Las víctimas de aquel régimen terrorista continúan ignoradas durante el periodo democrático
09 jun 2011
VICENÇ NAVARRO
A la vuelta de un largo exilio, uno de los hechos que más me
sorprendieron de la vida política española fue la percepción
–ampliamente aceptada por el establishment político, y promovida por los
medios de mayor difusión– de que la Transición de la dictadura a la
democracia había sido modélica, creando una democracia que era
homologable a las existentes en la Europa occidental. La realidad, sin
embargo, mostraba con toda su crudeza una democracia muy incompleta y un
bienestar muy insuficiente, realidad que continúa hoy, 33 años después.
España continúa teniendo el gasto público social (que financia al
Estado del bienestar) per cápita más bajo de la UE-15. Y políticamente
acabamos de ver cómo las fuerzas conservadoras han intentado prohibir la
participación en el proceso democrático de un partido político, Bildu,
debido a su origen, enraizado en una fuerza terrorista, ETA, y ello a
pesar de que tal partido se ha distanciado de la violencia y ha aceptado
las reglas del proceso democrático. Pero esto parece no ser suficiente
para el Partido Popular, que desea que este partido condene tal pasado
terrorista, intentando llevar a la cárcel a todos aquellos que todavía
hoy defienden a ETA.
Este comportamiento sancionador del terrorismo contrasta, sin
embargo, con el comportamiento del propio Partido Popular, que nunca ha
condenado explícitamente y por su nombre a la mayor fuerza terrorista
que existió en España durante el siglo XX, responsable del mayor número
de asesinatos políticos que haya ocurrido en la historia del país.
Ningún otro régimen ha asesinado a tantos españoles como la dictadura
iniciada por un golpe militar, liderado por el general Franco, en contra
de un sistema democrático, la II República. Fue un régimen basado en el
terror, con asesinatos políticos (por cada asesinato político que
cometió Mussolini, Franco cometió 10.000), torturas (sistemáticamente
realizadas en sus cárceles), campos de concentración y exilio. Aquel
golpe fue realizado por los que falsamente se autodefinieron como los
nacionales (la mayoría de sus tropas de ataque eran mercenarios y
extranjeros, y su victoria se debió única y exclusivamente al apoyo
extranjero de Hitler y Mussolini) que estaban en una “cruzada” (cuyas
tropas de choque, paradójicamente, eran musulmanas) y que supuestamente
defendían a la patria (imprimiendo un enorme retraso económico,
político, cultural y social al país). En realidad, era una minoría en
contra de la mayoría de las clases populares de los distintos pueblos y
naciones de España, lo cual requería el terror para su propia
supervivencia. El terror fue sustancial en la existencia de aquel
régimen hasta su último día.
Sin pretender establecer categorías, el número de víctimas de aquel
terror (asesinatos políticos) fue de casi 200.000, una cifra mucho mayor
que la realizada por ETA (839). Las víctimas de aquel régimen
terrorista continúan ignoradas durante el periodo democrático, sin que
el Estado las haya homenajeado como se merecen. El contraste entre el
comportamiento del Estado hacia las víctimas de ETA y las víctimas de la
dictadura es vergonzoso e ilustra no sólo la diferente vara de medir el
terrorismo, sino la baja calidad del estado democrático, cuyo Tribunal
Supremo, por cierto, está enjuiciando al único juez que ha intentado en
España que el Estado se responsabilizara de encontrar a los
desaparecidos en aquella dictadura y de enjuiciar a los responsables de
tanto dolor y terror.
La entrada dedicada a Franco del Diccionario Biográfico Español
–publicado por la Real Academia de la Historia, e iniciado y financiado
por el Gobierno del PP dirigido por José María Aznar– es una alabanza y
una apología del responsable del mayor terror que haya existido en
España. A pesar de ello, un dirigente del PP alabó la biografía de tal
terrorista, presentándola como obra ejemplar. Utilizando el mismo
criterio que tal partido aplica a ETA, el autor de tal biografía debiera
estar en la cárcel y la Real Academia de la Historia tendría que
haberse cerrado. Y, al propio portavoz del PP que hizo tal alabanza, se
le hubiera tenido que llevar a los tribunales.
El hecho de que todo esto no ocurra muestra el enorme poder de las
fuerzas conservadoras que hegemonizaron el proceso de la Transición y el
periodo democrático. ¿Cómo, si no, puede explicarse que incluso hoy, en
los libros de texto de la asignatura obligatoria de cultura cívica se
sostengan posturas dignas de la ultraderecha del Tea Party de EEUU,
tales como definir al feto como ser humano, considerar el aborto
voluntario como un asesinato, o definir al darwinismo como una doctrina
sospechosa? ¿Y, cómo, si no, pueden explicarse la visión tan sesgada y
negativa que se da de la II República y el silencio sobre el terror del
régimen que la derrocó que están presentes en los libros de texto de las
escuelas públicas?
Pero la represión de aquel régimen fue también psicológica e
ideológica, precisamente debido al carácter totalitario del mismo. La
ideología que imponía era el nacionalcatolicismo, mezcla de un
nacionalismo españolista extremo e imperialista, con características
racistas (el día nacional se llamaba el Día de la Raza, y la película
que realizó el dictador se llamó Raza) y de un catolicismo reaccionario
en extremo que, junto con su caudillismo, un machismo muy acentuado y
una hostilidad al mundo obrero y sindical, constituyó una ideología
totalizante, pues quería cambiar “al hombre”, penetrando en las áreas
más íntimas de las personas, desde el sexo hasta la lengua, todo ello
normatizado. Tal régimen tuvo pleno control de los medios y de las
instituciones. Considerar aquel régimen como meramente autoritario es
ignorar la asfixia intelectual, política, económica y cultural que la
mayoría de las clases populares sufrieron para mantener la “placidez” de
aquellos que se beneficiaron de tal terror.
Vicenç Navarro es catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas de la Universitat Pompeu Fabra
http://blogs.publico.es/dominiopublico/3498/la-dictadura-terrorista-y-totalitaria/
No hay comentarios:
Publicar un comentario