miércoles, 11 de junio de 2014

“Me cuesta imaginar que sus verdugos no sintieran compasión”

María Ángeles Palau Masip, nieta de un deportado, clama contra el olvido

a1_457

F.J.M. Mauthausen (Austria)


 Diario de Teruel, 09/06/2014
El viaje al campo de concentración austriaco que organiza todos los años la Asociación Amical de Mauthausen incluye diferentes homenajes en aquellos lugares donde los republicanos españoles padecieron el azote de los nazis.
El viaje al campo de concentración austriaco que organiza todos los años la Asociación Amical de Mauthausen incluye diferentes homenajes en aquellos lugares donde los republicanos españoles padecieron el azote de los nazis. Familiares de las víctimas recuerdan a sus seres queridos y comparten con el resto de asistentes sus sentimientos para clamar contra el olvido ahora que quedan ya pocos supervivientes.
Uno de los lugares donde se hacen estos homenajes es la estación de tren de Mauthausen, donde llegaban los deportados. Hoy la vieja estación ya no existe y en su lugar se levanta un edificio moderno, pero en aquel mismo sitio bajaban de los trenes los republicanos sin saber que habían llegado al mismísimo infierno.
Una de esas personas fue Fernando Masip. Llegó allí el 27 de enero de 1941 en un convoy con 1.472 españoles más, de los cuales un 71% murieron, entre ellos él. Su nieta, María Ángeles Palau Masip, junto con su madre (hija del deportado) y otros familiares, viajó este año a Mauthausen para rendirle homenaje.
“Fue una buena persona, con ilusiones y proyectos, amante de su familia, de sus amigos, de su trabajo”, recordó la nieta. Su delito fue conducir una ambulancia, salvar vidas, y las guerras le llevaron allí. “Me duele imaginar lo duro que para todos ellos sería su viaje y su estancia aquí, el frío, la humedad, el hambre, la sed, el dolor,… y el miedo, ¡cuánto horror!”, dijo durante el homenaje en la estación.
La nieta de este deportado republicano reconoció asimismo que le costaba imaginar “que sus verdugos no sintieran un poco de compasión por esas personas que sufrían y sufrían”. Recordó que su abuela Petra jamás dejó de hablarles de su abuelo y le enseñó a mantener vivo su recuerdo, que hoy pasa de generación en generación. “Logró que estuviera siempre presente en nuestras vidas”, comentó, y alentó a todos a mantener vivo el recuerdo de estas personas, además de “luchar por sus valores y de gritar muy fuerte: ¡Nunca más!
http://www.diariodeteruel.es/noticia/48919/me-cuesta-imaginar-que-sus-verdugos-no-sintieran-compasion

No hay comentarios:

Publicar un comentario