"Yo no soy fascista, yo no soy de izquierda, pero veo que lo que Franco viene haciendo es una injusticia".
Fotografía de portada y cita del Teniente Antonio Augusto de Seixas. La foto está tomada de la web Tenente Seixas
Finales de agosto de 1936. La columna de la muerte de Yagüe ha dejado sus huellas en Almendralejo, Mérida, Zafra y otras localidades de la Vía de la Plata donde, según el dirigente socialista Julián Zugazagoitia, dicen que "les han dado a los campesinos la reforma agraria, proporcionándoles un pedazo de tierra sin renta y para siempre".
Entrada de las tropas de Yagüe en Guareña (Badajoz).Tras el horror de la doble matanza en Badajoz, la columna de la muerte de Yagüe marcha hacia Madrid, pues ha conseguido unirse a las tropas de Mola que bajaban desde el norte. Pero aún queda una bolsa republicana en la zona de Llerena, Jerez de los Caballeros y Villanueva del Fresno, entre otras localidades, hasta la frontera portuguesa.Las tropas franquistas que se han quedado, unidas a las patrullas paramilitares falangistas, comienzan a dedicarse a la conquista de esta zona y a la represión de sus gentes. Las gentes de estos pueblos deben huir para intentar salvar sus vidas y las de sus familiares. Sólo tienen dos posibilidades: atravesar la zona franquista e ir hacia levante a zona republicana, o atravesar la frontera e internarse en el vecino Portugal.
Ya en septiembre, se forman dos columnas. La primera, de unas 8000 personas, decide la primera opción. Pasarán tristemente a la historia con el nombre de “La Columna de los 8000”, con trágico final para la gran mayoría de ellos, pues fueron masacrados cuando estaban cerca de la libertad, a pesar de no ser más que civiles con un exiguo armamento. Fue una encerrona sólo comparable a las de las carreteras de Málaga a Almería y de Barcelona hacia Francia. Esta tragedia olvidada merece una entrada propia que escribiré después de ésta. (*)
Columna de refugiados extremeños. No me ha sido posible averiguar si pertenecen a la Columna de los 8000 o a quienes fueron a refugiarse a Barrancos.
Otra columna de unos 1.000 extremeños y algunos andaluces deciden cruzar la frontera portuguesa. Portugal entonces se encontraba bajo la dictadura de Salazar y apoyaba tanto moral como económica y militarmente el alzamiento franquista. Su frontera era muy vigilada, ya que la temible PIDE (policía fronteriza) acampaba en los pasos fronterizos para evitar el asentamiento de “bandas de comunistas”.Todo republicano español detenido en dicho país era inmediatamente entregado a la policía española que, sin necesidad de juicio, aplicaba normalmente la pena capital.
Postal propagandística franquista, exaltando la amistad con los regímenes fascistas europeos, entre ellos el portugués, que les ayudaron a derrotar a la República.Estas mil personas son perseguidas y disparadas por los franquistas. A su llegada a la frontera les esperan los guardias de frontera portugueses que, en principio, no les dejan traspasarla, aunque tras ver el peligro que estas personas corren, les dejan atravesar el pequeño río Ardilas, frontera natural entre los dos países, dejando que se sitúen en su ribera portuguesa.
Meandro del río Ardila en el entorno del castillo de Noudar. La parte española se corresponde con la parte interior del meandro y la portuguesa con la exterior. La zona de Coitadinha se sitúa en la parte derecha del meandro en la zona llana que se ve al lado del río. La fotografía y el texto que la acompaña están tomadas de la web "Vegas Brujas".La comarca pertenecía a la administración militar comandada por el Teniente Augusto de Seixas y por el Teniente Oliveira Soares de la Guardia Nacional Republicana. Los falangistas y los soldados franquistas siguen disparando desde lado español contra el lado portugués. Los refugiados extremeños y andaluces tienen que refugiarse tras las piedras para no ser alcanzados por las balas disparadas desde el lado español.
En ese momento, el teniente Oliveira Soares monta en su caballo y se dirige al galope a las posiciones españolas para asegurar a los soldados y a los falangistas que, si se vuelven a repetir los disparos desde el otro lado de la frontera, responderán abriendo fuego con sus ametralladoras.El fuego cesa. Algunos supervivientes recuerdan que hubo mujeres que se acercaron al teniente Oliveira Soares y querían besarle las botas, llorando agradecidas por haberles salvado.
