jueves, 3 de julio de 2014

El suegro de Gallardón defiende el monumento fascista de Granada y ataca a quienes piden su retirada

Utrera Molina utiliza las páginas de ABC para elogiar a José Antonio y arremeter contra quienes piden la retirada de la simbología franquista


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El ministro franquista Utrera Molina y Gallarón
AMINA NASSER / 1 Jul 2014
“Yo estaba orgulloso de que una ciudad andaluza hubiera rendido homenaje al mejor de los jóvenes españoles muerto a los treinta y tres años”. José Utrera Molina, exsecretario general del Movimiento, dos veces ministro bajo la dictadura, miembro de la Fundación Francisco y suegro del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, exalta así al fundador de la Falange y defiende el monumento en su memoria situado en la plaza Bibataubín, en pleno corazón de Granada.
Utrera Molina utiliza las páginas de ABC como plataforma para elogiar a José Antonio Primo de Rivera y arremeter contra quienes piden la retirada de la simbología franquista que aún perdura en el paisaje urbano de Granada. En un artículo publicado ayer en ese diario, que en nada desmerece a los que se escribían en los mejores tiempos del franquismo, el suegro del ministro de Justicia afirma que su “viejo corazón no se resigna a aceptar que al amparo de una ley injusta y mezquina como la de la memoria histórica pueda ocultarse el sacrificio de tanta juventud, se borre y manipule el recuerdo, se desentierren trincheras y, en definitiva, se resuciten los viejos odios olvidados para revivir la dolorosa contienda cainita que padeció España”.
El exministro franquista, que titula el artículo ‘Nunca es ceniza el valeroso sueño’, relata que hace unos días pasó por el lugar donde se sitúa la escultura fascista, que poco más o menos considera un símbolo de concordia. “Un paño negro y unos brochazos reconrosos habían tapado lo que fue un monumento de concordia y reconciliación”, llega a decir. Pero la escultura en cuestión no está cubierta ni con paños ni con nada que se le parezca, como dice el exministro franquista. A la vista de todos está, con los elementos más explícitos de la iconografía fascista: el águila, el yugo, las flechas y la dedicatoria “Granada a José Antonio”. Eso, a pesar de que el pasado mes de abril, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) ordenó retirar el monumento.
El suegro del ministro Gallardón parece referirse, aunque no lo dice de manera expresa, a un acto celebrado el pasado 14 de junio en la plaza de Bibataubín, en que dirigentes del PSOE cubrieron la escultura con una tela negra para taparla durante la media hora escasa que duró el homenaje  en memoria de las víctimas de la dictadura. El exministro franquista arremete contra ellos: “Los mismos que han atacado impunemente un indefenso testimonio en piedra, califican la etapa del Estado nacional como tiempo de barbarie. Yo me pregunto ¿se puede alcanzar cotas más altas de cinismo, de desvergüenza histórica y de sombrío resentimiento?”
Utrera Molina, que no estuvo en aquel acto, por supuesto, llega a contar que “al contemplar aquella injusticia fue más fuerte” su “congoja” que su “ira”. Y aprovecha para volver a ensalzar al fundador de Falange con el tufo rancio del viejo ideario falangista. “Soñé con el que había inspirado aquel monumento… Volví a tener el testamento que había escrito. Ni una tachadura, ni un acento equívoco, ni una palabra en demasía. Todo claro…”
“Ignoro si los autores de tan bárbaro atentado se habrán parado a pensar lo que significó aquel hombre”, señala el suegro ultra del ministro Gallardón al referirse a quienes taparon la escultura dedicada al fundador de Falange. “Se podrán derribar estatuas, arriar banderas, pisotear recuerdos”, escribe después, “pero nunca podrán envilecer las cenizas de un sueño maravilloso regado por una sangre joven y puesto todavía en pie en los anales de nuestra historia torturada”.
El exministro franquista es uno de los querellados en la causa abierta en Argentina por delitos de genocidio y lesa humanidad cometidos en la dictadura entre 1936 y 1975.  Al suegro de Gallardón lo acusan por firmar la condena a muerte de Salvador Puig Antich, militante del Movimiento Ibérico de Liberación, que fue el último ejecutado con garrote vil el 2 de marzo de 1974 en la cárcel Modelo de Barcelona. La querella contra Utrera Molina, de 87 años, la encabeza la hermana de Puig Antich.

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