martes, 6 de noviembre de 2012

El informe antropológico de Cabacheros apunta a la presencia de mujeres y menores en la fosa

Los expertos datan huesos sin calcificar, lo que denota que parte de los restos corresponden a individuos «muy jóvenes»


Fosa de común de Cabacheros en Felechosa (Aller).



Felechosa (Aller), C. M. BASTEIRO

La investigación de la fosa común de Cabacheros, exhumada en Felechosa en noviembre de 2009, está sacando a la luz datos escalofriantes. El departamento de Antropología de la Universidad Autónoma de Madrid ya ha finalizado el informe antropológico, un paso imprescindible para identificar los cuerpos, y ha individualizado a cincuenta personas. La mayoría de los restos corresponden a varones adultos y algunas mujeres, pero los expertos dejan la puerta abierta a la presencia de niños. En concreto, se hallaron una serie de huesos sin calcificar, que denotan la juventud de algunas de las personas que fueron asesinadas en la orilla de la carretera de San Isidro.
El trabajo antropológico, encabezado por el profesor Ángel Fuentes, se desarrolló en cuatro meses y fue exhaustivo. Servirá para arrojar la primera luz sobre la identificación pero, según consta en el informe, es un apoyo para las pruebas genéticas, siempre más fiables que el trabajo de reconstrucción y reconocimiento. En el momento en el que el ADN arroje una sola coincidencia, las labores de identificación se facilitarán enormemente.
«No sabemos quién está en Cabacheros pero sí que sabemos, a través de los testimonios orales, qué personas viajaron juntas y qué día, por lo que la deducción será más fácil», explicaron miembros de la investigación. Fueron los testimonios orales los que ayudaron a encontrar la fosa de Cabacheros y los que revelaron que las personas enterradas en la margen de la carretera eran represaliados del franquismo que murieron asesinadas por disparos en noviembre de 1937, cuando se interrumpió su viaje hacia la cárcel de San Marcos de León.
El informe antropológico confirma, al menos en parte, esta teoría. Muchos de los restos encontrados presentan signos de violencia «perimortem» (durante la muerte o alrededor de la hora de la muerte). «Muchos huesos quedaron grandemente afectados con la muerte, presumimos que violenta y por arma de guerra, como es el caso de los cráneos cuando han sido sometidos al “tiro de gracia” que ha provocado el estallido craneal», destaca el dossier de los investigadores.
La mayoría de los restos, teniendo en cuenta las medidas, corresponden a varones adultos pero también se han recuperado huesos de mujer. En concreto, se trata de una cabeza de húmero de 27 milímetros, una medida que no llega al mínimo estipulado para los hombres (35 milímetros). Los expertos también identifican como un hueso de mujer otro húmero derecho, encontrado en buen estado de conservación. Según las medidas, podría corresponder a una mujer con un índice de masa corporal de 20,3 y una altura de 1,62 centímetros.
Los individuos femeninos son, a lo largo del informe, prácticamente una excepción. En muchos casos es imposible reconocer el sexo por el mal estado de conservación en el que se encuentran los restos. En el dossier, llama la atención la presencia de varias piezas óseas que están sin calcificar. Esta característica, según los expertos, denota la juventud de los individuos, que podrían no haber terminado de crecer en el momento en el que fueron asesinados.
El informe registra una vértebra lumbar que muestra un «avanzado aplastamiento vertebral, pero el individuo es joven porque no presenta calcificación». Los expertos también dataron un fémur que no tenía los extremos soldados, un rasgo que se debe a «la juventud del individuo, en este caso muy joven». Uno de los cráneos que se recuperaron del enterramiento, según consta en el dossier, también pertenece a un joven pero los expertos no pueden precisar más datos. La pieza se encuentra fragmentada «por estallido, en relación con un disparo que entra por región parieto-occipital y salida frontal».
La Asociación Memoria Allerana, que promueve la investigación junto al colectivo estatal Foro por la Memoria, ha estado trabajando codo con codo con la Universidad Autónoma de Madrid y ha puesto a disposición de los expertos una base de datos con la descripción detallada ofrecida por los familiares de personas desaparecidas en el concejo durante la Guerra Civil. Por el momento, no han hecho declaraciones sobre una posible identificación, ya que los propios antropólogos necesitan que se finalicen las pruebas genéticas para informar a los familiares. «Nuestro respeto por las familias es máximo y ellos serán los primeros en conocer los resultados, pero queremos que sepan que la investigación sigue adelante», destacaron desde el colectivo.
El concejo de Aller fue uno de las zonas de España más golpeadas por la guerra civil y la represión, según un reciente estudio sobre las víctimas elaborado por el historiador Manuel Fernández Trillo y recogido en el libro «La representación fascista en el concejo de Aller». La presencia de huesos que podrían pertenecer a niños ha sido un jarro de agua fría, pero no es la primera vez que el municipio escucha una historia triste y sobrecogedora con un joven como protagonista.
Memoria Allerana tiene registrado en sus archivos a Marcelino Sánchez, un niño de Levinco que pudo ser asesinado tras pasar unas semanas encarcelado en Cabañaquinta y Moreda. Era el mayor de siete hermanos, tenía 13 años cuando lo apresaron, y su padre también fue víctima de la represión. También buscan a Manuel Escalante, de 17 años, que fue fusilado con otros miembros de su familia.
Es pronto para saber la verdad sobre Cabacheros, pero faltan pocos datos para completar la historia. Los vecinos saben dónde, los testimonios orales apuntan al cuándo y los antropólogos ya casi han respondido a la pregunta del cómo. Ahora solo falta que la investigación siga su curso y se termine por desvelar quién encontró la muerte en la orilla de la carretera del puerto de San Isidro.

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