El abrazo de dos dictadores, Franco y Salazar, agradeciéndose mutuamente la guardia de la frontera común frente a "rojos y comunistas".Hasta ese momento, la práctica habitual en Portugal es la de devolver a España a los refugiados civiles que cruzan la frontera, lo que en realidad es como condenarlos a muerte, ya que, en su mayor parte son fusilados de inmediato. A que los refugiados no sean devueltos a España contribuye en buena medida la repercusión internacional que, gracias a los periodistas extranjeros, tiene el conocimiento de los sucesos acaecidos durante la toma de Badajoz.
Así, la columna de unas mil personas llega hasta el pueblo portugués de Barrancos, que los acoge como si fueran sus hermanos y a los que diariamente llevan víveres. Además, muchas familias esconden en su propia casa a varios de los perseguidos para evitar que los militares españoles los detengan y, muy probablemente, los fusilen.Además están protegidos por el teniente Antonio Augusto de Seixas y los seis hombres que tiene a su mando. Tienen incluso que defender con sus armas a sus protegidos extremeños de las incursiones en Portugal de grupos de pistoleros fascistas españoles.
Edificio del ayuntamiento de Barrancos. Esta población portuguesa, fronteriza con Extremadura, tiene 2000 habitantes. En 1936 tenía alrededor de 3000.Durante varias semanas son alojados en dos campos de refugiados improvisados, pues la única estructura que tenían era una especie de casa de baño, construida con chapas de cinc y trozos de encina, dividida en dos partes para separar a mujeres y hombres. Ambos se ubican en un paraje de singular belleza y que, paradójicamente, ha sido convertido en Parque Nacional.
El primero, el Campo de Refugiados de Coitadinha, es “legal” y conocido por las autoridades portuguesas, mientras que el segundo es un invento del teniente Seixas, responsable técnico de las operaciones de control de frontera, para seguir dando cobijo a los españoles sin que el Gobierno del dictador Salazar, que apoya a Franco, tenga conocimiento. La razón es que siguen llegando refugiados extremeños aterrorizados. En la finca de Coitadinha no caben más, por lo que el teniente teme que las autoridades los devuelvan y crea un segundo campo de refugiados clandestino en otra finca, la de Russianas, donde llegarán mas de cuatrocientos.
Situación de los campos de refugiados en las fincas barranqueñas de Coitadinha y Russianas que cobijaron a 1.020 refugiados extremeños y andaluces hasta que fueron repatriados por el gobierno portugués. Foto tomada de la web Gazeta de Antropología.El mantenimiento del clandestino Campo de Refugiados de Russianas, sólo es posible gracias a los barranqueños, que durante más de un mes intentan hacer más humana y cómoda la estancia de los refugiados españoles, llevándoles comida y mantas, sin apenas tener incluso para ellos.Mientras, en octubre de 1936, las presiones internacionales contra Salazar consiguen que el gobierno portugués termine acatando las medidas del Comité de No Intervención y decide trasladar a los 614 españoles del campo de Coitadinha, negociando su repatriación con el Gobierno Republicano español sin saber que Seixas controla el campo de Russianas, que alberga a casi la mitad de la totalidad de los refugiados.Seixas, que hasta entonces aún pensaba que la paz llegaría pronto y que podrían volver a Oliva de la Frontera, se da cuenta de que eso no va a ocurrir, y visto que la negociación deja al margen a los refugiados de Russianas, se las tiene que apañar para mezclarlos con los de Coitadinhas y permitirles así subir al barco que les llevará desde Lisboa a Tarragona, puerto en poder de los Republicanos.
El buque Nyassa, en el que fueron embarcados y repatriados a Tarragona los refugiados extremeños y andaluces, junto con algunos militares republicanos que pasaron a Portugal tras la toma de Badajoz.Como no se cuenta con ellos y no hay transporte, el propio teniente Seixas y su hijo mayor y otros familiares, tienen que conducir sendas camionetas arrendadas, corriendo él con todos los gastos, para poder trasladar a Lisboa a los refugiados de Russianas. Así, aparecen en el puerto de Lisboa los 411 refugiados de la "Lista de Seixas".
