Manifiesto Republicano unitario de Abril de 2012
Ciudadanos, Ciudadanas:
Estamos
aquí para hablar de la III República, porque con lo que viene cayendo
desde la explosión de la crisis capitalista de 2008 sobre los
trabajadores, las familias, los jubilados y la economía en general, y
las recetas neoliberales que están siendo, o pretenden ser,
administradas desde los sucesivos gobiernos, es buen momento para
manifestar la íntima relación entre las propuestas del proyecto
republicano y el poder hacer frente a la crisis de otras formas, para
cambiar efectivamente la situación.
Más
de cuatro años después de su inicio, es bastante clara la extrema
gravedad de la situación crítica en la que vivimos. No se trata de una
típica crisis más del sistema. Se trata de una crisis que sacude a la
civilización surgida con el maquinismo en el siglo XVIII, porque la
finitud del planeta, de los recursos y, sobre todo, el añadido de un
sistema que lleva en sí la contradicción entre el estímulo permanente
para crecer y conseguir plusvalía para unos pocos y, por otra parte, las
necesidades de la Humanidad. Los propios defensores del sistema no han
acertado en todos estos años, sino a reiterar las soluciones de siempre:
recortes de derechos y contrarreformas legislativas, como la reciente
que afecta al mundo del trabajo, mientras la sanitaria y educativa son
ya anunciadas. Se trata de propuestas antiguas, que no prevén una salida
que no pase por volcar sobre la mayoría que no la ha generado el peso
de la crisis y los costes de salir de ella.
Ante
esto, la alternativa republicana plantea como propuestas, un fuerte
sector público de la economía, una reforma fiscal que la haga
progresiva, un control sobre precios y circuitos de comercialización,
una potenciación de la sanidad y educación públicas, una reducción de la
jornada laboral para que puedan trabajar más hombres y mujeres. Y
también, por supuesto, superar el montaje de la monarquía como Jefatura
del Estado surgida en la Transición.
Porque se trata de rescatar la Democracia, y eso sólo puede pasar por el rescate de la República, con propuestas concretas como:
Una República federal, democrática y pluripartidista, como forma de organización estatal.
Una
III República para posibilitar y fomentar la participación en todos los
ámbitos y en clave de cohesión social y sostenibilidad medioambiental.
Una
Economía que, mediante el rescate de resortes estratégicos de
titularidad pública, se orientará al pleno empleo, estable y de calidad,
con unos Servicios Públicos- Sanidad y Educación a la cabeza-
garantizados por el Estado.
Una
Legislación socio-laboral garante de los Derechos sociales, laborales y
sindicales de los trabajadores y trabajadoras asalariados/as.
Un efectivo derecho a la vivienda digna, con penalización para las actividades especulativas.
Unas Administraciones Públicas basadas en principios de subsidiariedad y cercanía, evitando duplicidades injustificadas.
Un Estado laico, garante y respetuoso de la libertad de conciencia y confesión. y
Unas
políticas que pivotarán en torno a la Paz y la no-violencia activa,
respetando los Derechos de los Pueblos; con unas Fuerzas Armadas al
servicio de la defensa de la Ciudadanía y el territorio de la República.
Con referendos vinculantes y con plebiscitos como mecanismo normalizado de participación y decisión democrática.
Una
regeneración ética; una nueva cultura; un sentimiento que se vertebre en
derechos y deberes recíprocos, que esté transido de valores solidarios y
que sea capaz de edificar la convivencia sobre los pilares de la
Libertad, la Igualdad y la Fraternidad.
Porque
la República, a diferencia del capitalismo y su versión neoliberal
globalizadora representada por la Monarquía constitucional, es
totalmente incompatible con el desarrollo de los derechos Humanos y la
Democracia.
¡Esta será la III República!
¡Ciudadanos y Ciudadanas!
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