martes, 22 de julio de 2014

Más pruebas del genocidio franquista

La ARMH exhumó ayer los restos del guerrillero Perfecto de Dios, asesinado en 1950 a los 19 años, bajo la atenta mirada de su hermano Camilo, quien también padeció la represión franquista. El trabajo fue posible gracias a la financiación de ELOGIT, sindicato noruego, que ha sufragado los costes mínimos.

Las botas del guerrillero de 19 años exhumado ayer, Perfecto de Dios | Foto: CARLOS SUÁREZ

 www.datecuenta.org / AITOR FERNÁNDEZ / CARLOS SUÁREZ / 20-07-2014
Estas botas pertenecieron a un joven de 19 años llamado Perfecto de Dios. Nacido en Sandiás (Orense), era hijo de Carmen Fernández y Jesús de Dios, fundador del Partido Comunista en la localidad. En 1936, la vida de la familia dio un giro brutal al quedar Galicia en manos de los sublevados. Para escapar del genocidio iniciado por los franquistas, Jesús huyó, pero fue detenido y condenado, muriendo en 1943 a los 45 años de edad. Pero Carmen y Perfecto continuaron formando parte del Ejército Guerrillero de Galicia y en octubre de 1948 tuvieron que huir también al monte, donde permanecieron apenas dos años.  En mayo de 1950 (pasados 11 años del final de la guerra que se inició con el levantamiento franquista de 1936), Perfecto y Carmen se dirigían a Madrid con la intención de pasar a la clandestinidad junto a dos compañeros más, cuando se vieron implicados en un tiroteo con la Guardia Civil en el que fue asesinado Perfecto.
Estas botas, como la herida vital de la familia de Dios, permanecieron en un estado de conservación impecable. Los compañeros pudieron escapar, pero Perfecto ralentizó su huida por no dejar sola a su madre. Carmen también se quedó, mirando el cuerpo sin vida de su hijo al igual que Camilo, el hermano de Perfecto, lo miraba ayer durante la exhumación. Carmen fue condenada a 30 años de reclusión. Fue testigo de cómo dos tiros en la cara aseguraban su muerte. Camilo recibió la noticia con 16 años, estando en la cárcel por haberse echado también al monte.
Los restos descubiertos del guerrillero Perfecto de Dios| Foto: CARLOS SUÁREZ

64 años después de aquellos cainitas acontecimientos, los objetos vuelven a probar que la memoria no se equivoca. El testimonio de Camilo de Dios, que asiste emocionado, pero tranquilo, durante toda la exhumación de su hermano, coincide a la perfección con las investigaciones del historiador Alejandro Rodríguez, experto en la guerrilla antifranquista de León-Galicia, y del arqueólogo René Pacheco, pertenecientes ambos a la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH). El documento de una autopsia realizada un día después de la muerte del joven, incluido en su causa militar, indicaba su lugar de enterramiento exacto: la parte trasera del cementerio de Chaherrero (Ávila). Allí, al acabar la exhumación, René le pide a Camilo que baje a la fosa para comprobar los restos que, tras tres generaciones, ven la luz. Comprueban los dos tiros de gracia que permanecían en la memoria de Carmen. “Esas botas me gustaría conservarlas”, le dice Camilo a René. “Se las daremos cuando analicemos y documentemos todos los restos, junto a los demás objetos y los cordones, si es que aparecen”, le contesta René. “Esas botas son así, no tenían cordones”, argumenta Camilo. “El señor que nos hacía las botas no ponía cordones, las ataba con correas.”
Por lo menos 108.000 desaparecidos y desaparecidas de la represión franquista siguen enterrados en cunetas y prados del Estado español. Organizaciones como la ARMH han logrado, desde el año 2000, recuperar los restos de 6.000 de ellos, a falta de que el propio Estado se encargue de un asunto por el que se le ha llamado la atención desde la ONU en varias ocasiones. Las subvenciones que el Estado concedió durante 6 años ayudaron a sufragar los costes (no la mano de obra, que ha sido mayoritariamente voluntaria) de las exhumaciones. Sin embargo, en 2011, una de las primeras decisiones del Partido Popular acabó con estas ayudas, por las que la ARMH ha tenido que paralizar, prácticamente, las más de 1.400 solicitudes de exhumación que todavía tiene pendientes. En esta ocasión, la aportación del sindicato noruego de la electricidad ELOGIT, impactado por el caso español, ha servido para sufragar los costes mínimos de esta exhumación.
Las manos torturadas de Camilo de Dios | Foto: CARLOS SUÁREZ

En la cárcel, Camilo de Dios soportó torturas constantes: le martillearon los dedos, le arrancaron las uñas y le dieron palizas constantes. Ayer nos contaba su historia. Uno de los días que Camilo de Dios permanecía en prisión escuchó a unos carceleros preguntarse: “¿De qué color tendrán la sangre estos rojos?” mientras comían una lata de sardinas. Para comprobarlo, los carceleros le rajaron el brazo con la tapa de la lata. La sangre era roja, como la de los carceleros, como la de su hermano asesinado, como la de los voluntarios que ayer lo exhumaron, como la de los miembros del Gobierno que se niega a cerrar heridas.

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