El experto de la ONU en desapariciones forzadas está ultimando un informe oficial en el que recomienda la creación de un plan nacional de búsqueda.
Ariel Dulitzky, experto de la ONU en desapariciones forzadas |
Melissa Silva Franco, La Vanguardia, 10.01.2014
El grupo de trabajo de las Naciones
Unidas sobre desapariciones forzadas trabaja en un informe oficial con
recomendaciones que entregará al estado español tras una visita
realizada el pasado noviembre, cuando una comisión visitó las
principales ciudades españolas, escuchó el testimonio de más de 300
víctimas y se reunió con representantes de los poderes judiciales y
ejecutivos.
Uno de los experto de este grupo de trabajo de la ONU que llegó a España, Ariel Dulitzky,
finalizó la visita con la entrega de un primer informe preliminar en el
que se calificaban como insuficientes las políticas de búsqueda de
desaparecidos e instó a crear un plan nacional de búsqueda en el que se
unifiquen todos los esfuerzos de los familiares, las asociaciones y las
comunidades autónomas.
A pocas semanas de entregar el informe
final, Dulitzky analiza para La Vanguardia.com la situación de los
familiares que llevan más de seis décadas en la búsqueda desesperada de
los más de 180.000 desaparecidos que se reportaron durante la Guerra
Civil y el franquismo.
-Usted representó a la comisión
de la ONU que se reunió con víctimas y representantes del Gobierno en
España. ¿Qué escenario se encontró?
-Lo que nos encontramos principalmente
fue una demanda de verdad, justicia y memoria por parte de los
familiares de las víctimas. Por otro lado, hay una transferencia de
responsabilidades del Estado en esta materia hacia las asociaciones de
víctimas.
También hay una sociedad que entiende
que la desaparición forzada es un delito continuado que permanece hasta
que se conozca la suerte o el paradero de la persona desaparecida. En el
caso de España estamos hablando de que estas personas desaparecieron
hace más de 60 años atrás, y sin embargo los familiares siguen
reclamando, llevando consigo esa demanda de justicia.
-Familiares que ya tienen un promedio de 80 años. ¿Esto qué implica para ese proceso de búsqueda?
-En esta visita descubrimos un fenómeno
muy interesante y se trata de la llegada de personas muy jóvenes que se
están uniendo a demandar por los desaparecidos. Y es que con el regreso
de la democracia hace más de 30 años nació esa necesidad de que los
nietos se incorporaran a esta reivindicación.
Y esto logró que alrededor de 1990
comenzaran a formarse los grupos por el rescate de la memoria histórica
tras haber transcurrido 20 años de democracia. Este es un fenómeno muy
interesante si lo comparas con otras partes del mundo.
-La aparición de esta nueva generación ¿Es un signo positivo para no agotar los procesos judiciales?
-Aquí hay dos elementos importantes. Por
un lado, esa primera generación que en su mayoría vieron por última vez
a las personas secuestradas y desaparecidas hoy tienen una edad mayor a
los 80 años, y esto tiene que ser una nota de urgencia para el estado
español. Porque es la última generación viva que vio y conoció de cerca a
las personas que luego desaparecieron.
En la visita que hicimos nos dimos
cuenta que lo que está claro es que esta nueva generación es la que está
entablando nuevos diálogos, caminando juntos en la lucha por la
justicia, y queda ya lejos la época en la que había mucho temor al
hablar o denunciar las desapariciones. Se rompió ese silencio histórico,
ahora se cuenta lo que ocurrió en aquella época.
Naturalmente esto no sólo da continuidad
a la búsqueda de justicia sino también a abrir nuevos espacios que no
tuvieron las generaciones anteriores para contar sus propias historias.
-Tras la visita que realizaron,
el grupo de trabajo de la ONU dio unas primeras recomendaciones en las
que calificó como insuficientes las medidas tomadas por el Gobierno.
¿Cómo reaccionaron los representantes del estado español?
-Cuando visitamos España nos encontramos
con una actitud muy abierta por parte de los representantes del
Gobierno y con mucha disposición al diálogo. Nosotros creemos que hay
una obligación internacional por parte del estado español de cumplir con
los compromisos voluntarios que asumió en los distintos tratados
internacionales en los que se le da preponderancia a la celeridad de la
justicia.
-Es decir, ¿por ahora no hay ninguna reacción oficial a las primeras recomendaciones?
-Hasta el momento hemos recibido
declaraciones públicas por parte de algunos funcionarios españoles que
han asegurado que leerán nuestras recomendaciones, y que además irían a
considerar muy seriamente lo que entreguemos en el informe final, por lo
que hasta ahora podemos decir que hay una buena disposición por la
parte estatal.
-¿Para cuándo se tiene previsto entregar este informe final a las autoridades?
-Será en este primer trimestre del 2014.
Estamos trabajando en ello. Luego el estado español tendrá que emitir
ciertos informes, se le da seguimiento.
-España cifra en más de 180.000
los desaparecidos, pero hasta el momento no cuenta con un plan nacional
de búsqueda. ¿Qué detectó usted en este tema?
-Nosotros nos encontramos con que todos
los sectores implicados hacen un esfuerzo muy importante, pero a unos
niveles descoordinados. No hay un plan integrado que coordine todas las
actividades que están haciendo y que además recupere toda la información
que se produce a través de estos esfuerzos privados y públicos.
