Real Academia de la Historia |
Público, - 1 Junio 2011CARLOS PRIETO MADRID 01/06/2011
La historiografía contemporánea ha definido el fenómeno del maquis utilizando términos como “guerrilleros” o “resistencia”. Pero dos de los historiadores que participan en el Diccionario Biográfico Español han preferido desempolvar la visión ultramontana sobre los maquis: eran “terroristas” y “bandoleros”.
Carlos Iniesta y José Martín Brocos han escrito la entrada sobre Camilo Alonso Vega, capitán general del Ejército franquista. Alonso Vega fue nombrado director general de la Guardia Civil al acabar la Guerra Civil, cuando “llevó a cabo una importantísima actividad contra las partidas de bandoleros-terroristas, comúnmente llamados maquis”.
“La historiografía española retrocede 60 años al describir así a los maquis”
“Los estudios sobre el maquis de los últimos 20 años habían conseguido demostrar que los calificativos usados por el franquismo para describirlos, sesgados por intereses políticos, eran falsos. Escribir ahora que los maquis eran terroristas y bandoleros supone un tremendo paso atrás para la historiografía. Como si retrocediéramos 60 años”, razona José Luis Ledesma, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Zaragoza.
No es el único historiador estupefacto con el calificativo usado en el diccionario de la Real Academia de la Historia. “Es el mismo tipo de resistencia que hubo en Francia, con De Gaulle, contra la invasión nazi. A nadie se le ocurre llamar a la Resistencia francesa terroristas. Es absurdo y propio de la Academia. Contra todo poder ilegítimo, cualquier forma de resistencia es legítima. El terrorismo sucede cuando se ataca a un Estado fundamentado en las urnas”, afirma Fernando Hernández, autor de Guerra o revolución (Crítica) y profesor en la UAM.
Ledesma aclara que los mandos franquistas que calificaban a los maquis de “bandoleros” lo hacían para neutralizar el componente “político” de su lucha: “Trataban de enviarlos al territorio de la criminalidad cual vulgares ladrones. Los maquis robaron, sí, pero no para lucrarse, sino para continuar su lucha, ayudar a los enlaces y apoyar a los presos”.
“A nadie se le ocurre llamar terroristas a la Resistencia francesa”
El texto sobre Alonso Vega es un buen ejemplo del criterio seguido por la Real Academia de la Historia con los altos mandos franquistas. José Martín Brocos, profesor de la Universidad San Pablo-CEU, convierte la biografía en un enfervorecido episodio de Hazañas bélicas de siete páginas de extensión (dos más que la entrada de Luis Suárez sobre Franco). Brocos transforma a Vega en una especie de Rambo español que se enfrentó a los marroquíes en la Guerra del Rif (“Debió actuar sólo con tres ametralladoras frente al durísimo asalto de la harka enemiga”), se mostró rápido de reflejos tras el “pronunciamiento” del 18 de julio 1936 (“Redujo, ayudado por un pequeño grupo y en un golpe de audacia, la resistencia de algunos oficiales”) y lo dio absolutamente todo durante la Guerra Civil: 1) “Brillantísima actuación en dicha batalla”. 2) “El 5 fue gravemente herido en Celorio. El día 28, sin estar restablecido, se reincorporó al mando de la Brigada”. 3) Tras una marcha espectacular, ocupó Colunga y Sales”. 4) “Estableció contacto con el enemigo, enfrentándose en la Sierra de Pandols, cuya cima ocupó el 14 de agosto, después de durísimos combates”. 5) “Cruzó el Llobregat aguas arriba de Martorell, para entrar fugazmente a Barcelona…”. 6) “El 19 de mayo desfiló por el paseo de la Castellana, ante el jefe del Estado y generalísimo de los ejércitos, y fue felicitado…”.
Visto lo visto, se podría decir sin temor a equivocarse que Camilo Alonso Vega ganó la guerra él solo. ¿Y de la represión? Ni una sola palabra.
Un pacifista sangriento
Brocos también escribe la entrada sobre el teniente general del Ejército franquista Asensio Cabanillas, donde dice que su biografiado soportó en una ocasión “intenso bombardeo de aviación y artillería roja”. En la reseña se define de un modo peculiar el golpe del 36: “El 17 de julio con las fuerzas a sus órdenes tomó parte, según reza hoja de servicios en el Glorioso Alzamiento Militar, Salvador de la Patria’”.
Pero Martín Brocos y Suárez no son los únicos historiadores derechistas encargados de alabar la maquinaria de guerra franquista en el diccionario. Ángel David Martín Rubio, sacerdote, profesor de Historia en la Universidad San Pablo-CEU (2002-2008) y autor de Los mitos de la represión en la Guerra Civil, se ha encargado de la entrada del teniente general Antonio Martín Aranda.
Martín Rubio asegura que Aranda “consiguió en poco tiempo la pacificación” de Asturias tras ser enviado por el ministro de la Guerra y el general Franco a desarticular la Revolución de 1934. Pacificación que, como Martín Rubio evita mencionar, se cobró entre 2.000 y 4.000 muertos y entre 15.000 y 30.000 detenidos, según diversas estimaciones.
El “alzamiento nacional” pilló a Aranda en Oviedo, una ciudad que “parecía destinada a convertirse en baluarte del Frente Popular” pero en la que la “previsión y la audacia de Aranda inclinaron definitivamente hacia la sublevación”. Lo dicho: hazañas bélicas.
Historiador, sacerdote, ultra y contrario al 15-M
El sacerdote Ángel David Martín Rubio ha escrito la entrada sobre el teniente general Martín Aranda en el diccionario. Martín Rubio gestiona el blog ‘Desde mi campanario’, donde clamaba hace unos días contra el 15-M. “No parecen asumibles muchas de las propuestas de los acampados, considero más positivo la difusión de análisis como los seis retos políticos para la España de hoy recientemente definidos por Pío Moa (….). La regeneración posible no pasa por otorgar más democracia (…) a una sociedad corrompida (…). La regeneración posible no pasa exclusivamente por formas de gestión económica socializantes. No hay regeneración posible sin el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural; sin la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer….”.
http://www.publico.es/culturas/379437/la-obra-convierte-a-los-maquis-en-terroristas-y-bandoleros
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