En la España de hoy, la guerra civil sigue siendo “el pasado que no ha dejado de existir”
HELEN GRAHAM VIERNES 02 DE MARZO 2012
En la España de hoy, la guerra civil provocó tres cuartas partes de
hace un siglo sigue siendo “el pasado que no ha dejado de existir”.
Cuando un juez español, Baltasar Garzón, reconocido internacionalmente
por su defensa de los derechos humanos, abrió una investigación en el
núcleo del conflicto de la violencia extrema las ejecuciones
extrajudiciales (en la que más de 200.000 personas perdieron la vida),
fue acusado de abuso de poder. Aunque * Garzo fue absuelto esta semana,
el hecho de tanto que él fue llevado a juicio a todos y que la
investigación judicial sobre la violencia está bloqueada ahora deja sin
resolver la polémica de la memoria vehementes de la sociedad civil de
España, y lo hace, entonces monumental Paul Preston, el riguroso y firme
estudiar la importante y oportuna en formas que van mucho más allá de
lo puramente académico.
Preston es el historiador más importante de Gran Bretaña de la
España moderna. Él reconoce su deuda con los historiadores dentro de
España que a lo largo de las últimas tres décadas, a pesar de enormes
obstáculos sociales y políticos, se han abierto los hechos de este tipo
de violencia a través de una cuidadosa investigación en archivos
locales.
Pero la contribución propia de Preston es un gran uno, tanto en el
rastreo de los orígenes fundamentalistas del golpe militar que
desencadenó la matanza y en la reconstrucción de sus complejas
consecuencias. Lo que los conspiradores intención era aplastar el reto
social que plantea el proyecto de reforma de la Segunda
República democrática. Ellos y sus seguidores – si las elites patricias,
gente de la ciudad conservadora o el campesinado del interior – que vio
como el anuncio del fin de un mundo querido y familiar y, de hecho como
el final de “España”.
Desde el comienzo, Preston “recuerda” nos dice que mientras el
conflicto en España se convirtió en la “guerra de los dos lados
iguales”, que posteriormente consagrados en la conciencia occidental,
que comenzó en julio de 1936 como algo muy diferente. Fue un asalto
militar contra una sociedad en evolución civil y régimen democrático en
el nombre de la “verdadera nación”, en defensa de que los rebeldes
estaban dispuestos a matar, o “limpiar”, como proclamó su retórica. El
general Queipo de Llano, cuyas tropas arrasaron el suroeste de España,
la llamó “la purificación de todos los españoles”.
Reconociendo que la violencia masiva inicial fue generada por los
rebeldes militares se sigue siendo el mayor tabú de todos en la esfera
pública democrática de España. La dictadura de Franco nunca se ha
des legitimado desde su muerte en1975, a pesar de las medidas simbólicas
de los últimos años. Esta es la responsabilidad militar, que Garzo *
trató en vano de hacer frente, que se encuentra en el centro de estudio
de Preston. Se basa en la investigación de toda una vida en la
destrucción de la democracia en la década de 1930 España para mostrar
cómo una coalición militar liderada por EEUU contra la reforma política y
social triunfó, en contra de la dividida y sin experiencia de
centro-izquierda del gobierno de la Segunda República.
La determinación de los conspiradores para desplegar el terror desde
el principio quedó claro en las órdenes anteriores del director del
golpe, el general Mola, “eliminar sin escrúpulos ni vacilación a todos
los que no piensan como nosotros”. Su objetivo era invertir las
políticas de redistribución dela República de la reforma agraria y
social, y el cambio cultural que implica en su extensión de la
alfabetización, la coeducación y los derechos de las mujeres. Pero la
resistencia a los rebeldes en gran parte de la España urbana creada tales
retos logísticos que el golpe es probable que no han podido, si no
hubiera sido por la prestación por Hitler y Mussolini de la aeronave que
transportaba ejército colonial de Franco de África enla
Españapeninsular. Este talento de los rebeldes de la fuerza brutal que
efectivamente rescató el golpe de Estado en su defecto.
Los militares rebeldes ya desató la masacre en masa de civiles. Libro
de Preston cuenta la desgarradora historia de esta “limpieza” guerra
contra el terrorismo, ya que se desarrolló a través de la totalidad del
territorio de España. Incluso en áreas donde no hubo resistencia al
golpe de Estado, las nuevas autoridades militares presidió un
exterminio, principalmente perpetrados por escuadrones de la muerte de
civiles y vigilantes, de los sectores relacionados con el cambio
republicano. Las víctimas eran no sólo la actividad política, o los que
se habían beneficiado directamente de la reforma, sino también aquellos
que simboliza transformación cultural: los profesores progresistas, la
auto-educación de los trabajadores, “nuevo” de mujeres.
Como muestra de Preston, todos estos sectores fueron percibidos por
los comandantes rebeldes, insubordinados similares a los sujetos
coloniales del ejército. Su uso del “holocausto” en el título del libro
con razón suscitar el debate. Pero la intención de Preston no es para
equiparar a España con el Holocausto. Más bien, él desea efectuar un
cambio de categoría en cómo la gente piensa acerca de lo que realmente
ocurrió en España, con el fin de sugerir paralelismos y resonancias
entre los casos que permiten un conocimiento más profundo de la
oscuridad de Europa a mediados de siglo 20 en su conjunto, y de los
mecanismos de la violencia humana.