Nosotros creemos que el Estado tiene
toda o mucha información para descubrir dónde están estos 180.000
desaparecidos, por eso es necesario un plan nacional integral porque los
esfuerzos aislados no son suficientes. Está demostrado que lo que
ocurrió durante la época de la Guerra Civil y del franquismo fue a nivel
nacional y no en comunidades determinadas y eso hace que todo esto
tenga una dimensión nacional muy amplia.
-¿Los convenios internacionales firmados por España la obligan a elaborar un plan nacional de desaparecidos?
-Esto es un deber estatal, no depende de
la iniciativa privada. No se puede privatizar el deber del Estado de
buscar a las personas desaparecidas bajo la responsabilidad o tolerancia
del propio Gobierno. Por lo tanto, el crear un plan nacional de
búsqueda implica al mismo tiempo un repudio del estado español hacia esa
practica cometida hace décadas atrás.
-Las recomendaciones preliminares de su grupo de trabajo incluyen la necesidad de suprimir la Ley de Amnistía. ¿Por qué?
-Nosotros creemos que la Ley de Amnistía
tal como se está utilizando hoy en día introduce dos grandes defectos:
por un lado cierra toda posibilidad de realizar investigaciones penales
para determinar potenciales responsabilidades penales de los autores
materiales de las desapariciones forzadas.
Las formas en que se ejecutaron las
ejecuciones forzadas en España fueron producto de un procedimiento
sistematizado para atacar criminalmente a la sociedad civil. Por lo que
este tipo de delitos internacionales no pueden ser objetos de amnistía y
por el contrario tienen que ser investigados y sancionados. Como mínimo
se tiene que investigar para decir quiénes son los potenciales
responsables y sólo en ese caso la causa debe ser desactivada, por el
contrario el Estado tiene que investigar quiénes fueron los responsables
y eso precisamente no lo está haciendo la justicia española.
Por otro lado, la Ley de Amnistía está
siendo utilizada también para que el poder judicial no participe en los
procesos de exhumación y para cerrar las investigaciones sobre las
responsabilidades penales como la búsqueda de los desaparecidos.
-Hasta el momento no hay ni una
persona detenida por los más de 180.000 desaparecidos pese a que han
transcurrido más de 60 años. ¿Qué mensaje da el Estado a la sociedad
civil y a las víctimas con esta falta de actuación?
-Nosotros creemos que el mensaje es que
no hay un espacio para la justicia y para las víctimas. Y este es un
mensaje- por lo que las mismas víctimas nos trasmitieron- de
frustración, es un mensaje sobre la desigualdad que existe con víctimas
de otro tipo de violencia y es un mensaje que ratifica que sus derechos
todavía no han sido cabalmente respetados.
-¿Cree que hay la posibilidad de que España forme una comisión de la verdad para investigar estas desapariciones?
-Algunas asociaciones lo han planteado.
Lo primero es unir todos los esfuerzos entre víctimas y Estado para
encontrar a los desaparecidos. Y si en algún momento ambos sectores
deciden que la mejor herramienta para establecer responsabilidades es a
través de la creación de una comisión de la verdad entonces tendrá todo
el apoyo del grupo de trabajo de la ONU.
-¿Qué otras vías legales o incluso internacionales le quedan a las víctimas para seguir exigiendo justicia?
-Las vías son varias. La principal es a
través de los tribunales españoles porque aún hay jueces y fiscales que
mantienen algún tipo de investigación– aunque sea mínima– abierta y en
curso. Por otro lado hay instancias internacionales como es el caso de
Argentina, que está realizando investigaciones serias sobre las
desapariciones.
-¿Cree que el juicio del franquismo abierto en Argentina por la jueza María Servini puede crear un precedente?
-Lo que sucede en Argentina lo vemos con
cierta luz por dos razones principales: España es el país que más
contribuyó a la jurisdicción universal. La detención de Pinochet fue por
una causa abierta en España, además de su seguimiento sobre las
desapariciones en Argentina. Y al mismo tiempo porque cuando se han
comenzado a cerrar espacios en la justicia española, las propias
víctimas han buscado nuevos escenarios en otros países con la misma
actitud con la que otras víctimas buscaron ayuda en España.
Nosotros esperamos que se vuelva al origen, que el estado español coopere en la investigación y establezca responsabilidades.
-Y en relación a las reparaciones morales y económicas ¿Qué plantearon las víctimas al grupo de trabajo?
-En términos de reparaciones económicas
podemos decir que la Ley de Memoria Histórica aprobada en el 2007 es un
avance muy importante, es un reconocimiento al carácter de víctima, y
eso lo valoramos.
-¿Hay conformidad con respecto a las cantidades establecidas, y a las condiciones?
-Las cantidades que se han otorgado no
corresponden a las aprobadas en otros países con menor nivel de
desarrollo económico. Nosotros no consideramos que la repartición
gubernamental a cargo de la Ley de Memoria Histórica tenga una
explicación específica del estado de crisis económica que vive el estado
español.
-Si no es económica, ¿a qué lo atribuye?
-Hemos dicho que la reducción de
presupuesto no es proporcional a la reducción en otras áreas del
Gobierno, por ello pensamos que hubo una opción política por parte del
Parlamento y del Gobierno de no tratar el tema con la urgencia debida.
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