las manos simplemente, rompiéndose la
piel y las uñas. Un nutrido y cruzado fuego continuó durante algunas
horas. Era humanamente imposible avanzar más».
Estampas milicianas
La historiadora escoge al vuelo algunos ejemplos documentales de los
expedientes, como el caso de uno del fondo 545, serie 6, legajo 103. En
las páginas 5, 6 y 7 aparece información sobre el combatiente cubano
Carlos Valdés Bravo. Es un informe del Comisariado de Guerra de las
Brigadas Internacionales, donde se dice que Carlos es un cubano de 25
años, pertenece al Partido Comunista y es delineante, dibujante y
cartógrafo. Que llegó a España en julio de 1937 y que ingresó en la XIV
brigada internacional, en el batallón «Henri Barbusse», en la compañía
de ametralladoras, que también perteneció al 448 batallón y a la plana
mayor de la 105 brigada mixta y que alcanzó los grados de teniente. La
última unidad donde estuvo peleando fue en el Estado Mayor de la 203
brigada mixta. Que ha ocupado distintas responsabilidades en el proceso
de la guerra. Inicialmente fue cabo-jefe de máquina automática de la
XIV Brigada Internacional. También fue sargento-jefe del servicio de
observación e información de la plana mayor del 418 batallón de la 105
brigada. Y fue después teniente-jefe de la cartografía e información en
el Estado Mayor de la 203 brigada mixta.
En julio de 1937 lo ascendieron a cabo, en septiembre a sargento y en
julio de 1938 a teniente. Además, se desempeñó como teniente del
ejército de Levante en la 203 brigada, y en España permaneció todo el
tiempo en el frente de combate.
Argumenta María Mercedes que ahí puede verse toda la información que
ofrecen los expedientes sobre la actividad militar y política de los
combatientes cubanos en España.
En otro expediente, del propio fondo 545, serie 6, legajo 603, páginas
13 y 14, se habla del internacionalista cubano Pablo Valdés Pérez,
nacido en Güines, La Habana. Es hijo de campesinos antifascistas,
casado, telegrafista y tiene conocimientos de panadería, dulcería y de
ferrocarriles. Se encontraba sin trabajo en Cuba en 1928 y se había
dedicado a la lucha contra la tiranía de Machado. Fue miembro de la
Hermandad Ferroviaria de Cuba (…) En el Partido había realizado trabajos
de organización y de propaganda; y participó en todas las huelgas
contra la dictadura machadista. Detenido en 1933, preso cinco meses sin
juicio y puesto en libertad en 1934. En 1935 estuvo encarcelado 32 días
sin que lo juzgaran. Y en 1936 ocho días preso, igual, sin juicio.
Además, el 8 de diciembre de 1935 fue llevado al Tribunal de Urgencia de
La Habana y en octubre de 1936 tuvo que comparecer en el de Matanzas.
En 1935 lo acusaron de conspiración y al año siguiente de hacer
propaganda. En el primer juicio estaban acusados también cuatro
compañeros de apellido Valdés, Fontanés y otros, todos del Cerro. Estuvo
preso cinco meses en el Castillo de San Severino, en tierra matancera y
en la Fortaleza de La Cabaña. En Cuba realizó trabajos del Partido en
la ilegalidad. Para su expediente declaró: «En Cuba la situación no ha
ofrecido garantía en ninguna época». Expuso que conoce toda la república
y que salió de Cuba hacia tierra española en 1937. «En mi país, dijo,
todo el mundo sabe que soy comunista y que mantengo relaciones de lucha
dentro del movimiento revolucionario con Ramón Nicolau».
