miércoles, 11 de septiembre de 2013

Golpe de estado en Chile 1973


Presidente Salvador Allende en el palacio de la moneda



Septiembre 2013

El golpe de Estado acaecido en Chile el 11 de septiembre de 1973, fue una acción militar llevada a cabo por la Fuerzas Armadas y Carabineros, para derrocar al presidente socialista Salvador Allende y al gobierno izquierdista de la Unidad Popular. A ello le precedió, un período de alta polarización política y convulsión económica y social. Los militares contaron con el apoyo de la derecha política y también de un sector del Partido Demócrata Cristiano.
El golpe fue planeado inicialmente por un sector de la Armada de Chile, con el apoyo de los Estados Unidos.[3] Posteriormente, se agregaron generales de los altos mandos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros. El comandante en jefe del ejército, general Augusto Pinochet asumió la dirección del complot. También hubo influencia de parte de varios grupos de poder nacionales e internacionales, entre los que destaca el presidente Nixon,[4] [5] [6] el vicepresidente de EEUU, Gerald Ford, George H. W. Bush y la CIA.[7]

La existencia de intervención extranjera en Chile se enmarca en un contexto mundial en que Estados Unidos consideraba como prioritario impedir el avance del marxismo y el socialismo en América Latina. Sin embargo, considerando la polarización política local y el desempeño del gobierno de la Unidad Popular, no existe consenso académico sobre si dicha intervención (expresada fundamentalmente en apoyo económico a medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones opositores) jugó o no un papel determinante en el desarrollo de los acontecimientos.
Nixon, apenas asumido, ordenó derrocar a Allende mediante el Proyecto FUBELT, más conocido como Track II.[8]
Una serie de documentos desclasificados de la Casa Blanca publicados en 2009 revelaron que Nixon, durante su gestión, ofreció dinero y ayuda discreta al dictador brasileño Emilio Garrastazu Médici para influir a las fuerzas armadas chilenas con el fin de derrocar a Allende.[9]
De acuerdo con papeles oficiales secretos divulgados por la organización no gubernamental National Secret Archives, Nixon le preguntó a Garrastazu Médici, en un encuentro en la Casa Blanca el 9 de diciembre de 1971, si los militares chilenos eran capaces de derribar a Allende, a lo cual Garrastazu le respondió que sí y "dejó claro que Brasil estaba trabajando con ese objetivo".[9]
Bombardeo del palacio de la moneda


Quienes apoyan al golpe de estado lo denominan pronunciamiento militar, entendiéndolo como un pronunciamiento o deliberación natural de las fuerzas armadas respecto de situaciones históricas nacionales. Los detractores de los acontecimientos lo califican de golpe militar. Ambos conceptos se corresponden con lo que la teoría política denomina golpe de Estado.


La Cofradía fue un núcleo importante en la conspiración para preparar el golpe de Estado contra Salvador Allende.[10] [11] Todos sus miembros ocuparán cargos relevantes en el Régimen Militar. Tanto dentro de él o desde fuera. Las reuniones se efectúan a manera de comidas rotativas en casa de cada uno de los miembros. Todos, tanto civiles como militares, tendrán activa participación en la sedición contra el gobierno de Salvador Allende, en desatar el golpe y durante la dictadura. La coordinación de la intervención se centró en Viña del Mar, como lo afirmaría después el general Carlos Prats en The Times de Londres:[12]
"Fue allí en Valparaíso donde los oficiales comprometidos en la conspiración se reunieron en secreto con un oficial de marines estadounidense, el mismo que después mantendría contactos con el almirante José Toribio Merino, Jefe de la Armada en Valparaíso e integrante de la Cofradía Náutica del Pacífico Austral, ente primigenio del golpe. Ese hombre era el teniente coronel Patrick Ryan de la Oficina de Inteligencia Naval "
Richard Nixon, presidente de Estados Unidos
Richard Nixon, presidente de Estados Unidos durante el golpe de Estado de 1973.
La misma Agencia de Horman citaría dos años más tarde estas reuniones entre personal diplomático y naval norteamericano con los sediciosos chilenos.
"Varios agentes de la CIA que operan en Chile están implicados en las actividades de grupos abiertamente sediciosos, sin que esté libre de sospecha el embajador Nathaniel Davis, quien estuvo en Guatemala en el período en que asesores diplomáticos y militares ayudaron a organizar grupos terroristas fascistas como La Mano Blanca, Nueva Organización Anticomunista y el Consejo Anticomunista de Guatemala, que asesinaron a miles de estudiantes, trabajadores y campesinos"
Agencia FIN[13]
En los días posteriores a la estrecha elección de Salvador Allende como presidente de Chile el 4 de septiembre de 1970, Henry Kissinger sostuvo una serie de conversaciones telefónicas urgentes[14] sobre “cómo hacerlo” en Chile. No permitiremos que Chile se vaya por el alcantarillado, le dijo Kissinger en una de esas llamadas al director de la CIA, Richard Helms. Estoy contigo, le respondió Helms.
Fue el 15 de septiembre, durante una reunión de 15 minutos en la Casa Blanca a la que asistió Kissinger, cuando el presidente Nixon instruyó al director de la CIA, Richard Helms, de que la elección de Allende era inaceptable. Fue entonces que ordenó a la agencia actuar con su ya conocida frase "Haremos chillar a la economía Chilena", como lo registró Helms en sus apuntes.
La CIA lanzó una campaña masiva de operaciones encubiertas –primero para impedir que Allende asumiera el gobierno, y cuando esa estrategia fracasó, para minar su gobernabilidad. Nuestra principal preocupación en Chile es la posibilidad de que [Allende] se consolide, y que su imagen ante el mundo sea su éxito, dijo Nixon ante su Consejo de Seguridad Nacional el 6 de noviembre de 1970, dos días después de que Allende iniciara su gobierno.
Para preparar el golpe, Estados Unidos "estranguló" la economía de Chile, como dijo Henry Kissinger. En apuntes de puño y letra del director de la CIA, Richard Helms, tomados en reuniones con Nixon, en 1970 este ordenó hacer "chillar" a la economía chilena.[15]

Huelga de los camioneros


Los bancos congelaron créditos y el gobierno congeló la ayuda económica. El Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales dominadas por Estados Unidos cancelaron préstamos. La ITT formó un comité de representantes de corporaciones estadounidenses para fraguar una estrategia contra Allende, de la mano con la administración Nixon. Mandaron agentes de la CIA a sabotear la economía y fomentar un movimiento de oposición contra el gobierno de Allende, como la huelga de camioneros que paralizó el sistema de transporte.

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