sábado, 12 de abril de 2014

El ex capitán Muñecas, acusado de torturas y condenado por el 23-F

Podría ser extraditado a Argentina por torturar a un preso

Participó en la celebración que organizó el hijo de Tejero

El día del golpe comunicó la llegada de la 'autoridad militar'

Jesús Muñecas Aguilar

 

El ex capitán de la Guardia Civil, Jesús Muñecas Aguilar, fue condenado por participar en el golpe de Estado del 23-F y terminó sentado en el banquillo de la Audiencia Nacional para ver si debía ser extraditado a Argentina por torturas en la dictadura franquista.
Desde que se inició el proceso por el que se pedía su entrega a Argentina, Muñecas, de 75 años, no negó en ningún momento su pasado como golpista. Y reconoció ante el juez Pablo Ruz, que tramitó la extradición, haber sido condenado a cinco años de cárcel por un delito de rebelión militar en relación con el 23-F de 1981.
De hecho, fue uno de los asistentes a la famosa paella celebrada con motivo del treinta aniversario del golpe en el cuartel de la Guardia Civil de Valdemoro , organizada por el teniente coronel Antonio Tejero, hijo del homónimo golpista, que fue fulminantemente destituido por el Ministerio de Interior.
Con semblante tranquilo y voz profunda, Muñecas habló ante el tribunal con ocasión de su petición de entrega a Argentina por torturar en España a Andoni Arrizabalaga en la cárcel de Zaráuz (Guipúzcoa).
Tras negarse a ser extraditado Muñecas sólo respondió, de forma muy escueta, a dos preguntas; y negó que conociera a la víctima. Pero el presidente del tribunal le cortó la frase, por improcedente: "Yo nunca conocí al señor...".
Nacido el 6 de enero de 1939, Muñecas ingresó en el Cuerpo de la Guardia Civil en marzo de 1959. Cuando se produjo el intento de golpe de Estado del 23 de febrero de 1981 estaba destinado como capitán en el Escuadrón de la Comandancia Móvil de Valdemoro.
Gran amigo del teniente coronel Antonio Tejero, la mañana del día 23 fue avisado por éste de la operación y acudió al Congreso de los Diputados con dos autobuses en los que viajaban un par de tenientes, algunos suboficiales y unos 40 números de la Guardia Civil.
En los hechos del 23-F jugó un papel relevante al ser el primero que se dirigió a los miembros de la Cámara para comunicarles la "próxima" llegada de la "autoridad militar, por supuesto".
Al día siguiente del golpe ingresó en prisión preventiva en la Guarnición de Madrid y el 3 de junio de 1982 el Consejo Supremo de Justicia Militar le condenó a 3 años y seis meses de prisión por delito consumado de rebelión militar, pena que luego aumentó el Tribunal Supremo a 5 años.
Además de la prisión de Alcalá de Henares, estuvo también internado en la de El Ferrol, Cartagena y, finalmente, en Figueras (Girona), junto a Tejero y el capitán Gómez Iglesias.
En octubre de 1984 salió en libertad al haber cumplido las tres cuartas partes de la condena.
Gran aficionado a los caballos, cuando abandonó la cárcel se dedicó a dar clases de equitación en un picadero cercano al Hipódromo madrileño de la Zarzuela, en la carretera de A Coruña.
El 18 de septiembre de 2013 la juez argentina María Servini, a través de Interpol, dictó una orden de busca y captura contra él por delitos durante el franquismo, tras lo que Ruz le llamó a declarar y le impuso la prohibición de salir de España y la retirada del pasaporte después de negarse a ser extraditado a Argentina.

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