UN MAUSOLEO RECUERDA A LOS FUSILADOS EN LAS TAPIAS DEL ANTIGUO CEMENTERIO DE SAN RAFAEL
Los familiares buscaron los nombres de sus familiares fallecidos en el Panteón de la Memoria Histórica. |
ÁNGEL ESCALERA aescalera@diariosur.es | MÁLAGA. 12.01.2014
Unos fueron
sacados de sus casas en mitad de la noche; otros no tuvieron tiempo de
despedirse de sus familiares tras una delación anónima; todos fueron
fusilados en las tapias del cementerio de San Rafael y enterrados en una
fosa común (la mayor de España) durante la guerra civil y la posguerra.
Su recuerdo sigue vivo en la memoria de sus familiares, que nunca los
olvidarán. Un mausoleo, con forma de pirámide, de 8,5 metros de altura,
rememora a las víctimas del franquismo en Málaga. Ayer se inauguró el
Panteón de la Memoria Histórica, situado en el antiguo cementerio, en
cuya cripta reposan en cajas individuales los restos de más de 4.400
fusilados entre 1937 y 1955 una vez exhumados de las fosas comunes en
las que estaban. Unas 2.000 personas asistieron al acto de homenaje. La
emoción y la nostalgia por los seres queridos que murieron por sus ideas
fueron las notas predominantes de un encuentro caracterizado por una
fuerte emotividad.
El
monumento, hecho en mármol, tiene 135 metros cuadrados de superficie.
Los 220.000 euros de su importe los han pagado el Gobierno central
(100.000 euros), el Ayuntamiento de Málaga (80.000 euros) y la Junta de
Andalucía (40.000 euros). En el monolito figuran los nombres de los
fusilados tras la entrada de las tropas de Franco en Málaga. En la
pirámide aparece la siguiente leyenda: «Se puede morir por las ideas,
pero nunca matar por ellas. La ciudad de Málaga en memoria de aquellos
que perdieron su vida en defensa de la libertad y la democracia, cuyos
restos reposan en este panteón y otros lugares».
Banderas republicanas
Gran parte
de los presentes fueron familiares de las personas fusiladas. La mayoría
llevaba un clavel rojo o ramos de flores, que se depositaron en la
cripta donde están enterradas las víctimas. Igualmente, hubo mucha gente
con banderas y bufandas republicanas, que gritaron a favor de la
república y de la libertad. La inauguración del mausoleo puso fin a once
años de trabajo desarrollado por la Asociación contra el Silencio y el
Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga.
El acto lo
condujo Francisco Espinosa, presidente de honor de la citada asociación.
Espinosa dijo que las personas fusiladas en las tapias del San Rafael
se merecen la dignidad y el recuerdo. «Hoy podemos cerrar un duelo que
ha durado más de 75 años. Y hacerlo sin afán de revanchismo, sólo con
mucho dolor», recalcó. Seguidamente, intervino el secretario general de
la Subdelegación del Gobierno en Málaga, Luis Carlos Abreu. «Hoy es un
día importante para todos, pero especialmente para los familiares. Aquí
nos une más la concordia que la discordia», señaló con ánimo conciliador
al recibir algunos pitos de gente que mostró su rechazo al Gobierno
central y a Rajoy.
El consejero
de Turismo de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez, afirmó que lo
ocurrido en Málaga tras la entrada de las tropas franquistas, en febrero
de 1937, fue «uno de los episodios más negros de España». Rodríguez
añadió: «La democracia sigue teniendo una enorme deuda con los miles de
andaluces que fueron vilmente asesinados. Este acto es un hito
fundamental, pero no el fin del camino, y un homenaje a las víctimas».
El consejero de Turismo reclamó la creación de un banco público de ADN
para poder identificar a los fusilados y defendió que esos fusilamientos
se consideren un genocidio.
El alcalde
de Málaga, Francisco de la Torre, definió el acto como un homenaje y un
recuerdo para las víctimas. «Lo ocurrido hace 78 años debe servir a
todos para encontrar espacios de convivencia, diálogo y encuentro».
Entre algunos abucheos, pitos y gritos de fuera por una parte de los
asistentes, De la Torre recordó la importancia de «la Constitución de la
concordia, que se aprobó en España en una etapa difícil: la
Transición». Esas críticas hicieron que el alcalde acortara su
intervención y cediera la palabra al expresidente de la Asociación
contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria
Histórica de Málaga, José Dorado. Luego hubo más intervenciones, ya
fuera del protocolo. Entre el público se encontraba el hispanista Ian
Gibson. «Era mi deber estar aquí», comentó. Hubo una nutrida presencia
de políticos, de militantes de partidos de izquierda y de sindicalistas.
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