lunes, 13 de enero de 2014

La memoria sobrevive a la muerte (Málaga)


UN MAUSOLEO RECUERDA A LOS FUSILADOS EN LAS TAPIAS DEL ANTIGUO CEMENTERIO DE SAN RAFAEL
 
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Los familiares buscaron los nombres de sus familiares fallecidos en el Panteón de la Memoria Histórica.

ÁNGEL ESCALERA aescalera@diariosur.es | MÁLAGA. 12.01.2014

Unos fueron sacados de sus casas en mitad de la noche; otros no tuvieron tiempo de despedirse de sus familiares tras una delación anónima; todos fueron fusilados en las tapias del cementerio de San Rafael y enterrados en una fosa común (la mayor de España) durante la guerra civil y la posguerra. Su recuerdo sigue vivo en la memoria de sus familiares, que nunca los olvidarán. Un mausoleo, con forma de pirámide, de 8,5 metros de altura, rememora a las víctimas del franquismo en Málaga. Ayer se inauguró el Panteón de la Memoria Histórica, situado en el antiguo cementerio, en cuya cripta reposan en cajas individuales los restos de más de 4.400 fusilados entre 1937 y 1955 una vez exhumados de las fosas comunes en las que estaban. Unas 2.000 personas asistieron al acto de homenaje. La emoción y la nostalgia por los seres queridos que murieron por sus ideas fueron las notas predominantes de un encuentro caracterizado por una fuerte emotividad.
El monumento, hecho en mármol, tiene 135 metros cuadrados de superficie. Los 220.000 euros de su importe los han pagado el Gobierno central (100.000 euros), el Ayuntamiento de Málaga (80.000 euros) y la Junta de Andalucía (40.000 euros). En el monolito figuran los nombres de los fusilados tras la entrada de las tropas de Franco en Málaga. En la pirámide aparece la siguiente leyenda: «Se puede morir por las ideas, pero nunca matar por ellas. La ciudad de Málaga en memoria de aquellos que perdieron su vida en defensa de la libertad y la democracia, cuyos restos reposan en este panteón y otros lugares».
Banderas republicanas
Gran parte de los presentes fueron familiares de las personas fusiladas. La mayoría llevaba un clavel rojo o ramos de flores, que se depositaron en la cripta donde están enterradas las víctimas. Igualmente, hubo mucha gente con banderas y bufandas republicanas, que gritaron a favor de la república y de la libertad. La inauguración del mausoleo puso fin a once años de trabajo desarrollado por la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga.
El acto lo condujo Francisco Espinosa, presidente de honor de la citada asociación. Espinosa dijo que las personas fusiladas en las tapias del San Rafael se merecen la dignidad y el recuerdo. «Hoy podemos cerrar un duelo que ha durado más de 75 años. Y hacerlo sin afán de revanchismo, sólo con mucho dolor», recalcó. Seguidamente, intervino el secretario general de la Subdelegación del Gobierno en Málaga, Luis Carlos Abreu. «Hoy es un día importante para todos, pero especialmente para los familiares. Aquí nos une más la concordia que la discordia», señaló con ánimo conciliador al recibir algunos pitos de gente que mostró su rechazo al Gobierno central y a Rajoy.
El consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez, afirmó que lo ocurrido en Málaga tras la entrada de las tropas franquistas, en febrero de 1937, fue «uno de los episodios más negros de España». Rodríguez añadió: «La democracia sigue teniendo una enorme deuda con los miles de andaluces que fueron vilmente asesinados. Este acto es un hito fundamental, pero no el fin del camino, y un homenaje a las víctimas». El consejero de Turismo reclamó la creación de un banco público de ADN para poder identificar a los fusilados y defendió que esos fusilamientos se consideren un genocidio.
El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, definió el acto como un homenaje y un recuerdo para las víctimas. «Lo ocurrido hace 78 años debe servir a todos para encontrar espacios de convivencia, diálogo y encuentro». Entre algunos abucheos, pitos y gritos de fuera por una parte de los asistentes, De la Torre recordó la importancia de «la Constitución de la concordia, que se aprobó en España en una etapa difícil: la Transición». Esas críticas hicieron que el alcalde acortara su intervención y cediera la palabra al expresidente de la Asociación contra el Silencio y el Olvido y por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, José Dorado. Luego hubo más intervenciones, ya fuera del protocolo. Entre el público se encontraba el hispanista Ian Gibson. «Era mi deber estar aquí», comentó. Hubo una nutrida presencia de políticos, de militantes de partidos de izquierda y de sindicalistas.

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