miércoles, 5 de febrero de 2014

El relator de la ONU, impresionado por "la cantidad de dolor que se guarda en España"

Pablo de Greiff constata la enorme distancia que separa al Gobierno, apoyado por amplios sectores sociales, y las víctimas del franquismo

 
Pablo de Grieff, a la derecha, junto a dirigentes andaluces del movimiento memorialista ante el monumento que recuerda el viejo campo de concentración de Los Merinales, a las afueras de Sevilla.

Pablo de Grieff, a la derecha, junto a dirigentes andaluces del movimiento memorialista ante el monumento que recuerda el viejo campo de concentración de Los Merinales, a las afueras de Sevilla.RAFAEL GUERRERO

RAFAEL GUERRERO Sevilla 05/02/2014
 
La ONU volverá en septiembre próximo a criticar con dureza la ausencia de política memorialista del Gobierno español, según se desprende de las reflexiones realizadas por el Relator Especial de Naciones Unidas sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, el colombiano Pablo de Greiff, tras su densa visita oficial a España durante diez días.
Tras las censuras efectuadas el año pasado tanto por el Comité como por el Grupo de Expertos de Desapariciones Forzadas, será la tercera vez en un año en que el máximo organismo internacional censure a España por el incumplimiento de los derechos humanos. Pablo de Greiff es el primer Relator Especial de la ONU en busca de la verdad, la justicia y la reparación, una figura creada a finales de 2011 a la que se añade un cuarto pilar en la lucha por los derechos humanos: la garantías de no repetición, lo que supone una advertencia preventiva de cara al futuro.
Formado en Estados Unidos, De Greiff tiene una amplia experiencia de asesoramiento a comisiones de la verdad y la reconciliación en países como Guatemala, Perú, Colombia y Marruecos. Es por tanto, un experto muy experimentado con amplio conocimiento de causa que, pese a vivir desde hace tiempo en Nueva York, admite conocer bien la problemática memorialista española, por lo que más que sorprendido ha visto en cierto modo confirmadas o aumentadas sus impresiones previas al viaje.
Con hablar pausado, De Greiff disecciona la problemática de la difícil reconciliación española con su pasado. En clave humana, a lo largo de numerosos encuentros con asociaciones de la memoria y de víctimas y familiares, el Relator no duda en verse impresionado "por la cantidad de dolor que todavía se guarda acá. Muchísima gente guarda recuerdos muy tistes. Muchísima gente experimenta todavía mucho grado de temor", al tiempo que, como contraste, pone el dedo en la llaga del diagnóstico de fondo: "por otro lado, creo que este no sea un tema ni predilecto ni de urgencia para grandes sectores del resto de la sociedad, incluyendo sectores del Estado. Esa disonancia es difícil de manejar".

Un problema: la reconciliación. Y dos posiciones enfrentadas, disonancia o fractura social y política. Por un lado, el movimiento social de las víctimas y, por otro, el Gobierno, la política institucional, aunque en esto De Greiff ha observado diferencias que exceden los matices, diferencias de fondo, ya que convocó a una reunión en Madrid a los departamentos autonómicos encargados del asunto y lo pudo comprobar fehacientemente. Y en eso Andalucía es un referente porque “no en todas las comunidades autonómicas hay una institución de ese estilo” como la Dirección General de Memoria Democrática de la Junta. “aunque en la mayor parte de los organismos la el presupuesto ha sido reducido severamente, la verdad -dice- es que la iniciativa en Andalucía en este momento probablemente es de las que mejor se encuentren desde el punto de vista del apoyo”.
El Relator de la ONU fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, al que agradece la colaboración recibida en la organización de la visita y el respeto a la independencia de su trabajo, pero nada más.
"Me ha impresionado mucho comprobar que hay una gran distancia entre la forma con que los oficiales del Estado hablan de la efectividad de las medidas de transición que han implementado y la forma tan completamente distinta con que las víctimas juzgan los beneficios de esas iniciativas. Están bastante distantes y ese es un bache entre los dos que no es tan fácil de explicar, porque las instituciones tendrían la capacidad de hacer mucho más de lo que hacen, ya que aquí no hay nada en riesgo". De Grieff se refiere al peligro de involución que, según él en España, está plenamente descartado ya que durante la Transición se hizo una reforma de las fuerzas armadas que evitó ese riesgo de golpe militar.
"Hay una gran distancia entre el Gobierno y las víctimas"
El Relator Especial de Naciones Unidas prefiere no entrar en valoraciones sobre la Transición española que tanto juego dio como ejemplo a exportar a todo el mundo. "Más que reinterpretar los méritos de lo que se hizo a mediados de los 70, me interesa examinar qué puede hacerse hoy en favor de una cantidad de personas cuyos derechos fueron violados entonces y que se sienten insuficientemente reconocidas hoy". Y para ello considera que hay que establecer un orden de prioridades y de urgencias, "considerando la avanzada edad de los actores principales. Hay muchísimos hijos e hijas de gente represaliada, gente que todavía está buscando los cuerpos de sus padres, y que si no se hace algo por ellos pronto, desafortunadamente no van a durar mucho".
De Greiff amplía su diagnóstico y considera que en España "hay además demasiada cantidad de gente que pasó por condiciones de vida y de trabajo de absoluto horror, que tampoco ha recibido ningún  tipo de reparaciones. Esta fue una dictadura larga, en la que muchísima gente pasó penas y tienen derecho a esperar algún tipo de resarcimiento. Y hablo no exclusivamente de resarcimiento económico, porque no percibo que no reclamen, sino de algún tipo de reconocimiento, porque lo que sucedió no debió suceder nunca".