Incluso en las zonas de España donde el golpe militar fracasado, en
un aspecto crucial es “éxito” por completo. Allí también se desató las
ejecuciones extrajudiciales que, junto con la matanza en la zona
rebelde, iba a cambiar el panorama político de España para siempre. En
el territorio republicano esta matanza, que durante un tiempo el
gobierno no pudo impedir que el golpe de Estado, porque se había
derrumbado de los instrumentos de orden público, fue perpetrado en
contra de sectores civiles asumidas para apoyar el golpe de Estado. Unas
50.000 personas murieron, entre ellos cerca de 7.000, en su mayoría
varones, personal religioso.
Estos asesinatos drásticamente socavado la credibilidad internacional
de la República- a pesar de que, como nos recuerda Preston, fue el
propio golpe de estado que evocaba el asesinato, la creación de las
condiciones que lo hicieron posible. Republicano-zona la violencia era
tan feo y sin escrúpulos como el de los rebeldes, era, por supuesto,
también se reactiva. Pero una vez en la existencia que cobró vida
propia. En el momento en que las autoridades republicanas fueron capaces
de reconstruir el orden público y poner fin a esta matanza, que ya se
había reforzado el apoyo a Franco entre las familias de sus víctimas.
Después de que Franco logró la victoria en la primavera de 1939, la
dimensión asesino en masa inherente a la guerra-forjado franquismo llegó
a ser completamente evidentes, como la sección final del estudio de
Preston explora. De la cifra inicial de 150.000 asesinatos extra-y
cuasi-judiciales para la que fue responsable en el territorio bajo
control militar directo entre 1936 y finales de 1940, por lo menos
20.000 fueron cometidos después de la rendición militar republicana a
finales de marzo de 1939.
En un intento de crear el “homogéneo” nación de la cual los
conspiradores soñado, basada en los valores tradicionalistas y
deferencia social, el régimen involucrado en el asesinato, el
encarcelamiento en masa y la segregación social de la población
republicana. Para ello, el régimen exhortó a “españoles de a pie” para
denunciar a sus compatriotas “crímenes” a los tribunales militares.
Decenas de miles lo hicieron – con una combinación de convicción
política, el dolor y la pérdida, los prejuicios sociales, el oportunismo
y el miedo. Así fue como el régimen de Franco, nacido de un golpe de
estado militar que se desencadenó la matanza, se presentan como el
portador de la justicia. Sin embargo, esta fue “la justicia se volvió en
su cabeza”, dada la notoria falta de adecuación entre los hechos de
violencia durante la guerra en sí y los denunciados y juzgados por
ellos. No se requiere la corroboración, ni llevado a cabo ningún proceso
de investigación real.
Pero, como muestra Preston, igualando a los crímenes de los culpables
no era el verdadero punto de este ejercicio. Decenas de miles de
personas fueron juzgadas sólo por su alineamiento político o social
conla República. Como un fiscal declaró: “No me importa, no quiero
siquiera quieren saber, si usted es inocente o no de los cargos
formulados en su contra.” Este fue el régimen de Franco “fatal” momento.
A través de su elección de la legitimación de la estrategia que
movilizó a una base social de los autores, a partir de sus miedos y las
pérdidas durante la guerra, mientras que, al mismo tiempo, se
criminaliza la población republicana, cometiendo un abuso de los
derechos humanos a gran escala.
Peor aún, el régimen, impulsado por la Guerra Fría, a continuación,
mantuvieron vivas estas categorías binarias durante casi 40 años, a
través de sus políticas de apartheid y un sin fin reiteró el discurso de
los “mártires y los bárbaros”. Esto es lo que marca además el
franquismo – la toxicidad duradera de su estrategia de origen, que aún
arde el paisaje social y político, de 21 de la España del siglo, tres
décadas y media después de la muerte del dictador.
Esa esfera pública de España aún está formada por los valores y
percepciones heredadas de cuatro décadas de franquismo es cegadoramente
evidente en el caso Garzo *. Dentro de España, el más allá de la
violencia sigue siendo, y con ella la necesidad de una sociedad
democrática venir-a-términos, inherente a que es una apertura al pasado
difícil. Estudio de Preston es la historia como un bien público, un
sustituto para el proceso de verdad y reconciliación que no ha tenido
lugar en España y un antídoto para aquellos que todavía consideran a
Franco como un caballero cristiano bueno.
Que este sigue siendo un asunto pendiente está claramente indicado
por el escándalo de la trata de niños expuestos recientemente en España,
cuyos orígenes se remontan a criminales de la dictadura de ingeniería
social políticas. La conclusión es clara: los grupos sociales víctimas
son los mismos que los que, en 1936, fueron sometidos a los militares
rebeldes de “profilaxis”.
Helen Graham es profesora de historia moderna española en el
Royal Holloway, Universidad de Londres. Su nuevo libro, ‘La guerra y su
sombra “, será publicado por Sussex Academic Press en mayo. Paul Preston
hablará en el ‘Independent’ Festival de Literatura de baño el miércoles
7 de marzo ( bathlitfest.org.uk )
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