martes, 20 de marzo de 2012

Campo de concentración de Lerma (Burgos)

Parador de Lerma (Burgos)

Eduardo Montagut Contreras Marzo 2012

El hoy en día espectacular Parador Nacional de Turismo, fue la Prisión y Campo de Concentración del Palacio Ducal de Lerma, sirvió como establecimiento de reclusión para presos de guerra dependiente desde el principio (1937) de la Inspección de Campos de Concentración de Prisioneros. En este campo, que desapareció como tal al finalizar la guerra.
Estaba muy bien comunicado al encontrarse en la  carretera general, la Nacional 1, a tan sólo 40 kilómetros al sur de Burgos. El Campo de Concentración estaba situado en el interior del Palacio del Duque de Lerma, con amplias naves y  locales para las distintas dependencias, poseyendo un campo libre acotado por alambradas. El edificio del palacio ocupa todo un lateral de la gran plaza de Lerma.
La primera referencia sobre este campo aparece en una de las Memorias de la Inspección, hacia la segunda quincena de Julio de 1.937 cuando se refiere que se están llevando a cabo obras para reparar y habilitar, con el fin de dedicarlos a campos de concentración, el Palacio de Lerma y otros más. A mediados de Agosto del  37 aparece este establecimiento por primera vez en el B.O.E.
Campo de concentración Lerma (Burgos)
Todo parece indicar que estaba destinado a un tipo de población reclusa especialmente no apta para el trabajo. Aún así en él estuvo durante un tiempo hasta enero de 1938 el batallón de trabajadores n. 50 compuesto sobre todo por presos de Santander y Laredo. En un estadillo correspondiente a Agosto del 38  se indicaba que había en Lerma en ese preciso momento 800 prisioneros, lo que implica necesariamente que por este campo de concentración pasaron a lo largo de sus más de dos años de vida varios miles de represaliados republicanos. Su capacidad se estimaba en 500 hombres, como en el resto de los casos el  hacinamiento era lo habitual.
La alambrada o cercado estaba hecha con piquetes de hierro -dos o tres-, y alambre, tipo trinchera de ingenieros, extendida entre el depósito de aguas y el Palacio, en lo que se llamaba, y aún hoy así lo llaman los más viejos, el “Mercado de los Cochinos”.

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