Durango 1936 revela su existencia el día que se cumplen 75 años de la toma de la villa por los fascistas
El batallón Fulgencio Mateos (UGT), formado por obreros de Durango, fue el último en resistir contra los fascistas (Durango 1936 Kultur Elkartea) |
IBAN GORRITI - Sábado, 28 de Abril de 2012
DURANGO. La
asociación Durango 1936 Kultur Elkartea solo lleva funcionando cuatro
años. Sin embargo, está a años luz del resto de los vecinos del
municipio en materia de memoria histórica local. Hoy denunciarán la toma
de la villa por parte de los fascistas el 28 de abril de 1937. Setenta y
cinco años después, Durango 1936 revela a DEIA la existencia de cuatro
fosas comunes en la comarca de Durangaldea.
Al
mismo tiempo, avanza que en octubre inaugurará la primera escultura
sobre suelo civil y no religioso en recuerdo de las “personas que
lucharon en Durango contra el fascismo y defendieron la República y los
derechos nacionales de Euskal Herria. Fueron hombres y también mujeres,
como Benita Uribarrena Bollain”, matizan portavoces de la asociación que
descubrió que esta mujer, fallecida el pasado octubre, luchó en la
resistencia francesa contra los nazis tras ser evacuada.
Por
orden cronológico, primero fueron los bombardeos del 31 de marzo y días
próximos -”una herramienta para lo que iba a venir después, lo peor”,
explican-, días más tarde la entrada de los fascistas hace hoy 75 años.
La batalla dejó al menos cuatro fosas comunes por localizar.
La
entrada del Tercio Montejurra por Kurutziaga deparó más crímenes que
siguen impunes. “A partir de entonces asesinaron, fusilaron e hicieron
desaparecer a centenares de personas; violaron a hombres, mujeres, niños
y niñas; impusieron la religión católica; robaron casas y tierras;
humillaron, encarcelaron y esclavizaron a los presos a trabajos
forzados; sacaron a los niños y, especialmente, niñas de la escuela…”,
señalan desde Durango 1936.
En el
camino -nunca mejor dicho- quedaron fosas comunes. “Tenemos constancia
de cuatro. Para identificarlas necesitamos que la gente señale dónde
están. Sabemos los pueblos, una, por ejemplo, en Elorrio”. Aquella en la
que echaron tierra sobre los de las trincheras que trataban de resistir
a las fuerzas golpistas.
Un artículo de George L. Steer en el The New York Times recoge
la entrada de los sublevados que ocuparon Durango el 28 de abril por la
mañana. El célebre corresponsal sudafricano dejó escrito para la
historia que los republicanos recibieron la orden de retirarse a las
17.00 horas del día anterior, después de estar toda la noche lanzando
bombas con cañones desde el cementerio. Fue una batalla casa por casa
hasta Iurreta.
EL
ÚLTIMO BATALLÓN En esta anteiglesia aún se recuerda que, tal día como
mañana, el batallón Fulgencio Mateos (UGT), compuesto por trabajadores
de Durango, fue el último en resistir.
Al
miliciano que estaba en el campanario de Aita San Migel lo acorralaron y
lo arrojaron vivo desde lo alto. Gracias a la asociación Durango 1936,
el pueblo inaugurará en la próxima celebración del actoAgurrik gabeak! una
escultura en Kurutziaga, podría ser donde estuvo la cruz. Serán tres
cubos y una escultura que construyen en Debako Arte Eskola. El
colectivo, además, está recogiendo testimonios y recuperando los nombres
de las personas asesinadas, fusiladas y que hicieron desaparecer en
Durangaldea.
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