Carlota Leret, hija de uno de los primeros fusilados de la guerra, confía en la reacción ciudadana porque Rajoy y el rey "se están quitando la careta".
Carlota Leret.- Javier Ocampos |
ANNA FLOTATS RIVAS-VACIAMADRID 22/04/2012
Carlota Leret se niega a confesar su edad. "Tengo muchos,
muchos años; si no, no me acordaría tan bien de los primeros tiros de la
Guerra Civil", responde coqueta. Esa tarde del 17 de julio de 1936
estaba en Melilla, paseando con su familia. Su madre, la escritora
mexicana Carlota O'Neill, se había empeñado en visitar un cementerio
abandonado. "De repente empezaron a sonar las sirenas y a mi padre le
cambió la cara". Virgilio Leret, entonces jefe de la zona oriental de
las Fuerzas Armadas en África, ordenó a su mujer e hijas que regresaran
al barco donde se hospedaban durante las vacaciones. "Mi madre se
asomaba todo el rato para ver qué pasaba hasta que mi padre le gritó
‘¡Métete dentro, por las hijas!'". Jamás le volvieron a ver.
Virgilio Leret, inventor del motor de reacción, fue uno de los primeros fusilados de la Guerra Civil. Hoy su hija, que actualmente vive en Caracas, participa en el primer congreso de víctimas del franquismo.
Virgilio Leret, inventor del motor de reacción, fue uno de los primeros fusilados de la Guerra Civil. Hoy su hija, que actualmente vive en Caracas, participa en el primer congreso de víctimas del franquismo.
Lleva más de diez años investigando la muerte de su padre. ¿Qué le pide a la justicia?
Pido
la verdad. Todavía no sé dónde está enterrado mi padre. El expediente
oficial decía que lo fusilaron cinco días después del comienzo de la
guerra, pero es mentira. Finalmente descubrí el informe verdadero, que
dice: "El capitán Leret fue pasado por las armas al amanecer del 18 de
julio, semidesnudo y con un brazo roto". No quiero tener el triste honor
de ser hija del primer fusilado, porque todos los asesinatos son
tristes, del primero al último, pero es cierto que debió de ser de las
primeras víctimas.
¿La verdad es suficiente para cerrar las heridas?
No es suficiente, pero es un elemento fundamental. También pido reconocimiento y democracia.
¿Qué opina de que en España todavía haya calles y plazas con nombres de generales franquistas?
Es
indignante. Es vergonzoso e inaceptable que algo así suceda en
democracia. Además, creo que hemos tenido oportunidades para cambiar esa
realidad. Cuando el partido socialista tenía mayoría en el Congreso
debería haber puesto fin a esta indecencia.
¿Por qué cree que no lo hicieron?
Porque
estamos viviendo una transición interminable. El PSOE me decepcionó,
podrían haber hecho más, pero confío en que reflexionen.
El
Gobierno del PP ha suprimido la Oficina de Víctimas de la Guerra Civil y
la Dictadura. ¿Seguimos yendo hacia atrás en la recuperación de la
memoria histórica?
A primera vista, puede parecer que sí. Pero a
largo plazo, creo que no. Los que gobiernan ahora se están quitando la
careta. La sociedad está viendo cómo son realmente y qué intereses
tienen. Estas cosas sirven para que los ciudadanos reaccionen.
¿Andar hacia atrás para coger carrerilla?
No
es andar hacia atrás. Es como un golpe de efecto. La gente empieza a
ser consciente de qué clase de políticos gobiernan el país. Y ahora, con
los recortes, se ve claramente que mienten y se ensañan con las clases
medias. Eso, junto con las crisis de la Monarquía, acabará siendo
favorable para España y bueno para la memoria.
¿Por qué?
Porque
la sociedad se está dando cuenta de que la familia real es corrupta y
genera un gasto inútil. Estos episodios hacen que resurjan los recuerdos
del franquismo, el rey fue el sucesor designado por Franco, en todo eso
hay mucho de dictadura y poco de democracia, y creo que al final, todos
estos factores harán reaccionar a la sociedad.
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