Josefa Celda, de 80 años, reclama que se agilicen los trámites para exhumar en Paterna los restos de su padre fusilado en 1940
- Nueva traba al entierro de un fusilado por el franquismo
- El grupo para la Recuperación de la Memoria localiza 172 puntos con fosas
Josefa Celda, con recuerdos de sus padres. |
FEDERICO SIMÓN Valencia 16 MAY 2012
“Mi
padre se confió en que era inocente, e inocente lo mataron”. Ocurrió
hace siete décadas y Josefa Celda, de 80 años, lleva desde entonces
inmersa en una vida marcada por la infelicidad a causa de la Guerra
Civil española y la posterior represión franquista, y que no acabará
hasta que logre exhumar de una fosa común en Paterna los restos de José
Celda, un agricultor de Massamagrell que fue miembro de Izquierda
Republicana y que por ello fue fusilado el 14 de septiembre de 1940.
“Tengo
una espina clavada en el corazón que quiero quitarme antes de
marcharme, llevar a mi padre con mi madre y dejarle un ramo de flores”,
explicó ayer. Tiene dos nichos en Massalfassar. En uno reposa su madre,
en una espera demasiado larga para reunirse con José Celda. En otro está
su marido. Y allí espera Josefa descansar para siempre algún día, pero
no antes de ver cumplido un sueño, una promesa que se hizo de pequeña,
después de que a los ocho años tuviera que despedirse de su padre en la
cárcel Modelo, la noche antes de que lo fusilaran —“me prohibieron
llorar, y desde entonces no he podido hacerlo”—. Según explica, se
siente en una cuenta atrás. Intuye que no le queda mucho tiempo y por
eso quiere que le tomen muestras de ADN cuanto antes, para que sus
descendientes puedan seguir el proceso y su propósito se haga realidad:
una tumba familiar, íntima, para su padre.
Josefa
Celda compareció ayer en Valencia acompañada de Matías Alonso,
coordinador del Grupo para la Recuperación de la Memoria Histórica
(GPRMH). Y también estaban Pablo y Fernando Olivares, dos hermanos
familiares de otras víctimas de la represión franquista también
enterrados en la fosa de Paterna. Cuando se tramitaron los permisos para
exhumar los restos de Celda, los Olivares fueron algunos de los pocos
familiares que se opusieron a la exhumación.
El permiso se pidió en 2008 y puede caducar una subvención
Ahora
están a favor, ya que en su día solo se les dijo que se iba a abrir la
fosa, un amasijo ahora de restos óseos y cal en la que una intervención
respetuosa y fiable sería muy difícil. Pero lo que reclama Josefa es
mucho más fácil, puesto que asegura que su padre estaba en la última
“saca” (extracción de presos para ser fusilados), y reposa junto a otras
15 víctimas en la capa superior de la fosa. Además, entre sus ropas se
metió una botellita de cristal, que permitiría identificarlo. “De no ser
así, yo me conformaría”, asegura Josefa.
Alonso
se quejó de las trabas que pone el Ayuntamiento de Paterna para la
exhumación. Se pidieron los permisos en mayo de 2008. Además, el caso de
Celda tiene otorgada una subvención para la exhumación que caduca en
otoño. Algo que ya sucedió con los restos de Pedro Alcorisa en Valencia.
Alonso asegura que se ha sacado a exposición pública el expediente tres
veces para facilitar que los familiares se opusieran. Y también que el
expediente peregrina de consejería en consejería.
Paterna lamenta que el proceso se alargue más que otros casos
El
Ayuntamiento de Paterna reconoce que “lamentablemente el proceso se está
dilatando más que otros casos”. Ahora se está pendiente de que
Presidencia resuelva el expediente. Y ratifica el compromiso del alcalde
Lorenzo Agustí de sufragar el movimiento del monolito de la fosa para
facilitar la extracción de los restos de José Celda.
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