Los volvieron a matar, los fusiles sonaron de nuevo en el vacio brutal de la represión, de la tortura, del miedo, del olvido, de la memoria. Los mataron de nuevo, los asesinaron y el pañuelo rojo de la madrasta entristecida volvió a volar en el viento nocturno de La Isleta.
Los 5 fusilados de San Lorenzo |
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