EL RELATOR ESPECIAL SOBRE
JUSTICIA TRANSICIONAL DE LA ONU, PABLO DE GREIFF, SE REUNIÓ CON EL
GOBIERNO ANDALUZ Y ASOCIACIONES MEMORIALISTAS PARA CONOCER EL ALCANCE DE
LA REPARACIÓN DE LOS CRÍMENES DEL FASCISMO ESPAÑOL.
LA VISITA DEL REPRESENTANTE DE
NACIONES UNIDAS INCLUYÓ LA FOSA COMÚN DE LA PUEBLA DE CAZALLA (SEVILLA),
DE DONDE SE HAN EXHUMADO A MÁS DE 70 ASESINADOS, Y EL CANAL DE LOS
PRESOS, OBRA DE INGENIERÍA CIVIL CONSTRUIDA POR ESCLAVOS DEL FRANQUISMO.
Víctimas del franquismo trasladan crímenes de lesa humanidad a Naciones Unidas. |
Juan Miguel Baquero 30 Enero 2014
El paso por suelo andaluz del Relator
Especial sobre justicia transicional de la Organización de Naciones
Unidas (ONU), Pablo de Greiff, ha dejado sembradas algunas semillas más
en los surcos de la reparación memorialista. Conoció las políticas
públicas de memoria, de la mano del Gobierno andaluz, y las demandas de
asociaciones para, más tarde, oír de viva voz el testimonio crudo de
víctimas del fascismo español. Y acabó pisando tierra: la que circunda
la fosa común de La Puebla de Cazalla (Sevilla) y el Canal de los
Presos, obra faraónica de ingeniería civil construida por esclavos del
franquismo.
La visita es la segunda del organismo
internacional después de que el Grupo de Trabajo sobre Desapariciones
Forzadas o Involuntarias examinase en septiembre las medidas emprendidas
por España. A falta del informe definitivo, y con más de 115.000
desaparecidos y 30.000 robos de niños sin esclarecer, la ONU habló
entonces de persistencia en la inmunidad del régimen fascista español
amparada en la preconstitucional Ley de Amnistía de 1977.
Y exigió, al Gobierno español –el mandato
no es vinculante–, el acatamiento de la legislación internacional sobre
derechos humanos y los principios básicos de verdad, justicia y
reparación. De Greiff concluye su trayecto el próximo día 3 de febrero,
después de pasar por Cataluña, Galicia, Andalucía y Madrid, donde
ofrecerá en rueda de prensa las primeras conclusiones del material
recopilado para redactar el informe definitivo que elevará al Consejo de
Derechos Humanos de la ONU.
El representante de Naciones Unidas se
reunió con el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Diego Valderas, y
el director general de Memoria Democrática, Luis Naranjo. El encuentro
–que tendrá continuidad el 31 de enero en Madrid, informó la consejería
de Administración Local y Relaciones Institucionales–, fue valorado de
manera positiva por el Gobierno andaluz y existió, a juicio de Valderas,
“una perfecta sintonía con las líneas de trabajo que desarrollamos en
esta materia”. Al tiempo, anunció que la nueva Ley de Memoria
Democrática de Andalucía estará “en tiempo y fecha para que el
anteproyecto entre en el Consejo de Gobierno antes del 28 de febrero”.
“Desde que mataron a mi padre siempre fui un rebelde”
“Una fosa común es el mayor libro de
historia, bajo paletadas de cal viva y a unos metros de profundidad
aparecen personas de toda condición, incluso mujeres en avanzado estado
de gestación, personas con las manos atadas a la espalda, con tiros en
la nuca, fracturas perimortem(en el momento de la muerte)…”. Era
una de las primeras frases con que arrancó su relato el representante
del colectivo de familiares de víctimas del franquismo en La Puebla de
Cazalla, Miguel Guardado. En su pueblo han conseguido rescatar a más de
70 personas de una sepultura –que ha visitado el Relator Especial de
Naciones Unidas–, aunque hay muchas más aún enterradas. “Y ninguna murió
en combate, todas asesinadas sin procedimiento judicial”.
Entre las historias de vida, la de Juan
Antonio Velasco (89 años): “a mi padre lo fusilaron, era maestro. A los
maestros le dieron bien, eh”, avisa. Cuenta que un años después de
asesinado, en su casa recibieron razón de que había sido juzgado y
absuelto. “Desde que mataron a mi padre siempre fui un rebelde”. Con 19
años aprobó “unas oposiciones”, comenzó a trabajar “en el Banco Español
de Crédito y al poco tiempo me llevaron a la cárcel, nueve meses, porque
estaba organizando las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU)”.
Santiago Fernández habló de Nicomédes y
Benito, dos de sus tíos paternos. Al primero lo sacaron de una fosa en
la aldea sevillana de El Álamo, donde fue muerto a tiros y enterrado de
manera clandestina. Ahora está enterrado en el cementerio de Osuna.
“Todo fue por iniciativa de la familia”, cuenta, por eso a Benito lo
siguen buscando, y se queja de un país “en el que hay víctimas de
distinta categoría, y las del fascismo parece que estamos en el furgón
de cola y que no merecemos ni esa condición”.
Manuel Galante, de Lebrija, es un hombre
corpulento, de cierta envergadura. Una persona que se derrumba, que
apenas es capaz de hablar, cuando cuenta la historia de su familia: “a
mi abuelo, antes de matarlo lo torturaron, y eso para ellos, los
fascistas, significaba cortarle los dedos, la nariz, la oreja… era
industrial, le robaron todo lo que tenía y a mis tías las pelaron a las
tres”. O la de su pueblo, “donde mataron al diez por ciento de la
población”.
“Obstáculos” anclados al “franquismo sociológico e institucional”
El movimiento civil de reparación de la
memoria histórica ha combatido “obstáculos” anclados al “franquismo
sociológico e institucional” de España. Por ahí, numerosas peticiones
para que la ONU “presione” a nivel internacional, como hicieron Juan
Barba (coordinadora de la Cuenca de las Minas de Río Tinto) o Gonzalo
Acosta (CNT): “la justicia está negada para las víctimas del franquismo
pese a la gravedad de los derechos conculcados”.
También hubo quejas, amargas como la de
Manuel Ceballos (84 años), que preguntó al Relator Especial si “ahora se
acuerda a ONU” de las víctimas, el mismo organismo “que aprobó el
régimen de Franco” decía e, incluso, “si va a servir esto para algo”.
Francisco Villena (Hornachos, Badajoz) habló de su abuelo, enterrado en
una fosa que aún no le permiten abrir mientras “mi madre, que aún vive,
tiene que convivir en mi pueblo con monumentos que exaltan el fascismo”.
Para Ángel del Río, delegado en Andalucía
de la asociación Amical de Mauthausen, “la situación en España es
paradójica, como dijo el filósofo Reyes Mate, es el país de Europa con
menor conocimiento del Holocausto”. Aboga, en este sentido, por “incluir
el estudio de lo que ocurrió en los currículos escolares”. Paqui
Maqueda, coordinadora de la visita y vicepresidenta de la Asociación
Andaluza Memoria Histórica y Justicia (AMHyJA), fue concluyente: “nos
visita el Relator Especial de la ONU sobre la promoción de la verdad, la
justicia, la reparación y las garantías de no repetición. Pues bien,
estamos en un país donde ninguna de estas premisas se cumple”.
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