Lucía Sócam |
ElCorreoWeb.es, 22/12/2012
Lucía Sócam tiene 26 años y desde los 17 está “metida en el mundo asociativo”. Por su profesión-vocación (es cantautora) viaja mucho por toda España, “pero en cuanto estoy cuatro días fuera de Guillena necesito volver a respirar este aire”. Un aire que, a las puertas del invierno, huele a copa de cisco y leña. Lucía es la vicepresidenta de la Asociación de Memoria Histórica 19 mujeres de Guillena y una de sus miembros más jóvenes. La hermana de su abuela, Granada Hidalgo, fue detenida, torturada y finalmente asesinada junto a otras 16 mujeres (dos fueron perdonadas). “Su delito fue tener conciencia de izquierdas y saber leer”, dice esta joven que ha sido la encargada de contar a su familia cuál fue la verdad de aquel episodio que el pasado sábado 15 de diciembre cerró una herida, solo una, con el entierro de las 17 rosas 75 años después de su fusilamiento.
-¿Cuándo supo de la historia de Granada Hidalgo, hermana de su abuela?
-Hará unos siete años y a través de amigos y familiares que me comentaron que se iba a crear en Guillena una asociación de memoria histórica. No sabía lo que era eso. Me sonaba a los Reyes Católicos. Es que yo soy una analfabeta de la ESO [con sorna].
-¿Hubo alguien en su familia que le dijera que por favor no hurgara en la historia familiar?
-¡Claro, todos los días! Mi abuelo me decía que no me metiera en este asunto no fuera a ser que volvieran de nuevo [los del bando nacional]. El miedo está ahí.
-¿Y usted cree que es posible que vuelvan de nuevo?
-Por el camino que llevamos, desde luego. Se penaliza al que busca la verdad. Las nuevas generaciones nos estamos criando sin saber nada de este capítulo de nuestra historia, sin información sobre lo que pasó. Las instituciones siguen gobernadas por los herederos de aquellos que mataron a nuestros familiares. Se han integrado y tan campantes. Y nuestros gobiernos no han condenado este episodio histórico.
-La Transición sirvió para pasar esta página
-Para pasarla pero sin leérnosla. A mí me han contado que en el Franquismo se hicieron muchos pantanos pero no que se construyeron con mano de obra presa, como lo fue mi abuelo durante 12 años. Se murió sin que nadie reparara su honor. No se anuló el Consejo de Guerra por el que fue declarado un asesino y un ladrón. Y a las 17 rosas las hemos encontrado sus familiares. El Registro dice que están desaparecidas. Y, no, fueron asesinadas.
-¿Qué siente ahora que conoce lo ocurrido durante esos años?
-Mucha pena. Me he dado cuenta de que mis ideales eran mentira porque no sabía cuál era mi origen, la historia de los míos. Aprobé la Selectividad, en la que, precisamente, me preguntaron por la Transición. Pero he descubierto que no tenía ni idea de ella.
-¿Qué sentimiento les queda después de haber enterrado a las 17 rosas?
-Lo que nos queda es la esperanza. Lo que nos unía y une es conocer la verdad de nuestro pueblo, donde hubo franquistas que han vivido muy bien mientras el resto estuvo marcado de por vida.
-¿Y qué relación mantienen con los familiares de aquellos franquistas?
-Hay familiares directos de los verdugos que se pusieron a disposición de la asociación. Otros no. Pero a los herederos no tenemos que echarle en cara nada.
-¿Comparte la teoría de los que dicen que se trató de una guerra y que, como en todo conflicto armado, no hay bandos buenos ni malos?
-Pero es que en Guillena no hubo ninguna guerra. Aquí no hubo trincheras ni se disparó un solo tiro. Aquí, las tropas de Carranza entraron el 26 de julio de 1936 sin encontrarse resistencia.
-¿Entendería que familiares de los republicanos votaran en estos tiempos a la derecha?
-Lo veo absurdo. No se puede apostar políticamente por los herederos de los que dispararon el gatillo. Ahora no disparan el gatillo pero te suben la hipoteca.
-¿Qué piensa su círculo de amigos de esta lucha que usted ha emprendido?
-Desde el primer momento me han tratado como un bicho raro, igual que la sociedad. Existe el miedo por la falta de información. Pero, poco a poco y a medida que les iba contando cosas, empezaron a respetar esta causa.
-¿Dan por zanjada su reivindicación con el entierro de las 17 rosas?
-Que va, que va. Enterrarlas era un proyecto personal que es el que ha terminado. Ahora empieza el proceso judicial que debe terminar diciendo que no están desaparecidas sino que fueron asesinadas. Para conseguir esto iremos adonde tengamos que ir.
-¿Piensan acudir a rostros y nombres conocidos, como el de Baltasar Garzón, para conseguir apoyos en este nuevo frente?
-Tenemos contacto con todas las asociaciones de memoria histórica del país. Lo importante es crear conciencia, no acudir al márketing.
-¿Confían en la Justicia?
-Sí, en quienes no confiamos es en los jueces. La Justicia es del pueblo. Nosotros partíamos de un no en nuestra causa por las 17 rosas y hemos pasado a que toda España conozca nuestra historia. En la asociación somos muy pesadas [ríe].
-Si tuviera hijos, ¿cómo le gustaría que los libros de Historia les contaran lo ocurrido con las 17 mujeres fusiladas?
-Los libros de Historia tendrían que contar la verdad, deben contar los relatos de los vencidos. Yo les haría un relato desde la más inmensa alegría y orgullo por haber puesto nuestro granito de arena. Y con el compromiso de que fueran un poco menos ignorante que yo en este sentido.
http://www.elcorreoweb.es/sevilla/159642/laasociacionmemoriahistorica19mujeresdeguillenaentierraalasasesinadasenlaguerracivil
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