martes, 19 de julio de 2011

Después de 75 años miles de paseados esperan en las cunetas a ser exhumados

Se han abierto 21 fosas con 38 cuerpos, únicamente el 10% de la cifra ‘oficial’ de asesinados



La apertura en el verano del año 2000 de la fosa de ‘Los trece de priaranza’, en la imagen, supuso el comienzo de la ARMH y de las exhumaciones de los asesinados en la Guerra Civil. GAZTELU


F. Labarga/ Ponferrada 18 Julio 2011

Cuando se cumplen 75 años del levantamiento militar del ejército comandado por el general Franco el número de cadáveres diseminados por las cunetas y caminos de la provincia es estremecedor, pues el número de cuerpos exhumados hasta el momento por la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ARMH, desde su fundación en el año 2000 se eleva a 140, una cifra muy alta, teniendo en cuenta que cada uno de esos cuerpos corresponde a una persona asesinada, pero exigua si nos atenemos a las estimaciones que baraja la propia ARMH, según las cuales sólo representa en torno al 5% del número real de paseados, cuyo número se aproximaría a los 3.000 asesinados en la provincia de León. 
Para llegar a ese cálculo, meramente estimativo, los responsables de la ARMH han tomado como modelo la comarca de El Bierzo, donde nació la asociación de la mano de Emilio Silva y Santiago Macías, y donde el número de paseados que aparecen como tal según diversos indicios y anotaciones inequívocas en los libros de los registros de los municipios de la comarca, es de 386, de los cuales han sido recuperados 38, menos del 10%. Lo que no cuadra es que la mitad de los cuerpos exhumados no se pertenecen a personas que aparezcan como paseadas en los registros.
Eso es lo que ha llevado a los expertos a estimar que la cifra de paseados puede ser el doble de la que figura aceptada como ‘oficial’, ya que oficial no hay nada puesto que hasta el momento ninguna administración pública ni judicial se ha interesado mínimamente en la recuperación y clasificación de los asesinados, tal y como recuerda el cofundador de la ARMH Santiago Macías, quien aporta un dato altamente significativo al respecto: en los registros de El Bierzo sólo aparecen dos mujeres paseadas, cuando en realidad el número de paseadas habría que multiplicarlo por 7 o por 10.
Uno de los problemas para calcular el número de desaparecidos en la provincia es que el censo oficial fue realizado por una asociación, Aerle, distinta a la ARMH, que no ha difundido los datos que obtuvo de su estudio, pese a haber sido financiado con fondos del Ministerio de Presidencia.
En cualquier caso, en la provincia han sido abiertas hasta la fecha 42 fosas, 21 de ellas en El Bierzo, y los restos exhumados corresponden a 140 personas. Admitiendo que esa cifra supone tan sólo el 10% de los registrados y que los registrados son la mitad o menos de los que realmente fueron paseados, hablar de 2.800 ó 3.000 asesinados no es una temeridad.
La frialdad de los datos no debe esconder el horror de los hechos: cada número corresponde a un ser humano: Casimiro Rodríguez, vecino de Argayo, en Páramo del Sil, fue asesinado el 22 de julio de 1.936. Fue el primer berciano paseado. Sus restos yacen en algún punto indeterminado del término de Fabero. Florentino Abella, de San Pedro Mallo, fue asesinado y enterrado en el término de Matarrosa del Sil en septiembre de 1938. Fue el último paseado, siempre según los registros.
Entre medias, miles de asesinatos. Cuando esto ha pasado en otros países lo llaman genocidio o crímenes de lesa humanidad y jamás prescriben. Sin embargo, aquí no sólo han prescrito, sino que, salvo unos ciudadanos a título particular, nadie se ha preocupado siquiera de rescatar los restos para identificarlos y retirarlos de las cunetas y de los caminos.
Uno que sí lo intentó en su día fue el juez Baltasar Garzón, pero con tan escaso éxito que a él le costó su carrera judicial y el propio estado español ha visto seriamente comprometido su prestigio internacional como adalid en la defensa de los derechos humanos y a la persecución de los genocidios y delos crímenes contra la Humanidad.
Reivindican un banco de ADN
Pese a que la ARMH lleva ya once años de arduo trabajo, lo cierto es que en El Bierzo ha abierto hasta la fecha 21 fosas y rescatado los restos de 38 cuerpos, y en el resto de la provincia estamos hablando de proporciones similares, lo que indica que aún queda casi todo el trabajo por hacer.
Sin ir más lejos, el próximo objetivo de la asociación es abrir, si todo va según lo previsto en agosto, una fosa situada en Joarilla de las Matas en la que yacen los restos de 22 vecinos de Sabero asesinados en noviembre de 1937. Los trabajos preliminares de identificación de los terrenos ya han comenzado, pero existen serias dificultades, porque se han trazado nuevos caminos y por la zona cruzan canales de riego, lo que ha provocado una importante modificación del terreno con la supresión de importantes elementos de referencia, según observa el vicepresidente de la ARMH, Marco González.

El programa de exhumaciones de la asociación para este verano se completa con varias actuaciones en la comarca berciana, donde pretende abrir sendas fosas en Pardamaza y Toreno y efectuar prospecciones frente al cementerio de Toreno y en Hornija, así como confirmar la existencia de otra fosa en La Barosa, en la cuesta de Lago de Carucedo. 
Ya entrado el otoño, acometerá la apertura de otras dos fosas, una en Villanueva de Valdueza y otra en San Esteban de Valdueza. En cada una de ellas está enterrada una persona, pero lo verdaderamente espeluznante es que son padre e hijo, ambos vecinos de Villanueva.
Con todo, la gran asignatura pendiente en la provincia de León es la apertura de la gran fosa o conjunto de fosas de La Cenia, en la que podría haber 200 ó 300 paseados de diversa procedencia. Sin embargo, según confiesa Marco González, con los medios de que dispone en estos momentos la ARMH en su laboratorio de identificación de restos en Ponferrada es imposible de todo punto acometer su apertura.
Para realizar ese ingente trabajo con un mínimo de garantías de poder identificar los restos allí enterrados habría que efectuar pruebas de ADN, guardar los resultados en un banco de datos y cruzar dichos datos con un registro de familiares de desaparecidos y paseados. Parece complicado. Y sin embargo es exactamente lo que se ha hecho en países como Argentina, Chile o raíz de la guerra de Kosovo.
Aquí en España acometer una identificación similar no sería especialmente difícil, pues el Ministerio de Justicia ya posee un programa informativo denominado CODIS, similar al que utiliza el FBI y el resto de policías europeas, que no es otra cosa que un banco nacional de datos de ADN capaz de cruzar los datos de ADN de las víctimas con los del código genético de sus familiares.
El programa CODIS ha sido ofrecido para colaborar en la identificación de las familias a los llamados niños robados del franquismo, pero no se sabe nada de un ofrecimiento similar para las víctimas mortales de la Guerra Civil.

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