Varias generaciones recuerdan a los fusilados en los Pozos de Caudé (Teruel)
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| Dos generaciones, Amelia y Pablo, ayer en los Pozos de Caudé. DIARIO DE TERUEL | 
La 
memoria no es cosa del pasado, sino del presente y del futuro, por más 
que haya quienes deseen enterrarla para dar paso al olvido. Los Pozos de
 Caudé protagonizaron ayer un año más el propósito de mantener vivo el 
recuerdo de quienes fueron víctimas del franquismo, y entre los 
asistentes a los actos programados había varias generaciones, desde el 
veterano que sufrió en su piel la represión hasta los descendientes de 
desaparecidos que se preguntan por qué los mataron. Unos y otros dejaron
 claro que el recuerdo no va a desaparecer y que la cuestión de la 
memoria está ya en manos de nietos y bisnietos.
Los 
Pozos de Caudé cerraron ayer las VIII Jornadas sobre la memoria 
histórica celebradas durante toda la semana pasada con una serie de 
actos que incluyeron los tradicionales homenajes a los fusilados 
republicanos, incluido el que hacen todos los años los sindicatos CCOO y
 UGT, junto a lecturas de manifiestos, un recital poético en recuerdo de
 Ildefonso Manuel Gil en el centenario de su nacimiento y la 
presentación de nuevos testimonios en vídeo sobre la represión grabados 
por Santiago Navarro y Francisco Sánchez.
A José Soler, pese a sus 97 años 
de edad y el hecho de residir en Valencia, no le faltan fuerzas para 
seguir acudiendo el 1 de mayo a los Pozos de Caudé, donde fueron 
fusilados sus padres en 1936. Es el más veterano de quienes acuden desde
 hace décadas a este lugar para recordar a las víctimas de la represión 
franquista, y a los que se siguen sumando nuevas generaciones como Pablo
 Játiva, de 20 años, que era la primera vez que lo hacía un 1 de mayo.A los Pozos de Caudé fueron arrojados los padres de Soler y el bisabuelo y el tío abuelo de Játiva. Soler vivió en primera persona aquellos años, puesto que contaba con 21 años cuando se produjo el golpe de Estado de 1936. Su padre era conserje de la Sociedad Obrera Agrícola de Cella y eso fue suficiente para que lo asesinaran junto a su esposa. El hijo pasó a la zona republicana porque como cuenta, “sospechaba lo que iban a hacer” los falangistas.

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