Un músico relevante
La historiadora pone otro ejemplo muy ilustrativo del fondo 545, serie
6, legajo 98, expediente 588 del Archivo Estatal Ruso. Es una
declaración jurada de un famoso músico, donde se afirma: «Yo, Julio
Cuevas, natural de Trinidad, provincia de Santa Clara, Cuba, de 43 años,
casado, con domicilio en Fernando de los Ríos 47, en Madrid, de
profesión músico, director y compositor (…) nada más estallar la guerra,
me puse inmediatamente a disposición de mi Partido, el que me encomendó
diversas tareas que señalo a continuación: Realicé toda la campaña que
en 1936 desplegó la Radio Oeste del Partido Comunista, para recabar
dinero y ropa para los milicianos del Frente. Seguidamente el camarada
Valentín González (El Campesino) me habló para que le formara una banda
de música en su brigada. La hice y fui yo al frente como director, con
60 profesores, y en el cerco de Teruel me quedé solo con 14 por haber
caído los restantes en poder del enemigo, y la organicé de nuevo en
Cataluña (…)».
La juventud armada
Según los estudiosos, un aspecto realmente sorprendente es que en el
estudio de los expedientes se les revela que los combatientes cubanos
eran muchachos de 20, 22 y 23 años, muy pocos de más de 25. Hay solo dos
o tres de 37 y 38.
«Esto demuestra que la inmensa mayoría de los cubanos eran muy jóvenes y
que la juventud cubana se comportó de manera muy valerosa para
enfrentar al fascismo en España, como después ocurriera con los jóvenes
en la lucha contra Batista y más tarde en la lucha internacionalista en
tierras africanas», resalta María Mercedes.
Un condenado a muerte
«Otro aspecto importante de esta investigación —acota María Mercedes— es
que podemos conocer que los cubanos procedían de los sitios más
apartados de Cuba, de las pequeñas ciudades, del campo, de los llanos y
montañas, de los bateyes y centrales azucareros, de las fábricas de
tabaco y de los centros estudiantiles. Y se ven los luchadores que
combatieron con entereza el Machadato, con poca edad ya eran del Partido
y fueron perseguidos, encarcelados, torturados de modo reiterado y en
algunas ocasiones condenados a muerte por los Tribunales Militares de
Excepción de la época.
«En el expediente de Pedro Yaniz Oliva se dice: “Ha participado en
muchas huelgas, que en Cuba son frecuentes, pero dignas de mencionarse.
Las huelgas ferroviarias de 1923, las azucareras de 1931 y la Huelga
General de 1933 que dio fin al gobierno dictatorial de Machado”.
«Dice que participó en la huelga de agosto de 1923 y fue sancionado a
tres meses de cárcel; que sufrió otras detenciones y que en 1934, en
febrero, fue condenado a la pena de muerte. Que pasó por los tribunales
tres veces por participar en noviembre en actividades contra el dictador
y lo juzgaron los Tribunales Militares por estar en el Partido junto al
camarada Tomás de Armas.
«Muchos de los cubanos salieron clandestinamente con pasaporte falso,
con ayuda del Partido Comunista. Estos expedientes que acopiamos
contribuyen a dar una visión de lo heroica que fue la juventud cubana en
la lucha contra Machado; las persecuciones durante 1934, 1935 y 1936 y
cómo ese heroísmo llegó al clímax.
«Detrás de cada combatiente que fue a España a pelear contra el fascismo
—aclara María Mercedes finalmente— había diez o 15 en Cuba recaudando
fondos, recursos, zapatos, cigarros, tabacos, medicinas, azúcar y otras
cosas. En definitiva, casi toda la población cubana, por no decir toda,
se movió en esta noble y urgente tarea».
El primer contingente de voluntarios
En el primer contingente de voluntarios de Estados Unidos que partió de
Nueva York hacia España, había un gran número de internacionalistas
cubanos, refiere María Mercedes Sánchez Dotres.
«La partida —agrega— se produjo en enero de 1937, en el buque París. El 5
de febrero partió también el barco Shaplain; y en marzo salió un nuevo
destacamento de cubanos compuesto por 38 combatientes. El 16 de julio
zarpó un grupo de 138 hombres que arribaron al puerto francés de
Cherburgo. Otro grupo de cubanos salió, igualmente de Nueva York, el 26
de noviembre de 1937, y un último envío el 23 de mayo de 1938, otra vez
en el vapor Shaplain
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