Monumento al General Varela en San Fernando (Cádiz) |
Por Antonio Gil
La Ley de Memoria Histórica que aprobó
el Gobierno del PSOE no solo fue pacata e insuficiente sino que además
ni tiene fuerza para hacerse cumplir ni los gobernantes voluntad para
que se cumpla. El estado está libre de responsabilidad cuando llega la
hora de aplicar sus, ya de por sí, ambiguos contenidos según las
organizaciones del movimiento memorialista y organizaciones políticas
como Izquierda Unida (IU), Partido Comunista de España (PCE) o Izquierda
Republicana (IR).
Esta falta de responsabilidad por parte
del gobierno está permitiendo que los honores con que la dictadura
fascista del General Franco premió a sus militares, a sus torturadores y
asesinos sigan vigentes aún hoy en todo el país y en nuestra ciudad,
que un genocida siga presidiendo la plaza del ayuntamiento y continúe
ostentando el titulo de hijo predilecto, no sólo eso, la justicia
franquista, nacida a partir de un golpe de estado sangriento y sostenida
por un régimen que nunca se sometió a elecciones periódicas todavía no
ha sido anulada.
Precisamente la anulación de los juicios
sumarísimos es una de las reivindicaciones del movimiento por la
recuperación de la memoria histórica, para dar a los represaliados por
el franquismo el reconocimiento de víctimas.
La incapacidad y ambigüedad de la ley
están permitiendo que tal como ocurre en muchas ciudades y pueblos, los
ciudadanos de San Fernando se pasean por calles nombradas en honor de
quien acabó violentamente con el gobierno democrático legalmente
constituido, y continúan sufriendo en las fachadas placas y símbolos
franquistas.
San Fernando nació a la sombra de los
cuarteles, ha vivido al toque de corneta y al ritmo de procesiones y
desfiles y desde el golpe militar franquista hasta sus alcaldes han
lucido uniforme y galones pero los gobiernos municipales de la llamada
época democrática han heredado y siguen practicando los mismos hábitos,
San Fernando sigue siendo un cortijo de satrapillas, beatones y
sotanillas. Aquí siguen gobernando los hijos de Varela.
Aquí no es que se esté volviendo a poner
calles a fascistas, aquí es que sencillamente la ley ni existe ni se
tiene voluntad en aplicarla, aquí tanto el ultimo alcalde republicano,
D. Cayetano Roldan, sus tres hijos y muchos isleños fusilados durante la
brutal represión de los golpistas, continúan enterrados en la fosa del
cementerio municipal, que sigue sin adecentar y sin reconocimiento
alguno y en otras diseminadas por las marismas y salinas.
Aquí, militares que apoyaron y
colaboraron con Franco en sus crímenes, como el General Varela, Ricardo
Isasi, Luis Milena, hermanos Laulhé y otros asesinos, cuentan con
estatua, títulos, y calles nombradas en su honor.
Poco o nada han servido los esfuerzos de
unos cuantos memorialistas que participamos en AMERE, se ha instado a
alcaldes y partidos con representación municipal, por enésima vez, a que
se dé cumplimiento en nuestra ciudad a la ley de MH, se han redactado
manifiestos, se han propuesto mociones, se han recogido firmas, y se han
organizado conferencias y debates que han sido boicoteados por antiguos
militares, curas castrenses y por un juez jubilado.
En junio de 2008 y ante la insistencia y
presión de AMERE, la Junta de Gobierno Local acordó elevar a pleno la
retirada de honores y distinciones a los golpistas, así como el cambio
de nombre de varias calles y la retirada de símbolos franquistas de
varios edificios y fachadas. Se hablaba entonces de abordar un proceso
gradual para aplicar la Ley de Memoria Histórica. Fue después del verano
-en octubre- cuando la primera propuesta se elevó a pleno, donde se
aprobó la creación de una comisión “para estudiar e informar” al
ayuntamiento sobre la simbología existente y para “recomendar” sobre
cuales se podría aplicar la ley. Aún se desconoce el informe de dicha
comisión.
La estatua ecuestre del general Varela
no se incluyó en esta batería de actuaciones. Se alegaba desde el
Ayuntamiento que se había emprendido un estudio histórico y un proceso
de recogida de información sobre el monumento y se había consultado a la
Junta de Andalucía sobre la actuación a adoptar habida cuenta de la
“reconocida valía artística” de la obra. Se proponía, como alternativa,
la retirada de los frisos y grabados situados en la peana de la estatua
ecuestre, con alusiones directas a victorias fascistas de la Guerra
Civil.
Nada se ha hecho desde entonces y Varela
y sus frisos siguen presidiendo la plaza del Ayuntamiento y manteniendo
el titulo de hijo predilecto, los nombres de los asesinos siguen
rotulando calles, placas de mármol continúan en las fachadas y alcaldes y
gobiernos municipales se siguen posicionado del lado de los golpistas y
siguen ignorando e incumpliendo la Ley.
Antonio Gil. Es socio de AMERE y cofundador del Ateneo Republicano de San Fernando
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