sábado, 17 de agosto de 2013

Fallece Gervasio Puerta, el alma de la lucha antifranquista

Ocupaba la presidencia de honor de la Asociación de ex Presos y Represaliados Políticos Antifranquistas. Batalló en la Guerra Civil española, en la II Guerra Mundial y dedicó su vida a la lucha antifranquista en defensa de la democracia

Gervasio Puerta García

 17 Agosto 2013
 
Gervasio Puerta García nació en Milagros, Burgos, en 1921. De padre guarnicionero, terminó sus estudios primarios a los 14 años y se trasladó a Madrid para trabajar en una tienda de ultramarinos. Un año más tarde se produjo el golpe fascista que llevó a la guerra. Gervasio, con 15 años recién cumplidos, se unió a los grupos que hacían trincheras y fortificaciones y se afilió a la JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) y a la UGT. A principios de 1937 el inquieto joven se alistó en la 31 BM del Ejército de la República que defendía un sector de la sierra de Guadarrama: "desde donde yo estaba se atisbaba la silueta de la Mujer Muerta y las montañas que daban a Segovia".
Allí estuvo hasta que en marzo de 1938 la brigada fue incorporada a la 3ª división de Manuel Tagüeña con la misión de detener el avance de las divisiones italianas en las montañas de Teruel entre Alcañiz y Morella. Las unidades republicanas tuvieron que ir cediendo terreno y se vieron obligadas a repasar el Ebro. Gervasio lo hizo por Tortosa. Tres meses más tarde volvió a cruzarlo por la zona de Ribarroja dentro de la ofensiva republicana del Ebro. Fueron meses muy duros por los combates desiguales contra un enemigo cargado de aviones, artillería y municiones.
Durante la batalla le llegó la noticia de la muerte de su padre         -enrolado en un grupo de dinamiteros- en el Paseo de San Vicente de Madrid, víctima de una bala perdida procedente de la Casa de Campo. Gervasio había ido progresando en su carrera militar de modo que al final de la batalla del Ebro ya era, con s 17 años, sargento. Y todavía tuvo tiempo para preparar un curso en una Escuela Popular de Guerra para acceder al grado de teniente.
Pero los acontecimientos se precipitaron y la vuelta a su unidad le pilló en pleno retirada de las fuerzas republicanas hacia la frontera francesa. Tras pasar por Figueras y detenerse unos días en Espolla, atravesó la frontera hispano-francesa el 9 de febrero por las montañas, quizá por el  coll de Banyuls, el mismo por el que lo hicieron las tropas de Líster.
Después comenzó un largo periodo de persecución por parte de las autoridades francesas, que lo metieron en los campos de Argelés-sur-mer, Saint Ciprién y Barcarés. El inicio de la guerra hizo posible su incorporación a una compañía de trabajo en la que Gervasio no percibía remuneración pero gozaba de alguna libertad de movimientos.  Estuvo trabajando por toda Francia al servicio de las autoridades francesas y después de las fuerzas alemanas de ocupación, pero esto no impedía el trabajo de organización política y de resistencia. Finalmente fue enviado por los responsables del PCE para reforzar la lucha de los jóvenes en la zona de los Pirineos franceses.
En mayo de 1943 se le encomendó volver a la lucha clandestina en España, volviendo a cruzar la frontera por la misma zona por la que la cruzó 4 años antes. A partir de entonces la vida de Gervasio se convirtió en una similar a la que miles de militantes comunistas llevaron para mantener la llama de la resistencia contra la dictadura fascista. Dos veces fue detenido y encarcelado en las prisiones de Sevilla y Burgos. Al salir de la cárcel volvía impertérrito a la lucha contra la dictadura, gracias a lo cual ésta comenzó a quebrarse a principios de los años setenta. Ya en la precaria democracia conseguida Gervasio trabajó por la dignificación de las  víctimas de la dictadura y de los luchadores antifranquistas. Su mejor legado: la Asociación de ex-Presos y Represaliados políticos Antifranquistas, de la que fue Presidente durante muchos años. También colaboró en la formación de la Asociación de las Brigadas Internacionales en 1990 y posteriormente, en 1995, de la AABI, de la que fue vice-presidente.
En 2011, queriendo dejar constancia a la gente joven de su larga lucha por un mundo mejor, publicó un libro de memorias titulado “Palomas tras las rejas”.  Marcos Ana, su compañero y amigo, dijo de él que “su vida está jalonada por una riqueza vital en defensa de los valores de la libertad.” En noviembre de 2012, con una salud ya muy precaria, le hicimos un homenaje en el Ateneo de Madrid del que se pueden ver algunas imágenes en este 
Finalmente, su cuerpo no ha podido resistir más (su mente seguía fuerte) y el día 15 de agosto, a sus 92 años, Gervasio nos ha dejado, pero también nos ha dejado su ejemplo de lucha valiente y porfiada por un mundo más libre y más justo. Sigamos su ejemplo.
¡Salud Gervasio, hasta siempre!

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