domingo, 25 de marzo de 2012

El exilio republicano español (1 parte)




Ernesto Cruzado Catalán 2012

En este año 2012, en el que se han celebrado diversas efemérides, hay una que no quisiera dejar sin recordar el 73 aniversario de uno de los hechos, considerado una verdadera tragedía histórica, y que fue el exilio republicano de 1939 que provocó un desplazamiento masivo de población tras la derrota sufrida por la II República española, con  un gobierno legítimamente constituido tras las elecciones democráticas de febrero de 1936, contra el que se produjo un golpe de estado militar apoyado por el nazismo de Hitler y el fascismo de Mussolini. Como resultado de ello, se instauró una dictadura encarnada por Francisco Franco quien emprendió una feroz y sangrienta represión en una postguerra que duraría hasta los años cincuenta. Aunque la pretensión es simplemente dar una visión general, muy esquematizada, va a requerir una entrada demasiado larga para ser publicada de una sola vez, por lo qué, al igual que hice con el tema de los moriscos lo dividire en varias partes, comprometiéndome a irlas publicando semanalmente.  Comenzaré con la marcha al exilio y la llegada a Francia. Al final de la serie citaré las fuentes utilizadas y la bibliografía consultada.
1. La marcha al exilio
La salida de los republicanos de España y su marcha al exilio no se produjo en un único momento y de una sola vez. Los flujos de población se fueron realizando prácticamente desde los primeros meses de la guerra, y su detonante no fue otro que la violencia sufrida por la población civil en la brutal represión ejercida por los nacionales en las zonas conquistadas. Podemos señalar cuatro oleadas de emigración, de volumen desigual y en diferentes momentos:
  1. Verano de 1936: Con la toma del País Vasco, apenas un mes después del estallido de la contienda, marcharon a Francia entre 15.000 y 20.000 personasEste movimiento migratorio fue provisional, de hecho los paisanos civiles vascos que salieron después de la toma de Irún, regresaron en su mayoría un mes después; los militares acabarían reincorporándose al Ejército republicano.
  2. Junio de 1937: A partir del mes de mayo de 1937 el mayor centro de la guerra es el frente Norte y su desplome ocasionaría otro gran importante movimiento de población. Se calcula que serían unos 135.000 los españoles camino del exilio.
  3. Primavera 1938: La ocupación del Alto Aragón por los franquistas se producirá un tercer flujo de alrededor de 25.000 personas, y así a finales de 1938 el número de refugiados españoles puede estimarse en más de 40.000, entre los que se encontraban muchos niños.
  4. El gran éxodo de 1939: La cuarta oleada de refugiados fue la más importante y comienza con la retirada que se va a producir después de la caída de Cataluña a finales de enero de 1939. Buscan refugio en Francia no sólo los soldados derrotados del ejército regular sino también los civiles amenazados por la venganza de los vencedores. Barcelona cae el día 26 de enero y comienza el éxodo de miles de personas pero la frontera francesa se encuentra cerrada y no se abrirá hasta el día 28 y sólo para las mujeres y los niños y, tres días después para los heridos. El 5 de febrero finalmente se autoriza la entrada de las tropas republicanas, cruzando la frontera el presidente de la República, Azaña, y los presidentes de la Generalitat y Euskadi, Companys y Aguirre. La última evacuación de la guerra se producirá en el mes de marzo, tras la ocupación franquista de la zona central, y se realizará desde la costa levantina por vía marítima.
Exposición “Los niños de la guerra” (UGT.es)

2. Llegada a Francia
Nada más pasar a Francia, los españoles eran agrupados en campos de selección. Se producían entonces las separaciones familiares. La mayoría de las mujeres y niños eran conducidos en camiones o trenes hacia distintos pueblos del interior de Francia donde eran alojados en improvisados refugios. Una parte acabaron en los campos de la arena. Muchas, desesperadas por las condiciones en las que se encontraban, claudicaron ante las presiones que ejercía el gobierno francés para que retornaran a España. Junto a este deseo de fomentar el retorno a España, el gobierno francés trató de alentar la reemigración a terceros países. En los primeros momentos del éxodo, los republicanos españoles resultaban unos elementos gravosos y molestos. Más tarde se vería su utilidad, sobre todo en el caso de los hombres.
El 14 de abril de 1938 llega al poder en Francia el nuevo Gobierno de Daladier.  Marcadas por la xenofobia imperante y de las repetidas llegadas de refugiados, se adoptaron una serie de disposiciones legislativas y reglamentarias con objeto de controlar, vigilar y reprimir a los extranjeros. Entre otras  cosas, estas normas, en razón de “la preocupación por la seguridad nacional, por la economía general del país y por la conservación del orden público”, se distingue entre el extranjero de buena fe y el considerado “indigno de permanecer en nuestro suelo”. Para un eficaz control, el ministro de Interior podía poner en arresto domiciliario a cualquier extranjero, siendo potestad de los  prefectos prorrogar o negar la validez del visado para los extranjeros. Este último sólo era otorgado para un departamento preciso, a excepción de los departamentos fronterizo.
Argeles-sur-Mer (Francia, 1939)
El éxodo de finales de enero y principios de febrero de 1939 condujo al Departamento francés de Pirineos Orientales a un contingente de población que se sitúa en torno a las 465.000 personas. Su procedencia geográfica era muy diversa con un predominio de catalanes y aragoneses, también se daba una diferenciación social, profesional y en cuanto a la adscripción política. Era todo un colectivo el que se veía obligado a exiliarse, pues, junto a los restos de un ejército en derrota, a los dirigentes políticos, a los cuadros de la administración republicana; iban mujeres, niños, ancianos…
Llegada de familias de refugiados (sitevoila.fr/españa)

La actitud de las autoridades francesas hacia los refugiados españoles irá cambiando a medida que éstos pasan de ser en los primeros momentos una carga difícil de mantener a ser un potencial de mano de obra barata y una reserva para el ejército. A partir de abril de 1939, se dictan varias medidas conducentes a retener en el país la población masculina comprendida entre veinte y cuarenta y ocho años, que quedará así constituida en mano de obra permanente al servicio de Francia, al tiempo que se organizan los campos en Compañías de Trabajo: las más duras, las destinadas a fortificar las fronteras, llevarán un régimen militar; otras se dedicarán a trabajos públicos, industrias de guerra y agricultura. En el horizonte, la Segunda Guerra Mundial.
En cuanto a la prensa, siguió la misma división de opiniones mantenida durante el tiempo de guerra. Los periódicos de izquierda, como Le Populaire, L’Humanité o Ce Soir, partidarios de la República española, pedían que se acogiera dignamente a “los luchadores de la libertad” y hablaban de la “España mártir camino del exilio”, haciéndose eco de la llamada lanzada por diversas personalidades como François Mauriac, Henri Bergson, Jacques Maritain, Paul Valery y otros, pidiendo ayuda para la atroz miseria de la población española, obligada a retroceder hacia las fronteras. Por su parte, los periódicos conservadores y de la derecha tradicional, Le Petit Parisien, Le Matin, L’Epoque o Le Jour, criticaban a los republicanos hablando de “la invasión de los refugiados”, los “restos del ejército rojo” o “las ruinas humanas”.

 Ernesto Cruzado Catalán

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