Grazalema, escenario habitual de la partida "Fermín Galán"
Paisaje de la guerrilla
“Manolo el Rubio” (Pablo Pérez Hidalgo).
Pablo
Pérez Hidalgo era natural de Bobadilla (Málaga). Formó su
partida a principios del verano de 1940 y estableció sus primeras
bases en Sierra Bermeja, actuando por zonas bien delimitadas: la de
Gaucín, la de Casares (Málaga), la de Jimena y la de Castellar de la Frontera (Cádiz).
Antes
de echarse al monte, «Manolo el Rubio" había organizado varias
partidas auxiliares del Llano, o grupos de enlaces, en la
vertiente norte de Sierra Bermeja: por Genalguacil, Benarrabá y
Jubrique. Participó en varias
operaciones junto con la partida de "los Morenos de Cortes",
primos hermanos suyos, en pueblos situados al pie de la
Serranía de Ronda. En 1945, la partida inició sus operaciones
por la cruz de las provincias de Málaga-Sevilla-Cádiz, siempre
partiendo de sus bases de la Serranía de Ronda, pero utilizando
también las que tenían en la Sierra de Algodonales (Cádiz). En
1946. la partida adopta el nombre de Agrupación de
Guerrilleros "Stalingrado" y regresa a sus bases de Sierra
Bermeja, desde donde extiende sus acciones hasta Tarifa
(Cádiz).
Manolo "El Rubio" |
Se
incorpora a la partida un grupo de fugados (mayo de 1946) de
la cárcel de Málaga. cuya evasión fue organizada por Ramón Vías
"el Madrileño" o "Martín", natural del Puente de Vallecas, que
procedía desde África del Norte, donde había sido encerrado
por los franceses (1939-1942) en un campo de castigo del
desierto argelino (Camp Morand).
Uno de los evadidos es José Chicón Martínez, natural de Pujarra (Málaga), ex guardia civil como Bernabé López Calle "Comandante Abril" y
también ex comandante del Ejército republicano (Jefe del
"Batallón México"), que por acuerdo asume el mando de la
Agrupación "Fermín Galán" que agruparía 22 componentes, al que
nombrará enseguida a “Manolo el Rubio” como su jefe adjunto de
Estado Mayor. La zona de operaciones de Pablo y su grupo será,
en 1947-48, la del Campo de Gibraltar.
Pablo Pérez Hidalgo y su protectora Ana Trujillo "La Oveja" |
Una historia de amor, desde la clandestinidad hasta la muerte
Según
nos cuenta Luis García Bravo, investigador de Algeciras, Pablo Pérez
Hidalgo y su protectora Ana Trujillo "La Oveja" estuvieron
unidos sentimentalmente hasta el final de sus días.
"Pablo,
una vez en libertad en 1976, siguió viviendo junto a Ana en el
bello pueblo de Genaguacil, hasta que Pablo cayó enfermo y se
fueron a vivir al pueblo natal de Pablo, Bobadilla (Málaga)
donde el viejo guerrillero finalmente murió el 4 de diciembre
de 1992 y Ana le sigue, pues muere de pena un mes después, el 8
de enero de 1993, tras negarse a comer sumida en un gran dolor por
la pérdida de su amado compañero de privaciones, soledad y
sufrimiento de tantos años en aquella pequeña choza perdida en
los montes de Genalguacil. Así me lo contaba Isidro García
quien conoció a ambos y sabía del gran amor que ambos se
procesaban mutuamente.
Cortijo del Cerro. Choza-refugio de Pablo y Ana la Oveja en 1976
La misma choza en 2001
En
este lugar, el Cortijo del Cerro, es donde Pablo Pérez
Hidalgo “Manolo el Rubio” estuvo escondido 26 años como
"topo" desde 1950 hasta 1976 hasta su detención por la
Guardia Civil a causa de la delación del estanquero del
pueblo, al sospechar éste por unas compras de tabaco que
hizo Ana en su local. Esta cabaña era propiedad de la
familia de Ana “La Oveja”, la cual fue compañera de
Manolo hasta los últimos días de su vida.
El
paraje donde se ubica el refugio es de los mas bellos
que existen en la Serranía, en el término municipal de
Genalguacil y ,tal como dice Isidro García, en su libro,
Pablo desde su escondite veía todo lo que pasaba en el
pueblo de Genaguacil incluso hasta escuchaba la música y
las campanas de la iglesia.
En la actualidad la espesura de los arboles hace que el pueblo ya
no se vea como Pablo lo veía a lo largo de 25 años
desde su escondite. El lugar se encuentra rodeado de castaños y
totalmente camuflado, incluso todavía hoy es difícil
saber donde se encuentra la casa.
Hay un bello final en el libro del profesor Isidro García* que dice así: "Los
restos de Pablo descansan en Bobadilla y los de Ana, por
expreso deseo de su sobrina, son trasladados a Genaguacil. Lo
que no pudo separar la guerra, el miedo, las dificultades y el
peligro permanente, lo separó una simple decisión familiar."
"Cuando hablo -prosigue Luis García Bravo- con alguien de las personas que estuvieron en el monte -los guerrilleros-después de oír sus relatos me gusta preguntarles por sus compañeras, y os aseguro que la experiencia me ha hecho ver que para ellos sus compañeras, el que la tiene a su lado como el que falleció, son lo primero y la tienen grabada en sus corazones siempre."
En la gran mayoría de los casos esto es muy habitual, pues si ellos sufrieron toda clase de penalidades en la Sierra, qué no pasarían esas mujeres y sus hijos, objeto de continuas visitas e interrogatorios de la fuerza represiva. Conozco testimonios de amor y entrega absoluta de guerrilleros y sus mujeres que es digno de elogio y ejemplo para las generaciones venideras.
Así
eran los hombres del Monte, me refiero a los de verdad, no a los
salteadores de caminos, eran nobles, idealistas, y de sentimientos
buenos, no como desearían algunos, confundiendo hechos y personajes,
como los auténticos bandidos o lalgunos miembros de las
temidas contrapartidas, que no tuvieron nada que ver con los
guerrilleros, dibujándolos como personas de mal corazón y
sedientas de sangre.
He
conocido personalmente a muchos guerrilleros, de los que ya muy pocos
quedan vivos, he hablado con muchas familias y puedo asegurar
que al lado de ellos solo se respira libertad, respeto y
nobleza de sentimientos. Los más jóvenes, los que les conocen,
sienten un gran respeto hacia ellos, y en mí mismo, que cuanto
más les escucho cada día, siento mas admiración por estos
hombres y mujeres luchadores por su causa y la libertad, en unos
tiempos en que el miedo, el terror, el silencio, la resgnación
ante los abusos de poder eran una forma de vida habitual en las
Sierras y pueblos de Andalucía."
*Existe
cierta controversia y confusión entre los estudiosos de la
Guerrilla Anti-franquista con el libro del profesor Isidro
García Sigüenza, por el hecho de que. titulándose "Bandoleros
de la Serranía de Ronda", incluyese al final de su estudio su
entrevista con Pablo Pérez Hidalgo, pues dio la casualidad de
que casualmente les conociese a ambos, Pablo y Ana, en esos
días en que terminaba su estudio, sin ánimo de pretender
mezclar la figura del auténtico guerrillero con la de los "bandoleros",
que tanto daño hicieron a la imagen de la lucha armada contra
el Régimen de Franco.
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