domingo, 26 de mayo de 2013

Homenaje a mujeres represaliadas ante la tumba de Queipo de Llano

  • El general franquista está enterrado con honores en la basílica de La Macarena, en Sevilla.
  • Vestidas de riguroso luto, un grupo entró tímidamente y en silencio sepulcral en la iglesia depositando sobre la tumba de Queipo una corona de flores blanca con un lazo rosa en el que se podía leer 'Las mujeres no olvidamos. 1936-2013'.
  • Colectivos feministas recuerdan sus discursos en los que animaba y justificaba la violación de mujeres "por mucho que berreen y pataleen". 

Homenaje a mujeres represaliadas ante la tumba de Queipo de Llano



    Eldiario.es  Sevilla 25/5/13 
    Este viernes era el Día Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme. Una treintena de mujeres rindieron homenaje a las represaliadas durante el alzamiento golpista contra la II República, la guerra civil y la dictadura de Franco. La acción, promovida por algunos colectivos feministas de Sevilla, quiso recordar especialmente a aquellas que sufrieron la represión en Andalucía de la mano del teniente general Gonzalo Queipo de Llano, que en sus discursos desde Radio Sevilla llegó a animar y justificar la violación de las mujeres del bando republicano.
    Una grabación de estos discursos sonó ayer frente a la basílica de la Macarena, donde el general fascista está enterrado con honores: "Nuestros valientes legionarios y regulares han demostrado a los rojos cobardes lo que significa ser hombres de verdad y de paso también a sus mujeres. Esto está totalmente justificado porque estas comunistas y anarquistas predican el amor libre. Ahora por lo menos sabrán lo que son hombres de verdad y no milicianos maricones. No se van a librar por mucho que berreen y pataleen".  
    Parte del grupo de mujeres, vestidas de riguroso luto al estilo de los años de aquellos sucesos, entró tímidamente y en silencio sepulcral en la iglesia depositando sobre la tumba de Queipo una corona de flores blanca con un lazo rosa en el que se podía leer 'Las mujeres no olvidamos. 1936-2013'. Rápidamente, uno de los trabajadores de la basílica se acercó extrañado por la presencia del grupo y, al encontrarse una cámara grabando el momento, espetó un "oye, aquí no se puede grabar sin permiso". En apenas 30 segundos abandonan la iglesia sin mediar palabra. Fuera, un grupo más amplio esperaba, junto al arco de la Macarena, con una réplica en madera de la lápida de Queipo de Llano, sobre la que realizaron un baile flamenco a modo de acción artística-política. Silencio, luto, dos mujeres se miran y empieza la coreografía. Suena compás flamenco y los tacones en golpes secos bailan sobre la tumba del líder militar, cuyo golpe supuso el asesinato, solamente en Sevilla entre julio de 1936 y enero de 1937, de más de 3.000 personas.
    Tras el simbólico zapateado, dieron lectura a un texto en el que recordaron la vida y valentía de aquellas mujeres sobre las que se ensañaron, porque representaban "la transgresión del modelo tradicional de mujer, participando activamente en la vida cultural, económica y social". Juzgadas por el tribunal militar, condenadas a una represión de carácter ejemplarizante, "afeitándoles la cabeza, exponiéndolas a la vergüenza pública ataviadas con un camisón. También fueron violadas y usadas como botín de guerra”.
    Hasta 2008, Gonzalo Queipo de Llano era hijo adoptivo de Sevilla; hasta 2009, la Virgen de la Macarena vestía su fajín. El año pasado, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, expedía el título de marqués al nieto del general, algo que la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica consideró un insulto a las víctimas de la dictadura. Sus restos son aún venerados y reposan en un lugar privilegiado de la iglesia como Hermano Mayor Honorífico.
    "Queremos decir que nosotras, igual que aquellas mujeres, queremos seguir construyendo un mundo libre, igualitario y justo", afirmaron. Con la frase "los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla", cerraban la lectura del texto y justo en ese instante las campanas de la iglesia empezaron a repicar, sumándose en una metáfora paradójica al aplauso del público congregado. Finalizado el acto con cantos, las mujeres abandonan el lugar con celeridad. "Han llamado a la policía", se escucha.

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