LA ABOGADA DE LAS VÍCTIMAS DE LA
DICTADURA FRANQUISTA ANTE LA JUSTICIA ARGENTINA PUBLICA ‘UN DEBER
INELUDIBLE’, UN ENSAYO QUE NACE DE SU TESIS DOCTORAL Y QUE INDAGA EN LA
OBLIGACIÓN INTERNACIONAL DE LOS ESTADOS DE PERSEGUIR PENALMENTE LOS
CRÍMENES INTERNACIONALES COMETIDOS EN SU TERRITORIO.
La abogada de las víctimas de la dictadura franquista ante la Justicia argentina, Ana Messuti. |
ALEJANDRO TORRÚS MADRID 23/04/2014
Rodeada de víctimas de la dictadura
franquista, juristas de reconocido prestigio, antiguos alumnos de la
Universidad de Buenos Aires y funcionarios de la Embajada argentina en
Madrid, entre otras personalidades, Ana Messuti, abogada de la acusación en la llamada querella argentina, presentó ayer su último libro, Un deber ineludible. La obligación del Estado de perseguir penalmente los crímenes internacionales (Editorial
Ediar), una obra que nace de la tesis doctoral de la letrada en la
Universidad de Salamanca y que indaga en la obligación internacional de
los Estados de perseguir penalmente los crímenes internacionales
cometidos en su territorio.
La obra, tal y como contó Laura Zúñiga,
catedrática de Derecho Penal de la Universidad de Salamanca y directora
de la tesis doctoral, nació del deseo de la autora de encontrar en el
Derecho Penal una solución duradera al problema de la impunidad de la dictadura franquista,
en particular, y de los crímenes de lesa humanidad y/o genocidio, en
general. “La autora se planteó qué pedían la Memoria Histórica y las
víctimas al Derecho Penal y cuáles de esas demandas podían ser resueltas
por el Derecho Penal y el resultado es esta obra”, ha señalado Zúñiga,
que señaló que la tesis de Messuti ha sido “la que más satisfacciones”
le había traído.
Asimismo, el acto de presentación contó
con la participación de Ariel Jerez, profesor de Ciencias Políticas y
Vicedecano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UCM, y
de Ramón Sáez Valcárcel, magistrado de la Audiencia Nacional, que
reparó en la paradoja de que el Derecho Internacional que
no fue capaz de evitar que algunos estados cometieran genocidios es el
mismo que está obstaculizando la investigación, persecución,
enjuiciamiento y reparación de las víctimas de esos genocidios. “¿Qué
credibilidad tienen nuestros sistemas democráticos? ¿Están asentados
sobre los valores de derechos inalienables de las personas o sobre otros
valores y razones?”, reflexionó el magistrado.
Su obra parte de la idea
de que gran parte de los crímenes más terribles del siglo XX han
quedado impunes porque los códigos penales de los Estados nacionales no
contemplan los crímenes que se cometieron como el genocidio o crímenes
de lesa humanidad. ¿Qué solución plantea para dar justicia a las
víctimas?
La impunidad tiene mucho que ver con la
voluntad de no investigar y no juzgar. Los crímenes internacionales
(genocidio crímenes contra la humanidad) son tales por su gravedad. Y
son tan graves porque los Estados han favorecido su comisión o han
amparado a sus autores. Por lo tanto, es muy difícil que el Estado donde
se han perpetrado los crímenes se ocupe de perseguir a sus autores. En
cambio, toda la comunidad internacional está interesada en que no se
cometan ese tipo de crímenes, en que no queden impunes. Por ello, las
normas que los prevén son las normas del derecho internacional. Sólo
recientemente se van incorporando a los Códigos penales nacionales los
tipos penales correspondientes a los crímenes más graves. Lo ideal sería
que se considere la unidad del Derecho internacional y el Derecho
nacional. Es decir, que haya una unidad entre el Derecho nacional y el
Derecho internacional, y que el Derecho nacional respete la preeminencia
del Derecho internacional (generalmente reconocida en las
constituciones nacionales). Combatir la impunidad es necesario para que
no sea letra muerta lo dispuesto en los tratados de derechos humanos.
España, a pesar de haber
firmado la Convención contra la tortura, por ejemplo, no persigue a
aquellos que torturaron sistemáticamente y considera esos crímenes
prescritos. ¿Actualmente esos tratados de derechos humanos que ha
firmado España son letra muerta hasta que se juzgue el franquismo?
Considerar prescritos crímenes tan graves
como la tortura practicada sistemáticamente revela la voluntad de no
juzgarlos. Los tratados no son letra muerta, simplemente la justicia
española no los considera vinculantes, sino como meras recomendaciones.
