Juan Manuel Calvo |
Mientras
estudiaba la historia general de Ejulve, su población natal, Juan
Manuel Gascón descubrió que un tal José Brumós Tello había estado preso
en el campo de concentración nazi de Gussen, justo al lado del de
Mauthaussen. Poco a poco fue descubriendo que hasta 1.000 de los 9.400
republicanos deportados eran aragoneses, y se interesó por saber cómo
habían llegado a ser víctimas del holocausto. Habló con algunos de los
que sobrevivieron, buceó entre sus memorias y conversó con algunos
familiares directos, y cuando tuvo material suficiente se lo entregó al
extinto programa Amarga Memoria del Gobierno de Aragón para que editara
una publicación. El resultado, el libro Itinerarios e identidades.
Republicanos aragoneses deportados a los campos nazis.
El autor explica que hay cuatro itinerarios distintos para llegar a
los campos desde España. Una vez en Francia, alrededor de 7.000
republicanos que realizaban labores no bélicas para los pelotones
militares aliados durante la II Guerra Mundial fueron detenidos por la
Werhmach a mediados de 1940 tras no ser reconocidos como combatientes
tras el armiisticio que firmaron Francia y Alemania. Posteriormente,
entre 1942 y 1943, más de 2.000 republicanos fueron deportados por haber
participado con la Resistencia. A estos les cayó el sambenito de presos
políticos, por lo que rojo fue el color del triángulo para ellos.
Los
diferentes capítulos del libro se inician con una introducción en la
que Calvo contextualiza el tema, y después aparecen varias notas
biográficas de deportados y algún testimonio. “Hay unas 70 notas”,
afirma. Prevaleció a la hora de elegirlas “que hubiera representación de
todos los itinerarios, de todos los territorios de Aragón y de todas
las ideologías, ya que entre los deportados había republicanos
conservadores y progresistas, socialistas, comunistas, anarquistas o
sindicalistas”, comenta.
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