Además de la oposición del Gobierno a implementar políticas de memoria eficaces de cara a la reconciliación y de los sectores sociales que lo respaldan, el enviado especial del máximo organismo mundial considera que "el mucho tiempo pasado dificulta la situación muchísimo", si bien deja entrever un portillo a la esperanza, basado en la "pujanza y viveza" del movimiento social para la recuperación de la memoria histórica. “Es muy reconfortante comprobar que este es un debate en el cual la sociedad civil se involucra muy activamente
"Tiene que haber algún tipo de reconocimiento, porque lo que sucedió no debió suceder nunca"
Con su amplia experiencia en comisiones oficiales de países que han pasado de dictaduras y guerras civiles a democracias, Pablo de Greiff defiende la necesidad de crear una Comisión de la Verdad o un organismo similar. Y lo explica: “A la Transición española le sentaría bien una dosis importante de verdad. No se si la mejor forma institucional para eso es una Comisión de la Verdad, pero creo necesario establecer algún tipo de institución, o bien darle a una existente funciones similares a las de una comisión de la verdad nacional: recopilar y sintetizar información, tener acceso a archivos ahora difícilmente accesibles a las personas, tener un plan que priorice las necesidades de investigación… O sea, muchas de las atribuciones habituales de una comisión de la verdad, aparte de un elemento de reconocimiento importante también".
De Greiff es consciente de que muchas recomendaciones de la ONU no son vinculantes para los países miembros y que corren el peligro de convertirse en papel mojado, como ha sucedido hasta ahora con los dos informes de Naciones Unidas sobre desapariciones forzosas emitidos sobre España el año pasado. Pese a este hándicap, el alto funcionario de la ONU se siente esperanzado en la efectividad de su trabajo, con la experiencia de su trayectoria. "Son mecanismos que envían señal de interés, advertencia, presión y persuasión. Y que pueden tener algo de efectividad en ese sentido. Los reportes de las visitas a los pases se presentan ante el Consejo de Derechos Humanos y los países tienen que dar respuesta al consejo entero. Además hay una tendencia creciente a incluir los reportes de los procedimientos especiales en la revisión a la que los países tienen que someterse periódicamente en el Consejo de Derechos Humanos. Eso les da una utilidad adicional. Y además, sin pensar ingenuamente, creo que los reportes por sí mismos tienen muchísima eficacia".
En todo caso, -añade- los reportes son utilizados también por los organismos de la sociedad civil, tanto a nivel local como internacional. Por tanto, tienen alguna utilidad de diseminación y de presión interna. O sea, que aún en ausencia de mecanismos de cumplimiento formales, la verdad es que pueden tener algún impacto positivo."
"España había dado un ejemplo maravilloso y esperamos que continúe haciéndolo” 
El Relator Especial de la ONU sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición conoce bien a Baltasar Garzón y pone como ejemplo de un hito en la jurisdicción universal cuando Pinochet fue detenido en Londres en 1998, en virtud de una orden dictada por el entonces magistrado de la Audiencia Nacional. “En el ámbito de la jurisdicción universal queda aún mucho por hacer. Es una herramienta muy importante en la lucha contra la impunidad. España había dado un ejemplo maravilloso de implementación del principio y esperamos que continúe haciéndolo”.
Tras alinearse con Garzón en la idea de que el referente internacional de jurisdicción universal se ha trasladado en los últimos años de España a América Latina, Pablo de Grieff vuelve a la reflexión sobre el futuro del problema que lo ha traído a España para lanzar un mensaje de esperanza con el objetivo puesto en acortar la gran distancia que separa al Gobierno y a las víctimas del franquismo. "Las distancias se cierran no retóricamente, sino mediante la implementación de programas. Claro que es posible, pero no se trata de persuadirlas con palabras, sino de mostrarles que el Estado toma en serio la violación de esos derechos y que adopta esas medidas como manifestación de la seriedad de esas violaciones".

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