Sin embargo, los tratados como la Convención contra la tortura generan
obligaciones para los Estados.
¿Qué Estados y qué crímenes están quedando impunes actualmente?
Ahora mismo, por muchos motivos, pensamos
en primer lugar en los crímenes de la dictadura franquista. Pero hay
muchos crímenes que quedan impunes y que pueden quedar impunes tras la
reforma legislativa de la Ley Orgánica del Poder Judicial respecto a la
jurisdicción universal. También en América Latina hay muchos crímenes
que han quedado impunes, como en el caso de Guatemala (a pesar de
haberse juzgado), Brasil, Uruguay, El Salvador.
Usted vivió en primera
persona la locura de un régimen autoritario tratando de eliminar a sus
rivales. Era profesora auxiliar de la Universidad de Buenos Aires cuando
abandonó el país al sentirse amenazada.
Me echaron de la facultad. Sentí la
amenaza y decidí irme (tenía hijos muy pequeños). Luego me di cuenta de
que había hecho muy bien en irme.
Le hago esta pregunta
porque le quiero preguntar qué siente ahora cuando su país, Argentina,
está juzgando los crímenes de aquella dictadura de la que usted fue
“exiliada preventiva” y está encarcelando a los responsables.
Me siento muy bien, pero no por la
venganza. Me siento bien porque veo que el sistema jurídico de mi país
está funcionando bien y está tratando por todos los medios, sin
malabarismos improcedentes y con buena fe, de leer el derecho de manera
tal que el ordenamiento jurídico resulte coherente, es decir, que si
bien penaliza los crímenes menos graves no deja impunes los más graves.
Eso es fundamental.
¿Se siente reparada?
Personalmente, no lo sé. Sí por todos mis
compañeros y por los hijos de los desaparecidos. Siento esa reparación.
Una reparación que no es económica y que sólo se siente cuando la hace
la Justicia.
¿Esa reparación la puede
hacer un Estado extranjero o sólo se siente cuando es la Justicia del
Estado que cometió los crímenes el que lo juzga?
Esa reparación la puede hacer un Estado
extranjero. Eso lo pude comprobar en las declaraciones de las víctimas
del franquismo en Buenos Aires y las que se hicieron a través de
videoconferencias. Se podía ver en las víctimas su satisfacción por el
hecho de sentirse escuchados ante la Justicia. Es una reparación
simbólica y, quizás, también física porque supone un desahogo: de su
boca salen palabras que tienen sofocadas desde hace años, y también
lágrimas. No ha influido el hecho de que lo tuviesen que hacer ante la
Justicia argentina y no ante la de su propio país. Eso dice mucho sobre
la fe en la Justicia, independientemente del lugar donde se administre,
pero principalmente sobre la necesidad de Justicia.
Ha comentado en la
conferencia de presentación de este libro y también en esta entrevista
la incoherencia de un Código Penal que castiga un robo en el Mercadona,
por ejemplo, y no castiga el genocidio o la tortura sistemática y
continuada.
Todos se preocupan porque se puede
afectar el principio de legalidad cuando el crimen no está previsto en
el Código Penal interno. No obstante, deben preocuparse también por otro
principio, que es el de proporcionalidad. Las penas deben ser
proporcionales al delito pero también debe ser proporcional la escala de
delitos y de penas, es decir, al delito más grave le debe corresponder
la pena más grave.
Consecuentemente con su afirmación, ¿es el sistema judicial español incoherente al no juzgar los crímenes de la dictadura?
Efectivamente.
También ha señalado la importancia del tiempo. De hacerlo ya.
Obviamente. Somos seres finitos y la
gente se va muriendo. Ya hay querellantes que han muerto. También van
muriendo los autores de los crímenes, y si el autor del crimen muere no
puede haber justicia. En ello se ve que no se trata de venganza. Nadie
se alegra de la muerte de un presunto criminal porque lo que les
interesa es que responda ante un tribunal.
¿Cree que España terminará juzgando los crímenes del franquismo?
Sí, creo que sí y que puede llegar a
tiempo y dar satisfacción a las víctimas. No se puede predecir, pero no
debemos perder la fe en que haya justicia para las víctimas. Es algo que
nos han enseñado las madres de Plaza de Mayo. La Querella Argentina
está muy bien pero lo ideal es que se juzgue la dictadura aquí.
¿La posición de España respecto al franquismo es la habitual en los Estados que han cometido este tipo de crímenes?
Sí. En general, el Estado opone una serie
de dificultades para el juicio. Lo que no es habitual es el tiempo que
está tardando España en volver la vista atrás.
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