El teniente se justifica argumentando que se trata de antiguos escapados de Coitadinha que han decidido volver. El empeño de Seixas logra que los 411 extremeños de su lista también sean embarcados en el buque Nyassa, que les llevará a la ciudad de Tarragona, en la España Republicana.
Más adelante, como castigo por lo sucedido, Seixas es sometido a un interrogatorio militar, suspendido dos meses y obligado a pasar a la reserva. Acusado de traición, esto supone el fin de su carrera militar, Pero todos “sus” refugiados han conseguido salvar la vida.El 22 de octubre Salazar rompe relaciones con las autoridades Republicanas. Desaparecido Seixas, los extremeños huidos que cruzan la frontera portuguesa de Barrancos son devueltos a los españoles que matan inmediatamente a sus compatriotas, teniendo que ser muchas veces los propios portugueses quienes los entierren.
Fotografía probablemente de los refugiados extremeños ya embarcados en el Nyassa, pero sin haberse podido confirmar.Este capítulo de la contienda española vive en la memoria de los que estuvieron allí, pero es casi desconocido para las nuevas generaciones de ambos lados de La Raya.
La historia del teniente Seixas y de sus valientes soldados la conocemos gracias a las Memorias que escribió su hijo, Gentil de Valadares y más recientemente al libro “Barrancos en la encrucijada de la Guerra Civil Española. Memorias y testimonio, 1936” de la antropóloga Maria Dulce Antunes Simôes. Seixas puso su conciencia por encima de las órdenes de sus superiores, comprometiendo así su carrera. Hizo “lo que tenía que hacer”.
La antropóloga Maria Dulce Antunes Simôes, con la colaboración de Francisco Espinosa y Gentil de Valadares, estudia en su contexto este suceso, sus protagonistas individuales y colectivos, insistiendo en el fenómeno de comprensión y cercanía que, ante la violencia de la guerra, une a portugueses y españoles.Esto le costó el puesto. Pero el teniente Antonio Augusto de Seixas, cuenta también con el agradecimiento de aquellos republicanos, de sus familias, sus pueblos y de aquellos que tanto tiempo después conocemos dicha historia.En cuanto a la villa alentejana de Barrancos, que se volcó con los españoles, ofreciéndoles ayuda y alimentos, siempre le agradeceremos el enorme esfuerzo de generosidad y de valentía que consiguió salvar la vida, hace ya 73 años, a más de 1.000 extremeños que, de lo contrario, hubieran estado abocados a una muerte más que segura.
Medalla de la Comunidad de Extremadura. Solicitada, entre otros muchos colectivos, por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Extremadura, ARMHEX, para que sea concedida al pueblo luso de Barrancos como muestra de gratitud por la solidaridad mostrada al acoger a un millar de refugiados extremeños, que huían de la guerra civil y ponerlos a salvo.Esperemos que muy en breve el agradecimiento del pueblo de Extremadura se materialice en la entrega, solicitada por varios colectivos, del mayor de sus símbolos: la Medalla de Extremadura.Moito obrigado, Irmãos
(*) Aunque sólo había previsto narrar la matanza de Badajoz en dos partes, me he dado cuenta de que el tema de la entrada de hoy y el de la “Columna de los 8000”, el próximo domingo, son consecuencias de la misma. Además, he llegado a saber de ellas investigando sobre Badajoz y, al tratarse de episodios muy graves y prácticamente desconocidos por la mayoría, no me parecía justo dejarlos de lado sin intentar darlos a conocer. Bastante tiempo han estado en el olvido…
La
consulta de las siguientes webs y blogs me han ayudado en la
realización de esta entrada: A la sombra del Tomate, "La medalla de
Extremadura para Barrancos"; el periódico digital Hoy.es, "Barrancos,
los héroes anónimos de la guerra" y "Barrancos, tierra de asilo"; Portal
de la Codosera, " Carta desde la Raya"; Parque de Natureza de Noudar,
"La guerra civil de España en el municipio de Barrancos"; Coordinadora
de Colectivos de Víctimas del
Franquismo, "Más de mil vidas en una medalla"; Anarquía y Misticismo,
"La hazaña olvidada de Barrancos" y las citadas en las fotografías que
ilustran la entrada.
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