sábado, 21 de enero de 2012

Yagüe, asesino de masas. La doble matanza de Badajoz (1ª parte)



Cartel denunciando la matanza de la Plaza de Toros de Badajoz. No conozco su procedencia. Lo he incluído porque recoge en tono amargo pero reivindicativo los sucesos que ocurrieron.



-"Se dice que más de dos mil personas han sido fusiladas ya en Badajoz". Yagüe se encogió de hombros, miró al periodista y contestó secamente: - “No deben ser tantos”.

Entrevista de Mario Neves, del Diario de Lisboa, al teniente coronel Juan Yagüe, durante los primeros días de las matanzas de Badajoz.

- “Por supuesto que los matamos. ¿Qué esperaba usted? ¿Que iba a llevar cuatro mil prisioneros rojos conmigo, teniendo mi columna que avanzar contrarreloj? ¿O iba a soltarlos en la retaguardia y dejar que Badajoz fuera roja otra vez?”.

Entrevista de Yagüe con John T. Whitaker, del New York Herald, tres días después. El periodista le pregunta hasta dónde era verdad lo que se contaba de los asesinatos de Badajoz. Esta vez Yagüe se mostró más abierto a responder.
Agosto de 1936. El ejército fascista sublevado avanza desde Andalucía hacia el norte de la Península. En su camino se encuentra Badajoz, cuya conquista es vital para ellos pues significaría la unión del ejército del sur con el del general Mola, que domina el norte.

La ciudad se encuentra aislada tras la caída de Mérida unos días antes. Con unos 40.000 habitantes, está defendida por unos tres mil milicianos sin preparación militar y de entusiasmo desigual y 500 soldados al mando del coronel Ildefonso Puigdendolas.

                                     Situación de la G.C.E. en agosto de 1936. Imagen de Wikipedia.

El armamento de los atacantes y su organización son infinitamente superiores a todo lo que puede ofrecer para su defensa la ciudad de Badajoz. El asedio lo llevan a cabo 2.250 legionarios, 750 regulares marroquíes y muchas baterías de artillería al mando del teniente coronel Juan Yagüe. Además, la aviación alemana e italiana, especialmente los Junkers Ju-52, los famosos Stukas, provenientes de aeródromos portugueses bombardean continuamente a la población. Algunas tropas de Yagüe se han infiltrado por la raya de Portugal para sorprender a los republicanos por la espalda.

                                         Fotografía del teniente coronel Yagüe acompañado por Franco.


El día 13 Badajoz se queda sin luz eléctrica y rodeada de enemigos por todas partes, comienzan las deserciones en masa. Sólo conserva sus murallas del siglo XVIII, defendidas por grupos de milicianos y de soldados.

Esa tarde los milicianos rechazan con fuego de ametralladoras el primer asalto. La guardia civil de Badajoz aprovecha la confusión del combate para sublevarse por la espalda. Los tiroteos en el interior de la ciudad no cesan en toda la noche.
Creo que esta fotografía corresponde a milicianos republicanos defendiendo Badajoz, pero no he podido confirmarlo (*).

Al amanecer del día 14, la artillería rebelde abre fuego contra las murallas de Badajoz. Este intenso bombardeo dura varias horas y destroza las murallas y las viviendas de los alrededores. Por la tarde vuelve a comenzar el asalto por las brechas que ha abierto la artillería. Tras las tanquetas, los legionarios se lanzan de nuevo al asalto; el fuego de las ametralladoras vuelve a pararlos de nuevo y a ocasionarles numerosas bajas. Pese a ello, consiguen penetrar en la ciudad.


A las cuatro de la tarde, tras un encarnizada lucha cuerpo a cuerpo, los rebeldes dominan ya gran parte de la ciudad, pero la lucha callejera continuará hasta el anochecer. En la catedral se refugian cincuenta milicianos peleando hasta quedarse sin municiones. Son capturados y ejecutados ante el altar mayor, pese a que luego harán correr la voz de que se suicidaron.

Prisioneros republicanos ejecutados junto a las tapias del cementerio de Badajoz poco después de que las tropas de Regulares y las de la Legión tomaran por asalto la ciudad. Foto realizada por el francés René Brut.

Esta es la señal para comenzar la matanza. La primera. Los moros, sueltos como perros rabiosos y armados hasta los dientes, caen sobre la ciudad martirizada y asesinan alevosamente a todo aquel que se aventura a salir a la calle. Cae mucha gente inocente, mujeres indefensas, hombres que no han combatido, niños y ancianos. Hay quien muere acuchillado simplemente por llevar un reloj o una cadena de oro que despierta la codicia de los mercenarios moros al servicio del fascismo español. Se ven cadáveres con cuchillos clavados hasta la empuñadura.

                                                                    Las tropas moras de Yagüe.

Algunos oficiales alemanes, al servicio del general Franco, se dan el gusto de fotografiar cadáveres castrados por los moros, los cuales no cesan de realizar todo tipo de ritos sexuales con el enemigo muerto. Incluso asesinan, alborozados, a muchos bebés de escasos meses. Todas las mujeres y las niñas que caen en sus manos son violadas sistemáticamente antes de que sean asesinadas. Metiéndoles las bayonetas por la vagina y abriéndolas en canal.

                           Una inscripción laudatoria a Franco en el idioma de sus tropas "indígenas".

Entretanto, conocidos falangistas de Badajoz se encargan de delatar y localizar a los rojos republicanos. Los que no son torturados y muertos salvajemente en la calle o en las azoteas, son conducidos a la Plaza de Toros. En el tendido, junto a la barrera, han instalado unos focos para iluminar la arena. Allí están, confinados y atemorizados, todos los presos republicanos, la mayoría de ellos civiles.

Plaza de Toros de Badajoz, hace ya varios años derribada en contra de las protestas de muchas asociaciones memorialistas.

En los asientos de más arriba, esperando que dé comienzo el espectáculo, se encuentran los señoritos falangistas y los terratenientes de la zona, los de siempre, junto a los jefes moros del Tabor de Regulares, alternando “cristianamente” con las señoritas devotas que han sido invitadas.


Suena el clarín. Los prisioneros, desconcertados, miran a todos los lados con los ojos desorbitados. No saben qué significa aquello.


Pronto van a tener ocasión de descubrirlo.


La segunda matanza de Badajoz está a punto de comenzar.

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